Por millonésima vez en mi vida, corría apuradísima a la estación. Tenía miedo de que el tren me dejara y cargaba un enorme baúl y una chillona lechuza marrón (a la que llamaba Maine). Tal vez la visión se les hará graciosa, pero no, es INDIGNANTE. No puede ser que cada vez que tengo que ir a Hogwarts a mi hermana Petunia le "de algo". Siempre se empeña en arruinarme la vuelta al colegio de magia y hechicería. Por envidiosa, tiene celos de que soy bruja y ella es muggle. Pero yo no elegí serlo, así que te jodes Tuney. Okay, no debería haber dicho eso, me siento mal por mi hermana.

-Bueno Lily, te cuidas, ¿entendido? –mi madre me abraza, aplastándome y dándome muchos besos en la mejilla- También saluda a Amos por mí, y dile que puede venir en las vacaciones de invierno.

-Lo haré –ruedo los ojos sonriendo y me alejo ondeando la mano.

Amos, ¿quién es él? Bueno, es mi novio desde que yo estaba en cuarto y él en quinto. Capitanea el equipo de quidditch de Hufflepuff y es premio anual. Per-fec-to. Ni siquiera sé cómo ha terminado fijándose en mí, la verdad. Confieso que me da miedo que más de la mitad de las chicas del colegio estén coladitas por él, y quieran matarme. En fin…

Subí al tren ayudada por "Anthon, de Ravenclaw", o algo así dijo. La verdad es que no lo entendí mucho. De todas maneras le sonreí y le agradecí amablemente. El colmo (o lo usual, en mi situación) era que no había compartimientos libres. Ni Amelia, mi mejor amiga, ni Amos a la vista. Menuda chorrada.

-¡Lily, al fin te encuentro! –me doy vuelta para sonreír a Amos, pero estoy enojada. ¿Él aliviado? ¡Si era yo la que había esperado quince minutos en el pasillo! Un prefecto pasa y nos mira mal, sobre todo a mí. ¡Dios mío que tonta, yo soy prefecta!

No me despido de Amos y salgo corriendo al vagón de prefectos. Ahí estaban todos, que al igual que el chico, me miraban mal. Excepto Remus y Potter. Esperen… ¿Potter? ¿Qué diablos hace aquí?

-No hemos podido sacarlo –me responde Mary Sue, la prefecta de Hufflepuff, antes de que formule la pregunta.

-¿Me extrañaste Evans?

No. Realmente no lo había hecho.

Después de la cena de bienvenida, finalmente vi a Amalie. Llevaba el pelo revuelto y el uniforme corrido. Supongo que se habrá estado liando con alguien.

-Amy, ¿era necesario perderte la cena por esto? –hago una mueca de desagrado, hablando bajo para que Tracey y Lissette no escuchen.

-¡Totalmente! –Dice emocionada y se tira en su cama- ¡Jamás me creerás quién es si te lo digo!

-No quiero sabe…

-¡Adam Friedman! Es divino, ya verás –ruedo los ojos, todos eran "divinos". Para mi le gustaba Sirius Black, pero estaba empeñada en decirme que no. Una vez hasta dijo: "Cuando admitas que te gusta mi primo". ¡Já! Lo dice porque sabe que a mi jamás me gustaría Potter. Tramposa.