Hola estoy aquí con mi nueva historia de VA y espero que les guste. Como dije una vez ya he leído algunos fics que se tratan sobre este tipo en el que los personajes leen los libros y lo comentan, pero todos estaban en ingles y la verdad es que me han gustado mucho así que pensé en hacerlo también.
Resumen: Luego de que Lissa y Rose encontraran una caja con unos libros misteriosos dentro ambas descubrirán que sus momentos más importantes estaban allí. Es hora de que no solo ellas rememoren esos momentos, ahora toda la pandilla los conocerá
Aviso:
.: Vampire Academy :. - POV General
.: (nombre) :. - POV Personaje
~ Debo decir que la saga Vampire Academy fue un libro escrito por Richelle Mead
~ Leyendo el Pasado ~
Capítulo 1:
.: Rose :.
Comencé a toser cuando un montón de polvo cayó cerca de mi rostro. Lissa me miro divertida y luego soplo nuevamente el polvo de la portada de otro libro. Tome un plumero y se lo extendí para que ella lo usara en lugar de hacer que tosiera nuevamente.
– Dime una cosa – Dije tomando un viejo libro de portada café, tapa dura y titulo en otro idioma – Si tienes sirvientes, ¿por qué debemos hacerlo nosotras?
– Porque no estábamos haciendo nada – Dijo Lissa sonriendo – Además no todo lo pueden hacer ellos. Tenemos que ayudar
– Soy tu guardiana, no tu limpia libros –
– Limpia libros – Rió – Que lindo
– Podríamos hacer que los sirvientes limpien la librería y no nosotras – Dije suspirando mientras tomaba un par de libros para guardarlos. Una vez que ya estaban limpios.
– Sí, pero ya no te quejes – Ella se arrodillo para sacar una vieja caja que parecía muy pesada. Termine de guardar los libros y ayude a Lissa con la caja. Yo realmente no le preste atención, pero a ella le dio curiosidad – ¿Qué crees que tenga?
– ¿Libros? – Pregunte como si fuera obvio meintras tomaba otro libro.
– Tiene una nota pegada – Dijo Lissa sonriendo – «A quien haya encontrado esta caja debe saber una cosa. Leer los siguientes libros involucra muchas cosas al descubierto. Lector, si piensas leerlos debes terminar con los seis» Suena interesante
– Seguro son libros de historia – Gruñí limpiando una caratula – Vamos, deja eso y ayúdame
– Rose, mira – Mire a Lissa y la vi sacando un libro. Camine hasta ella y mire el que ya tenía en manos – Vampire Academy. Oh tiene una nota «Para leer estos libros debes hacerlo en este orden: Vampire Academy - Frostbite - Shadow Kissed – Promise Blood - Spirit Bound – Last Sacrifice
– Uhm títulos en ingles – Dije tomando un libro. Abrí el libro llamado Promise Blood, pero no pude encontrar letra alguna. Mire a Lissa como si estuviera loca y ella abrió el primer libro enseñándome la escritura – Están defectuoso
– Aquí dice que son libros encantados con Espíritu – Sonrió emocionada – Solo aparece la escritura cuando se termina de leer uno. Es decir hay que seguir el orden
– Oh genial – Rodé los ojos – ¿Podemos volver a guardarlos e irnos?
– No – Me sonrió con firmeza – Vamos a leerlos. Invitare a nuestros amigos y a tus padres
– ¿Estás loca? – Pregunte sorprendida – Yo no leere esos libros. Me tarde un año en leer el Codigo de Da Vinci
– Sí es verdad – Sonrió – Pero no me importa
Gruñí tomando la caja de los libros. Lissa me obligo a seguirla a una sala de la corte. Ella sonrió emocionada mientras colocaba unos puff en el suelo, una mesa en medio con comida y esperaba a que los de llegaran. Deje la caja en la mesa y mire el primer libro de la lista con la impresión de que lo que estaba escrito dentro me iba a molestar de una u otra forma. Lissa me prohibió revisarlos antes.
Tome una donuts de la mesa y luego me senté en un puff rojo cuando a Lissa que estaba en uno amarillo. Esperamos a que llegaran los demás y cuando lo hicieron no pude evitar quejarme por su retraso. Dimitri y Christian fueron los primeros en entrar, lo que fue bueno ya que al verlo no pude evitar sonreír. Dimitri se sentó a mi lado en un puff azul y Christian al lado de Lissa en uno verde. Poco después llegaron Eddie y Jill con una sonrisa sentándose al lado de Dimitri en un puff rosado y celeste, Adrian y Sydney llegaron poco después sentándose en uno blanco y otro negro (que linda forma de describir a la criatura de la noche y al humano), poco después mis padre sy con eso no pude evitar regañar a Lissa y finalmente Sonya y Mikhail.
– ¿De qué va esto? – Pregunto mi madre seria. Se había sentado en el sofá detrás de los puff cruzada de brazos.
Lissa sonrió emocionada y comenzó a explicar como fue que encontramos los libros, lo que podrían contener y sobre como hay que leerlos para poder ver la escritura en los otros. Tome la caja dejándola debajo de la mesa de centro y luego acomodamos las cosas. Ella sonrió tomando el primer libro y lo abrió.
– ¿Listos? – Pregunto emocionada.
– No – Gruñí.
Todos rodaron los ojos y asintieron a Lissa.
– Es una sinopsis – Sonrió Lissa.
Los dhampir no pueden enamorarse.
– ¿Ah no? – Pregunto Jill sorprendida.
Son exclusivamente guardianes y están a protegerse continuamente de las mortales amenazas de los Strigoi (los vampiros no muertos más violentos y peligrosos, los únicos que nunca mueren).
– Sí mueren – Recordé frunciendo el ceño – Ese libro está mal. Te dije que era sobre historia antigua
Lissa me miro divertida y siguió leyendo.
Esto es un problema para Rose
– ¿Qué? – Pregunte confundida. Todos me miraron sorprendidos.
cuando descubre que su tutor en la Academia de Vampiros va a ser Dimitri, por quien se siente atraída.
