¡Hola!
Estoy aquí con un nueva historia de esta pareja que tanto amo, esta idea se me ocurrió mientras intentaba continuar mi otro fic e impulsada por el simple pensamiento de "¿qué tal si…?" evolucionó hasta lo que les he traído.
En realidad no sé qué futuro esperar para esto, así que lo iré descubriendo junto a ustedes en el camino.
Disclaimer: La serie no me pertenece, sólo uso a sus personajes porque amo escribir sobre ellos.
N/A: Para que tengan buena lectura, este capítulo está narrado por Sesshoumaru.
~ Cindy Elric ~
Capítulo 01
Sesshoumaru: Apuesta
Humanos… tan insignificantes e inútiles, nunca he entendido su propósito en este mundo, ¿para qué están aquí? Son sólo estorbos, basuras víctimas de aquello que llaman emociones… por favor, que cosa más innecesaria, si hay algo más inútil que los humanos es eso que llaman sentimientos…
Amor, ¿qué es eso? Nada importante, nada esencial…
Un claro ejemplo de eso era el supuesto amor que sentía el inútil de Inuyasha con esa sacerdotisa, ¿cuál era su nombre?
Kikyo.
Decía amarla y ella a él, pero bastaron unas simples mentiras para derrotar aquella ilusión, Naraku no hizo más que montar un engaño y ellos cayeron en el, hiriéndose, traicionándose, destruyendo aquello que juraron profesar, ese estúpido sentimiento que no es más que un espejismo de mentes inferiores.
Y ahora llegas tú, una inútil humana tratando de darme lecciones de vida, queriendo engañarme, embaucarme con esa inútil mentira, sabes que no lo lograrás fácilmente, que no te lo permitiré nunca pero aun así insistes, con tus malditos ojos sobre mí, esos ojos que siempre he odiado… tú te atreves a encararme y cuestionarme el porqué de mi indiferencia hacia la vida humana, el porqué de mi desinterés por el bienestar de este niño que está en peligro y que insistes en salvar.
Te miro enfadado, con hielo en los ojos, pero pareces ignorarme porque después de tres intentos logras alcanzar a quien casi cae por un acantilado, lo abrazas calmando su molesto llanto, le sonríes logrando tranquilizarlo, yo sólo me limito a observarlos, hasta que tus ojos vuelven a chocar con los míos, maldito color marrón… pronuncias mil palabras que no comprendo e ignoro, sacando a relucir nuevamente eso tan desagradable… "sentimientos".
Sonrío fríamente haciéndote fruncir el ceño, me encaras con firmeza renovada, con ese detestable valor que no comprendo, entonces pronuncias aquello que me hierve la sangre como pocas veces lo había hecho, esa frase que repasé y odié…
"¿Por qué tienes miedo…?"
¿Miedo?
¿Yo?
Una carcajada fue liberada, demostrándote cuánto desprecio siento por ti y tus palabras, simplemente es absurdo el sólo buscarle sentido a aquella frase, es imposible, pero tú lo crees, puedo ver en tus ojos brillar la determinación y la verdad de tus creencias, maldita… ¿Cómo poder demostrarte lo equivocada que estás? No bastaba con ignorarte, dar media vuelta y marcharme, no, tengo que romper tu orgullo, hacerte ver tu error y restregártelo en el rostro, entonces fue que una idea cruzó por mi mente, si tan segura estás de esos sentimientos que juras que existen, si crees con verdadera firmeza el que todas las criaturas deben sentir algo te voy a poner a prueba, descubrir que tan lejos puedes llegar para demostrar tu punto.
Te miro seriamente mientras despides al niño que se marcha corriendo, le sonríes amablemente y luego al voltear hacia mí me miras con enfado.
–Si estás tan segura de lo que dices te propongo algo.
–¿Qué?
–Tú dices asegurar que todos tienen sentimientos, que los demonios también los tienen, que hasta yo aunque lo niegue los tengo, entonces te propongo un trato.
–¿De qué se trata?
–Hazme amarte.
–¿Qué?
–Si logras que te ame asumiré mi derrota, aceptaré tus palabras sin volver a contradecirte, además dejaré en paz a tu grupo y a Inuyasha, nunca me cruzaré por su camino ni mucho menos amenazaré sus vidas.
–¿Es qué acaso estás demente? ¿Cómo puedes decir eso?
–Yo no amo ni he amado a nadie, así que te reto a hacer que te ame, defiende tus creencias si es que eres capaz, a menos que quieras arrepentirte de tus palabras…
–Nunca.
–Entonces… ¿Qué dices?
Me miraste inquisidora, tratando de encontrar algún rastro de duda en mi rostro, pero no te mostré nada, sólo mi acostumbrada indiferencia ante tu sorpresa.
–Acepto, pero explícame los parámetros de este trato.
–Nuestros encuentros serán iguales ante los ojos de los demás, en contadas ocasiones nos podremos encontrar a escondidas para pasar tiempo juntos, dándote tiempo para lograr tus objetivos, pero… –sonrío–, será tu derrota el que no lo logres o el que te enamores de mi.
–¿Disculpa?
–Si llegas a enamorarte de mí sin que yo te ame perderás.
–¿Y qué te hace pensar que ocurrirá eso?
–Sólo pongo todas las cartas sobre la mesa.
–Esta bien, entiendo los términos y los acepto, pero mientras dure este juego tampoco podrás atacarnos, no permitiré que pongas en peligro a mis amigos o a Inuyasha con tal de cumplir con tu enfermizo objetivo.
–Bien.
Me miras por última vez, pero ahora un brillo extraño se refleja en tus ojos, un brillo que me hace fruncir el ceño y que te hace sonreír, te despides, sin decir nada, en silencio, sólo das media vuelta y te diriges hacia donde está el hibrido a quien dices amar.
Yo también doy media vuelta y me marcho, repitiendo en mi mente las cláusulas de nuestro acuerdo y sonriendo con anticipación a mi victoria, es imposible el que puedas ganar.
La victoria es mía.
Continuará…
¿Qué tal? ¡Espero que les haya gustado!
~ Cindy Elric ~
