Hola, este fic se me ocurrió por un comentario gracioso que leí en youtube. Se lo dedico para mi "querido" Ford por ser mi perso favorito de la serie y también lo hago porque se aproxima San Valentin y como soy una desquiciada romántica... pues mejor aprovechar el día. Es medio alternativo porque lo demuestro como profesor en el tiempo que estaba a punto de terminar en la universidad. Gravity Falls no me pertenece, es de Alex Hirsch y su maniática (y troll) mente. Enjoy!


-Y eso es todo por hoy- dijo por último el profesor Ford.

Los jóvenes guardaron las hojas y sus cuadernos rápidos, ansiosos por el sonido de la campana. No pasó tanto tiempo para que salieran. El profesor suspiró cansado inclinado en su escritorio. Antes de terminar su último año universitario había decidido ser el maestro escolar por uno o dos años en esa prodigiosa secundaria. Tal vez así le pagarían más y obtendría más fondos para iniciar su investigación.

Apoyó su brazo sobre el mueble de nuevo y pensó que ese oficio de enseñar no era tan malo, tal vez lo consideraría volver a hacer en un futuro. Enseñar matemáticas, física y química, era lo más simple del mundo para él, después de todo tenía casi doce doctorados. Se llevaba bien con muchos alumnos- cuales empezaron a apodarle "profesor Ford"-. Solamente tenía que aprenderse de memoria sus horarios, las aulas en que enseñaba y mantener la rutina.

Pero tenía sus desventajas; era agotador, debía esforzar mucho su voz y le hartaban los alumnos desinteresados en la materia. Sin mencionar que en química tuvo algunos problemas con el microscopio.

Guardó los papeles que usaría al otro día para continuar con las clases, pero al abrir el cajón de su escritorio, algo llamó su atención. Era un papel doblado de color purpura. Él no tenía ningún cuaderno con hojas de color purpura-que supiera-, eso le llamaba la atención y se le hizo raro.

Decidió dejar los papeles de estudio a un lado y tomó la hoja doblada. En ninguno de sus lado a la vista estaba escrito algo como "de parte de" o un "para el profesor Ford de...", nada de eso. No creyó que tuviera escrito nada malo dentro suyo, por lo que desdobló el papel. La letra era una cursiva muy prolija y parecía que el escritor había tenido el extremo cuidado en su caligrafía y ortografía. Lo más seguro es que ensayó en un borrador y esa sería la hoja limpia. También notó la tinta azul de pluma, no una tinta de bolígrafo. Detuvo su análisis e inició la lectura.

Maestro, saludos...

Bueno se podía leer que el escritor era muy respetuoso, pero ese respeto en una carta puede significar que trae consigo malas noticias.

Ha pasado mucho tiempo, y lo que voy a decir es muy importante,

Como lo sospechó, era un asunto serio, muy, muy serio. Lo que este alumno -o alumna mejor dicho-(llegó a esa conclusión por el perfume, la letra y el color de la carta) venía a decir sonaba urgente y él debía tener toda su atención en lo que continuaría.

de tan sólo pensarlo mi corazón palpita sobresaltado y no puedo contener mis nervios,

¿Qué? Esto ya era raro. Antes de seguir supo lo que vendría. Esto era una declaración.

Ford empujó la carta a un lado nervioso. Frotó su mano en la nuca y sintió que transpiraba. Nunca nadie se le había declarado antes, debía admitir que nunca fue bueno con las mujeres, siempre tuvo mala suerte en ese ámbito, pero el que fuera una alumna lo empeoraba todo y ya podía sospechar quien era por su letra ¿Como le podría decir su respuesta si ni siquiera él sabía que sentía? Ambos se llevaban muy bien, pero nunca pensó que ella llegaría a sentir eso, siempre tuvieron una estricta y profesional relación, sin pasar de la línea. Dejó de sobre-analizar el asunto y decidió leer a ver que le esperaba al final de todo.

mi todo yo es una nebulosa de temor, pero me armé de valor para decir esto:

Entonces llegaba, lo más incómodo de todo, la declaración ¿Cómo debería reaccionar a que una de sus mejores alumnas-en comportamiento, no en asignatura- se le declarara? Esto era incorrecto, porque por un lado, cuando estaba a su lado también se sentía nervioso y a gusto ¿Debería decirle que en parte le gustaba pero deberían seguir siendo amigos? ¿O que mejor esperaban a que ella se graduase y tal vez, sólo tal vez, podrían empezar algo así como una relación diferente a la que llevaban? ¿O rechazarla de manera cortes y diplomática? Suspiró resignado y ajustó sus gafas, era el momento de la verdad, la verdad que temía pero que, a la vez, en su interior ansiaba por salir a la luz.

¡Lo admito, fui yo quien rompió el microscopio!

Su mente quedó en blanco y una única palabra flotó en su interior; "¿Qué?".

Lo que esperaba no fue más que imaginación suya... No sabía si sentirse aliviado o decepcionado. Espera ¿Decepcionado? ¿Decepcionado de qué? Si ella y él no serían algo más que maestro y alumna. Tenía que sentirse tranquilo.

¡Oh! Pero ahí no terminaba, la carta seguía con unas últimas palabras.

Por cierto, esa nueva corbata lo hace ver más ¡wow! Incluso se ve más joven.

Atte. Su alumna favorita.

Ford volvió a sentir su mente en blanco ¿Qué debía pensar de todo eso? Simplemente guardó la carta y se recostó en el asiento. Aunque sea, ahora sabía quien había roto el microscopio.


Ella dobló a la esquina del pasillo y chocó contra otro cuerpo más alto. Casi cae, pero la mano de su maestro sostuvo la suya a tiempo.

-¿Alvedonnia qué haces aquí?

La estaba llamando por su apellido, eso significaba que estaba en problemas, él siempre la llamaba por su nombre o su apodo mejor dicho. Ella bajo la mirada sonrojada, soltó la mano apenada y se alejó un poco de su profesor favorito, aunque fuera de la materia que más detestaba.

-Profesor, iba ir a buscar algo que deje en el aula.

-¿Te refieres a esto?- extendió la carta doblada y ella sintió que su cara echaba humo.

-Si... es eso. No la leyó ¿Cierto?

-No tuve otra opción.

La alumna volvió a encarar el piso y sentía como su alma ahí se caía ¿Que haría ahora? ¿Se reiría y le diría que todo fue una broma? Eso sonaba estúpido.

-Profesor Pines, yo quería...

-Esta bien Alvedonnia, acepto tus disculpas, no te culparé ante el concejo escolar.

Ella suspiró y pasó su mano por la frente. El sudor suyo disminuía, notó que el profesor Pines también se veía intranquilo, ¿Fue algo que escribió? Parecía que quería verla a los ojos, pero los desviaba en cuanto ella alzaba su cabeza.

-Hasta mañana Alvedonnia- saludó el hombre mayor y siguió el camino hasta la salida.

Ella a penas se dio la vuelta para verlo partir. Un instante de valor recorrió su cuerpo, algo que la llamaba y le gritaba "Corre hasta él y dile lo que sientes", pero no podía. Aun así, el valor que apareció inesperadamente, permaneció lo suficiente para que ella corriera a su lado y abrieran la puerta juntos de la salida del instituto.

-Por cierto profesor Pines, realmente creo que esa corbata lo hace ver más joven y apuesto.

Después del comentario, la joven avanzó deprisa para no ver la cara a su maestro, pero por un atisbo rápido de sus ojos presenció el recuerdo que quedaría por siempre impregnado en su memoria. El recuerdo del profesor Ford Pines sonrojado hasta las orejas y con el ceño fruncido.