Crónica de una vida desviada.

Disclaimer: Todos los personajes de Harry Potter utilizados en esta historia son propiedad de J.K Rowling y la Warner Bros.

Info: Continuación del 5to libro; Harry Potter y la Orden del Fénix.

Capítulo Primero – Visita al Ministerio.

Harry Potter no se sentía vivo, la suya era una existencia sin sentido. Sus ojos, en antaño alegres, mostraban un color verde apagado, como si el alma que residía dentro de su cuerpo hubiera muerto, y tal vez así fuera. Hacia solo unas pocas semanas atrás, Sirius Black, su padrino, había caído tras el Velo de la Muerte en la Batalla del Ministerio.

Desde esa fatídica noche tenia pesadillas recurrentes, se despertaba cubierto de sudor, gritando a pleno pulmón el nombre de su padrino, esperando en vano que regrese, que salga una vez más detrás de aquel ondulante velo que atrapaba la mirada de una persona hasta hacerla perder en la inmensidad del más allá.

Hacía un mes que la Orden del Fénix lo había dejado en Privet Drive. Desde entonces no se había movido de su habitación, estaba acostado boca arriba mirando algún punto indefinido en el impecable techo de su dormitorio. Su única ocupación era intentar no sucumbir ante su cansancio, para no caer dormido y tener una vez más esas horribles pesadillas que le atormentaban.

Un ulular sacó a Harry de su sopor, su lechuza lo miraba con reproche, hacía ya bastante había caído la noche y estaba hambrienta.

-Disculpa Hedwig, ya puedes ir a cazar- Harry miró alejarse a su lechuza con envidia, deseaba enormemente poder dejar de pensar, sentirse libre y poder volar como un ave, para alejarse del sufrimiento y el dolor.

El sonido del timbre interrumpió sus cavilaciones.

¿Quién sería a esas horas de la noche? Sintió el crujir de las escaleras y unos pasos apresurados, sea quien sea se había ganado una bronca de Vernon.

-¡Harry baja inmediatamente!- Rugió la voz de su tío Vernon, un hombre corpulento y que no disimulaba en lo más mínimo la aversión que sentía hacia su sobrino.

Harry bajó corriendo las escaleras hacia el piso inferior, junto a Vernon se encontraba un hombre con una túnica morada con el escudo del Ministerio de Magia sobre su pecho, de contextura ancha, tenía una poblada melena roja con matices de grises que veteaban su cabello, sus ojos eran de un amarillo pálido, parecía un león viejo.

-¿Que. .Que sucede?- Preguntó Harry totalmente desconcertado por la presencia de un funcionario del ministerio en Privet Drive.

-¡Te busca este hombre, y ya te lo había advertido, no quiero visitas extrañas en mi casa! –rugió Vernon, con la vena de la sien palpitándole peligrosamente- ya verás cuando estemos solos no saldrás de tu habitación por lo que quedan de las vacac..!-

Vernon no pudo terminar de decir el castigo para Harry, ya que la mano del hombre agarró algo por debajo de su capa y susurró palabras incomprensibles.

Harry no pudo evitar sonreír de gusto al ver a su tío desplomado a lo largo sobre la alfombra del salón.

- De nada Potter- dijo al ver un brillo de malicia en los ojos del chico.

-¿Qué quiere?- Pregunto Harry sin siquiera molestarse en ver si su tío se encontraba bien.

El hombre frunció el entrecejo, claramente molesto.

- Mi nombre es Rufus Scrimgeour, pertenezco a la oficina de Aurors. Fui asignado por el Ministro Fudge para ser tu escolta y trasladarte hasta el Ministerio de Magia

-¿A dónde?- dijo Harry sintiendo que el corazón se le encogía. No tenía ningún deseo de regresar en ese lugar después de lo que había pasado cuando lo juzgaron el verano anterior y más tarde con la muerte de Sirius, algo por lo que aún sentía una gran culpa. Su corazón se contrajo, como siempre que recordaba a su padrino.

-Al ministerio Potter, pero no te preocupes no te acusan de nada esta vez... creo.- dijo algo pensativo

-¿Y para que tengo que ir allá? - preguntó Harry con un tono que denotaba molestia.

