Solo quiero anunciar que estos son mis fics, no es plagio. Mi cuenta anterior "Defenestration-0" tuvo un problema. Al principio no tenía ganas de resubir los fics, pero la verdad es que les tengo gran cariño a estas historias. Así que aquí están de nuevo con una que otra corrección c: Gracias por la comprensión.
Carfight! Vanguard pertenece a Akira Ito y Bushiroad
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— Aichi, él será tu niñero a partir de mañana — Habló la amable mujer, quien tenía una mano posada en el hombro de un chico castaño de unos 17 años, que a pesar de su edad, era más alto que la mujer adulta de cabellos azulados.
— ¿Niñero? — preguntó curioso el pequeño de nueve años. Al parecer no entendía muy bien a que se refería su madre, además, por donde lo mirara, el castaño no le parecía alguien amigable.
Shizuka asintió — Es el nuevo vecino — Explicó — Su nombre es Toshiki Kai, cuidará de ti mientras yo estoy fuera de casa por unas semanas.
El menor asintió con lentitud y entendimiento. Observó al serio castaño y dio un respingón al verse descubierto por el mismo. Avergonzado y algo nervioso por tener sobre él la penetrante mirada verde del mayor, dio un par de pasos hacia atrás y terminó por darse media vuelta y salir con algo de prisa de la sala de estar.
Shizuka rió al ver la reacción de su hijo — Disculpa, él es un poco tímido
— Entiendo — dijo sin importarle mucho.
— Aichi es un niño bastante tranquilo y obediente. Estoy segura que no te dará problemas, Toshiki-kun.
— Eso espero... — dijo en un tono calmado.
A decir verdad, los niños no iban para nada con él. Pero no le había parecido tan mala idea cuando Shizuka le propuso el "trabajo", pues ella necesitaba hacer un largo viaje a Francia y él necesitaba el dinero ahora que ya no vivía en la casa de sus tíos. Además que no hace mucho las vacaciones habían comenzado y no tenía planes.
Sendou Shizuka era una reconocida diseñadora de vestidos de novias. Desde aproximadamente un mes estaba en busca de alguien de confianza que cuidara de Aichi. Sería un viaje a una importante exposición París-Francia por aproximadamente un mes o a lo menos unas dos semanas y media.
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El hombre del taxi puso el equipaje en el maletero y volvió dentro del vehículo a su asiento y esperó a que su pasajera se despidiera de los dos muchachos que la acompañaban.
— Bien cariño, no te portes mal y obedece en todo a Toshiki-kun ¿Sí? — Le decía Shizuka a su hijo con algo de prisa. Aun así se dio el tiempo de tomar con ambas manos el rostro del pequeño y regalarle un beso.
— Si mamá
—Shizuka-san...
— Toshiki-kun, confío en ti — miró al castaño sin poder ocultar aquella preocupación de madre — Se cuidan ambos, si ocurre cualquier cosa no dudes en llamarme — Tomó una mano del mas alto entre las suyas y en eso le entregó las llaves de la casa — Recuerda que si te sientes más cómodo puedes ir a nuestra casa en cualquier momento.
Kai miró las llaves en su mano con uno que otro colgante bastante llamativos y femeninos. Asintió con seguridad, no quería alterar a la mujer más de lo que ya estaba, puesto que se le notaba en la temblorosa voz y su habla rápida, además de que el taxista la esperaba listo para partir.
— No es alérgico a ningún alimento pero tampoco come demasiado, y él...
— Shizuka-san — Le interrumpió con calma — Está bien. Ya me dijo todo lo que tenía que saber — Y era cierto, con anterioridad Shizuka había conversado del tema con Kai y además le había entregado una lista por si algo se le olvidaba.
La mujer cayó en cuenta de ello y respiró hondo para calmarse — Tienes razón — Le sonrió — Bien, entonces me voy, mi vuelo saldrá en poco — Se despidió por última vez de su hijo y subió al vehículo.
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Aunque Shizuka le había entregado las llaves de su casa, el sinceramente se sentía mas a gusto en la suya propia. Miró una vez más la lista que le habían dejado.
Leía con calma lo escrito en el papel hasta que sintió una inusual mirada sobre él. Arqueó una ceja y bajó la lista para encontrarse con que era observado por un par de ojos azules... Demasiado brillantes y grandes, no sabía si le causaban intriga o algo en específico. Se extrañó, algo en él le decía que apenas entraran a la casa, el niño iba a correr a curiosear por todos lados o al menos a prender la televisión. Al parecer era bastante cierto que el peliazul era tranquilo y tímido.
—K-Kai-kun...? — esa era la primera vez que lo llamaba, por lo que no estaba muy seguro si era correcto hacerlo de esa forma.
