Tiempo sin pasarme por aquí. Es que las clases de inglés se están volviendo más pesadas de lo que pensé. Siempre pensé que mi nivel de inglés era avanzado, de hecho no empece desde el primer módulo, me adelantaron hasta el octavo así que soy como el matado de la clase ¬¬ con decirles que soy el mas joven T-T puros chavos y chavas de veintitantos no, no. En fin, resulta que la escuela anda en un montón de lios que irregularizan las clases, traducción: no tengo clases xD. Así que decidí darme el lujo de iniciar una nueva historia. Acostubro escribir one-shots por flojera haha, pero esta vez no tengo idea de cuanto durará, considerando que lo que van a leer es lo único que llevo. De nuevo perdón por no contestar reviews ^^U pero agradezco mucho que me los dejen. Ah... en serio que un sólo review da unos ánimos increíbles de seguir escribiendo. (Prima a un lado de mi "ayudandome con el ingles": Si, Aleks, ya dejaste claro que quieres reviews ¬¬) Ejem! Bueno sin más los dejo con la lectura, ¡Ah! y como siempre se me anda olvidando:

Digimon no me pertenece y escribo esto por mera diversión y método para bajar el estrés xD


Sin duda ese verano prometía ser inolvidable. Takeru Takaishi viajaría al extranjero junto con Daisuke Motomiya, uno de sus mejores amigos. Viajarían a una playa increíble y pasarían todo su verano ahí, cortesía de Yamato, que los alcanzaría después, inclusive había conseguido reservaciones en uno de los hoteles más lujosos del lugar. Y no es que eso importara, después de todo, sólo irían al hotel a dormir, y probablemente ya pasada la noche. Aunque claro, la idea de pasársela en la piscina y bares del mismo hotel era bastante tentadora. Habían acordado disfrutar primero del sitio, una vez que hubiesen visitado todo lo que les llamaba la atención, entonces sí no saldrían de las comodidades y lujos del hotel.

Durante el vuelo, Daisuke no paraba de hacer bromas acerca de los típicos amores de verano, Takeru sonreía, algo desganado, después de todo, esa clase de cosas sólo eran cosa de las películas. ¿Quién podría conocer a una chica por un par de días y enamorarse? Era ridículo. Al menos no era posible llamarlo "amor", simplemente era atracción, y más considerando que la "parejita" no volvería a verse de nuevo, y si se llegaran a encontrar otro verano, ¡Vamos! Era prácticamente imposible que siguieran "enamorados" simplemente porque nunca lo estuvieron: atracción. Sólo eso. Por supuesto, él no se oponía a encontrarse alguna chica por ahí, pasarla bien, pero hasta ahí. No se enamoraría, y no porque no quisiera, es que simplemente no era posible que eso pasara. Ridículo… es que era ridículo. Finalmente el rubio cerró los ojos dispuesto a dormir, temía que si seguía escuchando a Motomiya acabaría por gritarle todo lo que su mente había maquinado en ese corto instante.

Se vio a sí mismo en la playa al atardecer. Era un cuadro espectacular. Quedó completamente embebido ante tal espectáculo. Salió repentinamente de su trance al sentir el suave contacto de una mano sobre la suya. Más por instinto que por ganas, se giró para ver quien estaba a su lado. No se arrepintió de haber apartado su vista de la puesta de sol. Su acompañante era realmente hermosa. Era una chica de complexión delgada, cabello castaño hasta los hombros. Sin embargo fue su mirada la que provocó que Takeru sintiera que sus fuerzas se iban. Quedó fascinado ante la rojiza mirada de aquella chica, y más aún la dulzura que mostraba. La chica le susurró algo. Takeru se extrañó al no escuchar absolutamente nada. Intentó hablar también pero su voz no salía. Inconscientemente apretó más la mano que sostenía la suya e intentó decir algo más. Ella también habló. Takeru apretó la frágil mano con desesperación al ver que repentinamente las lágrimas comenzaban a rodar por las mejillas de ella. ¿Qué sucedía? ¿Por qué estaba llorando? Se desesperó aún más al sentir sus propias lágrimas rodar por sus mejillas… ¿Por qué él también lloraba? ¿Eh? ¿Carcajadas? ¿Qué estaba sucediendo?

