.:Prólogo:.


Me inundó un aroma peculiar, aquél que tanto tiempo quise sentir al despertar, pero que nunca supe que buscaba. Y ahora tan repentino como todo ese día, me encontré sosteniendo su delicada cabeza sobre mis piernas mientras rogaba llegase a tiempo ayuda.

"Yo… no quiero…"

Aquella voz entrecortada, súbitamente hermosa, me erizó la piel con tanto miedo que pude sentir la humedad en mis ojos siendo azotada por el frío de la noche. Estaba estrechando mi camisa con tanta fuerza que casi daba por hecho se rasgaría en cualquier instante. Instintivamente miré su agarre con angustia pues seguramente su esfuerzo complicaría sus heridas. Bastó una mirada para entender la gravedad de su estado. Aquella joven era simplemente exquisita, llena de fragilidad, irradiando con su presencia una calma indescriptible, algo que después de aquél estresante día resultaba incluso frustrante.

"Ya he llamado a una ambulancia… descuida, pronto llegarán" descubrí mi voz temblorosa al igual que mis manos moviéndose inútilmente en un afán de hallar una mejor postura para tremendo impacto. "Sólo tardarán unos minutos… sólo-"

Su sangre se esparcía con prisa mientras su mano comenzaba a liberarme de su pánico, a pesar de su negativa a rendirse, parecía perder su conexión en este mundo. Su mirada encontró la mía y yo no pude tolerar tanto dolor contenido en lágrimas atrapadas. Esquivé sus hermosos ojos hasta toparme con una mancha espeluznante en su vientre, lo que segundos antes era tela satinada ahora se convertía en una prenda viscosa.

"Dime tu nombre" Susurró con una sonrisa que me destrozó el corazón. "Por favor"

Intenté separar mis labios pero tan aturdido me hallé, carraspee antes de poder pronunciar palabra.

"Seiya Kou"

"Gracias por estar aquí, Sei-ya" Tosiendo un poco derramó más líquido sobre su vestido rojo, irónico, pero así era, una dama preciosa ahora destinada a despedirse de su vida en brazos de un completo desconocido "Aún tengo miedo"

Aquellos ojos… algo tenían de especial, no sólo porque brillaban intensamente como quien desea capturar un instante para siempre, sino que sus ojos eran de un rojo intenso, un color hermoso, y su aroma incluso mezclado con tanta sangre me llenó por completo, era como estar hipnotizado por su encanto. Entonces levantó un dedo con tanta gracia que para mi desesperación resultó tortuoso, traté de detenerla rodeando con mis dedos manchados su muñeca, pero aunque no elevó más su mano, tampoco desistió a su deseo y fue entonces cuando mis lágrimas se rindieron a la hermosura del momento, una mariposa trazó su camino hasta su índice y se posó en él aleteando un par de veces. Juro que de sus alitas vi destellar una especie de brillantina que se perdió al contacto con su cuerpo.

Parpadee dos veces y como cuando una pompa de jabón se rompe, su brazo cayó de golpe a un costado y al buscar su mirada sólo hallé sus parpados cerrados.


Tenía mucho que no escribía y ahora pretendo terminar esta historia. Espero les guste!

Les agradeceré mucho sus comentarios :)