Primero decir, que lo sé. Tengo varios fics sin continuar. No he tenido demasiado tiempo de calidad para sentarme ante el ordenador y continuarlos. Esta nueva historia ha sido escrita en pequeños momentos libres.

Será un three-shot.

Los personajes son de Kishimoto. Y esto es un ShikaHina.

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_ No sé qué decir.
_ Creo que adiós es lo normal.

Notting Hill

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Desde la más alta rama del árbol lo observas despedirse de los demás con su habitual parsimonia. No lleva demasiado equipaje, eso hace que por un momento olvides que su marcha es definitiva.

Sonríes cínicamente al darte cuenta de que ese parece tu destino, ese que tanto te has negado que exista.

Así es. Ahí estás, escondida. Viendo como el hombre que amas se va, sin despedirte. Todo parece exactamente igual.

Excepto una cosa. El hombre ha cambiado.

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Varias semanas antes…

Su paseo de aquella mañana no estaba haciendo nada productivo con su depresivo estado de humor. Por pura lógica debería encontrarse contenta y con unos ánimos radiantes, pero parecía que la razón y los sentimientos no eran muy buenos aliados.

Suspiró alternando la mirada entre los diferentes puestos del mercado de la aldea. Ropa, alimentos, armas ninjas… Había de todo. La gente caminaba, con más o menos prisa, alrededor; comprando lo necesario o simplemente entreteniéndose en observar aquello que despertara su natural curiosidad.

Ella ni siquiera sentía eso. Su apatía parecía haberse instalado tan profundamente que tenía ganas de golpearse a sí misma.

_ ¡Hinata-nechan!

El grito resonó en la pequeña calle haciéndola girar para ver al joven castaño que se acercaba en su dirección a una notable velocidad. Frenó en seco a escasos centímetros de ella, obligándola a retroceder un paso para marcar una distancia más cómoda. Dejó que el niño, no tan niño en realidad, recobrara el aliento.

_ ¡Por fin te encuentro!

Ella se esforzó en sonreírle.

_ Hola Konohamaru-kun ¿me buscabas por algo?

El, actualmente, jovencito asintió vigorosamente.

_ Te buscan para una misión. Debes ir a la torre del Hokage.

_ ¿Yo?_ la sorpresa cruzó su semblante_ es imposible.

_ No lo es. Naruto-nichan me envió a buscarte cuánto antes. Él dijo que lo lamentaba pero que debías ir.

_ Está bien. Muchas gracias.

Konohamaru sonrió asintiendo y se desvaneció en una ligera nube de humo, dejando a Hinata tomando aire al tiempo que pegaba un salto hacia el tejado más cercano y se dirigía, a su máxima velocidad, hacia la torre.

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Llamó a la puerta al tiempo que asomaba su cabeza por ella, que estaba entreabierta.

_ Adelante Hinata_ la voz de Naruto provenía del fondo de la estancia. Ella asintió dando un paso al interior, cerrando delicadamente la puerta tras ella.

No miró en ningún momento hacia Naruto directamente, y eso no pasa desapercibido para el rubio.

_ Me dijeron que me habías llamado_ su tono sonó igual de delicado de siempre, sin fijar la vista sobre él.

_ Si, lo siento. Son tus días libres.

La escena era tensa. El ambiente del lugar podía cortarse con el filo de un arma no demasiado afilada.

Durante los segundos iniciales Hinata se sintió completamente estúpida. Ese despacho le había encantado no hacía demasiado tiempo y ahora sentía que le faltaba el aire con simplemente estar ahí. Por Dios, quería irse cuanto antes.

_ Naruto ve al grano_ la mujer se llevó una mano al corazón del susto. ¿Qué clase de ninja era que no notaba la presencia de otra persona en el lugar?_ Hola Hinata.

_ S-shikamaru-kun_ lo saludó vacilante al darse cuenta de que el hombre le estaba dedicando una mirada apenada, como queriendo disculparse por haberla asustado y por tener que estar allí. Eso hizo que Hinata se sintiese todavía más pequeña.

_ ¿Y no debería estar aquí alguien más? Naruto, ya es problemático si nos mandas a misiones de última hora; pero si además envían efectivos de menos ya…

_ ¡Ya lo sé! Shino es el tercer miembro del escuadrón, pero tenía que terminar unas cosas de su clan. No fastidies Shikamaru, siempre estás quejándote de todo_ se revolvió su cabello para luego rebuscar entre todos los papeles que permanecían esparcidos en la mesa _ ¡aquí está!_ levantó un pergamino que tanto Shikamaru como Hinata identificaron con "preferente", lo que quería decir que la misión tenía que realizarse cuanto antes. La mujer comprendió entonces la prisa por encontrarla a ella e interrumpir sus días libres_ El objetivo de vuestra misión es espiar al Raikage.

Shikamaru tosió de la impresión, atragantándose con su propia saliva.

_ ¿Q-qué?_ la pregunta de Hinata fue formulada mientras daba un paso hacia atrás, inconscientemente, al oír la misión.

_ Tiene que ser una broma_ rezongó Shikamaru_ ¿Cómo cojones vamos a espiar al Raikage? ¡Nos matarán!

_ Y… ¿por qué?_ susurró Hinata_ somos aliados.

_ La guerra acabó hace tres años Hinata. Los viejos aliados ya sólo son aldeas independientes.

_ Pero…

_ Naruto tiene razón. Que fuésemos compañeros en un determinado momento no significa nada. El mundo ninja busca ser siempre más poderoso, así que quien hoy te tiende una mano, mañana te clavará un puñal.

_ Eso es horrible_ musitó sin fijar la vista en ninguno de los hombres.

_ De todas formas, eso no explica porque tenemos que espiarle_ Shikamaru volvió a mirar al rubio y este asintió.

_ Hay indicios de que podrían pensar en atacar nuestra aldea. Sabes que nuestros ninjas han estado siendo fruto de ataques anónimos en las misiones y las investigaciones preliminares indican que se trata de la Nube.

_ Mierda. Eso es problemático. ¿Estáis seguros?

_ No. Por eso se os envía a vosotros. Tenéis que averiguar cuánto hay de cierto en esa información.

_ Pero espiar al Raikage no será fácil. Los de la Nube no se fían de nada y si es verdad que planean atacarnos, sospecharán de cualquier cosa que haga un ninja de la Hoja_la voz de Hinata sonó en su habitual tono dulce y bajo, pero Shikamaru se dio cuenta de lo profesional que sonaba, y lo seria que parecía frente a ese asunto.

El Nara se limitó a asentir conforme viendo como Naruto revolvía aún más su pelo, de pura frustración.

_ Pero hay que hacerlo. Estoy seguro de que se te ocurrirá algo Shikamaru.

_ ¿Y crees que es buena idea enviar a Hinata? Las relaciones entre el clan Hyuuga y la Nube no han mejorado nada.

_ Estaré bien_ susurró la mujer_ sé cuidarme.

Shikamaru la miró de reojo notando como ella esquivaba su mirada fijándola en algún punto perdido del despacho.

_ Bien. Salís al anochecer. Shikamaru tú serás el líder del escuadrón por ser el miembro con más antigüedad con el rango de Jounin.

Asintió chasqueando la lengua mientras que Hinata se inclinaba con respeto y salía del lugar. Él la siguió.

_ Oye Hinata_ ella se detuvo y giró la cabeza para observarle_ enhorabuena por tu ascenso a Jounin.

_ O-oh, gracias_ un sonrojo cubrió sus mejillas.

_ Es problemático que no puedas disfrutar de los días de descanso que te pertenecen por haber superado el examen.

_ No importa_ alzó los hombros_ de todas formas no estaba haciendo nada interesante. Esto mantendrá mi mente ocupada.

Aunque la última frase a penas fue un hilo de voz el entrenado oído ninja de Shikamaru la percibió. Sintió lástima por la mujer.

_ Bien. Nos vemos dentro de unas horas en la puerta para partir.

Ella asintió y ambos desaparecieron en ligeras nubes de humo.