Takeru se sobresaltó al sentir una fuerte sacudida. Abrió los ojos y se encontró el rostro divertido de su amigo.

-¿Qué pasa, Takeru? Haha- rió Daisuke- ¿No te quieres ir? Apenas llegamos, ¿Sabías? Además ¿Qué es eso de "¡Me quiero quedar contigo!"?

Takeru se sonrojó violentamente. ¿Había sido sólo un sueño? Y por si fuera poco, había hablado dormido. Estupendo.

El moreno soltó otra estruendosa carcajada mientras bajaba una mochila pequeña del portaequipaje. Se la arrojó a Takeru y lo apresuró para bajar del avión. Eran los únicos que quedaban, después de todo.

-¡Me hubieras despertado desde que aterrizamos!- Reclamaba por enésima vez el rubio

-Lo siento, lo siento- Repitió Daisuke por enésima vez- Ya te lo he dicho, me fue imposible despertarte desde que empezaste a hablar. A todo esto… ¿Qué estabas soñando, eh?

-No fue nada en especial- murmuró aún más desanimado.

-Una chica, ¿Tal vez? ¡No te preocupes, Take-chan! Ha de haber montones de chicas esperando divertirse este verano, y ¿Quién mejor que nosotros para divertirlas, eh?

-Supongo… aunque lo haces sonar como si fuéramos la clase de chicos que solo salen con las chicas por un rato y después se olvidan de ellas.

-Nah, nah. Nunca dije eso- Discutió Daisuke- Simplemente, hay que disfrutar el verano, ¿No lo crees? Además, ¿No te parece imposible que volvamos a ver a alguna de las chicas que conozcamos?

Durante el resto del camino Takeru volvió a hundirse dentro de sus pensamientos. Supuso que aquel sueño había sido producto de su pequeño debate mental antes de quedarse dormido, lo del amor de verano y eso. Sonrió para sus adentros y sacudió ligeramente la cabeza. Amor de verano ¿Eh? Ridículo.

Finalmente llegaron al hotel. Daisuke miraba para todas partes y como si fuera un niño pequeño en una tienda de juguetes, señalaba en todas direcciones. Takeru caminaba a su lado como sin nada, asintiendo de tanto en tanto ante los emocionados gritos del otro. Caminó por la recepción hacía el mostrador del hotel mientras el moreno se perdía entre la gente, admirando cada detalle sin sentido del lugar. Tras un enorme escritorio de caoba se encontraba un tipo con pinta de estirado, vistiendo un elegante traje y un par de empleados más. Apoyándose en el mostrador se encontraba una chica, registrándose tal vez. Apresuró sus pasos hasta quedar frente al hombre de traje e indicó su nombre. Firmó donde le indicaron y una vez que se le fue entregada su tarjeta-llave, uno de los empleados recogió inmediatamente el equipaje de ambos chicos, que Takeru había tenido que arrastrar ya que Daisuke se había ido sin más. ¿Daisuke se fue sin más? Suspiró. Le indico al botones que le diera unos minutos. Antes debía encontrar a su acompañante. Sin moverse ni un centímetro recorrió con su azul mirada el sitio. No fue nada difícil encontrarlo. Takeru rió sin poder controlarse al ver al otro chico intentando hablar con una chica, que parecía más bien asustada, así que antes de que recibiera una bofetada se acercó a él y sin decir una palabra lo arrastró lejos de la chica, dejándola aliviada.

-Vamos, Dai- le dijo aún sonriendo- Ya habrá tiempo para eso, por ahora vamos a la habitación.

-¿Qué dices? Estaba a punto de conseguir mi primera cita aquí.

-Sí, claro- ironizó el rubio- Esa chica se veía ansiosa por salir contigo.

El camino a la habitación fue una verdadera tortura para Takaishi considerando que Daisuke no paraba de reclamarle el hecho de que "lo había dejado en ridículo" ante una chica.

-Daisuke, te estabas ridiculizando sólo- le contestó poniendo los ojos en blanco- Te hice un favor.

Finalmente las quejas cesaron cuando entraron a la suite. Entrando había una sala de estar con un estilo contemporáneo. Justo a un lado de la sala se encontraba un mini-bar, sin contar el balcón con vista al mar detrás de ésta. Había dos habitaciones, una a la derecha, una a la izquierda. Cada una contaba con baño propio.

