Hola! El presente fanfic es para Yue-black-in-the Ai va a ser su cumpleaños y yo estaré ocupadita por esos días por eso será un regalo de pre-cumpleaños.

Espero te guste.

Los personajes son de Hidekaz yo solo lo tomé prestado. Relación humano x País


Hoy sería un día muy especial, pasaría a ver a la personita más hermosa de todas las mujeres o por lo menos es lo que recuerdo de ella y todavía conservo.

Se suponía que iríamos a un campo de girasoles, disfrutaríamos del aroma de las flores; empezando con juegos amorosos y así nos divertiríamos. Claro… se "supondría".

La quería mucho y ella a mí. Un simple militar que cumplía con su deber. Ella se volvió una pequeña parte en mi vida. En una parte la cual me marcó en la piel con su simple existir.

El día que desapareció, mi ansiedad al quererla encontrar era mucha, me preocupaba el verle sola por las calles con el frío abrumador, tal que su calidez quedara en el olvido. Mandé a miles de personas a buscarla, no quería que nada le ocurriese y si era eso yo moriría. Y eso hice. Puse papeles de su imagen indicios de que si se la topaban me la trajeran; no faltó esas falsas personas que se hacían pasar por ella. Con sus pésimas actuaciones que me rompían cada vez más y más el corazón. El no estrecharla entre mis brazos, besar su frente. Me dolía. Me dollió más cuando la encontré.

Porque los días pasaban y yo no sabía de su ubicación. Me di por vencido y cuando sucedió. Ella… ella yacía en el suelo, sin respirar, con frío en cada extremidad, en cada lugar de su cuerpo, no se movía. Lágrimas salían como misiles que en segundos estrellaron. Hubiera preferido nunca encontrarla. Ya no sonreía, ya no me abrazaba, ella cambió, ella prefirió observarme desde el firmamento, dejando este mundo, abandonando su cuerpo, dejándome.

Lo que siempre conservaría de ella, sería su fotografía, al lado de su familia, aquella familia llena de abundancia, lujos y sobre todo enemigos. Yo la protegería pero no pensé que la tierra donde caminaba, se la tragara. Para devolver la sin vida.

Llegué al lugar del que contenía su alma. Sonreí un poco y puse unos girasoles a su lado.

-No sé si me estés escuchando, pero, hoy es tu cumpleaños y te traje este obsequio, espero te agrade. Natalia, sigue pidiéndome matrimonio… yo solo le digo que se vaya, lo que ella no sabe es que yo ya me casé, jeje… y me casé, con tu recuerdo, con tus emociones y acciones. Yo me casé contigo Anya, te amo. Nunca lo dejaré de hacer, así que por eso no puedo aceptar su propuesta. Porque aunque no me lo creas, tú eres única, tú eres especial… tú eres… tú eres mi girasol, eres la flor que protegería del frío que hace dentro de mí, eres con quien me pelearía hasta con mis jefes para solo estar contigo, eres... Anastasia Romanov. Y cuando regreses, volvámonos a casar, vuelve a ser aquella chica coqueta, esa hermosa mujer y la amable persona que siempre fuiste ¿vale? Hasta que ese día llegue. Yo te esperaré. No importa cuanto tardes, yo lo haré -besé y abracé aquella lápida helada que conservaba su nombre, una brisa me indicó que ella también me abrazaba, permanecí un rato así hasta que nos separamos, me levanté dando unos pequeños pasos, giré mi cabeza y luego mi cuerpo. Me acomode mi bufanda, mañana al igual que hoy, iba a volver, como ella lo hará- do svidaniya… girasol.