Tom Riddle y las tarjetas de visita
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Un nuevo objetivo en el terrible plan de Voldemort para dominar el mundo: hacerse con unas tarjetas de visita…
Sino te ríes con este fic, estás bajo la maldición Imperius.
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1.- Las lechugas de Snape
Albus Dumbledore se estaba hurgando la nariz, en su despacho, cuando una lechuga (que no lechuza) entró volando por la ventana abierta.
- Ah –exclamó Albus-, mi pedido de la verdulería.
Pero cuando se acercó y se agachó para agarrar la lechuga, vio que llevaba un pergamino atado.
- Debe ser publicidad de una nueva tienda.
Y es que, en el mundo mágico, es habitual que los tenderos manden una muestra de sus productos por correo aéreo. Una ley del Ministerio de Magia prohíbe este tipo de publicidad por parte de ferreterías y empresas de jarrones.
Albus desenredó el pergamino con un encantamiento cortador, también llamado: tijeras.
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El pergamino decía así:
Hola,
Parece que estás escribiendo un pergamino. ¿Quieres la ayuda de Clipo?
Soy . (No, es muy evidente…) Soy Severus S. (ahora…)
Soy Severus Snape (¡Sopas! ¡Se me ha escapado! Bueno, da igual…).
Sigo con las misiones secretas que me encomendó: vigilar de cerca al El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado, y recogerle a usted la ropa de la lavandería…
Entonces llamaron a la puerta del despacho.
- ¿Quién es? –preguntó Dumbledore, guardándose el pergamino.
- Soy yo.
- ¡Que manía tiene la gente con soy yo! Ya sabemos que eres tú, ¿pero tú quien eres…?
La puerta se entreabrió.
- Harry Potter, señor…
- Ah, Harry, pasa… ¿Qué te trae por aquí?
- Mis piernas y mis pies.
- Excelente, excelente… usa tu trasero y siéntate. ¿Ocurre algo, Harry?
Harry entró y se sentó en la silla, ante la mesa del director.
- Le venía a preguntar por mi capa de invisibilidad.
- Ahá… ¿Qué le ocurre a la capa?
- Que me la pidió usted y dijo que me devolvería y…
- Hum… ¿Hay enojo en tu corazón, Harry?
- No, señor, sólo que… verá, he estado hablando con Hermione y con Ron, y bueno, nos preguntábamos para qué necesitaba usted la capa. Ya que usted no precisa de ella… ¿usted puede volverse invisible, no?
- Efectivamente. Soy capaz de volverme invisible y también puedo volverme de color verde…
Harry levantó las cejas. ¿Tenía eso alguna utilidad?
- Sólo necesito tomarme algunas ostras en mal estado –terminó Dumbledore-. Pero volviendo a la capa, no era para mí.
- Lo sé.
- ¿Lo sabes?
- Es eso lo que me preocupa. Sabemos que era para el profesor Snape.
Ahora fue Dumbledore quien enmarcó sus ojos bajo unas cejas de sorpresa. Las cejas de sorpresa las había adquirido en eBay.
- Hoy –explicó Harry-, en clase de Pociones, el profesor Snape se ha olvidado quitarse la capa de invisibilidad. Sólo se le veían los zapatos, y las manos cuando las agitaba…
- Entiendo –dijo Dumbledore juntando las yemas de sus dedos ante su rostro-, y entonces él os ha dicho que llevaba puesta la capa, ¿verdad?
- Er…
- El profesor Snape precisa de tu capa, Harry. Es todo cuánto puedo decir.
- ¿Pero…Para qué?
Dumbledore se levantó. Agarró su varita, que había estado en un rincón de la mesa, firmando autógrafos sobre fotos de Dumbledore, y se dirigió con ella a su pensadero. Extrajo unos intrincados pensamientos mientras decía:
- 4, 8, 15, 16, 23, 42. Mi combinación de lotería, a ver si esta semana me toca algo, aunque sea el reintegro y puedo comprarme unos calcetines nuevos.
- ¿Señor?
Dumbledore se sobresaltó.
- Ah, Harry, aún sigues ahí… sí, querido, puedes llevarte la lechuga que hay en mi mesa, si gustas. Disfruta de ella durante las vacaciones…
Harry se sintió echado del despacho del director. El detalle que Dumbledore en persona lo empujase hacia la puerta, no ayudó a que se sintiera mejor.
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De nuevo solo, Dumbledore saco el pergamino que le había enviado Snape y siguió leyendo:
… y recogerle a usted la ropa de la lavandería. Esto me pareció ofensivo, y más, cuando tuve que pagar yo la factura. Le pregunté al tendero qué diablos era ese artículo X que tanto suavizante precisaba. ¿Sabía usted que dispone de una capa de invisibilidad? He hecho algunas pruebas con la capa, no se preocupe, nadie sabe que dispongo de ella. Con esta capa podré estar cerca de El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado incluso cuando él crea que no estoy. Acaba de decirme que saldrá por la tarde, me apresado a decirle que yo tenía hora en la peluquería (el muy iluso se lo ha creído). Así que me pondré la capa y le seguiré…
En la próxima lechuga le informaré de donde va y qué hace.
Atentamente
S.
-Continuará-
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Sí, amigos, vuelve el fic de las aventuras del niño mago más famoso de todos los tiempos: ¡Tom Riddle!
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