El mayor asintió dándole su aprobación, realmente no le importaba mucho como el niño le llamara, dobló el papel y lo guardó en uno de sus bolsillos. Supuso que tal vez se sentía intimidado por estar en una casa ajena con alguien que apenas conocía.
Dio un suspiro analizando la situación — ¿Prefieres que vayamos a tu casa?
El menor miró hacia los lados observando el lugar y luego negó con la cabeza — Aquí está bien — La verdad es que se le antojaba bastante acogedor, solo estaba algo nervioso.
Kai sonrió levemente, ahora que lo pensaba, de todas formas tendrían que ir a su casa a buscar ropa y otras cosas para Aichi. Miró la hora en un reloj de pared y le pareció que lo mejor era ir a hacer las compras para el almuerzo.
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No quería admitirlo abiertamente pero le agradaba sentir la pequeña y tibia mano de Aichi tomando la suya, era una sensación nueva para él, puesto que nunca había interactuado con un niño tan pequeño y era hijo único. El hecho de tener un hermano menor había dejado de ser una posibilidad cuando sus padres fallecieron. Tampoco tenía primos, si bien su única familia eran sus tíos con quien anteriormente vivía, pero por lo que él veía, un hijo no estaba en los planes de los adultos por ahora, puesto que se dedicaban bastante al turismo tanto dentro como fuera del país.
Pararon en un semáforo en rojo mientras iban de vuelta a casa, en una mano llevaba unas bolsas y con la otra sostenía a Aichi. Se dedicó a mirar al niño desde arriba, antes de salir le había puesto una bufanda suya de color rojo, los días estaban bastante fríos y no le gustaba para nada la idea de tener que lidiar con Aichi resfriado. Podía ver como el niño se acomodada la bufanda tratando de que esta no le cubriera toda la cara, un gesto que lo dejó bastante enternecido para su sorpresa ¿Qué tiene de tierno un niño de ya nueve años? Aunque Aichi parecía menor que eso, era bastante bajo aún para su edad, además de delgado.
Estaba en su pequeño debate interno hasta que oyó una voz demasiado familiar para su gusto.
— ¡Ey! ¡Kai! — Desde el otro lado de la calle le saludaba un enérgico rubio.
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Y como siempre, Miwa se le colaba a todas partes, ahora estaba cocinando para tres mientras escuchaba al rubio hacerle todo tipo de preguntas a Aichi.
— Y dime... ¿Cuántos años tienes?
— N-nueve... — respondió tímidamente
— ¡¿Nueve?! — Preguntó incrédulo — ¿No te ves algo más pequeño que eso?
— Miwa, lo estás hostigando — se oyó la grave voz de Kai
— Vamos Kai~ es que es muy tierno ¿Por qué no me dijiste que ahora tenías un protegido? — Se hallaba hincado frente al peliazul quien lo miraba curioso y con nerviosismo.
Dio un suspiro — Es solo por unas semanas, su madre está de viaje a Francia.
— ¿Francia? — preguntó curioso
Kai asintió mientras apagaba la cocina y comenzaba a servir la comida en platos — Es el hijo de Sendou Shizuka.
Miwa abrió los ojos con asombro y devolvió la mirada al peliazul que tenía al frente — Woow... Ahora veo las similitudes. ¡Esto es genial! Oye pequeño, mi mamá es fanática de la tuya ¿Me dejarías sacarte una foto? De seguro a ella le encantas — decía con celular ya en las manos
— ¿E...EH? Y-yo... — se le subieron los colores a las mejillas, Miwa le parecía un buen chico, sin embargo no podía evitar ponerse nervioso ante sus ocurrencias. Sus ojos azules buscaron con prisa al castaño, como pidiéndole inconscientemente que lo librara de esa situación tan incómoda.
—Miwa... — se escuchó amenazante. Al rubio le dio un escalofrío en toda la espina dorsal.
— E-Era broma era broma — reía nervioso mientras guardaba el celular y dejaba que Aichi fuera a tomar asiento a la mesa. Miwa hizo un sobreactuado gesto de descontento y se dirigió hacia Kai para ayudarlo a servir — Vaya... No puedo creer que el gran Kai Toshiki cuide de un niño de nueve años — Comenzó a hablar en tono cantarín con todas las intenciones de molestar a su amigo, era como su hobbie.
Kai frunció el entrecejo con un pequeño TIC — No fastidies ahora
— Y para remate es hijo de la famosa diseñadora Sendou Shizuka. — Siguió mientras tomaba su plato y caminaba hasta la mesa y tomaba asiento frente al peliazul.
Aichi no dejaba de extrañarse ante la relación de los otros dos. Se sobresaltó un poco cuando por detrás llegó el castaño poniendo frente a él un plato de comida. — Gracias Kai-kun — le sonrió.
Kai simplemente asintió, le devolvió una tenue sonrisa y se sentó a su lado.
