Capítulo 01

Mucho gusto

Un grito femenino aterrado rompió el silencio en aquel mismo instante.

Aladdin volteó su mirada instantáneamente al igual que sus dos compañeros.

…No es por nada Abú pero creo que somos de mala suerte. No llevamos ni 10 minutos aquí cuando ya parece haber alguien en desgracia… ¡vamos a ver!

Abú el pequeño simio apenas asintió mientras realizaba uno de sus típicos chillidos, mientras la alfombra automáticamente se colocaba bajo los pies de Aladdin, elevándolo con Abú en su hombro.

¡Auxilio!... ¡Auxilio por favor!

Basta ya y no seas tan gritona. – Le dijo el enorme centauro azul a una damisela de cabellos rojos.

Creí que habías aprendido con la última vez amigo… - Sonó una voz con un acento particular que hizo que inmediatamente aquel ser, mitad caballo y mitad hombre voltease alterado.

¡Tú…! – Dijo enervándose de rabia.

Frente a él, lucía muy galante y bien plantado, un enorme joven adulto de cabellos naranjas, barbilla pronunciada y músculos excepcionales…

¡Hércules! – Gritó la damisela en apuros a la par que el centauro.

¡Caray!... Si que me he vuelto popular…

Te voy a dar tu merecido… - dijo la bestia soltando a la mujer y sonándose los puños mientras se acercaba lentamente al héroe quien tomó su posición defensiva…

…Sin jamás perder la sonrisa…

La chica volvió a gritar, pero ésta vez, desmayándose ante la galantería de Hércules.

El chico se sonrojó…

Uuuhh… pero si tampoco es para tan…! – Un golpe certero en su lateral le hizo volar por los aires y estamparse contra un árbol. El centauro le había tomado desprevenido.

¡Ésta vez voy a hacerte papilla!

…No mamá, no me anda estar en zapatillas… - Dijo Hércules atontado por aquel golpe. Sacudió su cabeza y retomó en si justo antes de levantarse.

El centauro gruñó furioso y con tan solo caminar unos metros alcanzó su contenedor de flechas y…

¡Oh no! – Exclamó Hércules dándose cuenta tarde, cuando una flecha disparada casi se le clava entre ceja y ceja, esquivándola por muy poco.

¡ARGH!

La lluvia de flechas comenzó a hacer que el chico de cabellos naranjas tuviese que improvisar maniobras defensivas… pero no tardó mucho tiempo para que le tomase el ritmo al asunto y pudiese avanzar mientras esquivaba las flechas.

Ahora fue el centauro quien se asustó…

¿Cómo tú…?

Un segundo después ya estaba volando por los aires…

Buen intento con las flechas. – En el poco tiempo que el centauro estuvo en el aire. Luego estiró el brazo y lo sujetó antes de caer. – Estuvo mejor que las piedras y palitos de la última vez… puede que la próxima vez logres hacerme cosquillas…

¡TE VOY A…!

Hércules no lo dejó terminar y con suficiente fuerza lo lanzó ésta vez hacia un lateral, donde… para sorpresa del mismo centauro le esperaba un altísimo precipicio…

¡HERCULEEEES…!

El héroe se rió…

Si… definitivamente soy popular…

¡Miii héroe! – Dijo una chica en un tono bastante melódico lanzándose inmediatamente a los brazos del chico, quien consternado apenas y tuvo el reflejo de estirar sus brazos para evitar el "ataque" de la damisela en apuros quien sacaba los labios como si quisiera despegárselos de la cara.

Oh no, no fue nada señorita, tan solo cumplía con mi deber, yo solo…

¿Está todo bien allí? – Se escuchó una voz desde arriba, ambos subieron la mirada.

Un chico y un mono descendieron montados sobre una alfombra aparentemente voladora.

¿Está todo bien Señorita? – Preguntó Aladdin desconfiado. – Hace rato escuché unos gritos y…

Ohhh si, si, si todo está bien… ¡todo está muy bien! – Exclamó de nuevo la chica. - ¡Tan solo estaba aquí con MI HEEROE deseando un poco de privacidad!

Oh… - Exclamó Aladdin confundido. – Disculpen entonces, es que… yo… los gritos… y…!

¡ENTIENDO!... pero ya puedes irte… mi galán y yo necesitamos… privacidad… - Dijo la rubia mirando a Hércules directamente a los ojos y jugueteando su dedo índice.

Ehh… pues… la verdad yo, ya debo retirarme, hay otra damisela que debo rescatar así que… señorita… - Comentaba Hércules algo intimidado.

¡Señorita! – Gritó la chica sonriendo como si fuese un chiste. – Ese no es mi nombre pequeño, mi nombre es otro pero eso no es importante, lo importante es que tú puedes llamarme… MI AMOR…

La chica volvió a intentar emboscarlo con un beso y Hércules aflojó su agarre dejándola caer en pie, pero eso no la detuvo…

¿Es la otra chica que está en Athena? – Comentó Aladdin algo… exagerado. - ¿Esa que la persigue una górgona?... ¡Yo que tú me daría prisa!

La rubia le devolvió la mirada frustrada y con una ceja en alto. Hércules por el contrario, sonrió aliviado.

¡Oh si!... ¡La Górgona!... ¡Digo la górgona! ¡eso es!... ¡debo ir en seguida!... lo lamento eh… amiga… estamos en contacto eh…?

Con-tac-to… - Sugirió la rubia muy lentamente tocando los dedos índices de ambas manos.

Hércules miró hacia todos lados.

¿Dónde rayos está Pegaso?

¿Quieres el empujón? – Ofreció Aladdin ya elevado a unos cuantos metros del suelo. El cabellos naranjas arrugó el entrecejo. Esa alfombra no parecía muy segura… e ir con un extraño tampoco le parecía muy recomendable.