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_ ¿Mal día Hokage-sama?

_ No bromees, Kakashi-sensei.

El hombre mayor se coló por la ventana con su típica postura desgarbada. Una vez dentro metió las manos en los bolsillos y observó a su antiguo alumno, que con el paso de los años se parecía cada vez más a Namikaze Minato, su admirado mentor.

_ Oí sobre las sospechas hacia el Raikage.

_ ¡Genial! Somos una panda de ninjas cotillas _ gruñó de diversas formas mientras dispersaba los papeles de su escritorio sin ningún tipo de sentido _ ¡¿por qué están todos estos pergaminos aquí?

Kakashi alzó una ceja, desconcertado. Esperó en silencio mientras Naruto desordenaba y pateaba todo a su alcance sin delicadeza. Finalmente se dejó caer en su asiento desordenando su cabello.

_ Lo del Raikage es preocupante, pero me apostaría el próximo número del Icha Icha Paradise a que eso no es lo que te tiene así.

Naruto le dedicó una sonrisa resignada. Kakashi nunca cambiaría.

_ ¿Nunca has tenido la sensación de que por más que te esfuerces en hacer las cosas bien acabas haciendo daño a mucha gente?

_ Continuamente. Es parte de ser humano.

_ Pues apesta.

_ Eres Hokage, tomas decisiones difíciles_ terció.

_ No como Hokage. Me refiero a hacer daño como yo mismo, como Uzumaki Naruto_ se sentía horrible, y odiaba sentirse así.

_ Vas a tener que explicarte mejor si quieres que te ayude.

_ Es sobre Hinata _ suspiró con resignación.

Kakashi se abstuvo de soltar un me lo debería haber imaginado. Se apoyó contra el borde de la mesa.

_ ¿No hemos tenido esta conversación antes?_ se frotó la barbilla_ déjame pensar… ¡sí! Fue hace unos meses, cuando rompiste con ella.

_ Kakashi-sensei, no bromees. Esto es serio. Ella parece estar sufriendo mucho.

_ Eso sucede cuando dejas a una persona, sobre todo si ella te ama. E Hinata lo hacía.

_ Yo no quería hacerle daño.

_ Lo sé, y antes de que digas nada, ella también. Pero eso no hace que le duela menos. Se le pasará, es cuestión de tiempo. Así que deja de preocuparte, Hinata es mayorcita y una chica bastante madura_ vio que iba a replicar _ y más fuerte de lo que parece. Créeme, tiene que serlo para crecer en un clan como el Hyûga.

Naruto lo miró fijamente. Aún no podía quitarse de la mente la mirada opaca y vacía que ella había mostrado un rato antes en su despacho. Ojalá pudiese haberla amado como Hinata lo hacía. Ojalá todo hubiese sido más fácil. Lo intentó, pero su corazón siempre había mirado hacia unos ojos verdes, no importaba cuanto su cabeza quisiera ver a Hinata.

Eso ya daba igual. Él era feliz, estaba junto a Sakura ahora. E Hinata tenía el corazón roto.

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_ ¿Tienes una misión?_ Hinata giró la cabeza al escuchar la voz de su padre desde la puerta de la habitación, mientras ella preparaba los útiles necesarios para su trabajo _ pensé que tenías unos días de descanso.

_ Así era. Pero me llamaron hace una hora, por una misión urgente. Lo siento padre, sé que prometí implicarme más en los asuntos del clan durante estos días.

_ No pasa nada. ¿Hokage-sama te solicitó?_ ella simplemente asintió sin mirarlo esta vez. Sabía las cuestiones ocultas tras esa pregunta_ ¿Todo bien?

_ Si.

Hiashi no dijo nada más. Observó a su primogénita colocar cosas automáticamente, manteniéndose ocupada. Lástima que el corazón no tuviese un botón de reinicio.

_ Voy a salir ya, padre.

El hombre asintió.

_ ¿Puedo saber quiénes te acompañan?

_ Nara Shikamaru y Shino-kun. No sé cuánto tiempo me llevará la misión.

_ Bien. Sé fuerte. Y vuelve a salvo.

Hinata sonrió ligeramente mientras desaparecía hacia la entrada principal, dejando a un orgulloso, pero preocupado, padre.

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El primero en llegar al punto de encuentro fue Shino. Se detuvo apoyando la espalda contra el muro de madera que protegía la aldea.

Ya había sido totalmente informado de la misión, de sus objetivos y sus compañeros. Eso último era lo que más le preocupaba. No porque fueran malos ninjas, todo lo contrario. Sabía de sobra lo capacitado que estaba Shikamaru para cualquier tipo de misión, y tantos años trabajando codo con codo con Hinata habían hecho que fueran un tándem casi perfecto, logrando entenderse la mayoría de las veces con tan solo un intercambio breve de miradas.

Pero ese era, precisamente, el motivo de que estuviera tan preocupado. Conocía mucho a Hinata y sabía que ella no estaba bien. Tras su ruptura con Naruto se había implicado mucho más en los entrenamientos, decidiendo que se presentaría al examen para alcanzar el rango Jônin. Algo que nunca antes le había interesado.

Hacía un par de días que había pasado el examen con gran éxito. Pero lo que debió ser un gran motivo de alegría se convirtió en una meta que ya alcanzada la dejaba con demasiado tiempo libre en el que pensar.

Shino aún guardaba cierto rencor hacia Naruto, aunque el Hokage hubiese actuado de buena fe, algo en su interior no podía evitar culparlo por el corazón roto de su mejor amiga. Si no hubiese sido el Hokage – y tuviese una mente lo suficientemente racional como para saber que aquello no arreglaría nada – lo hubiese golpeado. Kiba no había tenido aquel problema. Justo en el momento en que Hinata derramó la primera lágrima por el rubio, él corrió a su encuentro y le partió la nariz de un puñetazo.

Le había dicho que aquello no solucionaba nada, pero Kiba le había contestado tan tranquilo que claro que no lo hacía, una nariz rota no duele tanto como un corazón roto.

Y Shino no había sabido que decir. El impulsivo de Kiba tenía razón.

_ Hola ¿llevas mucho esperando?_ Shikamaru llegó con su andar tranquilo.

_ Unos minutos. Pero no importa, la soledad de la espera ayuda a analizar cosas.

Shikamaru alzó una ceja. Daba igual cuantos años pasasen, o el número de misiones que hiciese con el Aburame, nunca se acostumbraría a sus respuestas filosóficas.

_ No creo que Hinata tarde demasiado_ expuso el ninja de las sombras _ ¿te informaron de todo?_ ante el asentimiento de Shino, suspiró_ esto va a ser más que problemático.

_ ¿Qué piensas que sucederá si descubrimos que el Raikage está detrás de todo esto?

_ No lo sé. Pero estaremos hundidos en la mierda.

_ ¡Lo siento! ¿Llego tarde?_ Hinata hizo su aparición en ese momento.

_ No, justo a tiempo_ respondió Shikamaru_ ¿listos?

Los otros dos asintieron.

_ Bien. Os recuerdo que es una misión de espionaje, tenemos que ser lo más sigilosos posible. Shino, en cuanto encontremos algo sospechoso quiero que tus insectos sigan a cada sujeto que pueda ocultar algo_ el mencionado asintió_ Hinata, tú serás quien asegure nuestro camino. Mantén el Byakugan activado en todo momento, buscando las rutas más seguras.

_ Entendido.

_ Pues adelante.

De un salto partieron a toda velocidad hacia su misión.

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Los días pasaron con rapidez pero no lograban ningún tipo de información válida. Aquella misión se estaba volviendo un dolor en el trasero. Era de noche y Shikamaru observaba un par de pergaminos donde había ido escribiendo lo que habían descubierto hasta ese momento. Nada lo suficientemente legítimo ni para confirmar las sospechas ni para descartarlas con seguridad.

_ Joder_ gruñó apoyando la espalda contra el tronco del árbol.

_ Shikamaru-kun, es mi turno de vigilancia_ Hinata apareció ante él, observó los papeles_ ¿está todo bien?

