Bueno, aqui está mi siguiente y nuevo fic... También voy a publicar el otro pero eso será luego... por ahora espero que les guste este y que me manden comentarios. Ah, tal vez me tarde un poco en subir los capítulos por que acabo de publicar un fic de Inuyasha en ingles y necesito avanzarle un poco más, así que no se desesperen si de repente me tardo un poco. De cualquier modo, espero que les guste.

¿?

Capítulo 1

-Voy a salir. –Gritó Misa desde el pasillo del segundo piso.

-Prometiste que arreglarías tú ropa- dijo una voz desde una de las habitaciones.

-Pero el día está tan bonito. Déjame salir y cuando regrese arreglo la ropa.

-Sí claro. –Dijo una mujer pelirroja que asomaba la cabeza por la puerta. Su nombre era Ichigo- Mañana comienza la escuela y si no ordenas la habitación no vas a saber donde están tus cosas.

-Pero si nos mudamos hace tres días. Quiero conocer la ciudad.

-Luego podrás conocer Tokio, ahora ordena tu habitación.

-Chis. ¡Papá! ¡Dile a mamá que me deje salir! –Gritó.

-Hazle caso a tu madre. -Fue la única respuesta.

-¡Que injusto! Primero tengo que mudarme desde Hokkaido y luego no me dejan salir. ¡Mejor me hubieran dejado con mis abuelos! –Gritó Misa justo antes de azotar la puerta de su habitación.

Ichigo bajó a la sala en donde su esposo estaba acomodando algunos libros.

-¿Me pregunto que vamos a hacer con ella? –Dijo Ichigo con un suspiro.

-Aguantar hasta que se le pase el genio que tiene. No puede ser tan difícil, después no es como si n hubiera pasado ya por eso.

-No es cierto. –Le dijo a modo de reproche- Yo nunca fui así con mis padres.

-Bueno, es que tu familia no incluía a…

-¡KAII! ¡EN DÓNDE ESTÁ MI DIARIO! –Gritó Misa desde arriba.

-A un 30 de ser publicado en internet. –Respondió un chico.

-¡Tú! ¡Te voy a matar!

Ichigo subió las escaleras y encontró a Misa sosteniendo a un chico de unos doce años del cuello de la playera. Tenía el cabello largo hasta las orejas y despeinado… y una gran sonrisa de satisfacción en la cara.

-¡Misa! –Exclamó Ichigo. De inmediato Misa soltó a Kaii y él cayó al suelo.

-La viste, quería matarme, estaba a punto de ahorcarme cuando tú llegaste. –Dijo Kaii sin levantarse de donde estaba.

-Kaii, no seas payaso y dale el diario a tú hermana.

-Exacto, o si no verás.

-¿Qué es lo que voy a ver? –Preguntó Kaii con un tono burlón.

Misa dio un pisotón en el suelo y de inmediato Kaii regresó gateando a su habitación.

-¡Aquí está tu estúpido Diario! –Le gritó a Misa mientras lanzaba fuera de su habitación un celular rosa. Misa lo atrapó y regresó a su habitación también.

-Ves lo que te dije.

-Sí; pero creo que Misa comienza a sobrepasarse un poco…-Dijo Ichigo luego de dar la vuelta para ver a su esposo.

-Se le va a pasar en un par de años junto con ese genio. Además, estoy seguro de que se quieren más de lo que aparentan. Después de todo son hermanos.

-Sí, tienes razón. Aunque Kaii es demasiado…parecido a ti.

-Pero yo nunca traté de robar tu diario.

-Eso es por que no sabías que tenía uno. De otra forma lo hubieras sacado para ver que había escrito de ti.

-Déjame ver, eran cosas como… "Es un idiota"…, "como se atreve"…, "lo mataré si lo hace de nuevo"… y mi favorita, "para que salga con él tendría que dejarme inconsciente, secuestrarme y luego atarme…".

-Lo leíste. –Dijo Ichigo con voz seca.