– Esto va a estar interesante – Dijo Adrian frotándose el mentón con un brillo malicioso – Escribiste el libro y fingiste que no para que todos supiéramos cosas de ti
– Sí, y luego los encante con Espíritu – Dije con sarcasmo. Christian se rió divertido y luego abrió la boca.
– Rose, no tenías que mentir así – Sonrió.
– Dame eso – Tome el libro molesta – ¿Quién diablos escribió esto?
– Rose, deberías dejar que Lissa siga leyendo – Dijo mi madre seria.
Gruñí molesta y Dimitri me besó en la mejilla con una sonrisa para tranquilizarme y honestamente funciono muy bien.
El único rival a su medida es también es el único que puede ayudarla a salvar a su mejor amiga…
– Ah yo ya sabía que tú siempre pensabas en mí – Sonrió Lissa complacida. Rodé los ojos y sonreí tranquila – Bien, ¿quién va a leer el primer capítulo?
Todos nos miramos entre nosotros y luego Jill levanto la mano con una sonrisa. La mire tranquila y luego me acomode de una forma en que pudiera apoyar mi espalda en el pecho de Dimitri, él me rodeó con sus brazos y me besó en la mejilla.
– Capítulo 1… – Sonrió Jill comenzando a leer.
Sentí su miedo antes de escuchar sus gritos.
Fruncí el ceño sintiendo un ligero dejá vù al escuchar eso.
Su pesadilla golpeó, sacándome de mis propios sueños, que había tenido algo que ver con una playa y algún chico guapísimo aplicándome crema bronceadora.
Palidecí enseguida. Yo recordaba eso, ese sueño y los gritos. ¡Santa mierda! Ese libro tiene mi punto de vista, ¿por qué?
– Lissa es mejor no leerlo – Dije nerviosa. Dimitri lo noto y me miro preocupado.
– ¿Te sientes bien? – Pregunto preocupado.
– ¿Rose? – Pregunto Jill mirándome intrigada.
– Es solo que… ese libro tiene mi punto de vista – Apunte al libro en las manos de Jill – Oh santa mierda. ¡NO!
– ¿Cómo lo sabes? – Pregunto Christian sonriendo – Apenas son unas cuantas líneas
– Yo lo sé – Dije frunciendo el ceño – Como si no recordara mi propio sueño
– Uhmm – Lissa sonrió maliciosa – Siempre quise saber que sucede en tu cabeza
– Sí, oh esto va a estar bueno – Dijo Adrian frotando sus manos suavemente con un brillo divertido en sus ojos. Gruñí.
Imágenes –suyas, no mías– se precipitaron a través de mi mente: fuego y sangre, el olor del humo, el metal retorcido de un coche.
– Ouh – Lissa palideció también. Ella había recordado exactamente lo mismo que yo con solo esas palabras. Obviamente ese sueño se trataba sobre el accidente que tuvimos hace un par de años atrás.
– ¿Quieres qué siga? – Pregunto Jill notando que algo andaba mal.
– Sí, sigue – Sonrió forzada. Christian puso un brazo en su hombro atrayéndola a si mismo y la besó en la frente. Sonreí un poco y luego mire a Jill.
Las imágenes me envolvieron, asfixiándome, hasta que una parte racional de mi cerebro me recordó que ése no era mi sueño.
– ¿Tienes una parte racional? – Pregunto Eddie burlándose – Pensé que todo tu cerebro era irracional
– Hey, puedo ser muy racional cuando quiero – Dije como si fuera obvio.
– No, de hecho no – Dijo Christian riendo también.
– Babosos – Mascullé. Dimitri me besó en la parte superior de la cabeza. Hasta el momento había hecho un buen trabajo manteniéndose en silencio.
Me desperté, largos mechones de mi oscuro cabello, se pegaban a mi frente.
– Ui – Jill se detuvo con una mueca. Rodé los ojos y le hice un ademan para que siguiera.
Lissa estaba acostada en su cama, retorciéndose y gritando. Salté de la mía, y rápidamente, crucé los pocos metros que nos separaban.
"Liss" dije, sacudiéndola "Liss, despierta"
Sus gritos disminuyeron, siendo sustituidos por suaves quejidos.
"Andre" gimió ella "Oh Dios"
– Hmm – Nadie dijo nada. Todos habían permanecido en silencio y Lissa tenía la mirada perdida en el suelo.
La ayude a sentarse.
"Liss, ya no estás allí, despierta"
– ¿La sentaste dormida? – Adrian me miro confundido y extrañado – ¿Por qué?
Me encogí de hombros.
Después de un tiempo sus ojos, comenzaron a abrirse y, en la débil luz, pude ver un parpadeo de consciencia. Su frenética respiración disminuyó, y ella se inclino hacia mí, descanso su cabeza en mi hombro. Pasé una mano alrededor suyo y coloque una mano sobre su pelo.
"Está bien" le dije con cuidado "Está todo bien"
"Tuve ese sueño"
"Sí, lo sé"
Permanecimos así sentadas durante varios minutos, sin decir nada más. Cuando sentí que se había calmado, me incline sobre la mesita que estaba entre nuestras camas y encendí la lámpara. Brilló débilmente, pero ninguna de las nosotras necesitaba mucho para ver. Atraído por la luz, nuestro compañero felino, Oscar, se posó encima del alfeizar de la ventana abierta.
Se mantuvo a una distancia segura de mí –por alguna razón, a los animales no les gustaban los dhampir – pero salto de la cama y froto su cabeza contra Lissa, ronroneando suavemente.
– Gato tonto – Mascullé.
– Tal vez no es que a los animales no les gusten los dhampir – Dijo Dimitri divertido.
Los animales no tenían problemas con los Moroi, y todo ellos amaban a Lissa en particular.
– No me sorprende – Dijo Christian con una sonrisa besándola en los labios. Ella no dijo nada, solo sonrió.