_ No es nada. Simplemente tengo la sensación de dar vueltas en círculo. Llevamos más de una semana y no tenemos absolutamente nada.

_ Debemos tener paciencia, sabíamos que no sería fácil. De todas formas, la falta de información es en parte buena ¿no? quiero decir no hemos confirmado que Raikage-sama nos esté haciendo un boicot.

_ Lo sé, pero hay algo en todo esto que no me gusta_ Shikamaru se frotó los ojos cansados.

_ Ve a dormir. Yo vigilaré.

_ Gracias.

A penas llevaba una hora de vigía cuando sintió unas presencias por los alrededores. Activó el Byakugan para ver a seis ninjas que se acercaban peligrosamente a su campamento. Se levantó y despertó a Shino.

_ ¡Nos atacan!

_ ¿Estás segura? Quizá pasen de largo.

_ ¡N-no! Vienen hacia aquí, en unos minutos… ¡Shikamaru-kun! ¡Despierta…! ¡Ah!

Justo cuando Shikamaru se erguía empuñando un kunai, algo rozó la pierna derecha de Hinata provocándole un corte.

_ ¡Mierda! _ gruñó el Nara esquivando un ataque y comenzando a pelear con una mujer con la cara cubierta_ ¡Hinata! ¿Estás bien?

_ Si_ de reojo pudo ver a la Hyûga utilizando el taijutsu de su familia para pelear con dos contrincantes.

_ ¿Quiénes sois? ¡Identificaos!

No respondieron. Aquello era un caos, les superaban en número y estaba claro que tenían una estrategia preparada. Atacarlos durante la noche había obrado en su ventaja.

Mientras peleaban, Hinata y Shikamaru juntaron sus espaldas observando a los cuatro hombres que los rodeaban.

_ Tenemos que salir de aquí_ gruñó Shikamaru al tiempo que lanzaba un grupo de shurikens, un par dieron en uno de los enemigos.

_ L-lo sé_ la voz forzada de Hinata no pasó desapercibida para el hombre.

_ ¡Eh! ¿Estás bien?

_ Lo estoy. ¿Qué hacemos?_ Hinata lanzó una patada hacia la mujer enmascarada que retrocedió, sin lograr evitar el golpe completamente.

_ Busca una ruta de escape y salgamos de aquí ¡ya!

Hinata intentó concentrarse en buscar un lugar por el que huir sin dejar que los enemigos la golpeasen demasiado.

_ ¡Lo tengo! A las dos en punto. Las ramas son altas y frondosas, será más fácil perderlos por ahí.

_ Recibido ¡Shino!_ gritó. El Aburame lo miró y asintió_ ¡AHORA!

Saltando a toda velocidad lograron salir de allí. Estuvieron corriendo durante casi treinta minutos hasta que encontraron un sitio seguro y estuvieron seguros de que no los seguían.

_ Camino libre_ jadeó Hinata.

_ Bien_ Shikamaru se dejó caer en el suelo agotado, Shino apoyó su espalda en una enorme roca tomando aire_ H-hinata ¡tu pierna!

Ella la observó. Sabía lo que Shikamaru estaba viendo. Estaba completamente desangrada y podía notar como el hueso estaba al borde de romperse. Dolía como el infierno. Se mordió el interior de su mejilla mientras Shino la ayudaba a sentarse. Cogió su mochila y comenzó a echarle agua de su cantimplora para limpiar la sangre, el corte tenía peor pinta ahora.

_ ¡Mierda! _ Shikamaru se acercó_ Está casi rota.

_ E-estoy bien_ rompió con los dientes una venda_ lo envolveré con fuerza y estará mejor.

_ ¿Qué? ¡Estás loca! Tienes que buscar ayuda y…

_ Shikamaru_ miró a Shino cuando lo llamó, y éste negó con la cabeza. ¿Qué significaba eso? ¡Ella necesitaba ayuda!

La Hyûga continuó vendando el profundo corte con la suficiente presión para que la sangre dejase de salir y para que tuviese una buena sujeción.

_ Ya está_ dijo.

Los dos hombres la miraron. Shino asintió con la cabeza mientras que Shikamaru – aún arrodillado al lado de la pierna de la mujer – estaba alucinando. ¿Es qué se habían vuelto locos? Esa era una herida grave y tenía que doler horriblemente.

_ Voy a reconocer el perímetro_ el anuncio de Shino devolvió al Nara a la realidad. Era cierto, no estaban completamente a salvo, echando una última mirada preocupada a la pierna de la Hyûga se levantó.

_ Te ayudaré. Si nos atacan de nuevo será problemático. Hinata, quédate descansando.

La mujer no le miró, pero asintió con la cabeza. Shikamaru, por su parte, tenía demasiadas cosas en mente como para preocuparse por eso ahora. Así que junto a Shino fueron a mirar los alrededores.

Cuando estuvieron ligeramente lejos de Hinata, no pudo contenerse más.

_ ¿Qué diablos pasa con vosotros dos? ¿Has visto esa herida? ¡Necesita que la vea un médico urgentemente!

Shino se limitó a girarse en silencio y observarle.

_ Tú eres el capitán, si le ordenas ver a un médico ella te obedecerá sin protestar.

_ ¡Bien!_ rezongó con ironía Shikamaru, ya dispuesto a hacer eso en cuanto tuviera delante a la mujer.

_ Pero sólo lo harás peor. Hinata no funciona como el resto de nosotros_ Shino miró hacia las ramas, observando que les brindaban cierta protección visual.

_ Explícate.

_ El dolor que le causa la herida no será comparable al que sentirá si cree que nos está estorbando. Hinata es muy fuerte, el problema es que ella no lo sabe y nunca llegará a creérselo del todo.

_ Eso es ridículo, joder. Yo estaría llorando como un bebé con una herida como esa. ¡Mierda! La mitad de los shinobis lo harían _ protestó.

Shino alzó los hombros, quitándole importancia.

_ Sólo déjalo estar Shikamaru. Ella necesita más nuestro apoyo en sus decisiones que nuestro cuidado_ el de las sombras chasqueó la lengua_ y de todas formas, Hinata es la persona con más tolerancia al dolor que conozco, supongo que tiene que ver con los entrenamientos espartanos a los que se sometía desde pequeña para estar a la altura.

Continuaron asegurando la zona, dándose cuenta de que era muy factible pasar la noche allí antes de decidir su siguiente movimiento. Shikamaru no dejó de pensar en esa estúpida actitud de Hinata mientras regresaban a donde la habían dejado. Al llegar ella había encendido una pequeña hoguera y calentaba alguna de la comida envasada que llevaban para alimentarse.

Cojeaba visiblemente alrededor del improvisado campamento, pero no le vio hacer ninguna mueca de dolor en ningún instante ni quejarse.

Era una actitud y una forma de proceder ridícula, infantil y totalmente estúpida. Pero durante un instante Shikamaru la encontró problemáticamente digna de admiración.

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La mañana siguiente llegó con rapidez. El descanso no había mejorado nada el mal humor que tenían por culpa del ataque de ayer.

_ No pude identificar a ninguno de los atacantes_ informó Shikamaru.

_ Yo extraje muestras de su chakra con mis insectos_ mostró a los pequeños bichos metidos en diferentes tubos_ quizá el grupo de investigación de la aldea pueda hacer algo.

Shikamaru asintió.

_ No eran de la Nube_ terció Hinata que estaba de espaldas a ellos lavando su herida y vendándola de nuevo.

_ ¿Qué?_ preguntó Shikamaru_ ¿cómo puedes saberlo?

_ Por sus técnicas. Es cierto que nos llevaban ventaja, pero fue por su ataque en grupo_ Hinata ató la venda apretando los dientes ante el dolor _ su proceder individual era tosco, poco definido. Nada que ver con la forma de lucha de los hombres del Raikage.