-Porque así lo dispuso el Ministro, quieren hacerte un par de preguntas... por lo que paso el año pasado en el Ministerio de Magia... en el departamento de Misterios.- dijo algo dubitativo temiendo la respuesta del chico.

A Harry se le hizo un nudo en el estomago y la garganta se le secó. Cerró los ojos, suspiro profundamente. Sabía que tarde o temprano tenía que enfrentar sus miedos y culpas.

- ¿Cuando nos vamos?- preguntó resignado.

-Ahora mismo, así que si te apresuras sería mejor.- Dijo el mago consultando el tiempo.- y debes llevar también todo lo que necesites para Hogwarts, ya que un miembro de Ministerio se ha ofrecido para darte hospedaje por las semanas que faltan para el inicio de clases.

Harry suponía quien era y una media sonrisa se dibujo en su rostro, y para sorpresa del auror subió rápidamente a buscar sus cosas.

-"Y yo que pensaba que le estaba dando una mala noticia".-pensó Scrimgeour- "realmente los adolescentes son difíciles de entender"-

El chico se apresuro a guardar sus cosas más preciadas en el baúl. Colocó su varita en el bolsillo de atrás de los pantalones, pero inmediatamente la saco de allí al recordar los consejos de ojo loco Moody, y la metió en la túnica.

Acomodo rápido toda la ropa. Luego salió de la habitación con la jaula de su lechuza en una mano y arrastrando el baúl con la otra. El auror lo esperaba al borde de la escalera, para ayudarlo.

Al entrar a la sala vio a su tío sentado plácidamente leyendo el diario en un sillón, Harry supuso que Scrimgeour había borrado su memoria.

-Hola Harry – Saludó su tío como si nada.

Harry lo miró fijamente, nunca lo llamaba por su nombre.

-Por primera vez estoy orgulloso de ti muchacho. Me acabo de enterar por este caballero que tú mismo has solicitado más tiempo en el colegio para intentar corregir tu insoportable actitud- dijo Vernon con severidad

-¿Ah sí?- pregunto Harry mientras le dirigía una acusadora mirada a Scrimgeour, quien hizo una mueca excusándose. Hasta el ministerio se veía obligado a mentirle a Vernon.

-Bueno, ¿nos vamos?- Preguntó el auror

-Seguro- contestó Harry y se dirigió rápidamente a la puerta sin despedirse de su tío-

-Adiós y no vuelvas hasta que te hayan rehabilitado completamente.- le recomendó Vernon mirando al muchacho con el seño fruncido

-Si tío- respondió Harry cansado.

Scrimgeour y Harry salieron al calor de la noche, una tímida y refrescante brisa soplaba.

-¿Cómo vamos a ir?-pregunto Harry

-Tenemos que caminar dos cuadras hasta llegar al coche que mandará el Ministerio. Por razones de Seguridad el Ministro no quiere que se enteren de que vas a prestar declaraciones.

Llegaron a la esquina indicada y vieron un elegante coche negro con el emblema del Ministerio pintado en sus puertas delanteras. Subieron al auto y enseguida se puso en marcha.

Por alguna extraña razón este hombre le provocaba confianza, sabia q no debería irse con cualquier persona, pero su instinto le decía que estaba a salvo.

Se detuvieron en una parte del centro que Harry no conocía. La zona parecía bastante peligrosa, todo el lugar estaba lleno de basura y los negocios cerrados y desmantelados. El auto aminoró la marcha y se detuvo ante una cochera abandonada. El chofer sacó su varita y haciendo un movimiento circular con ella en el aire, la puerta de la cochera se abrió.

Harry se sorprendió de ver la cantidad de autos y el lujo de cada uno de ellos. Un sector estaba ocupado por autos negros, en perfectas condiciones y con el Emblema del Ministerio en las puertas. En otro sector estaban los autos que Harry suponía eran de los empleados, ya que si bien la mayoría eran lujosos, se alcanzaba a distinguir uno que otro auto que necesitara un poco de pintura. Habían llegado al Ministerio en poco tiempo.

Harry y Scrimgeour bajaron del auto. Caminaron en completo silencio. Al llegar a una puerta de madera, se toparon con un ascensor. Una monótona y gélida voz, les indicó que se encontraban en el sótano y que presionaran el botón al piso que se dirigían. Scrimgeour tomó la iniciativa y tocó el botón del Segundo piso.