Sonriendo, ella se rasco su barbilla y sentí que se calmaba aún más.
– Viva el vínculo – Alcé las manos con una sonrisa.
Lissa bufó – No es justo. Yo no puedo sentirte y tú sí a mí. Injusto
"¿Cuándo fue la última vez que te alimentaste?" Pregunte estudiando su rostro.
– No me gusta a donde va eso – Dijo mi madre seria.
– Supongo que se pondrá mejor, ¿no? – Jill me miro sonriendo mientras yo comenzaba a silbar para distraerla.
Su piel estaba más pálida que de costumbre. Tenía enormes ojeras, y tenía un aire de debilidad. La escuela había sido agitada esta semana, y no recordaba la última vez que le había dado sangre "¿hace como… dos días, verdad? ¿Tres? ¿Por qué no dijiste nada?
Mi madre gimió – Sabía que no iba a ser bueno
– ¿La alimentaste? – Pregunto Sydney con una mueca.
Yo le indique a Jill que siguiera la lectura.
Ella se encogió intentando no mirarme.
"Estabas ocupada. No quise–"
Jill se detuvo y todos la miraron ansiosos de saber por qué. Yo sonreí divertida.
"¡A la porra con eso!" Dije en una posición mejor. No me extrañó que pareciera tan débil. Oscar, no queriéndome cerca, se bajó de la cama y volvió a la ventana donde podría mirarnos desde una distancia segura.
– Nuevo récord – Dijo Adrian divertido – El gato te odia
– U odia lo que íbamos a hacer – Me estremecí cuando Lissa lo dijo. Ella me dio una mirada tranquila con un gracias plantado en la frente. Yo asentí sonriendo.
"Vamos. Hagámoslo"
"Rose–"
"Vamos. Te hará sentir mejor"
– Siempre tan insistente – Dijo Abe con orgullo. Lo mire fijamente por unos segundos.
– Hey, ella se estaba muriendo – Me defendí – ¿Crees que la iba a dejar?
– Buen punto – Dijo Abe pensativo. Miro a Lissa y luego a mí – Pero aún así tus métodos…
– Jill sigue leyendo – Me reí.
Incliné la cabeza y aparté mi pelo atrás, dejando mi cuello al descubierto. La vi vacilar, pero la vista de mi cuello y lo que éste ofrecía resultaba demasiado tentador. Una expresión hambrienta cruzó por su rostro, y sus labios se separaron ligeramente, exponiendo los colmillos que ella normalmente mantenía ocultos al estar viviendo entre la gente.
– ¿Realmente piensas que expondría la verdad frente a todos? Es decir, ella no andaría caminando por allí diciendo: miren mis colmillos, soy un vampiro – Se rió Adrian – Enserio Pequeña Dhampir, tus pensamientos son divertidos
– Exactos. Son mis pensamientos. Están destinados para mí – Me queje – No para ustedes
– ¿Ni para mí? – Pregunto Dimitri.
– Especialmente no para ti – Respondí recordando todas las cosas que pensé sobre él. Oh Dios. ¡El hechizo de lujuria! No creo que… oh por Dios, espero que no.
Con su hermosa cara y su pelo rubio pálido, parecía más un ángel que un vampiro.
– ¿Enserio? – Lissa me miro aturdida – ¿Lo parezco?
– Yo coincido con ella – Dijo Christian besándola en los labios. Hubo un silencio, pasaron unos segundos, Christian me miro y yo a él. Otro silencio. Nos estremecimos – Oh eso fue raro
– Demasiado – Dije sintiendo los brazos de Dimitri rodearme mientras se reía.
Cuando sus dientes se acercaron a mi piel desnuda, sentí el corazón latir aceleradamente con una mezcla de miedo y anticipación. Siempre odiaba el sentimiento que venía después, pero no había que pudiese hacer, era una debilidad de la que no podía liberarme.
– ¿Cuál? – Pregunto Eddie con un tono malicioso. Rodé los ojos ignorándolo.
Sus colmillos me mordieron, con fuerza, y lloré en la breve explosión de dolor. Entonces desapareció sustituyéndose por un maravilloso y excelente placer que se extendió por todo mi cuerpo.
Casi todos gimieron, pero no de placer, más bien no les gustaba la idea de escuchar esas palabras juntas en una oración después de una mordida de vampiro. Yo me mordí el labio inferior sonrojándome de vergüenza y Lissa me regalo una sonrisa compasiva.
Era mejor que cualquiera de las veces que me había emborrachado.
– Y fueron muchas – Dijo Lissa divertida.
Mejor que el sexo
– Oh no lo creo – Dijo Adrian divertido rodeando a Sydney con un brazo. Sentí nauseas al ver a esos dos así, pero las ignore.
o eso es lo que imagine, ya que nunca lo había hecho.
– ¿¡ERAS VIRGEN!? – Gritaron todos reventando mis tímpanos. Yo les sonreí nerviosa y luego mire a Dimitri intentando buscar ayuda, él se rió entre dientes y me besó en la frente. Al ver que no iba a colaborar, y seguro porque sabía que Abe lo mataría si sabía que perdí mi virginidad con él aún siendo estudiante y menor de edad, tome una donuts y rodé los ojos.
– En mi defensa no era la chica que todos creían que era – Dije – Por favor. Como si realmente me hubiera acostado con toda la escuela
– Son los rumores – Se rió Christian. Lo mire fijamente molesta.
Era una manta de puro y refinado placer, que me envolví y me prometía que todo iría bien en el mundo.
– Rose – Gimió Lissa – ¿Tenías que describirlo?
– Una vez más, son mis pensamientos privados; no públicos –
Las sustancias químicas en su saliva provocaron una descarga de endofinas, y perdí la noción del mundo, perdí la noción de quien era yo.
– ¿Cuánto tomaste? – Pregunto Sonya sorprendida. Lissa se sonrojo encogiéndose de hombros.
– Supongo que no mucho – Se notaba dudosa – Creo
Entonces, lamentablemente, todo terminó. Ocurrió en menos de un minuto.