Shikamaru analizó eso, recordando la forma en que los hombres se movían. ¿Cómo no se había dado cuenta de eso? ¡Estaba tan claro! Si lo analizaba bien sus movimientos habían estado perfectamente sincronizados, como si cada uno de ellos hubiese sido claramente estudiado. Y no los habían seguido. Cualquier escuadrón shinobi que contara con superioridad numérica y el factor sorpresa – sin añadir que Hinata estaba gravemente herida – no hubiese dejado escapar nunca al enemigo.

_ Creo que tienes razón.

Hinata continuaba de espaldas a ellos, pero Shikamaru vio como su cabeza se movía en asentimiento. Se preguntó si la chica habría dormido algo con el dolor de la herida. Gruñó frustrado. Las mujeres eran un problema, nunca sabías como tratarlas. Creías estar ayudándolas y lo único que hacías era molestarlas o al revés.

Problemático. Ahora tenían un grupo sin identificar que los había atacado, un miembro del escuadrón herido y ninguna prueba contundente sobre la razón por la que estaban de misión. Tomó aire poniéndose en pie, su vida era un asco.

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Saltaba entre las ramas intentando seguir el ritmo de sus dos compañeros. Su pierna le enviaba un latigazo de insoportable dolor cada vez que apoyaba el peso sobre ella. Los calmantes que había ingerido por la mañana habían ayudado ligeramente, pero no demasiado. Y su efecto empezaba a disiparse rápidamente. Se negaba a tomar más porque eso alteraría su estado de alerta, algo que no podía – ni quería – permitirse.

Se mordió el interior de la mejilla cuando se detuvieron y cargó con demasiada fuerza el peso sobre su pierna. Cada vez dolía más.

Se secó el sudor que caía por su frente mientras notaba como bajo su habitual ropa de trabajo estaba completamente empapada. Mierda. Eso no era una buena noticia, no hacía tanto calor ni había hecho tanto esfuerzo para sudar con tanta fuerza. Se tocó ligeramente la frente para notar su elevada temperatura.

Fiebre. Un problema más. Un estorbo mayor.

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Shino miró de reojo a su amiga, que tenía el pelo completamente pegado a la cara del sudor. Las vendas que hacía apenas un par de horas que se había puesto estaban ya empapadas en sangre.

_ En este punto fue el último ataque a uno de nuestros hombres_ anunció Shikamaru _ y al igual que los demás el territorio pertenece a la Nube. Esto no tiene ningún sentido. ¿Qué opináis?

_ Es ridículo que nos ataquen en sus zonas_ acotó Shino. Shikamaru asintió de acuerdo.

_ Es como anunciar que son culpables. ¿Por qué harían eso? Es absolutamente ilógico_ el Nara notó el silencio de Hinata y la observó _ ¡eh! ¿Estás bien?

_ S-si_ el tono jadeante de su voz indicó todo lo contrario_ sólo necesito un poco de agua.

Se alejó hacia el sonido de un arroyo a unos metros de su parada con la mirada de Shikamaru fijamente puesta en ella.

Al llegar a la orilla hundió las manos en el agua fresca y la lanzó sobre su cara varias veces. Luego mojó su nuca, en un vano intento de aplacar su elevada temperatura corporal.

Se dejó caer sentada en una roca, totalmente exhausta.

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_ Está jodidamente mal_ gruñó Shikamaru a Shino.

_ Creo que ha entrado en un estado febril.

_ No lo digas como si eso no fuera un problema, hombre. Esa herida es grave por sí sola, si le sube la fiebre puede significar que está infectada. Por no hablar del daño que tiene que estar haciéndole a sus músculos el sobre esforzarse de esa manera. No puede seguir así_ terció.

Esa actitud de Hinata estaba empezando a volverlo absolutamente loco. Se sentía furioso por la tozuda forma de ser de la chica queriendo continuar mientras fingía que no estaba mal. Por otro lado, alguna parte de sí mismo, estaba empezando a ver a la tímida Hyûga de una forma totalmente diferente a la que la había visto siempre. Valiente, orgullosa, más fuerte.

Pero no podían seguir así, él tenía que tener su concentración al cien por cien en la misión, y preocuparse por Hinata no favorecía nada al asunto.

_ ¿A dónde vas?_ preguntó Shino.

_ A hacer lo que se supone que debí hacer ayer como el capitán de esta misión.

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_ Hinata.

Abrió los ojos. Estaba cansada, demasiado. Los párpados parecían pesarle una tonelada, así que mantenerlos abiertos fue toda una misión.

_ ¿Shikamaru-kun?

Sintió la fría mano del hombre posarse sobre su ardiente frente.

_ ¡Dios! Estás hirviendo_ cuando quitó la mano ella estuvo tentada a pedirle que no lo hiciera, por lo reconfortante que se sentía _ debimos hacer que alguien viera esa herida ayer.

_ Est-estoy b-bien_ no supo por qué pero comenzó a temblar_ yo…

_ ¡Mírate!_ el propio Shikamaru se sorprendió de su tono hosco y enfadado_ estás empezando a temblar de lo alta que tienes la fiebre. Tenemos que lograr bajarla un poco antes de buscar ayuda.

_ No…no ne-necesito ayuda.

Ignorando su mejor razonamiento, el hombre la agarró por los hombros y la sacudió en un desesperado intento de hacerla entrar en razón.

_ Claro que necesitas ayuda ¡cualquiera la necesitaría en tu lugar! ¡No eres jodidamente débil por necesitar un médico Hinata!_ la mujer abrió los ojos con fuerza ante la riña _ahora quítate la chaqueta y el pantalón. Quedarte con la camiseta de rejilla y tu ropa interior será suficiente para meterte en el agua fría y bajar la fiebre. ¡Vamos!_ comenzó a ayudarla_ ¡Shino, ven aquí a echarnos una mano! _ el Aburame llegó_ maldición, ¿por qué sois las mujeres tan problemáticas?

Mientras lograban sacar la pesada ropa de Hinata y la hundían en el agua fría, Shikamaru siguió murmurando maldiciones y quejas.

Todo lo que Hinata podía pensar era en desaparecer.

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En algún momento de las siguientes horas la fiebre de Hinata disminuyó, alejándose del rango de peligro grave para su salud. Agotada, se había dormido.

La noche había caído hacia un par de horas y Shino y Shikamaru estaban sentados alrededor del fuego improvisado, en silencio.

El Nara no quitaba la vista del cuerpo durmiente de Hinata. Le habían lavado la herida de nuevo y le había dicho – obligado – que mañana vería a un médico. Ella sólo había asentido sin observarle. Aunque sabía que era lo correcto, ahora no podía quitarse de la cabeza la desolada mirada de la mujer.

_ ¿Crees que ella me odia ahora?

Shino movió la cabeza para mirar a su amiga, aún reposando.

_ ¿Por qué lo haría?

_ Le grité. Y ahora le obligo a ir a ver a un médico. En contra de todo lo que me recomendaste.

_ Necesita un médico. Hinata lo sabe, también.

_ Si, pero me guardará rencor. Que problemático.

_ ¿Rencor? ¿A ti? Aún no lo entiendes Shikamaru. Ella no te odia a ti por enviarla a ver a un doctor. Ella se odia a sí misma por necesitar uno. Ya te dije que Hinata funcionaba de una forma diferente a nosotros_ terció Shino.

_ Una forma totalmente irracional ¡maldición!

El otro hombre simplemente elevó los hombros.

_ ¿Quién decide cual es la razón correcta que hay que seguir? Ella simplemente tiene una forma de ver las cosas diferente.

_ ¿La forma Hyûga?_ ironizó Shikamaru. Estaba cansado y algo enfadado. Rebuscó en su bolsillo un estropeado paquete de tabaco, y encendió un cigarrillo. Algo que hacía cada vez con menos frecuencia.

_ Por supuesto que no. Sabrás que Neji no es así. Es simplemente Hinata. Sus circunstancias han hecho de ella lo que es ahora.

Dio otra calada sopesando las palabras del Aburame.

_ No ha superado lo de Naruto ¿no es así? Me cuesta creer que no supiera que él siempre querría a Sakura. Todos podíamos verlo.

_ Ella lo sabía.

_ ¿Qué? ¿Por qué mierda empezó a salir con él entonces?