-Segundo Piso.- confirmó la voz-. Departamento de Operaciones Mágicas Especiales, que incluye Departamento Contra el Uso Indebido de la Magia, Cuartel General de Aurors y Servicios Administrativos del Wizengamot.

Harry ya conocía el lugar. Era el piso en el que trabajaba el Señor Weasley, el mismo que visitó el año pasado, cuando lo habían citado por el uso incorrecto de la magia delante de muggles y para su supuesta expulsión del colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

Scrimgeour lo condujo al Cuartel General de Aurores. Era un lugar lleno de Cubículos, pero el ambiente que reinaba era extraño, no se escuchaban voces contentas ni risas, simplemente se oían murmullos, lo que denotaba actividad, a pesar de las altas horas de la noche. Harry abrió la boca pero el auror le dirigió una mirada significativa y se contuvo de preguntar algo al respecto.

Llegaron al final del pasillo, Harry recordó allí estaba la pequeña oficina del Señor Weasley. El auror tocó la puerta con su varita y pasó.

-Querido muchacho, muchas gracias por aceptar mi invitación para reunirte conmigo esta noche. – saludó Fudge al instante en que Harry traspasó la puerta

Harry solo asintió con la cabeza, Fudge tenía maneras muy particulares para "invitar" gente. Observando al resto de la oficina Harry se encontró con la mirada penetrante de Albus Dumbledore, sentado en una cómoda butaca, Harry pudo entrever que no estaba precisamente contento con estar allí. En una esquina, se encontraba Percy Weasley, que tenía fija la mirada en un cuaderno y anotaba cuanta palabra era pronunciada en la sala.

Fudge tomó la palabra.

-Señor Potter en primer lugar debo pedirle una disculpa por todos los incidentes y malentendidos anteriores, aunque yo sé que no es suficiente. Debe comprender que debia mantener mi puesto y tenía bastantes justificaciones para creer que algo raro pasaba en Hogwarts. – dijo el Ministro con tono ceremonioso.

Harry lo miro sorprendido. Nunca hubiera esperado una disculpa de Cornelius Fudge.

-Se que por mi culpa se perdieron vidas y que en mi estuvo el poder de evitarlo... pero yo no quería creer que... Vo... Vo... Voldemort había vuelto.- Fudge vacilo por un momento antes de pronunciar el nombre del Señor Oscuro.- Temía perder todo lo que había conseguido hasta el momento. Temía perder mi puesto, pensaba que Dumbledore quería arrebatarme el cargo de Ministro para hacerse con el poder. Ahora veo lo equivocado que estaba.

Harry miraba a Fudge con más rencor que ninguna otra persona presente. Una furia incontenible estaba invadiendo todo su ser. No quería escucharlo hablar, no quería saber de sus disculpas; solo sentía un tremendo deseo de provocarle el peor daño posible. Era algo similar a lo que sintió frente a Dumbledore cuando Voldemort invadía su cabeza el año pasado, pero sabía que en este sentimiento tan profundo, el Señor Oscuro no tenía nada que ver.

-Por su culpa mi padrino murió.- inconscientemente se sintió mejor al depositar culpa que era suya en otra persona.- Si me trajo aquí esta noche para hablar de esto, puede ahorrarse el tiempo. No estoy interesado en escucharlo. Aprendí mi lección. – Y mostró su mano donde aún relucía la cicatriz "No debo decir mentiras".

Dumbledore se puso de pie y tomó la palabra.

-Harry, si te hemos citado aquí es porque tenemos algo de suma importancia que debes conocer. Algo con respecto a Sirius.

-¿Cómo?- pregunto Harry perplejo.

-Antes que nada debes conocer una historia, para que puedas entender- dijo Dumbledore empezando a caminar por el pequeño despacho- Existe una leyenda que cuenta acerca de un mago tenebroso que le hizo frente al gran Merlín. Por mucho tiempo este mago causó muerte y destrucción por donde pasaba. Se cuenta que un día tuvo lugar un enfrentamiento con Merlín, pero asombrado del poder que éste tenía, desapareció en medio de la pelea. Todos lo creyeron muerto pero después de 10 años regresó. En todo ese tiempo estuvo investigando la manera de burlar a la muerte para poder derrotar a Merlín de una vez por todas, si bien le fue imposible darse con la fórmula para la inmortalidad, descubrió una manera para volver a la vida una vez muerto. Algo así como un portal para acceder al espacio entre el mundo de los vivos y los muertos, pero con la condición de que alguien estuviese dispuesta a dar su alma, es decir estar dispuesta a quedarse por la que había muerto, para que no se pierda el "Equilibrio" entre la vida y la muerte.

