NA: Esta historia comienza justo después de la escena épica de "After all this time, Severus?" Espero que lo disfruten.
"Cuidado con el hombre que habla de poner las cosas en orden. Poner las cosas en orden siempre significa poner las cosas bajo su control." Denis Diderot
Albus Dumbledore se quedo contemplando el vació, honrando al hombre que había desaparecido detrás de la puerta. Severus Snape era un enigma, con el potencial de la ironía; ya que literalmente él pudo haber sido como Riddle. ¿Pero qué fue diferente? Era entonces correcto lo que decían los muggles, el factor crianza VS la genética, o era eso que el siempre había profetizado como Amor. ¿Los niños nacían malos? O simplemente se hacían.
Dos potentes magos, ambos oscuros, ambos mestizos, con una crianza que potenciaba la Psicopatía.
¿Qué tuvo Severus que Tom Riddle no?
A Lily Evans, por supuesto.
El joven Tom no tuvo a nadie a quien aferrarse, no tuvo a nadie quien le brindará un poco de cariño. Con tristeza recordó que la primera vez que lo vio, no le mostró nada más que sospecha y desdén, en aquellos tiempos tenía varias heridas frescas que hasta la fecha no cerraban, cometió muchos errores si; pero se juraba así mismo que los más agravantes eran por un bien mayor.
Sabía que el tiempo sólo le había enseñado diversas mañas, le había agarrado callo a la vida y se había convertido en todo un Maestro manipulando, no muy diferente a Tom. Por mucho que su orgullo Gryffindor le costará admitirlo el paralelismo de su liderazgo era similar al de él, ambos habían sometido a Severus volviéndolo una marioneta más de su teatro guiñol, andando entre la cuerda floja entre dos amos, tratando de equilibrar un mundo que poco a poco se caía en pedazos
Y Harry… pobre Harry víctima de las circunstancias, el niño pudo haber tenido una vida diferente; pero había demasiado de por medio y por eso había sido receptor de muchas maniobras que lo habían puesto en el lugar en dónde estaba, era cuestión de tiempo, se dijo, para que Harry muriera. Moriría como todo buen valiente de la casa de Godric, todo por un bien común.
Si tan sólo hubiera otra forma, una forma única de gobernarlos a todos, de salvarlos.
-¡Musarañas ahumadas!-Exclamó cayendo en la cuenta de algo.
El nuevo panorama se abría antes sus ojos, era un realidad alternativa, todos tendrían una oportunidad y entonces los muertos y los vivos dejarían de ser verdugos. Fascinante, fascinante…¡la diferencia que cambió la trayectoria de Severus los salvarían!
Obviamente no podría ser Lily Evans, ella estaba muerta y Albus nunca había sido elocuente con la nigromancia y la resurrección ergo había tenido muy malas experiencias con cierta piedra.
No Lily, tenía que ser una persona sumamente inteligente, un genio, con la bondad de un unicornio y el carácter salvaje de un tigre, que fuera leal y viviera su vida a base de principios, pero sobretodo que fuera poderosa.
Y la tenía, quien mejor que Hermione Granger, la bruja más brillante que había adornado los pasillos de Hogwarts desde Rowena Ravenclaw, aquella con el carácter indomable siempre tratando de hacer lo correcto y salvar a sus amigos en el proceso.
Sin embargo, también había una fibra oscura en la Señorita Granger, esa misma oscuridad que tenía Severus, que tenia Tom y que se hallaba también dentro de él. ¿Valía la pena que fuera la Señorita Granger? Por supuesto, eso sólo solidificaría la unión entre Tom y ella, los volvería más afines. Más fáciles de someter.
El plan ya estaba hecho, mandaría a Hermione 70 años atrás, esperando reescribir la historia… y vaya que la reescribiría.
Pobre Dumbledore, nunca imagino que sus planes le saldrían al revés, no vio venir la fuerza indestructible que ambos seres afines traerían consigo en los futuros, pasados, años venideros. Arrasarían con todo y lo volverían a construir, moldeando una nueva época para todos los magos de Gran Bretaña y el mundo.
Era una burla macabra del destino porque Tom Riddle había nacido para gobernar. Y nadie podría cambiar ese hecho.