_ Supongo que pensó que podría hacerle feliz. O que con lo que ella sentía sería suficiente. No lo sé. Se arriesgó supongo, y le salió mal_ Shino contó aquello como si fuera algo absolutamente normal, y Shikamaru pensó que si entendía algo que lo matasen. ¿Qué clase de personas formaban el viejo equipo 8?

_ Fue algo muy estúpido _ gruñó el Nara lanzando la colilla a la hoguera.

_ Creo que egoísta sería más acertado.

Los dos hombres giraron la cabeza al escuchar la voz de la chica para verla, ya estaba despierta y comenzaba a incorporarse.

Shikamaru chasqueó la lengua y sintió la vergüenza inundándole. ¿Cuánto había escuchado Hinata?

_ Oye, lo siento. No quería…

_ N-no importa Shikamaru-kun. Está bien. Soy lo suficientemente sincera para admitir que fue una decisión estúpida_ ella alzó los hombros, como si la cosa hubiese dejado de ir con ella en algún punto_ Lo intenté ¿sabes? Como dice Shino-kun me arriesgué y salió mal, no es culpa de nadie_ la observaron beber de una cantimplora_ ¿Duele? También. Probablemente más que esta herida_ sonrió, pero fue un gesto desoladoramente triste_ pero cada día lo hace un poquito menos, y eso es suficiente para mí, para pensar que – a pesar de todo – valió la pena.

Nara Shikamaru no supo que decir. Por primera vez en su vida, su gran intelecto no iba a ayudarle. No le brindaría una respuesta inteligente, una solución. Al menos una salida a ese tema que – sin entender – comenzaba a incomodarle.

Por primera vez en su vida, Nara Shikamaru no respondió con palabras. Se limitó a levantarse, acercarse a Hinata y abrazarla.

No sabía porque pero tenerla en sus brazos se sentía bien, y decidió que analizaría eso después. Ahora quería concentrarse en los temblorosos – y sorprendidos – brazos de Hinata que correspondieron a su abrazo.

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La mañana siguiente buscaron un poblado poco frecuentado por ninjas y preguntaron por un médico.

Tras varias vueltas infructuosas dieron con su destino. El doctor era un hombre entrado en años, que caminaba con la lentitud y las dificultades propias de su edad. A pesar de ello, los atendió siempre con una sonrisa y afabilidad.

Shino y Shikamaru dejaron allí a Hinata mientras iban en busca de provisiones.

El anciano, que dijo llamarse Kyomaru, apareció con aparejos de cirugía.

_ Gracias por atenderme sin avisar Kyomaru-sensei.

_ No hay problema, niña. Pero mis habilidades médicas están muy lejos de la de los medic-nin, sólo podré hacer algo para limpiar profundamente la herida y evitar que sangre tanto_ quitó las vendas, produciendo un siseo de dolor en la Hyûga al notarlas despegarse de su piel dañada_ un día más con esta herida y estarías en serios problemas.

Ella optó por no responder. Notó el pinchazo que durmió su músculo.

_ Tranquila, la anestesia sólo durará un par de horas. Podréis seguir con vuestro viaje.

_ Gracias_ susurró.

El hombre comenzó a limpiar la herida con suma delicadeza e Hinata reposó la cabeza en la camilla.

_ Esto ha debido de estar molestándote mucho.

_ N-no ha sido para tanto.

_ Llevo muchos años siendo médico, niña. Sé cuando una herida es dolorosa. Tienes el músculo completamente desgarrado, me sorprende que hayas logrado caminar.

Ella enrojeció. Desde el incidente con la fiebre la noche anterior, Shikamaru había insistido en cargarla a su espalda hasta este pequeño pueblo. Había sido algo vergonzoso, pero una parte oculta de ella misma había disfrutado demasiado de aquel contacto físico.

_ Esto ya está limpio. Voy a coserte el músculo, pero en cuanto puedas necesitarás una atención médica más rigurosa. Prométeme que mirarás eso en cuanto puedas.

_ Lo haré, Kyomaru-sensei. Muchas gracias.

_ No hay de qué. Es mi trabajo, y además tu novio parecía muy preocupado.

_ ¿N-novio?_ las mejillas alcanzaron un tono rojo que no tenían desde sus tiempos de Gênin.

_ El chico de la coleta que te cargaba en brazos_ daba puntadas en el músculo con auténtica maestría.

_ ¿Shikamaru-kun? ¡oh! Él no es mi novio, señor. Sólo somos compañeros, él es el capitán de nuestro escuadrón, por eso ha confundido su preocupación.

_ ¿Tú crees? Soy viejo, niña. Con el tiempo he aprendido a distinguir las miradas, o los más sutiles gestos. Con frecuencia son infinitamente más sinceros que las palabras. No sé cómo es ese chico, pero estaba realmente preocupado por ti, no por vuestro trabajo.

_ Él es buena persona, quizá por eso…

El hombre rió, una carcajada amable que en cierta forma le recordó a Hinata al tercer Hokage.

_ Claro, claro. Yo sólo digo lo que vi. Había sinceros sentimientos en sus ojos, pero quizá no seas tú la única que no los vea. Tal vez él tampoco los haya notado aún_ Hinata no sabía cómo exactamente habían acabado hablando de sentimientos, pero eso la incomodaba un poco_ esto está listo. Espera un momento para que le pase una crema antibiótica y desinfectante por encima y la piel de alrededor_ hizo lo que dijo y terminó vendándola_ Desinféctala al menos un par de veces al día, más si te ensucias con frecuencia. Y cambia la venda siempre que esté manchada.

El hombre le entregó los útiles que necesitaría, entre ellos unos calmantes que precisaría en cuanto el efecto anestésico dejara de surtir efecto.

Hinata estaba pagando los honorarios del hombre cuando sus compañeros llegaron.

_ ¿Cómo estás?_ la pregunta la hizo Shikamaru y en el momento en que sus ojos se cruzaron ella no pudo evitar ruborizarse recordando la conversación anterior. Él alzó una ceja al notar el involuntario reflejo de timidez de la chica.

_ Ella está bien. Aunque es una herida muy grave. Ya le he dicho que debe hacer que se la vean con detenimiento en cuanto puedan.

_ Lo hará_ zanjó el Nara, con un asentimiento de Shino_ muchas gracias.

_ Cuidaos niños.

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Habían pasado varios días más desde la visita de Hinata al médico, y sus avances en la misión eran casi nulos. Habían logrado encontrar un rastro de los ninjas que les habían atacado, y estaban siguiéndolo. Shikamaru tenía la certeza de que en ellos estaba la clave del asunto.

El problema es que por mucho que lo intentaba, no era capaz de tener su mente al completo en la misión. Y eso lo tenía desquiciado. Nunca le había pasado eso, que un tema personal interfiriese en su lógica abrumadora era desesperante. Y lo era aún más porque se trataba de algo personal que incluía a una mujer: Hinata.

Desde la consulta con el doctor ella había estado actuando raro. Pensó, en un principio, que se debía a que la había obligado a recibir atención médica a pesar de su testarudez de no hacerlo. Pero ahora estaba seguro de que no era eso, era algo totalmente diferente. Es como si ella estuviese avergonzada.

La había descubierto varias veces observándole ensimismada y ruborizada, gesto que se acrecentaba si él le hablaba directamente a ella o la rozaba por algún insulso motivo.

Claro que el hecho de darse cuenta de todas esas cosas era porque él la estaba observando más de lo normal. Se lo había negado al principio, asegurándose a sí mismo que era pura preocupación por la herida, pero ahora ya le sonaba ridícula la excusa en su propia cabeza. Shikamaru estaba observando a la Hyûga por motivos puramente egoístas, porque quería. Porque – problemáticamente – le gustaba hacerlo.

Verla saltar, correr o simplemente andar con aquella gracilidad que caracterizaba a los Hyûga se le antojaba apetecible; lo mismo que observar el mimo con el que trataba su herida o las que tanto él como Shino podían hacerse, daba igual que fuese un corte profundo o una simple rozadura, ella las trataba todas igual; como si en su cabeza todo fuese de igual importancia.