Harry permanecía impasible ante la explicación de Dumbledore, cada vez entendía menos.

-Todo estaba planeado -continuó el director después de tomar aire- se llevaría a cabo un duelo a muerte con su peor enemigo: Merlín. En caso que el mago tenebroso muriera, su fiel aprendiz y mano derecha, entraría al portal para sacarlo de allí y quedarse en el lugar de su amo. La pelea entre estos dos magos fue la más terrible jamás acontecida. Todo terminó, cuando Merlín completamente exhausto, recurrió a un hechizo de magia antigua muy poderosa, debes entender que en esa época aún no existía la maldición asesina, seguramente esta fue algún tipo de variante- explicó Dumbledore-. Soltó todo su poder en esta potente maldición que lanzó contra su enemigo, quien reconociendo su final y mortalmente herido, logró aparecer en su guarida, donde se encontraba el portal y lo traspaso. Merlín casi muere en la lucha, pero pensó que había acabado con la vida del mago oscuro, ya no podía sentir su presencia.

-Pero podía volver a la vida gracias a ese portal y a su fiel sirviente- razonó Harry, - algo parecido a lo que paso con Voldemort y Colagusano, aunque este último sólo dio su mano derecha.

-Exactamente Harry- corroboró Dumbledore – fue algo parecido pero con una diferencia, si bien Peter tenía miedo dio su mano derecha, pero en cambio el vasallo de este mago, quería que su amo volviera a la vida pero no quería dar su alma a cambio. Pensó, que si capturaba a algún enemigo importante podría sacrificarlo para que su señor volviera. Utilizando alguna clase de sortilegio, logró capturar a un caballero muy importante de la orden de Merlín, el más fiel y honrado. El caballero fue obligado a traspasar el portal, pero el hechizo no pudo ser completado, el Mago Oscuro no pudo volver de la muerte ya que necesitaba el alma de un "fiel seguidor" y éste en su cobardía no la dio. Cuando Merlín se enteró de la muerte del caballero, fue hasta el portal para intentar destruirlo, pero le fue imposible.

Entonces no encontrando solución, lo maldijo: "Aquellos que atraviesen este portal, solo podrán volver cuando el mago que los envió ocupe su lugar". Hizo esto ya que pensaba que ningún ser vivo daría su vida para salvar la de su enemigo.- razonó Dumbledore intentando explicar el pensamiento de Merlín

- Luego escondió el portal en lo más recóndito de su castillo.- terminó Dumbledore.

-Muy linda la historia -dijo Harry con algo de ironía en su voz- pero aún no entiendo que tiene que ver conmigo.

-Potter, cuando murió Black.- intervino Fudge, Harry se estremeció- estaba peleando con Bellatrix Lestrange, verdad?

Harry asintió sin pronunciar palabra

-Según lo que Dumbledore me dijo, cayó atrás del velo que está en el Departamento de Misterios ¿no es así?

Harry asintió de nuevo. Empezaba a entender la relación de esa leyenda con aquella reunión.

-Pe.. pero entonces.. el portal del que habla la leyenda...- Harry hablaba muy lento, pensando cada palabra que decía.

-Si Harry, ese portal es el "Velo de la Muerte" – aclaró Dumbledore- lo que quiere decir, que para que Sirius vuelva, Bellatrix Lestrange tiene que ocupar su lugar.

Harry no podía articular palabra, estaba completamente paralizado. Su cerebro no podía terminar de procesar esta información.

-Lo que significa, que después de todo, hay una posibilidad para que Sirius vuelva a la vida- terminó Dumbledore mientras le apretaba el hombro en señal de apoyo.

Una lágrima rodó por la mejilla de Harry, pero rápidamente la retiro con el dorso de su mano.