– ¿Lamentablemente? – Pregunto Sydney asqueada – Rose…
– Wow Pequeña Dhampir – Adrian sonrió malicioso – Hablando así pareces una…
– Ni se te ocurra decirlo – Adrian palideció enseguida y se mostró asustado. Eso hubiera estado genial si yo hubiera dicho aquello, pero la cosa es que no fui yo. Dimitri lo fulminaba con la mirada enojado. Ambos sabíamos la razón por la que (aun de broma) no permitiría que Adrian dijera esas tres palabras.
– Wow – Eddie trago saliva sorprendido – Dimitri, él solo estaba…
Yo frote el brazo de Dimitri y lo besé en la mejilla – Tranquilo – Susurre. Él me miro sorprendido y asintió lentamente para luego besarme en la frente.
– Lo siento – Murmuro – Jill, por favor sigue
Ella se apartó, limpiándose los labios con el dorso de la mano mientras me observaba.
"¿Estás bien?"
"Yo… Sí". Me acosté en la cama, mareada por la pérdida de sangre "Solo necesito dormir un poco. Estoy bien"
Sus ojos, de un color verde jade pálido, me miraron con preocupación.
Entonces se puso de pie.
"Voy a buscarte algo de comer"
Mis protestas llegaron tarde a mis labios, y ella ya se había marchado antes de que pudiera decir nada. El zumbido que provocaba el mordisco disminuyó en cuanto ella rompió la conexión, pero aún quedaba una pequeña presencia en mis venas y sentí que una tonta sonrisilla me cruzaba los labios. Gire la cabeza y mire a Oscar que permanecía sentado en la ventana.
"No sabes lo que estás perdiendo" le dije.
– Tú estabas muy mal – Se rió a carcajadas Christian – Hablabas con un gato
Bufé.
– En mi defensa una mordida te aturde y hace que no pienses con claridad – Me crucé de brazos.
– Tú nunca piensas con claridad – Dijo Jill sonriendo.
– Sigue leyendo – Dije entre dientes. Tome una botella de agua de la mesa y bebí un poco mientras todos reían divertidos.
Su atención se centraba en algo que estaba afuera. Estaba agazapado y se erizó su pelo. Su cola se movía nerviosamente.
– Quizás estaba incomodo contigo y Lissa – Sonrió Sydney.
Negué con la cabeza y le indique a Jill que siguiera.
Mi sonrisa se desvaneció y me obligué a levantarme. El mundo dio un giro yd decidí esperar a que se pusiera derecho antes intentar levantarme.
Lissa se rió entre dientes.
Cuando lo logré, el mareo regreso y esta vez se negó a desaparecer. Aún así me sentí lo suficientemente bien para como para dar un traspié hacia la ventana y mirar junto a Oscar.
– Y así fue… como comenzó su honorable amistad – Dijo Christian riendo.
Lissa se rió también y le dio un suave golpe en el hombro que nos causo algo de risa a todos.
Él me lanzó una mirada cautelosa, apenas duró unos segundos, y luego volvió a centrarse en aquello que había llamado su atención.
Una brisa cálida –anormalmente caliente para Portland,– jugó con mi pelo cuando me asomé. La calle estaba oscura y relativamente tranquila. Eran las tres de la mañana, y la única hora en la cual el campus universitario se tranquilizaba, al menos un poco. La casa en la que habíamos alquilado una habitación durante los últimos ocho meses estaba situada en una calle residencial junto a otras viejas casas con las que no se armonizaban. Al otro lado de la carretera, una farola parpadeaba, casi a punto de apagarse, pero aún emitía la suficiente luz como para dejarme ver las formas de los autos y de los edificios. Podía distinguir la silueta de los árboles y arbustos de nuestro viejo patio.
Y a un hombre mirándome.
Jill chilló sorprendida dejando de leer. Me miro preocupada y luego miro a los demás.
– Un acosador – Abe apretó los puños.
Dimitri me sonrió y murmuro algo en mi oído, algo en ruso. Yo sonreí levantando la mirada para recibir un besó en los labios.
– Te amo – Murmuro sonriendo.
– Y yo a ti –
Me estremecí ante la sorpresa. Una figura estaba allí parada ante un árbol en el patio, a unos diez metros de distancia, donde se le podía ver claramente a través de la ventana.
Estaba lo suficientemente cerca como para que, probablemente, si hubiera lanzado algo le hubiera golpeado.
– ¿Enserio Roza? – Pregunto Dimitri sorprendido. Yo sonreí divertida.
Tan cerca que podría haber visto lo que Lissa y yo acabábamos de hacer.
Las sombras lo cubrían tan bien que incluso mi visión mejorada no podía ver ninguno de sus rasgos, excepto su altura. Era alto. Realmente alto. Estuvo allí parado un momento, dejándose ver apenas, y luego dio un paso atrás despareciendo bajo las oscuras sombras de los árboles del otro lado del lejano jardín. Estuve muy segura de haber visto a alguien más acercarse para reunirse con él antes de que ambos fuesen tragados por la negrura.
– Eres muy descriptiva – Comentó Abe pensativo – Demasiado
– Es lo que vi – Me encogí de hombros – Y no sé quejen. Si los otro cinco son iguales a este, digamos que habrá mucho que leer
Quienes quieran que fuesen esas figuras, a Oscar no le gustaron. Sin contarme a mí, a él solía caerle bien la mayoría de la gente, mostrándose molesto solo con esa gente que representaba un peligro inminente. El tipo de allí afuera no había hecho nada que amenazase a Oscar, sin embargo el gato se sintió amenazado por algo, algo que lo puso en alerta.
Algo parecido a lo que siempre sentía por mí.
Eddie contuvo la risa y yo sonreí ligeramente. Él hizo lo posible, pero tarde o temprano termino riendo divertido.
– Los animales y tú no son compatibles – Dijo Lissa sonriendo – No es con los dhampir
– No. Oscar tenía un pésimo temperamento – Dije riendo.