— ¡Oh! Sonreíste — le apuntó burlesco Miwa
— No sé de qué hablas — Le restó importancia y prosiguió a comer
— Aichi, creo que haces magia en Kai
— ¿Magia? — ladeó un poco su cabeza
— Que lindo eres~ de seguro lo cautivaste con tu ternura
— Miwa te dije que lo dejaras en paz
— Es increíble que hayas desarrollado un sentimiento de posesión hacia Aichi en menos de un día Kai. Y en unos años más qué ¿Eh?... tendrás que hacer de guardaespaldas. — movía sus cejas de arriba hacia abajo mientras hablaba
— Será solo por unas semanas — Trató de decir lo más calmado posible, terminando por llevar un poco de comida a su boca, masticando con calma. Que no se notara que el rubio estaba logrando su cometido de acabar con su escasa paciencia. Por un momento hasta se sentía estúpido por seguirle el juego pero era algo a lo que se había acostumbrado inconscientemente desde que eran niños. Además, él no había desarrollado ningún tipo de sentimiento posesivo hacía Aichi, no. Solo le molestaba e irritaba que Miwa se le encimara tanto al niño que estaba a su cuidado.
—Eso es lo que tú crees. Pero cuando Aichi crezca y veas que no lo van a dejar de perseguir, vas a querer sacarle los ojos a cualquiera que lo mire. Eres bastante sádico para tus cosas ¿Sabes? — Concluyó llevándose un trozo de carne a la boca.
— Miwa, tu...— Kai le iba a contestar de vuelta como era de costumbre pero una pequeña risa lo interrumpió.
Miwa y Kai guardaron silencio y observaron como el peliazul trataba de ocultar su risa con el dorso de su mano a pesar de que esta ni siquiera era escandalosa, sino todo lo contrario.
Kai se aclaró la garganta mientras desviaba levemente la mirada. De repente sentía sus mejillas algo tibias.
Miwa observó con asombro esa extraña reacción de parte del castaño y sonrió — Hee... — Tal vez... Y solo tal vez, Aichi si se ganaba un puesto en el corazón de alguien tan arisco y reservado como Kai.
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— Hasta luego Aichi — se despedía sonriente mientras revolvía los azules cabellos del menor
— Hasta luego Miwa-kun — movió su pequeña mano de un lado hacia otro.
— Gracias por la comida, Kai — se despidió y sin recibir respuesta por parte del otro, abrió la puerta de salida y antes de irse decidió decir una última cosa — ¡Más te vale cuidar a Aichi! — Luego de eso sintió una mirada casi asesina por lo que decidió rápidamente desaparecer del lugar, cerrando la puerta con una brusquedad que hizo cerrar los ojos de Aichi por unos segundos debido al estruendoso ruido.
Kai dio un sonoro suspiro mientras masajeaba con sus dedos el puente de su nariz. Aichi lo miró con curiosidad y lo vio caminar hacía la cocina.
— Puedes prender la televisión mientras — le dijo al menor mientras pasaba de él y se dirigía a lavar la loza usada.
— Ahm... Está bien — No muy seguro de lo que hacía -porque aun no se sentía totalmente en confianza- se dirigió en silencio al sofá para tomar el control que estaba sobre una pequeña mesa de centro y prendió la televisión.
No era mucho lo que tenía que lavar, así que lo hizo con calma. Lo único que escuchaba aparte del correr del agua, era la televisión encendida y a un volumen bastante moderado. Una vez terminó, se secó las manos y se dispuso a ir a la sala de estar. A veces olvidaba que estaba a cargo de un niño, puesto que este ni siquiera molestaba o hacía ruido.
Se acercó al sofá y se sorprendió al ver al peliazul acostado en el, bastante encogido y durmiendo.
Cierto, incluso recordaba haber leído la hora de la siesta del menor y cuanto solía dormir, en el papel que le dejó la diseñadora.
— ¿No crees que está un poco frío para que te duermas de esa forma? — soltó al aire, esperando a ver si tenía alguna reacción por parte del menor, pero nada...a excepción del pequeño movimiento que hizo como si tratara de encoger aun más su cuerpo. Kai, ante esto último se acercó al peliazul y posó con delicadeza su mano derecha sobre la izquierda del menor, la cual la tenía empuñada y apegada a su pecho como su buscara aun más calor. La diferencia de temperatura lo hizo fruncir el entrecejo, Aichi estaba bastante helado. Se apresuró a buscar alguna manta y en eso recordó que Shizuka le había comentado sobre la poca resistencia de Aichi para con el frío, y él, no solía prender la calefacción a menos de que realmente sintiera frío, así que se ocupó de ello de camino y luego fue hasta el menor para abrigarlo.