-Pero.. ¿por qué me dicen todas estas cosas? - preguntó Harry. No se quejaba, pero era mucha información junta, ya se había acostumbrado a las mentiras y a no enterarse de nada hasta último momento.

-Porque me di cuenta que ya eres suficientemente grande para entender la realidad Harry.-respondió Dumbledore- que el peor error que cometí, fue ocultarte las cosas por intentar protegerte, sin darme cuenta te provoque un mal mayor del que quería evitar.

Harry cerró los ojos intentando controlar todos los sentimientos que bullían en su interior.

-Harry necesitamos que nos ayudes - dijo Dumbledore con un tono de pesadez en su voz, parecía que lo que estaba a punto de decir iba en contra de todos sus pensamientos.

-¿Para qué?-Pregunto Harry, evitando mirar a la cara al Director. Sentía que el suelo daba vueltas.

-Creo que has pasado por bastantes cosas malas, pero todas has sabido superarlas. Es necesario que podamos contar con tu ayuda Harry. En el transcurso de este año, necesitaré que me ayudes en algunas cuestiones de seguridad. Debo aclarar que yo no estoy de acuerdo con este procedimiento.

-Pero es lo mejor que tenemos Dumbledore, tu mismo reconociste que no sabias nada mas poderoso que esto. – interrumpió Fudge con aspereza. – Las cosas son así Potter, ahora que el Innombrable volvió la gente está aterrorizada. He puesto todos los recursos del Ministerio para intentar dar seguridad a la población pero nada parece tener efecto. Los escudos protectores caen con facilidad ante ataques de Mortífagos. Pero encontré la solución. – Fudge tomo aire y clavó la mirada en la cicatriz de Harry- Expertos del Departamento de Misterios analizaron lo que contaste al Quisquilloso con respecto al regreso del Innombrable. Si todo paso como dijiste- El ministro hizo una pausa mirando fijamente al morocho, Harry asintió con la cabeza – entonces vamos a necesitar tu sangre.

Harry miró a Dumbledore, quién parecía muy interesado en observar la pared, para luego mirar directamente a Fudge.

-¿Mi sangre? – dijo sin disimular el asco que sentía al imaginarse reviviendo el ritual seguido por Colagusano para traer a la vida a Voldemort.

-Si Potter. Tu sangre es la misma sangre que la del Innombrable. – Harry palideció, no se había dado cuenta de esto, se sintió sucio, indigno.- Si la usamos podemos evitar que el Innombrable entre a algunos lugares, no será definitivo, pero nos dará días, inclusive semanas antes que pueda romper los sortilegios defensivos. Los aurores se pueden enfrentar a los Mortífagos en un supuesto ataque al Ministerio de Magia por ejemplo, pero si ingresa el Innombrable a la pelea, no hay nadie que pueda hacerle frente.

Harry miró con de decepción a Fudge, le había perdido el poco respeto que aún le tenía.

-Yo no tengo miedo de enfrentarme a Voldemort. Dumbledore tampoco. Mis padres también se enfrentaron al "innombrable" como usted lo llama – Harry lo miro con sorna- no piense que todos son cobardes como usted Fudge.

El ministro enrojeció de ira.

-¡No voy a perm...!-

-Basta. – Interrumpió Dumbledore. – Esto no nos llevará a ningún lado. Fudge quería ofrecerte un trato Harry, si tú colaboras con el Ministerio, ellos podrán a los aurores tras la pista de Bellatrix para que puedas recuperar a Sirius.

Harry tenía una lucha interna, por una parte no quería ayudar a Fudge a mejorar su situación, pero por otro lado sabia que sin la ayuda de los aurores, le sería prácticamente imposible encontrar a Bellatrix por sí mismo.

-Lo haré. – masculló y pudo vislumbrar un brillo de triunfo en los ojos de Fudge.

-Ha sido una sabia decisión muchacho. Se te avisará cuando este todo preparado.- habló Scrimgeour - Ahora puedes retirarte, tenemos listo tu viaje a la Madriguera y Arthur Weasley te acompañará.

Harry no disimuló sentirse complacido al escuchar aquellas últimas palabras. Deseaba abandonar el lugar lo más rápido posible. Eran demasiadas noticias que procesar y necesitaba un lugar para pensar.