Oírla hablar era otra cosa que nunca se había detenido a hacer demasiado. Era cierto que tenía una voz suave, y un tono bastante bajo que le confería un algo dulce. Pero eso le sirvió para darse cuenta de que hablaba con fluidez siempre, el extraño tartamudeo que siempre había asociado a ella solo se hacía presente cuando estaba visiblemente incómoda o avergonzada. Y era algo tierno.

Así que ahora estaba bastante frustrado. Ya que su cabeza, de un modo que no alcanzaba a comprender – o que más bien se negaba a ver – estaba más llena de Hinata que de la misión.

_ Han estado aquí hace menos de unas horas_ anunció Shino, deteniéndose. Shikamaru e Hinata detuvieron su carrera al instante _ esto está lleno de rastros de su chakra.

_ ¿Puedes ver algo Hinata?_ cuestionó Shikamaru, viéndola activar el Byakugan.

_ Nada ¡espera! Un ninja se dirige hacia aquí.

_ ¿Uno solo?_ frunció el ceño Shikamaru, que cada vez comprendía menos la situación.

_ Se le acaban de unir dos más_ el Nara asintió, sintiendo eso como algo más normal_ un momento, yo los conozco.

_ ¿Qué?_ la pregunta fue formulada por los dos hombres.

_ Los dos que acaban de unirse son Neji-nisan e Ino_ Hinata frunció el ceño_ el otro chakra me resulta ligeramente familiar.

_ ¿No es de la aldea?_ preguntó Shino.

_ No. Pero estoy segura de que lo conozco_ se estrujó el cerebro y buscó en lo más recóndito de su memoria en busca de una respuesta, le llegó unos minutos antes que sus visitantes_ ¡es Darui-san! De la guardia de Raikage-sama.

_ ¿Cómo? ¡Imposible! ¿Por qué Ino y Neji vendrían con un hombre del Raikage?_ rugió el ninja de las sombras.

_ Yo puedo responder esa pregunta Nara_ la voz grave de Neji hizo aparición_ Hinata-sama.

La mujer correspondió al saludo de su familiar, con una inclinación ligera de cabeza.

_ ¡Nos ha costado horrores encontraros!_ farfulló Ino, quejándose.

_ Fuimos atacados, hemos estado tomando muchas precauciones_ Shikamaru vio como la mirada de Ino iba automáticamente a la herida de Hinata. Bien, al menos ella podría arreglar eso de una vez por todas_ ¿qué estáis haciendo aquí? ¿y con un hombre del Raikage?

_ Tenemos nueva información_ Darui habló_ tanto vosotros, como nosotros estábamos corriendo en círculos.

_ ¿Qué quieres decir?

_ Vosotros pensabais que nuestros hombres estaban detrás de los ataques hacia los vuestros_ todos asintieron corroborándolo_ y nosotros creíamos que Konoha estaba tras los ataques que sufrían nuestros ninjas.

_ Alguien nos ha estado engañando para apartarnos del real objetivo. Sabía que había algo extraño aquí_ murmuró el Nara_ ¿Y bien? ¿Alguna información más?

_ No tenemos mucho más, la verdad. Nuestra misión era ir a la Nube para aclarar el asunto y después encontraros_ explicó Neji_ ahora debemos volver con Darui a su aldea y aliarnos para descubrir de que va todo esto.

_ El Kazekage va a enviarnos alguna ayuda_ añadió el hombre de la Nube.

Ese fue el instante en que Shikamaru sintió una patada imaginaria en el estómago. El Kazekage, la Aldea de la Arena. Temari. No había pensado en ella ni un mísero segundo desde que había salido de Konoha. ¿Qué clase de novio era?

_ Relájate Shikamaru, seguro que Temari ha insistido en venir al saber que tú estarías allí_ mencionó Ino en broma al malinterpretar su reciente cambio de humor. Le dedicó una mirada desconcertada a su mejor amiga que frunció el ceño al darse cuenta de que algo iba mal.

Miró de reojo a Hinata que – como acostumbraba – apartó la vista al instante; pero no lo suficientemente rápido como para que él no notara el cambio. No había timidez en su acción, había dolor. Mucho.

Y lo siguiente que sintió Shikamaru le golpeó aún con más fuerza. No quería ver eso en sus ojos, no quería – todavía menos – ser el causante de ese reflejo triste en su mirada.

Y la revelación más grande fue que – joder, estaba en problemas – no deseaba que Temari viniese.

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Llegaron a la aldea de la Nube al anochecer, la poca luz la brindaba la luna. Caminaron casi todo el tiempo en silencio o entre conversaciones improductivas sobre lo que estaba sucediendo.

Hinata no había estado prestando demasiada atención, iba al final del improvisado escuadrón con Neji girando la cabeza para verla de vez en cuando. Finalmente se había rendido y había comenzado a saltar entre las ramas al lado de su prima.

_ ¿Le duele mucho la pierna Hinata-sama?

_ ¿Uh? No, estoy bien. Sólo es algo molesto si fuerzo demasiado, pero estoy bien Neji-nisan.

_ ¿Puedo preguntarle qué es lo que le tiene tan abstraída entonces?

Hinata suspiró sonriendo.

_ Neji-nisan, deja de tratarme con tanto respeto por favor.

_ Lo haré si me dices que te molesta_ contestó sin mirarla, y dejando de tratarla de usted.

_Al parecer siempre elijo la manzana del árbol que ya tiene dueño_ sonrió mirando a su primo, pero sus ojos no mostraban ni rastro de esa sonrisa.

Neji asintió, y volvió la vista al frente fijándola ligeramente en Shikamaru. Había sido una respuesta de lo más críptica, pero él lo había comprendido. Había visto la respuesta ante él mucho antes de pensar en la pregunta. Después de todo tenía los ojos más envidiados del mundo ninja.

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Los acomodaron en dos habitaciones. Una para los hombres y otra para Hinata e Ino. La rubia se lanzó sobre la cama tras salir de la ducha, con la toalla aún alrededor de su cuerpo. Hinata cogió un par de útiles de aseo y lo necesario para vendar su herida.

_ Mañana arreglaremos eso Hinata, ha debido dolerte muchísimo_ la Hyûga sólo asintió con la cabeza_ te quedará una buena cicatriz, al haber sido suturada antes de forma artesanal no podré hacer nada.

_ No me importa.

_ Has preocupado mucho a Shikamaru, antes me ha pedido que no tarde demasiado en curarte.

_ Shikamaru-kun es muy buena persona. No tendría que preocuparse tanto.

Ino siguió observándola cuando se perdió en el interior del minúsculo baño, más funcional que ornamental. Se acercó a la puerta y le habló a través de ella.

_ Es un maldito vago ¿sabes? Pero cuida mejor que nadie de las personas que le importan_ le sugirió sin esperar respuesta de la ojiblanca_ y tú también le importas.

En ese instante el grifo dejó de echar agua. Hinata cogió la toalla sin salir de detrás de la protección de la mampara, y continuó en silencio.

_ ¿Hinata?

_ Ino, preferiría no hablar más sobre Shikamaru-kun. Por favor.

Misteriosamente le hizo caso e Hinata quiso dar las gracias a gritos por eso. Tenía ganas de llorar. Y una sola mención más del nombre de Shikamaru, la haría llorar.

Era un horror, un castigo. Realmente algo muy malo debía de haber hecho en otra vida, porque aunque se había jurado – y había orado – no volver a enamorarse, ahí estaba el sentimiento de nuevo. Desgarrador, doloroso, punzante.

Había caído rendida por otro hombre. Otro hombre que – como parecía ser costumbre – amaba a otra mujer.

En tan solo unas semanas, quería a Nara Shikamaru. Y sabía que nunca sería para ella.

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Neji no dejaba de mirarlo. Y eso era jodidamente molesto porque sus ojos blancos daban verdadero miedo cuando lo hacía. Shikamaru no era estúpido, por lo que sabía exactamente porque el Hyûga estaba observándolo continuamente. Tenía que ver con ese instinto ridículo de protección hacia Hinata que según el Nara debería haber aflorado antes de intentar matarla a los trece años.