-No creí que te sorprendiera eso. Después de todo eso era lo que yo hacía. Aunque lo de atarte y secuestrarte fue algo exagerado…

-Pero lo intentaste.

-Tú me diste a idea. Aunque al final no sirvió de nada. Solo necesité dos años…

-Para madurar.

-Buen punto… Pero no era mi culpa, tenía 14 años en aquel entonces y era un idiota.

-Sí, y uno muy grande…

-No puedo creer que no me dejen salir, y peor aún ¡Qué empiecen de melosos afuera de mi cuarto! –Gritó esto último y luego dijo para si- Mejor me voy de aquí antes de que se les ocurra darme otro hermano.

Misa abrió la puerta de su cuarto y saltó a la rama de un árbol que estaba afuera. Bajó hasta el suelo y salió a la calle.

Se dedicó a caminar un rato sin rumbo alguno hasta que llegó a un parque y decidió que era hora de regresar. Estaba por hacerlo cuando un chico le habló:

-Oye tú –Exclamó- eres muy linda, ¿no quieres ir a tomar una malteada o algo?

Misa volteó a su izquierda muy sorprendida. Acababa de pasar por la banca en donde estaba sentado el chico, y estaba segura de que no había nadie ahí un segundo antes. Él tenía el cabello de color negro y la miraba con mucho interés.

-Conozco un café cerca de aquí que es muy popular entre las chicas. Tal vez podemos ir a ahí si tú quieres y así puedes contarme algunas cosas sobre ti.

-Olvídalo, si piensas que voy a salir contigo a algún lugar te equivocas.-Respondió Misa y se volvió al frente.

-¿Es enserio? –Dijo el chico, ahora se encontraba parado frente a ella- Por que pareces más interesante que las chicas con las que habitualmente trato.

-¿Cómo hiciste eso? –Preguntó Misa muy sorprendida.

-Te digo si aceptas ir al café conmigo, y así tú puedes decirme como es que tienes orejas y cola de gato.

-¡Qué! –Exclamó- Yo no tengo eso. Digo, maúllo a veces, ronroneo cuando estoy feliz y soy amante del pescado, pero definitivamente no tengo orejas y cola de gato.

-¿Entonces que es esto? –Preguntó el chico mostrándole su cola.

-Yo… yo…

-Sssshhhh –Dijo el chico y la empujó a unos arbustos.

Segundos más tarde dos chicas pasaron por aquel lugar.

-Gracias, pero aún así no pienso salir contigo. –Le dijo Misa en cuanto las chicas se hubieron ido.

-Solo ven conmigo al café y quedamos a mano.

Misa se quedó guardada un par de segundos y luego habló:

-Está bien, pero luego será mejor que no me molestes.

-Como digas. Por cierto, todos me dicen Dai, puedes decirme así. Ahora, hay que hacer algo con las orejas y la cola o no saldremos de aquí… ¿has visto esa cosa de las mew mews?

-Sí… ¿Qué con eso?

-Que tal si intentas lo que hacen ahí.

-Está bien.

Misa cerró los ojos y trató de relajarse antes de intentar alguna tontería. Los abrió y para su sorpresa, la cola y las orejas se habían ido.

Ya en el café, Dai se dedicó a hablar sobre la ciudad mientras Misa tomaba un helado. Ella se la pasaba callada mientras escuchaba, aunque ocasionalmente le hacía algunas preguntas. Luego de un rato Dai comenzó a preguntarle cosas a Misa sobre ella y acerca de donde ella vivía.

Media hora más tarde, Dai se levantó de la mesa diciendo que se le hacía tarde para algo. Le dejó algo de dinero a Misa para que pagara la cuenta y después de darle un beso en la mejilla se fue.

-¿Es tú novio? –Le preguntó una de las camareras.

-No, solo… -Se detuvo al darse cuenta de que era una de las chicas que había visto en el parque- solo me ayudó con algo y yo…

-Quisiste pagarle el favor.