– Claro que no, a él no le gustabas – Dijo Lissa divertida.
Un temor frío me atravesó y casi, –aunque no completamente– consiguió desaparecer la sensación de felicidad del mordisco de Lissa. Me aparte de la ventana, me vestí con unos tejanos que encontré en el suelo y que debían haber haberse caído durante el proceso. Después de vestirme, cogí mi abrigo y el de Lissa junto con nuestras carteras. Me puse los primeros zapatos que vi y salí por la puerta.
La encontré en el piso de abajo, en al aglomerada cocina, hurgando en la nevera, uno de nuestros compañeros de habitación, Jeremy, estaba sentado en la mesa, tenía una mano sobre la frente mientras miraba tristemente el libro de cálculo. Lissa me miró con sorpresa.
– ¿Y cómo querías que te mirara? – Pregunto Lissa interrumpiendo a Jill – ¿Emocionada?
Me reí divertida.
– No, pero al menos sé que te importo – Me reí. Ella también se rió y asintió con al cabeza.
"No deberías estar levantada"
– Uh, alguien se está enojando – Se rió Christian besando la mejilla de Lissa.
– No estaba enojada, estaba sorprendida. Ella no debía estar levantada – Se defendió Lissa.
"Tenemos que irnos. Ahora"
Sus ojos se abrieron y un segundo después lo comprendió. "Estás…hablando en serio? ¿Estás segura?"
– Me sorprende que dudaras de mí – Dije sacudiendo la cabeza.
– Bueno, ¿qué querías que pensará? – Pregunto ella divertida. Le hizo un ademán a Jill para que continuara.
Asentí. No podía explicarlo cómo lo sabía con certeza, simplemente lo sabía.
– ¿Lo ves? – Pregunto Lissa divertida – Es por eso que lo dudaba un poco
– Pero sus instintos casi siempre tienen la razón – Dijo Eddie riendo.
– ¿Casi? – Levante una ceja.
– Aquella vez que fuimos a acampar de día. Dijiste haber oído algo – Dijo Eddie sonriendo – Y resulto ser una bolsa de basura que estaba atrapada en una rama y el viento la estaba soplando
– Pero oí algo más. Yo sé que alguien nos seguía ese día – Dije con firmeza.
– No es cierto – Dijo Eddie.
– Ya, por favor, quiero saber que va a suceder ahora – Dijo Christian sonriendo – Jill por favor ignora a estos y sigue
Jeremy nos miró con curiosidad.
"¿Qué sucede?"
Una idea surgió en mi mente. "Liss, consigue las llaves de su coche."
– ¿Le pediste que usara su compulsión? – Pregunto Adrian sorprendido – Pensé que no te gustaba que la usara
– Sí, pero ese era un caso especial. Nos estaban siguiendo – Sonreí. Dimitri serió entre dientes causando que todos lo miraran preocupados. Me besó en la mejilla susurrando que era más escurridiza de lo que pensaba.
Él nos miró a una y a otra alternativamente. "¿Qué vas a–?"
Lissa caminó hacia él sin vacilar. Su temor se deslizó dentro de mí a través de los lazos psíquicos que habíamos establecido, pero había algo más también: Su fe absoluta en que me ocuparía de todo, en que estaríamos seguras. Como siempre, esperé a ser digna de esa confianza.
– ¿Estás hablando en serio? – Mikhail me miro sorprendido.
– ¿Cómo que digna? Tú eres la única persona en que confió más que en nadie. Siempre lo has sido – Dijo Lissa algo sorprendida – No pensé que realmente te preocupara eso
– ¿Qué hay de mí? – Pregunto Christian.
– Sí también confió mucho en ti, después de Rose, pero ella es mi mejor amiga. Ha arriesgado tanto por mí que es imposible no confiar en ella – Dijo Lissa sonriendo. Yo le regale una sonrisa – Excepto cuando tiene una sonrisa maliciosa en el rostro. Eso da miedo y me hace querer alejarme de ella porque es peligrosa
Mi sonrisa se desvaneció.
– Es verdad – Apoyó Dimitri – Siempre que tienes esa sonrisa es porque tramas algo que no resultará bien
– Hey. Yo puedo tramar algo que resultará bien –
– Así se habla niña – Abe me sonrió – Siempre positivo
– ¿Cómo puedes decir eso? – Pregunto mi madre frunciendo el ceño – No le des ideas. Ya tiene la cabeza llena de ellas
Rodé los ojos como Abe sonrió orgulloso. Jill siguió leyendo.
Ella sonrió ampliamente y lo miró fijamente a sus ojos. Por un momento, justo al principio, Jeremy se mostró confuso, entonces vi al esclavo apoderarse de él.
– Eso sonó tan cruel – Dijo Lissa mirándome con una expresión incomoda – No tenías que describirlo así
– No era para que lo supieras – Dije – Mis pensamientos, ¿recuerdas?
Sus ojos se volvieron cristalinos, contemplándola con admiración.
– Maldito desgraciado – Dijo Christian con un tono celosos entre dientes. Lissa lo besó en los labios y él se tranquilizo un poco.
"Necesitamos que nos prestes tu coche" dijo Lissa en un tono suave. "¿Dónde están las llaves?"
Él sonrió, y yo me estremecí. Tenía una alta resistencia a la coacción, pero podía sentir claramente sus efectos cuando iban dirigidos a otra persona.
– Ese es su vínculo – Dijo Sonya sonriendo – Siempre te va a permitir sentir cosas que los demás no pueden, en especial porque se relaicona con Lissa
– Eso es lo bueno –
– Es lo malo – Me contradijo ella – ¿Por qué yo no puedo sentirte?