-Esto es más grande que mi departamento- comentó Daisuke saliendo de una de las habitaciones- ¡En la ducha caben como 10 personas sin contarme! ¿Y bien? ¿Qué haremos primero?

-No lo sé- contesto el ojiazul- ¿Qué tal si bajamos a comer algo?

-Amén, Takeru… Amén.

Ambos chicos bajaron al comedor del hotel, eligieron una mesa en el exterior y pidieron lo que deseaban comer, sin mirar el precio siquiera.

-Tarjetita paga, ¿Eh?- sonrió Daisuke.

-Sip. Tarjetita de mi hermano paga- rió Takeru, sintiéndose contento desde hace un buen rato. Después de todo no tenía sentido que un sueño lo hubiera puesto de mal humor.

Estuvieron charlando por un buen rato, cosa que a Takeru le agradaba, considerando que era casi imposible mantener una plática decente con Daisuke sin que éste saliera con alguna estupidez.

-De acuerdo- dijo Daisuke de repente- Hay que decidir dónde buscar chicas primero.

Takeru dejó salir el aire de manera ruidosa. El momento de lucidez Motomiya había terminado ya, para dar paso al autoproclamado "galán". Entonces su charla se convirtió en una ligera discusión acerca de que hacer primero.


Mientras tanto, al mismo tiempo en que los chicos discutían, tres chicas estaban sentadas en uno de los cómodos sofás de la recepción. La cuarta de ellas había ido a registrarse en el hotel desde hacía ya buen rato y no había regresado.

-¡Aaaaah! ¡Hikari se está tomando demasiado tiempo! ¿No crees, Mimi?- dijo una de las chicas. Tenía el cabello lila y usaba anteojos.

-Supongo- respondió otra, más interesada en echarle un vistazo a algunos de los chicos que pasaban frente a ellas. Esta chica era esbelta, castaña y de piel rosada. Sus ojos estaban ocultos tras unas gafas de sol de marca.

La última, pelirroja y de piel morena, no dijo nada mientras miraba en la dirección en que la otra chica se había ido.

Y finalmente, como si la hubiesen invocado, la cuarta chica llegó apresuradamente con ellas.

Hikari Yagami era probablemente a la que menos le entusiasmaba la idea de estar ahí. Prácticamente, Mimi Tachikawa la había obligado a ir, argumentando que tenía un boleto extra. Además le había insistido en que tal vez encontraría al chico de sus sueños ahí. Después de eso se había aventado un discurso larguísimo acerca de las posibilidades de tener un romance durante las vacaciones de verano, y más en un lugar turístico. Finalmente terminó cediendo, y para sus adentros admitió que la idea de encontrarse con su chico ideal en un lugar así era alucinante, magnífica o simplemente perfecta. Recordó como en aquel momento había imaginado un primer beso en la playa, en el atardecer, eso lo haría más especial. El problema era que ella no se consideraba capaz de llevar una relación. De alguna manera creía que eso no era para ella, pero no por eso dejaba de soñar con tener una persona a su lado que le demostrara cariño y demás. Y ahí era donde el aparentemente perfecto "amor de verano" fallaba por completo. Un amor de verano no era una relación, al menos no una como ella quería. Una relación linda y duradera era casi el antónimo de un amor de verano. El mismo nombre lo decía: "de verano", sólo eso, es decir, una vez que las vacaciones llegaran a su fin, la supuesta relación se iría por la borda, y ahí es donde el miedo jugaba su papel. Mimi había comentado en una ocasión que a los amores de verano no se les debía prestar mucha atención, porque al final todo acabaría. La chica criada en Norteamérica los había descrito como una pequeña diversión para pasar las vacaciones. Volviendo al asunto del miedo ¿Qué tal si se enamoraba en serio? Definitivamente se divertiría en ese lugar con sus amigas, sin intención alguna de buscarse un chico.

Hikari sonrió al sentarse junto a sus amigas.

-¿Por qué tardaste tanto, Kari?- Pregunto Sora Takenouchi.

-Lo siento, no encontraban nuestros nombres y tuve que llenar una hoja. Fue una suerte que al final aparecieran, porque si no, imaginen, habríamos pagado lo doble.

-¡Ok! Lo importante es que ya está todo listo- Dijo Miyako, efusivamente.