Pues… no, gracias yo creo que puedo esperar a que…

¡AHH!... ¡Si te quedas conmigo!... – Exclamó la rubia sobre-exaltada. - ¡Si te quedas conmigo te enseñaré y hablaré tantas cosas de mí que…! –

…El sonido de la alfombra alejarse velozmente junto a los dos chicos pasajeros se escuchó inmediatamente y la chica pudo verlos alejarse desde su sitio…

Suspiró…

Hombres…

El viento soplaba sacudiéndole los cabellos. Hércules desconfiado, no hallaba de donde agarrarse. Ésta alfombra no tenía un cuello como Pegaso.

Gra…gracias amigo, creí que esta vez no tendría modo de escapar…

Soy Aladdin. – Dijo el chico sonriendo apenas volteando para ver a su pasajero tras de sí.

¿Aladdin?

Dime Al. – Dijo el chico de cabellos negros sonriendo.

Pues… yo soy Hércules… creo no haberte visto antes por aquí. ¿Dónde está la chica que…?

¿Con la górgona?... Ahh disculpa… tengo esa mala maña de decir mentiras, me ha traído algunos problemas verás… pero, creí que lo necesitabas…

Hércules se llevó un mano tras su cuello rascándose avergonzado, perdiendo algo el equilibrio y enseguida volviéndose a agarrar de donde pudo a la alfombra.

Pues… gracias.

¡No hay de que amigo!... he pasado por situaciones similares en Agrabah…

¿Agrabah?

Así es… dime… ¿sabes donde está el emperador o el consejo de ancianos de por acá?, digo, si no estás muy ocupado, me han mandado desde allá para…

Aladdin se calló la boca al notar que su compañero (quien no hablaba tanto como él) estaba desesperado buscando de donde sujetarse. Tal vez por eso había estado tan silencioso. El chico de cabellos negros se rió. Posó su mano sobre la de Hércules y la colocó en su cintura.

Sujétate tranquilo… he sido un maleducado. –

…!

Hércules se sintió algo avergonzado.

Sin embargo en esos instantes la alfombra comenzó a descender, y no le quedó otro remedio que sujetarse con ambos brazos de la cintura de Aladdin con fuerza. A pesar de estar terriblemente nervioso y apenado…

Al poco tiempo, la alfombra aterrizó suavemente sobre un verde pasto de un terreno llano. Permitiendo a Aladdin y su acompañante levantarse…

Aladdin alzó una ceja sonriendo.

Ya te puedes soltar… - Comentó observando que aún y mientras se levantaban Hércules no le había dejado de agarrar, mas con ese comentario, lo hizo en seguida.

¡Oh!... ¡Eh!... No me había dado cuenta.

¡Descuida! – Dijo Aladdin, tendiéndole la mano en son de amigos. – Ahora si… formalmente… yo soy Aladdin, de Agrabah…

Lentamente el héroe tomó la mano del chico sonriente, mirándole directo a los ojos.

Soy Hércules… de Athenas… -

Mucho gusto, Hércules… imagino que era tu primer vuelo ¿no?

¿El mío?... No, no… Suelo volar si… Suelo volar con mi caballo si no me ponen nervioso las alturas… ¡DIGO!... Si estoy algo nervioso es por las alturas… ¡nada más!... ¿Por qué otra cosa podría estar nervioso ah?... ¿Eh?... digo… ¡¿QUIERES UN CARAMELO? –

Aladdin alzó una ceja ante semejante discurso incoherentemente balbuceado mientras Hércules permanecía con un brazo extendido ofreciendo un caramelo que sacó quien sabe de donde.

¿Tu caballo vuela? – Pensó un rato, pero al fin y al cabo, ya había visto caballos alados en una oportunidad y además de eso… - ¡Bueno, yo vuelo en una alfombra, ¿como te voy a cuestionar? Jaja… por cierto… - Comentó mientras sacudía su muñeca. – Tienes… mucha fuerza…- Dijo llevándose las manos a la cintura, ligeramente adolorido.

Perdona… Aladdin, a veces, creo que se me va la mano…

Tranquilo, ya te dije, que estamos entre amigos y que puedes decirme Al… - Alguien le pegó un coscorrón. - ¡Ah por cierto disculpa!... Él es Abú y ella es la alfombra…

Hércules jamás pensó ser introducido con un mono y un tapete… sin embargo… estrechó su… ¿pata? Y su… ¿bordado?. Luego de esto Aladdin volvió a montarse en la alfombra dispuesto a partir.

Si hay algo más en que pueda servirte tan solo pega un grito como la chica también y… -

Creí que querías que te condujese a Athenas.

Aladdin detuvo su comentario y sonrió agradecido.

Pues… solo si no es demasiada molestia. Creo que estás algo ocupado y…

¿Quién yo? – Hércules resopló haciendo vibrar sus dos labios y elevar su pollina anaranjada. – Tan solo debía entrenar pero tu sabes… con uno solo de los días del año que no entrene no ha de pasar nada… pienso… ¿no?, creo que soy muy disciplinado…

No lo dudo… - Comentó Aladdin posando su mano en el bíceps de Hércules. Ambos se sintieron repentinamente intimidados y esa mano fue rápidamente retirada de allí. – Y… ¿entonces?

Pues… - Hércules se montó en la alfombra. – A…adelante… - Comentó.

Ambos se sintieron un tanto avergonzados después de aquel extraño momento incómodo. La alfombra apenas comenzó a elevarse a un ritmo muy lento y suave… aún así, y con toda la incomodidad del mundo… Hércules se vio obligado a volver a posar sus manos y sujetarse, ésta vez un poco mas suave, de la cintura de Aladdin…