Nuestro vínculo había desaparecido momentáneamente por unos largos meses, pero luego regreso como si nada. Me parece que la bala de Tasha no se deshizo por completo de él y mi participación al luchar por vivir no era lo que hizo que se bloqueara, se bloqueo porque cuando la recibí Lissa no pudo sanarme y entonces me toco a mí por una vez en al vida luchar por lo que quería. Entonces el vínculo volvió a los meses después cuando estábamos en la cocina y accidentalmente me corté al pelar una zanahoria. Lissa me curo la herida pese a que no quería y poco después el vínculo apareció lentamente en nosotras. Como si nunca se hubiera ido.
Esto más la experiencia de toda la vida me había enseñado que usarlo estaba mal.
– Allí está – Señalo Lissa – Su desacuerdo la coacción
Rodé los ojos sonriendo y le di un empujón suave en el hombro.
Jeremy buscó en un bolsillo y le entregó un juego de llaves que colgaban de un llavero rojo.
"Gracias" dijo Lissa "¿Dónde está aparcado?"
"Calle abajo" contesto distraídamente. "En la esquina con Brown. A cuatro manzanas"
"Gracias." Repitió ella volviéndose."En cuanto nos hayamos ido quiero que sigas estudiando. Olvida que nos has visto esta noche"
– Que sabia por pedirle eso – Dijo Jill interrumpiendo. Lissa le sonrió con superioridad mientras yo bufaba.
Él asintió atentamente. Tuve la impresión de que incluso saltaría de un acantilado si ella se lo hubiera pedido. Todos los humanos son susceptibles a la coacción, pero Jeremy aún parecía más débil que la mayoría. Lo cual nos benefició en ese momento.
"Vamos" le dije a Lissa. "Tenemos que irnos"
Salimos en dirección a la esquina que nos había indicado. Yo aún estaba mareada por el mordisco y continuaba tropezando, incapaz de moverme tan rápido como quería.
– Oh no puede ser – Adrian gimió – Yo tenía que ver eso. Sería genial ver como caminabas
– Tropezaba con hormigas cabezonas – Me excuse sonriendo. Adrian rodó los ojos.
Continuamente, la ansiedad que había en su mente me invadía. Intente ignorarla lo mejor que pude, pues tenía mis propios miedos con los que lidiar.
– Me haces ver como un estorbo – Bufó Lissa rodando los ojos. Yo sonreí tranquila y le sacudí una dona frente a su rostro. Ella me frunció el ceño – Eso solo funciona contigo
Todos rieron al ver que ella tenía razón. Yo me reí y me di un mordisco.
"Rose… ¿Qué vamos a hacer si nos atrapan?" Susurró.
"No lo harán" Repuse con fiereza. "No se lo permitiré"
– Sin embargo lo hicieron – Dijo mi madre seria. Dimitri serió y yo le di un codazo, entonces me besó en la mejilla.
– Aunque fue impresionante que aún siendo superada en número y estando mareada hayas intentado pelear para protegerla – Me susurro al oído – Me encantas así…
– Gracias – Sonreí de oreja a oreja.
"Pero si nos encuentran –"
"Ya nos encontraron antes y no pudieron cogernos. Simplemente iremos en coche hasta la estación de tren y de allí a Los Ángeles. Nos perderán la pista."
– Todo planeado Pequeña Dhampir – Alago Adrian – No me sorprende
Hice que pareciese simple.
– Y vaya que sonaba sencillo – Dijo Sydney riendo.
Siempre lo hacía, aunque no hubiera nada simple en huir de las personas con las que habíamos crecidos. Llevábamos haciéndolo dos años, escondiéndonos dónde podíamos e intentando terminar el instituto.
– Aún así no era lo mismo – Dijo Abe negando con la cabeza – Los humanos no les harían enseñado las cosas que necesitaban saber
– Es verdad – Coincidió Lissa mirándome – Y tú apenas si podías cursar con esas calificaciones
La mire ofendida.
– Perdón pero alimentarte, esconder y cuidarte nunca fue sencillo – Dije.
– Por eso te quiero – Me sonrió divertida.
Nuestro último año acababa de comenzar, y vivir en un campus universitario parecía seguro. Estábamos tan cerca de la libertad.
– Claro que no – Se rió Dimitri.
Rodé los ojos.
Ella no dijo nada más, y sentí como aumentaba su fe en mí.
– Estabas a desconfiar de mí – La mire con los ojos entrecerrados y ella sonrió despreocupada tomando un poco de bebida.
Así había sido siempre entre nosotras. Yo era la que tomaba las riendas de la acción, quién se aseguraba de que las cosas sucediesen, –a pesar de que algunas veces lo hacía de forma imprudente.
– ¿Algunas veces? – Preguntaron todos incrédulos.
– ¡Ay por Dios! – Me queje – No me iba a arriesgar
– Fue siempre – Dijo Lissa – Aún lo haces
Ella era la más razonable, la que pensaba las cosas y las analizaba profundamente antes de actuar.
– Gracias – Sonrió ella aunque con ironía.
Ambos estilos tenían sus ventajas, pero por el momento, la imprudencia se imponía. No teníamos tiempo para vacilaciones.
Apunte a todos con el dedo lanzando mi mejor mirada asesina antes de que se les ocurriera comentar eso. Todos se encogieron de hombro y pude notar como Adrian, Eddie y Christian reprimían la risa.
Lissa y yo habíamos sido las mejores amigas desde el jardín de infancia, cuando nuestro profesor nos emparejó juntas en las lecciones para aprender a escribir.
– Sí – Lissa chillo sonriendo – Fue tan divertido ese día
– Termine castigada – Me reí también. Mientras todos nos miraban confundidos nosotras nos reíamos de lo que sabíamos – Seguro que lo explica en el libro
Obligar a un niño de cinco años a deletrear Vasilisa Dragomir y Rosemarie Hathaway va más allá de la simple crueldad, y nosotras, – o mejor dicho, yo, – respondí a ello apropiadamente. Arrojé el libro a nuestro profesor y lo llamé bastardo fascista. No sabía lo que significaban esas palabras, pero aprendí cómo se acierta a un blanco móvil.