Aichi se removió y sin ganas abrió un poco los ojos. Con esfuerzo trató de enfocar la vista pero el cansancio le ganaba, solo lograba ver la silueta de alguien observándolo
— ¿K...ai...ku...n? — soltó entre cortado y bastante bajo.
El castaño no pudo evitar sonreír un poco, casi ni le había entendido — ¿Está bien así o prefieres que te lleve a la cama? — le preguntó tranquilo.
Aichi se demoró unos segundos en contestar, pero luego hizo un leve movimiento de cabeza, en un intento de negación — Aquí... Está bien — sonrió levemente y con gusto se aferró más a la manta que tenía sobre él.
Kai simplemente se quedó contemplando la imagen del niño que dormía. Llevó una de sus manos al cabello azulado del menor y lo acarició un poco, de paso movió algunos mechones hacia atrás, acomodándolos para dejar al descubierto la frente de Aichi.
— Nueve años eh... — susurró. Ahora que lo pensaba, él había perdido a sus padres a esa misma edad. Aquel pensamiento le provocó un sentimiento de sobre-protección hacia el menor ¿Por qué se estaba volviendo tan blando? Eran diferentes; Si bien ahora mismo Aichi tenía la misma edad que él en ese entonces cuando se quedó solo. Pero el peliazul tenía a su madre, aunque estuviera de viaje. Shizuka era una buena mujer que se preocupaba tanto de su hijo como de su trabajo. Desconocía del padre de Aichi, aun así llegó a la conclusión que aquello no era de su incumbencia.
Se cruzó de brazos sin dejar de observar al menor. Ni siquiera llevaba medio día con él, pero hasta ese momento: le agradaba.
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Había pasado una semana desde que se estaba quedando con Kai, y sinceramente lo estaba pasando bien. Extrañaba a su madre y a un principio pensó que la relación con su nuevo niñero iba a ser difícil, pero a decir verdad lo estaba pasando realmente bien.
Miró dos cartas que fueron a parar en su zona de daño junto a otras cuatro más que ya tenía desde antes. Aun no lograba entender del todo aquel juego de cartas que el mayor le enseñaba, solo tenía bastante claro que si llegaba a las seis cartas, claramente había perdido.
Suspiró, y en su azul mirada se reflejaba su descontento — Perdí de nuevo... — murmuró bastante decaído, mirando las cartas que había quedado en su mano.
Kai lo miró por unos segundos y le sonrió — Lo estás haciendo bien — le dijo mientras recogía las cartas que estaban sobre el tablero y las guardaba en sus respectivos porta-decks.
Aichi levantó la mirada — Pero no he podido ganarte, Kai-kun — refutó. Veía como el mayor guardaba y ordenaba todo, ya que estaban jugando en la mesa del comedor uno sentado frente al otro.
— Es muy pronto para eso, recién estás aprendiendo — Vio como Aichi se bajaba de su silla aun desanimado
— Aun así... nunca podré ganarte — Su expresión cambió a una de admiración. Sonrió amplio y se puso frente al mayor obviando la diferencia de estaturas — ¡Eres realmente genial, Kai-kun!
El castaño lo miró con una expresión llena de curiosidad, de esas que rara vez las personas veían en él. Sus ojos se abrieron aun más por unos segundos y para despabilar pestañeó un par de veces, observando al niño frente a él.
— ¡Hmp! — estuvo a punto de reírse, su mano derecha tapaba sus labios y desvió la mirada hacia otro lado.
— ¡¿Eh?! ¿K-Kai-kun? — el menor se llevó una sorpresa ante esa acción, si bien le llamó la atención pues era algo que en esos días no había visto del mayor. Se inclinó un poco hacia el lado con toda la curiosidad de un niño, tratando de encontrar la mirada del mayor — ¿Su-sucede algo? ¿Dije algo que no debí? — ya se estaba poniendo nervioso, y más aun cuando pudo percibir un leve sonrojo en las mejillas del más alto. Arqueó sus cejas en una expresión de preocupación, de verdad había comenzado a pensar que había dicho algo fuera de lugar — Kai-k- — Fue interrumpido cuando sintió que sus cabellos estaban siendo revueltos. Cerró los ojos por la inesperada acción y al asimilar la situación, no pudo evitar sonrojarse aunque fue algo bastante corto de parte del mayor.
— Vamos a hacer la cena — fue lo único que dijo para después pasar por el lado del otro.
Aichi se llevó ambas manos a sus desordenados cabellos y quedó extrañado mirando como Kai se adentraba en la cocina.
Sonrió contento — Si — contestó mientras asentía y siguió al castaño, le gustaba ver como el otro cocinaba y al parecer al castaño no le molestaba su presencia.
Ya en la cocina, Kai podía escuchar las pequeñas y rápidas pisadas del menor acercándose. Suspiró con una tenue curvatura en sus labios; Aichi realmente lo ponía de buen humor.
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