Introducción.

Mi vida solo era un pequeño remolino sin fin lleno de los trágicos recuerdos y falsas esperanzas que me hacían recordar la cruel realidad de la cual yo fui y era partícipe.

No había día alguno que dejara de sentir todos aquellos absorbentes sentimientos de prepotencia, ira y tristeza que se acumulaban con el pasar de los años en lo más profundo de mi ser, dejándome una profunda cicatriz en mi corazón.

Si tan solo las cosas no hubiesen pasado de aquella particular manera, tal vez todo lo que sentiría y lo que había sufrido solo fuesen parte de una obra de ficción.

Tal vez no habría la necesidad de vestir a diario con mi prenda favorita: La máscara que con solo una de mis mejores sonrisas ocultaba lo tan destruida y sola que me encontraba por dentro.

Ninguna persona u otro podía entenderme en lo más mínimo, pues para mí la empatía era solo un pensamiento utópico, algo en que solo las personas que viven dentro de su nube podían creer. O eso pensaba hasta que apareciste tú.

Puede que halla sido una simple casualidad o tan solo una obra del destino que quiso que aquel lejano día de primavera cruzaramos caminos de la forma más impredecible.

No puedo negar que fue inevitable perderme en esos bellos ojos más claros que el mismo cielo y dejarme hipnotizar por aquella alegre sonrisa, cual años después me salvaría de mi perdición más de una vez.

Desde aquel momento algo dentro de mi floreció hasta tal punto de considerarte la persona más peligrosa para mi, solo por el simple hecho de apreciarte tanto que era imposible no poder dejarte.

El tiempo tuvo que pasar y mis sentimientos aclararse a tal punto de darme cuenta que a tu lado yo siempre estuve, estoy y estaré eternamente bendecida.