– No puedo creer que lo hayas hecho – Abe se rió divertido – ¿Y no sabías que significaba? Tenías un lenguaje horrible desde pequeña
– Sigues apoyándola – Mi madre lo miro incrédula – Está mal. De partida porque atacar a un maestro está muy, pero muy mal
– Él comenzó – Me defendí riendo – Era crueldad
– Fue extraño. Después de eso yo supe que íbamos a ser mejores amigas – Dijo Lissa – Pero creo que debí saber que me ibas a meter en tantos problemas…
Sonreí con orgullo.
Lissa y yo habíamos sido inseparables desde entonces.
– Siempre lo serán – Corearon todos sonriendo.
"¿Oyes eso?" preguntó de pronto.
Me llevó unos segundos reconocer lo que sus agudizados sentidos ya habían oído. Pasos, moviéndose rápidamente. Hice una mueca. Aún nos quedaban dos manzanas por recorrer.
"Tenemos que correr" dije cogiéndola del brazo.
"Pero no puedes–"
"Corre"
– Siempre tan Rose – Sonrió Christian.
Puse toda mi voluntad para no desmayarme sobre la acera. Mi cuerpo se negaba a correr después de perder sangre o mientras aún estuviese metabolizando los efectos de su saliva. Pero ordené a mis músculos que dejasen de fastidiar y pegasen a Lissa mientras nuestros pies golpeaban sobre el asfalto.
– Fue un mal momento para alimentarla – Dijo mi madre resaltando lo obvio.
– Ya lo sé – Asentí – Pero si hubiera sabido que nos iban a seguir probablemente no lo hubiera hecho hasta después de escapar
Normalmente yo podría haber corrido con ella sin ningún esfuerzo extra –especialmente porque ella estaba descalza–, pero esta noche ella era lo que me mantenía derecha.
Él era mayor que nosotras, quizá unos veinte-pocos, y tan alto como me había figurado, probablemente de unos dos metros.
– ¿Dos metros? – Pregunto Christian pensativo.
– Me parece que conoceremos la identidad del hombre misterioso – Dijo Eddie sonriendo. Yo imaginaba que ya todos se habían dado cuenta, en especial porque Dimitri no dejaba de reírse cuando Jill leyó la parte de dos metros.
En otras circunstancias, –digamos cuando estuviera obstruyendo nuestra desesperada huida, – habría pensado que él era atractivo. Pelo marrón a la altura de los hombros, sujetado en una corta cola de caballo. Ojos marrón oscuro. Un abrigo largo y marrón, –un guardapolvos, creo que se llama así.
Todos miraron a Dimitri sonriendo. El guardapolvos lo había delatado en grande. Él sonrió mostrando lo dientes y luego me besó en la mejilla.
– Y vaya que pensó que era atractivo – Dijo Christian riéndose. Yo en lugar de responder sonreí y besé a Dimitri en los labios.
Pero ahora era irrelevante lo bueno que estuviera.
– Hey – Rompió nuestro besó mirándome ofendido. Yo sonreí nerviosa.
Él solo era un obstáculo que nos mantenía a mí y a Lissa lejos del coche y de nuestra libertad.
– Gracias – Dijo con sarcasmo. Le frote el brazo y lo besé en la mejilla para calmarlo un poco.
Los pasos de detrás de nosotros disminuyeron, y supe que nuestros perseguidores nos habían atrapado.
– Arriba las manos y no hagan ningún movimiento – Eddie apunto con sus dos manos juntas formando una falsa pistola a mí y a Lissa – Es la policía y las vamos a llevar devuelta a la academia señoritas fugitivas. Suban vehículo
Nosotras nos reímos. Jill también y luego volvió a la lectura.
En los costados, detecté más movimiento, más gente acercándose. Dios. Ellos habían enviado por lo menos una docena de guardias para recuperarnos. No lo podía creer. Ni siquiera la reina viajaba con tantos.
Presa del pánico, y no por completo control de mi razonamiento, actué por instinto.
– Tú siempre actúas por instinto – Me recordó Dimitri riendo mientras me sujetaba con más fuerza por la cintura y me besaba en los labios.
Me presione contra Lissa, manteniéndola detrás de mí y lejos del hombre que parecía ser el líder.
"Dejadla en paz" gruñí. "No la toquéis"
– Siempre tan protectora – Dijo Christian sonriendo – Por Dios, que aún sin ser guardiana ya estaba arriesgándose
Su semblante era ilegible, pero levantó sus manos en lo que aparentaba ser algún tipo de gesto calmante, como si yo fuera algún animal rabioso que acababan de sedar.
– Al que hable lo mato – Amenacé cuando todos abrieron la boca. Lentamente la cerraron por mi amenaza. Tal vez no matar, pero si causar daño.
"No voy a–"
Dio un paso al frente. Acercándose aún más.
Lo ataqué, saltando en una maniobra ofensiva que no había usado en dos años, no desde que Lissa y yo humos. La maniobra fue estúpida, otra acción que había nacido del miedo y el instinto. Y fue inútil. Él era un guardia habilidoso, no era un novato que aún no había completado su entrenamiento. Tampoco era débil o estaba a punto de morir.
– Pero yo sí – Dije tomando otra dona.
– No tenías que haber dejado de entrenar aún sí hubieras escapado – Dijo mi madre bebiendo un poco de agua.
– Si hubiera entrenado probablemente no estaríamos aquí. Además, nos superaban en número, era un injusticia grande – Dije mirando a Dimitri que se encogió de hombros.
Y hombre, él era más rápido. Había olvidado lo rápido que los guardias podían ser, como se podían mover y golpear como cobras. Me bloqueó en pleno vuelo y, con sus manos, me golpeó y me envió hacia atrás. No creo que él hubiera querido golpearme tan fuerte, –probablemente solo quería mantenerme alejada– pero, debido a mi falta de coordinación en mi habilidad para responder, fui incapaz de erguirme. Comencé a caer, directamente hacia la acera, apuntando con la cadera. Iba a doler. Mucho.
Solo que no llegó a suceder.
– ¿A no? – Sydney me miro confundida. Yo negué.