En algún punto entre llegar a su cuarto, acomodar las cosas y asearse, la paciencia de Shikamaru alcanzó su límite.

_ Si tienes algo que decirme Neji, hazlo. Es demasiado problemático que sigas con esas miradas envenenadas.

Darui, que era el único que estaba en la habitación con ellos – tirado en su litera – los observó curioso. Shino estaba en su turno de ducha.

_ ¿Cuáles son tus intenciones con Hinata?

Bang. Claro y directo. ¿Es que nadie había enseñado a ese hombre el término delicadeza? Shikamaru se frotó sus sienes.

_ No tengo ninguna intención. Fuimos – casualmente – asignados juntos a esta misión. Mi meta es cumplirla y nada más.

El escepticismo dibujó la cara de Neji. Darui prestó más intención.

_ Una respuesta muy elaborada, no hay duda. Quizá ella podría creérsela, o incluso tu novia de la arena, aunque lo dudo_ Shikamaru hizo una mueca ante la mención de Temari_ pero desde luego no yo. He visto como ella te mira.

_ Tú lo has dicho. Yo no puedo influir en la forma que Hinata tenga de mirarme.

Aparentó una tranquilidad que, ni de lejos, estaba sintiendo.

_ También como la observas tú, Nara. No hay nada de simple en eso _ antes de que pudiese darle otra réplica evasiva, Neji continuó _ no importa. Lo que suceda es entre tú y mi prima. Pero me siento en la obligación de decirte que está sufriendo. Y si tú eres el causante, ponle remedio.

No dijo nada más y se metió elegantemente en su cama.

_ Vosotros, los de la hoja, sois interesantes_ terció Darui. Shikamaru lo miró con una ceja alzada_ pero si la chica de la que habla el Hyûga es la que se parece tanto a él, no se equivoca amigo. Ella no te ve como un simple colega de misión. Y si realmente Temari de la Arena es tu chica ¡guau! Estás en serios problemas.

El hombre se quedó en silencio. Shikamaru – que había perdido el sueño – chasqueó la lengua y buscando el tabaco abandonó el cuarto cruzándose al salir con Shino, que no le dijo nada.

Claro que tenía problemas. Y muchos. El principal era que algo que él siempre había negado que existiese, acababa de golpearle en toda la frente. Por primera vez su lógica aplastante que siempre le había hecho creer que el amor es algo que crece despacio, y que no es posible en una maldita semana, se había equivocado. Y podía decirlo con la voz muy alta – si no estuviera jodidamente asustado por ello – porque lo estaba viviendo en sus propias carnes.

Era absurdo y totalmente ilógico, pero también era completamente real y tangible. Sentía algo por Hinata – nuevo, extraño y acojonante – y no podía negarlo. Le gustaba. Estaba bajo su piel. Se había enamorado completa – y problemáticamente – de ella.

Joder, estaba un buen lío.

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Ino curó su pierna a la mañana siguiente. Fue increíblemente doloroso para Hinata, y demasiado agotador para Ino.

Ahora no podía moverse. Tenía que permanecer en reposo hasta que Ino le diera permiso. La herida había sido profunda, pero no hubiese tenido el menor riesgo si no la hubiera forzado hasta límites increíbles. Debido a eso sus conductos de chakra se habían visto ligeramente afectados y necesitaban de todo el descanso posible para volver a la normalidad.

Así que allí estaba, sola en la habitación postrada en la cama con demasiado en lo que pensar y excesivo tiempo para hacerlo.

Esa misión apestaba.

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Temari llegó aquella mañana acompañada de su hermano Kankurô. Darui los recibió en la entrada de la aldea y Shikamaru lo acompañó. Porque era lo que se esperaba, lo que suponían todos que haría.

Ino le había contado las novedades sobre la pierna de Hinata, y no había escatimado en dejarle ver que sabía algo más. Por dios ¿no se suponía que los ninjas sabían ocultar sus sentimientos? Entonces porque tenía la impresión de que todo el mundo podía leerlo como un libro abierto.

_ Y ese fue más o menos el viaje. Un aburrimiento.

Temari acabó de hablar y espero la respuesta de Shikamaru, que permanecía tumbado en una de las enormes rocas que parecían predominar en la aldea de la Nube.

_ ¡Shikamaru! ¿Dónde tienes la cabeza?

_ ¿Oh? Perdón. Estaba pensando en la misión _ mintió. Lo hizo naturalmente y sin sentirse mal.

_ Si, es todo un misterio.

_ Un dolor en el culo, lo llamaría yo_ no sabía si se estaba refiriendo a la misión en sí, o a su situación actual.

_ Cuando las noticias llegaron a nuestra aldea, estaba preocupada. Nos dijeron que la mujer del equipo estaba herida. Admito que fue toda una sorpresa ver a Ino completamente sana.

_ Ella no estaba en mi escuadrón.

_ Lo sé. ¿La prima del Hyûga, no es así?

_ Hinata _ respondió algo cortante.

_ ¿Eh?

_ Así es como se llama. Hinata.

Temari le lanzó una mirada apreciativa que él ignoró deliberadamente. Mierda. ¿De dónde había salido eso?

_ Lo que sea_ farfulló la rubia_ he oído que tiene que reposar durante varios días. Debió ser una gran herida.

Shikamaru no respondió mientras entraban en el lugar que habían habilitado para su estancia. La chica Sabaku No decidió no insistir, su novio no parecía muy dado a la conversación en ese momento.

_ Oye, Temari_ le miró instándole a hablar_ ¿te acuerdas de eso que has estado pidiéndome durante los últimos meses?_ ella abrió los ojos sorprendida_ creo que voy a aceptar tu petición.

Ahí estaba. Luchar o morir, solía decirse. Pero siempre había una tercera opción, la que ahora parecía más sencilla, más lógica.

Huir.

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Habían pasado nueve días desde que estaba postrada en la maldita cama, donde había tenido terminantemente prohibido asistir a las reuniones sobre lo que estaba ocurriendo. Aunque todos la visitaban frecuentemente y la mantenían al día, era demasiado frustrante estar allí sin poder hacer nada.

Las visitas también eran un punto que a veces no sabía si agradecer u odiar con todas sus fuerzas. Todos iban a verla regularmente todos los días, en turnos, en grupos o como les coincidiese en ese momento. Incluso el ninja de la Nube, Darui, pasaba horas con ella. Curiosamente todo había empezado con él entrando el primer día para ofrecerle toda la hospitalidad de su aldea y habían acabado entablando una conversación informal y cómoda.

Así que todos pasaban gran parte de su tiempo acompañándola. Excepto uno. El mismo que deseaba ver aparecer cada vez que escuchaba que alguien se acercaba a la puerta, y el mismo que ninguna sola vez la había cruzado.

Shikamaru.

Excepto en ese momento, que la observaba desde el marco de la puerta mientras la cerraba lentamente.

Hinata ya estaba levantada, daba pequeños paseos por la habitación para favorecer la movilización de su dañada pierna cada día.

_ ¿Cómo estás?

Le pareció una pregunta ridícula por su parte, vio en la cara de él que opinaba algo similar.

_ Ya no me duele. P-puedo caminar con normalidad, pero Ino dice que no está al cien por cien aún. Aunque lo suficiente para emprender mañana el camino a casa.

_ Eso está bien. Estaba preocupado.

Pues haber venido a verme. La frase resonó en su cerebro pero se negó a cruzar la barrera de sus labios.

Agotada, más mentalmente por la sorpresa que por su dolorida pierna, se sentó.

Permanecieron así por un largo par de minutos, en un incómodo silencio sin si quiera verse. Finalmente ella tomó aire para decir algo pero no llegó a tiempo.

Con la boca entreabierta ahogó una respiración de sorpresa al ver a Shikamaru inclinado con su frente apoyada sobre la de ella.

_ Shikamaru-kun…

Él cerró los ojos y se acercó un centímetro más a sus labios, sin rozarlos.

