Marcó otra raya en la pared, ayudándose con una piedra afilada. Ponía una por cada día que pasaba en aquella especie de celda improvisada. Ya llevaba seis marcas en total. Otro día más, y se cumpliría una de las semanas más horribles de su vida, junto a las que vivió de pequeño, hacía ya varios años.

Por lo poco que recordaba, imaginaba que lo encerraron en esa habitación después del enfrentamiento que tuvieron él, Ren y Horo cuando volvían a la aldea. Regresaban de entrenar cuando, de repente, se encontraron con un ataque sorpresa por parte de algunos de sus enemigos. Los recuerdos de Lyserg sobre aquella pelea no eran más que simples escenas sueltas, y repletas de furia, poder y sangre: gritos de lucha y de rabia, posesiones de segundo grado, Ren protegiendo a Horo mientras éste intentaba recuperarse, más gente cayendo derrotada… así quedaron los restos de esa batalla, al menos los que él podía recordar.

Todo fue muy rápido.

Ni siquiera podía acordarse del momento en el que recibió el último ataque, o cuando le separaron de sus dos amigos para meterle en ese lugar sombrío, después de dejarle apenas consciente y con el cuerpo malherido.

Suspiró con molestia. Deseaba con la poca fuerza que le quedaba salir de allí lo más pronto posible, y así poder reunirse de nuevo con Morphin y los demás. Sólo esperaba que ni Ren ni el ainu estuvieran en la misma situación que él… tantas horas encerrado en un lugar que desconoces –aunque entre sus opciones no descartaba la de encontrarse en la aldea, con el resto de shamanes pero en algún lugar un poco más alejado–, herido y sin energía para poder escapar era algo que no le deseaba a nadie, excepto al monstruo que jugaba con fuego.

El sonido de la puerta al abrirse le puso alerta, dejando a un lado sus reflexiones para otro momento. Vio como uno de los aliados más fieles de Hao entraba en la habitación, sin apartar la mirada de él.

-Vaya, veo que todavía sigues vivo –comentó desde el marco de la puerta, cruzándose de brazos –. Es una pena que no tengas tu péndulo aquí. Me hubiera gustado pelear contra ti y contra Tao –sonrió.

Antes de que pudiera acercarse hacia Lyserg, alguien más entró en el cuatro y se dirigió al sicario.

-Nichrome, deja que yo me ocupe de esto.

El chico no contestó. Obedeció a Kanna y se marchó en silencio.

Cuando la pareja se quedó sola, ella le acercó a Lyserg un pequeño cuenco medio lleno.

-Toma, come –ordenó.

El inglés no podía creer lo que escuchó. Durante los seis días que llevaba allí, esa era la primera vez que le daban algo más que no fuese agua de aspecto poco saludable.

-Pero… pensé que me ibas a dejar morir.

-Eso ya depende del señor Hao, no de nosotros –respondió–. Digamos que esto es un pequeño obsequio de mi parte. Sería muy deprimente que, después de haber sobrevivido a tantas peleas en el torneo, tuvieras que morirte por el hambre, ¿no crees?


Aqui no hay mucho Lys/Kanna que digamos, pero era lo único que quedaba decente con estos dos. Y tampoco quería escribir algo empalagoso con esta "pareja" porque no pegaba mucho.

Este es el segundo drabble o viñeta (nunca me aclararé con eso xD) que me salió en el juego con Flourish. Todavía queda uno que subiré en cuanto termine con éste. Tres fics seguidos, quien me lo iba a decir xD

Por cierto, los reviews ahora se responderán en mi LJ medio abandonado; el link está en mi profile.

Reviews?