Tan rápido como me bloqueó, el hombre me alcanzó y me agarro del brazo, poniéndome en pie.
Cuando me sostuve por mí misma, noté que me estaba observado –o mejor dicho, mi cuello.
– Aún con falta de sangre en el cuerpo, superada en número y de rival un hombre grande y fuerte decidiste pelear – Dijo mi madre algo sorprendida – Me sorprende que lo hicieras en lugar de resistirte
Todavía desorientada, no lo entendí de inmediato. Luego, lentamente, mi mano libre alcanzó el costado de mi garganta y toqué suavemente la herida que Lissa me había hecho antes. Cuando quité mis dedos, observé mi piel manchada con oscura sangre. Avergonzada, revolví mi cabello para que cayera por delante de la cara. Era espeso y largo y me cubría por completo. Lo había dejado crecer precisamente por ese motivo.
– Y porque no te gusta corto – Dijo Lissa riendo – Odias como se ve
Le guiñé el ojo en señal de que había acertado; sin embargo otra razón para no cortarlo era por el Dios Ruso que dormía conmigo cada noche. Le encantaba mi cabello y él me había dicho que no me lo cortara y lo usara atado.
Los oscuros ojos del hombre se mantuvieron en el ahora escondido mordisco y luego se encontraron con los míos. Le devolví la mirada desafiante y rápidamente me deshice de su agarre. Me dejó ir, aunque sabía que él me podría haber detenido toda la noche si lo hubiera querido.
– Hmmm – Dimitri se acercó a mí oído – Por supuesto que podría retenerte toda la noche
Sonreí divertida.
Luchando con el nauseabundo mareo, me acerque nuevamente a Lissa, preparándome para otro ataque. De repente, su mano tomó la mía.
– ¿Enserio ibas a volver a pelear? – Sydney me miro sorprendida.
– Pues… sí – Dije con un tono obvio.
"Rose" dijo en voz baja. "No"
Al principio sus palabras no tuvieron ningún efecto en mí, pero gradualmente pensamientos tranquilizantes comenzaron a instalarse en mi mente, viniendo a través de nuestra conexión.
– Aaahh con que usando coacción con ella – Dijo Christian mirando a Lissa de una forma acusadora – Eso está muy mal
– Ah yo… – Intento decir Lissa.
– Jill, continua – Interrumpí.
No fue exactamente coacción
– Ups, perdón – Lissa le sonrió y lo besó en los labios.
–ella no hubiera usado eso en mí, – pero fue efectivo, como fue el hecho de que éramos superadas en número y en nivel.
– Aunque recuerdo que una vez usaste coacción conmigo – La mire acusadora. Ella tarareo una canción desviando la mirada. Yo le sonreí.
Incluso yo sabía que luchar sería inútil. La tensión dejó mi cuerpo, y sucumbí ante la derrota.
– Chan, chan, chaaan – Dijo Adrian con un extraño tono misterioso – Rose ha perdido voluntariamente
Sintiendo mi resignación, el hombre se acercó, poniendo su atención en Lissa. Su cara estaba tranquila. Él le dedico una reverencia y logró parecer grácil al hacerlo, lo que me sorprendió considerando su altura.
– ¿Algún dejaras eso? – Pregunto Dimitri tomando un tazón con uvas verdes. Lo puso en mi estómago y tomo unas cuantas.
– No – Respondí riendo. Él rió también y después de echarse unas pocas a la boca me acerco una a mí y yo la mordí.
"Mi nombre es Dimitri Belikov." Dijo. Pude oír un pequeño acento ruso. "He venido para llevarla devuelta a la Academia St. Vladimir, princesa."
– Que descarado – Dije. Dimitri me besó en la frente y luego miro a Jill que paso la página con una sonrisa.
– Es todo. Fin del capítulo uno – Sonrió – ¿Quién sigue?
– Bueno, dado que me da curiosidad. Yo lo haré – Abe tomo el libro y me miro con un destello en su rostro.
Le sonreí divertida y le asentí para que leyera el capítulo dos.
– Pero antes – Lissa interrumpió – ¿Podemos ir por más comida? La señorita guardiana se ha comido todo
Sonreí divertida y luego ayude a Lissa a traer más comida. Al volver a al habitación me sorprendí al ver a Alberta hablando con mis padres. Lissa le sonrió de oreja a oreja.
– Guardiana Petrov – Dijo con un tono suave y amable – ¿Ha sucedido algo?
– No realmente, solo vine a ver como se encontraba majestad – Sonrió Alberta – Me dijeron que se iba a pasar un par de días leyendo unos libros o algo por el estilo
– Ja, todos lo saben – Dije riendo mientras me dejaba caer en el sofá junto a Dimitri. Me abrazo con fuerza y luego me besó en la mejilla.
– Te amo – Susurró. Yo lo besé y le sonreí.
– Puede quedarse si quiere – Sonrió.
– Hey ya tengo suficiente con que ustedes escuchen mis pensamientos. No necesitamos a más personas para que lean mis más oscuros pensamientos – Dije con una mueca.
– Pues yo quiero – Dijo Lissa sonriendo – Anda Abe, comienza.
Dimitri y yo nos acomodamos en el sofá de la misma forma en la que estábamos en los puff, yo tenía mi espalda apoyada en su pecho y él apoyo un brazo en el respaldo del sofá, desde la esquina en donde se apoyaba de espaldas, y con el otro me rodeó por la cintura.
– Capítulo 2… – Dijo Abe sonriendo.
Continuara…
Bueno ha sido el primer capítulo de Leyendo el Pasado. Como ya mencione, he visto fics así que están solo e ingles y aún yo los leí con un traductor, admito que estuvieron buenos y la idea me llamo mucho la atención así que me inspire en leerlo. Espero que les haya gustado mucho. Espero sus opiniones sobre mi nueva historia, y como siempre yo respondere a sus comentarios en el siguiente capítulo.
Dejen Reviews (y)
Se despide Lira12 (L)