_ Hinata_ se alejó de inmediato, como si pusiese todo su empeño en hacerlo. Sonrió, pero el gesto no llegó a su mirada_ nos vemos.

Y desapareció en una nube de humo, como si se tratase de un extraño sueño.

Hinata miró por la ventana tragando saliva en un intento desesperado de evitar la inminente caída de lágrimas.

Mentiroso, pensó. No digas "nos vemos" cuando querías decir adiós.

Mentiroso.

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Ino lo observó con sus manos en sus caderas y sin pestañear. Él se frotó el puente de la nariz, intentando aplacar el horrible dolor de cabeza que tenía y que, seguramente, empeoraría con lo que su amiga tenía que decirle.

_ Vamos Ino. Sólo suéltalo y ya.

_ ¿El qué?

_ Lo que sea que vengas a decirme, problemática.

La rubia paseó su mirada enfadada por él una vez más antes de hablar.

_ Así que vas a irte_ por supuesto aquello no fue una pregunta y Shikamaru se limitó a asentir y corroborarlo, rezando por acabar con aquello cuanto antes_ no me lo puedo creer.

_ No es tan raro Ino. Temari y yo llevamos mucho tiempo juntos, alguno de los dos acabaría por mudarse. Simplemente hemos decidido que nuestro hogar será Suna.

_ ¡Y una mierda Shikamaru!

_ ¡Ino! _ tenía un día de mierda, que habían empeorado minutos antes.

_ ¿Qué? Si crees que voy a darte una palmadita en la espalda y desearte buena suerte en tu nueva vida, está clarísimo que no me conoces_ el hombre suspiró. Claro que sabía que Ino no haría eso_ ¿por qué se supone que estás haciendo esta locura?

_ Porque es lo mejor.

_ ¿Lo mejor para quién?

_ Para todos.

_ Pues a mí se me ocurre alguien que no estará muy feliz por tu decisión.

_ ¿A parte de ti?_ intentó bromear el hombre.

_ Si, imbécil. A parte de mi_ se acercó a su amigo y se apoyó en el muro a su lado_ ¿Qué pasa con Hinata?

_ No sé de qué me hablas.

Ino rodó los ojos y contuvo las enormes ganas de golpearle que tenía.

_ Te quiere_ lo vio abrir la boca pero no le dejó hablar_ y se me dices que tú no la quieres a ella, patearé tu culo hasta el cansancio por mentirme.

_ Ino, dejemos las cosas como están ¿vale? Es lo más fácil.

_ Maldito cobarde. ¿Ya está? ¿Así de simple? ¿Vas a ignorar lo que tu corazón te dice para hacer lo que se supone que se espera de ti? Me decepcionas Shikamaru. Por supuesto que todos contábamos con que tú y Temari estuvierais juntos por el resto de vuestra vida, pero también contábamos que era porque la querías.

_ Yo quiero a Temari.

_ Claro que sí. Lleváis demasiado tiempo juntos para que no sea así_ ella cerró los ojos como pensando en lo que diría a continuación_ Amas a Hinata.

_ Ino…

_ Me da igual si no quieres escucharlo Shikamaru. Te lo diré igual. La amas, y ella te ama también a ti. La pregunta es ¿por qué, entonces, eliges marcharte?

_ Porque…

_ Sé la respuesta. Porque es lo correcto, según tú. Pero ¿quieres saber lo que pienso yo?

_ Me lo dirás de todas formas_ se rindió ante el monólogo de su amiga.

Ino sonrió dándole un codazo.

_ Porque eres un cobarde. No me mires así, sabes que tengo razón. Después de tantos años sabiendo lo que ibas a hacer, de repente llegan esos sentimientos y lo ponen todo patas arriba ¿verdad? Odias eso Shikamaru, tu maldito coeficiente te obliga a seguir siempre la razón. Y aquí estás: eligiendo la maldita elección cobarde, porque tienes miedo.

_ No tengo miedo problemática.

_ ¡Oh, claro que lo tienes! Tienes miedo de lo que pasará con Suna si rompes tu relación con Temari, miedo de lo que ocurriría si tú e Hinata comenzáis algo. Miedo del futuro. ¿Sabes por qué? Porque es impredecible, y odias eso porque te encanta tener todo controlado Shikamaru. Así eres tú.

Se quedaron en silencio durante largos minutos. Finalmente Shikamaru dio un paso hacia delante.

_ Es hora de irme.

_ Si_ respondió Ino.

_ ¿No vas a gritarme, dejarme inconsciente y arrastrarme a Konoha porque crees que es lo correcto?_ preguntó alzando una ceja.

_ No. Porque ese sería un camino fácil para ti. Quiero que seas feliz Shikamaru, eres mi mejor amigo.

_ No te pongas sentimental problemática.

_ Déjame terminar. Eres mi mejor amigo, pero no me siento orgullosa de ti en este momento_ alzó los hombros_ estás haciendo a Hinata mucho daño ¿lo sabes?

_ Lo superará.

_ Claro que lo hará_ la seguridad en la voz de Ino la hizo mirarla con el ceño fruncido. Si sabía que lo superaría ¿cuál era el problema?_ sufrirá semanas o meses por todo esto. Llorará, se enfadará, te echará de menos. Pero un día cualquiera se levantará y se dará cuenta que pensar en ti ya duele un poco menos, y seguirá adelante. Y el día menos pensado aparecerá alguien que cubrirá ese horrible agujero que dejaste en su corazón y será feliz.

_ ¿Entonces a qué mierda vino todo ese discurso de antes problemática?_ se frustró.

_ Hinata lo superará. No puedo decir lo mismo de ti.

_ No digas bobadas.

_ No son bobadas. Harás tu vida Shikamaru, serás más o menos feliz, es cierto. Pero cada día cuando te despiertes en tu cama estará una mujer a la que ya no amas y recordarás a Hinata. Cuando veas un informe de Konoha pensarás en ella inconscientemente y te preguntarás si está bien. Tú, a diferencia de Hinata, cada día la echarás más de menos; porque el paso del tiempo hará que te cuestiones cada vez más tu decisión_ Ino recolocó un mechón de pelo tras su oreja_ Y finalmente tendrás una misión en Konoha, y mientras paseas por sus calles recordando viejos tiempos la verás. Quizá vaya con un hombre, e incluso lleve un pequeño niño de su mano. Ella notará que alguien la observa y te mirará. Y ¿sabes que sucederá Shikamaru?_ el hombre tragó saliva inconscientemente, nervioso_ Nada. No sucederá nada. Ella te saludará tranquilamente, como a un conocido cualquiera. Y tú sentirás como tu corazón, que aunque no lo supieras ya estaba rasgado, se deshará en pedazos. Y la echarás de menos, más que nunca.

Cuando Ino acabó su enorme discurso, él no respondió. No podía. Su boca estaba seca y notaba su acelerado ritmo cardiaco amenazando con hacer un agujero en su caja torácica. Tomó aire, notando la forma dolorosa en que se abría paso hacia sus pulmones. Luego caminó hacia la puerta de la aldea.

_ Es la hora.

_ Si.

Shikamaru agradeció que Ino no dijese nada más. Aunque tenía la firme certeza de que no quedaba nada más que mencionar. Ya se lo había dicho todo y él sabía que aquellas palabras le perseguirían por el resto de su vida.

Y no podía quejarse, él había decidido marcharse. Era culpable.

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Desde la más alta rama del árbol lo observas despedirse de los demás con su habitual parsimonia. No lleva demasiado equipaje, eso hace que por un momento olvides que su marcha es definitiva.

Sonríes cínicamente al darte cuenta de que ese parece tu destino, ese que tanto te has negado que exista.

Así es. Ahí estás, escondida. Viendo como el hombre que amas se va, sin despedirte. Todo parece exactamente igual.

Excepto una cosa. El hombre ha cambiado.

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Es larguísimo, lo sé. Los otros dos no lo serán tanto (o eso espero).

¿Un review, por favor?

Muchas gracias por leer.

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