Hola,!, es mi primer fanfic, espero les guste, si es así dejen comentarios si no, también, pero no sean crueles XD

Trataré de actualizarlo lo mas pronto posible.

Los personajes Tomoe, Ikusagami, Akura no me pertenecen si no a Suzuki Julietta.

Elifh y Ruiken si son de mi autoría.

Elifh. Tiene 17 años, es de cabello rojo carmín, largo hasta debajo de los hombros, ondulado, ojos azules y tez clara (pero no tanto como la de Tomoe n.n)

Ruiken. (rey del templo del fuego) Edad indefinida (ya es grande, aunque no lo aparenta n.n) cabello negro y corto, tez clara, ojos negros.

El final del camino

-Ninguna humana le hace esto al rey de las tinieblas!. gritaba furico Ruiken. Planeaba tomar como esposa a la hija del rey del norte, Elifh a quien había conocido en el último festival de otoño, era tan hermosa, cabello rojo carmín, tan intenso como el fuego más abrazador pero ligero y ondulado como la brisa más cálida, su aroma, recordaba a un atardecer en verano. Pero sus ojos, esos ojos en verdad trastornaban, podían ser tan tiernos, sinceros y amables pero también tan duros y fríos como lo había averiguado aquella noche en la que le aviso que seria su nueva esposa.

Fue un aviso, lo había decidido desde aquella noche en que la vio y días después fue a su castillo

-He decidido que su hija tendrá el honor de ser mi esposa. Ella, encolerizada no podía creer tal atrevimiento y ante la sorpresa y silencio de su padre por tan repentina proposición no pudo evitar hablar.

-No me casaré con usted, no lo conozco ni me interesa hacerlo, si es capaz de tomar este tipo de decisiones de manera tan ligera no quiero pensar como será siendo mi esposo.

No se pudo creer lo que escuchaba, ¿como una humana se atrevía a dirigirse de ese modo tan insolente?, y no solo eso, negarse a sus deseos.

-Piénsalo mejor hermosa. Le dijo de manera amenazante mientras tomaba su rostro por la barbilla.

-No amenace a mi hija!. Espeto su padre quien rompió de su silencio.

Ya había tolerado demasiado, ¡¿quienes se creían esos humanos?!. Volteo y tomo al hombre por el cuello, este, se agitó fuertemente sin conseguir nada. Lo dejo caer sin vida ante los ojos de Elifh.

-Vendrás conmigo. Dijo mientras le daba la espalda y ordeno a sus guardias llevarla.

/ Elifh /

No lo podía creer, mi padre estaba muerto, y por mi culpa, todo había pasado tan rápido y no recuerdo lo que sucedió después de eso, solo me recuerdo ya lejos de mi hogar, en un lugar desconocido con destino igual de desconocido, estar en una carroza rodeada por dos guardias. De pronto todo paso nuevamente por mi cabeza y entendí lo que pasaba, ¿Qué podía hacer?, ese hombre no se tentaría el corazón para matarme y eso seria el menor de mis males, si me dejaba vivir no quería imaginar cuál seria mi vida, no podía ir con él, tenía que escapar de cualquier forma. De repente toda mi frustración, enojo, tristeza y miedo se juntaron en una explosión de adrenalina, no sé cómo pude hacerlo pero tome la espada de uno de los guardias que estaba a mi lado, con ambas manos la clave en el estómago del otro y volví con el primero clavándole de igual forma la espada, un grito ahogado fue lo único que se oyó. Abrí la puerta y con la carroza en movimiento, ya sin nada que perder, salte, rodé por el camino, casi fui aplastada por una carroza que venia atrás, logre pararme y corrí hacia el bosque, tenía que huir, a donde sea pero lejos de ahí. Corrí y corrí sin pararme, sin soltar la espada, no mire atrás, sabía que me seguían pero no estaba dispuesta a dejárselo tan fácil, si me atrapaban yo misma me mataría. Segui corriendo y en medio de la oscuridad no percate de que frente a mí estaba un acantilado. Ya no pude parar, caí y creí que ese seria mi fin.

Caí en el agua, era una corriente muy fuerte, me estaba ahogando, pero también estaba dejando atrás a aquellas personas, me deje llevar por la corriente intentando tomar la mayor cantidad de aire que podía cuando lograba salir a la superficie, era muy difícil, el agua aumentaba de velocidad, mi vestido se desgarró por completo entre las ramas o rocas que había y cuando sentí estaba cayendo nuevamente, esta vez seguramente era una cascada

Perdí el conocimiento y cuando me desperté ya había amanecido, estaba a la orilla del rio, con pedazos de lo que quedaba de mi ropa y muy adolorida, tenía una herida grande en la pierna y otras más en mis brazos y cara. Me levante, tenía que alejarme del rio pues seria ahí donde me buscarían primero, si es que lo hacían. Camine adentrándome en el bosque hasta que los mareos por la fiebre mi hicieron perder el conocimiento otra vez.

-Vallan a la capital del norte y acaben con toda persona que encuentren en el castillo!.

-Por qué quieres hacer algo como eso?, tanto te enfureció que aquella chica te rechazara?. Dijo Akura de manera traviesa y con una sonrisa cínica. Tomoe estaba recargado en una columna en la oscuridad de la habitación sin decir nada.

-No estoy para estúpidas bromas, vallan y hagan lo que digo!, esos humanos entenderán que no deben meterse conmigo!.

-Ooh, esta bien, vamos, Tomoe hay que despejarnos un poco. Dijo señalándolo, juntos salieron del lugar.

-Recuérdame por qué tenemos que obedecer a ese estúpido. Dijo Tomoe. -Porque es un estúpido muy importante al que debemos hacer que confié en nosotros, y cuando menos lo espere le robaremos su puesto y su ejercito. Dijo Akura con una sonrisa mientras se colocaba los brazos en la nuca mirando al cielo.

-Podemos hacerlo ahora, por qué esperar?.

-Calma amigo mío, confiá en mí, cuanto menos alboroto hagamos para poner en nuestra contra a su ejercito, mejor será, es un importante paso, valdrá la pena este favor.

-Envió a ese par de demonios?.

-Así es, no quiero que esto parezca una venganza, prepárense para que cuando ellos estén por terminar lleguen a tiempo para salvar lo que quede de esa ciudad. La quiero en mi poder. Dijo Ruiken mientras tomaba su copa de vino.(-Esa mujer pagara por lo que me hizo, mataré a toda su familia y tomaré el control de su reino, después la encontraré, la haré mía las veces que quiera hasta que me canse y después la mataré).

/ Tomoe /

Era una molestia ir hasta la ciudad del norte solo para acabar con un castillo, esperaba encontrar al menos algo de resistencia si fuera posible para que valiera la pena el camino.

Como lo sabía fue demasiado sencillo la toma del castillo. Pero fue grande mi sorpresa cuando mientras aun estaba en la aldea apareció de la nada Ikusagami. Intente oponerme pero destrozo mi espada de un solo choque, con el segundo ya me había provocado un corte profundo en el pecho, si no fuera porque la mujer con la que me encontraba logró distraerlo y pude huir probablemente hubiera acabado conmigo ahí mismo. Al salir abría gran alboroto en todas partes, la gente estaba esperándome afuera, Akura no estaba por ningún lado, tuve que escapar hacia el bosque (-Yo, escapar!) y apenas podía mantenerme en pie. Por primera vez vi mi propia sangre y en grandes cantidades. No podía creerlo, ¿moriría a mano de débiles humanos?!. Llegue hasta un risco, no había salida, no podía luchar, todo se estaba volviendo borroso, solo me quedaba saltar y lo hice.