-Dejemos las cosas en nuestra suite y vayamos a divertirnos un rato- finalizó Tachikawa más como una orden que como una sugerencia.

Al entrar a su habitación recorrieron cada rincón admirando la decoración. Las cuatro chicas quedaron azoradas al ver el mar desde el balcón. Por primera vez, Hikari sintió que ceder ante Mimi había valido la pena.

Finalmente después de media hora, las chicas decidieron bajar un rato a la piscina del hotel. Si les daba hambre, sólo tendrían que caminar un par de metros hacía la zona exterior del restaurante. Las tres se pusieron trajes de baño de dos piezas y bajaron.

Inmediatamente Tachikawa corrió a ganar sillas de playa junto a la alberca, las otras tres chicas la siguieron sonriendo. Mimi se emocionaba demasiado.

Tras acomodarse pidieron bebidas exóticas que les llamaban la atención del menú que un apuesto chico les había llevado.

-Sin duda, vale la pena gastarse el dinero en lugares así- comentó Miyako, sorbiéndole a su bebida.

-¡Por supuesto!- respondió Mimi inmediatamente -¡Y no se olviden que esta noche nos vamos de antro a conocer chicos lindos!

-Vamos, Mimi ¿Es que sólo puedes pensar en ello?- cuestionó Sora, medio divertida.

-¡Es verano, Sora! Obviamente hay un montón de chicos lindos rondando por ahí, esperándonos. Y tenemos que saber aprovechar. Agosto no durará por siempre ¿Sabes?

Sora se dió por vencida. Una vez que su mejor amiga se empecinaba con algo, era imposible sacarla de ahí. Se limito a sonreír y asentir a cada afirmación de Mimi.

Hikari por su parte suspiró. Ahí estaban de nuevo con el tema de los chicos. La hacían sentirse de una manera extraña, considerando que era la única del grupo de amigas que nunca había tenido novio o algo parecido. Estuvo a punto de decirle algo a Mimi acerca de su insistencia por conseguir muchachos, cuando de repente un grito eufórico las sorprendió a las tres.

-¡YAHOOO!- En ese momento, las chicas se arrepintieron de haberse sentado al lado de la piscina, tras quedar completamente empapadas cuando un chico de cabellos desparpajados se lanzó al agua, sin importarle nada. Finalmente la cabeza del muchacho salió a flote. Enfocó su mirada en ellas y sonrió mientras se sonrojaba.

-Disculpen, disculpen. Aunque ¿Saben? No debieron haberse sentado ahí.

-¡¿Qué dices, idiota?- amenazó Mimi, con la vena de la sien a punto de reventar -¡Tu eres la bestia que se tiró a la piscina de esa forma! ¡¿Acaso ves a alguien más comportándose como un animal aquí?

-Mimi... tranquila- susurró Sora.

Daisuke estuvo a punto de replicar de nuevo, cuando cambió su vista de Mimi a Hikari. Salió del agua y se acercó a las chicas.

-Lo lamento- dijo con actitud seria, sin quitarle los ojos de encima a la castaña Hikari- Supongo que tendré que compensarlas. Ustedes cuatro, mi amigo, yo, cena… ¿Qué tal suena eso?

-Patético- confesó Miyako sin remordimiento alguno.

-¡Daisuke! ¿Qué rayos te pasa? Me distraigo un segundo y causas toda una revolución- gritó Takeru mientras corría en dirección a donde Daisuke intentaba inútilmente conseguir una cita. El rubio había visto todo lo ocurrido y hasta ese momento le había dado por reaccionar.

-Ah, jeje, mira, Take, tendremos compañía para la cena.

-¡De ninguna manera, animal!- le espetó Mimi.

-Mimi... tranquila- repitió Sora, temiendo por la vida del chico.

-Lo lamento, chicas- dijo Takeru con una sonrisa- Supongo que es inevitable que se ponga así, disculpen de nuevo por…

Y el tiempo se congeló. Takeru y Hikari intercambiaron miradas. La rojiza se hundió en la azul, y la azul en la rojiza. En ese momento sólo eran ellos dos, embobados el uno en el otro.

¿Amor de verano, eh?


¿Qué tal estuvo? hehe a mi me agradó como quedó. Realmente no tengo nada que decir (o escribir en este caso) así que gracias por leer!

¿Reviews? haha ya pues. Hasta el próximo capítulo ^^