-Exacto

-Todo ha estado muy tranquilo estos días. –Comentó Shirogane algo intranquilo.

-Sí, es cierto. Últimamente han estado muy tranquilos, lo más probable es que planeen algo. –Dijo Akasaka muy ocupado en un pastel.

-Tienes razón… Tendré que revisar en la computadora.

-¿Aún no sabes nada de Ichigo?

-Aún no. Pero es necesario encontrarla…

-Yo no me preocuparía tanto. Ya tenemos a cinco de las seis chicas y Hana, la hija de Berry, parece ser fuerte.

-Aún sería mejor que estuvieran todas….

En ese momento sonó el celular de Shirogane. Lo sacó del bolsillo de su pantalón y observó la pantalla. Luego salió hacia la parte de enfrente del café.

-Hay una fuga de agua en el sótano. –Le dijo a cinco chicas que eran las camareras- Despidan a los clientes, hay que cerrar el café… -En ese momento miró hacia donde estaba Misa a punto de irse y se sorprendió ya que se veía igual a Ichigo.

-¿Quién es ella? –Le preguntó a Hana.

-Vino aquí con un chico que se fue hace como cinco minutos. Dijo que vendía mañana de nuevo. ¿Por qué preguntas? ¿Pasa algo?

-No, nada. Pero avísame cuando venga mañana.

-Está bien.

Minutos más tarde, cinco chicas llegaron al otro lado del parque. Había ahí un gran alboroto y lo que parecía, un monstruo enorme.

-Ustedes de nuevo. –Exclamó Hana.

-¿Qué esperabas a alguien más? Por que francamente no tenemos mucho presupuesto para eso. –Dijo alguien desde el techo de un edificio.

-Bajen ya o verán como les va. Tengo suficientes cosas que hacer como para estar lidiando con extraterrestres idiotas. –Gritó otra de las chicas, su nombre era Kaede y era hija de Zakuro.

-¡A quien le dices idiota! –Gritó la misma voz.

-Deja de hablar con ellas. Son humanas y se supone que no debemos tener tratos con ellos.

-Como digan. Voy a ver entonces. Ustedes dos encárguense del resto.

-¿Seguro? –Preguntó otra voz.

-Sí.

-Como quieras.

Dos chicos se levantaron del suelo y salieron a confrontar a sus enemigas.

Abajo, Misa, como el resto de la gente trataba de salir de aquel lugar, pero no lograba hacerlo por que había demasiada gente corriendo hacia todos lados. De pronto la cola del predácito golpeó una ventana encima de donde ella estaba. Pedazos de vidrio comenzaron a caer así que ella se apartó de ahí lo más rápido que pudo. Continuó moviéndose entre la gente sin darse cuenta de que alguien la observaba.

-Esa chica de ahí. Creo que…

Se escuchó un grito. El predácito había golpeado el escaparate de una tienda. Luego volvió a mover su cola y se preparó para dar otro golpe mientras trataba de parar a sus atacantes. Sacudió la cola tratando de golpear a una chica pero falló y terminó golpeando una pared, con tal fuerza, que comenzó a derrumbarse de inmediato.

-¿Qué hago? –Se preguntó Misa. Se había doblado el pie y la pared se le venía encima. Cerró los ojos para esperar el golpe, pero este nunca sucedió.

Alguien parecía estarla cargando y ya no se escuchaba el ruido de la gente. ¿Acaso se había desmayado y ya había terminado la pelea? Abrió los ojos.

Quien la sostenía era el mismo chico de antes; pero había algo diferente en él. A decir verdad, era algo muy obvio por que sus orejas ahora eran largas y puntiagudas. Volteo hacia otro lado para ver en donde estaba y se dio cuenta de que flotaban sobre un montón de árboles.

-¿Qué se supone que haces? –Exclamó.

-De verdad eres un gato. –Le dijo Dai como sin nada.

-Esas orejas… Son como las que tenían los otros dos. ¿No me digas que…?

-¿Qué? No tiene nada de malo.

-Como que no. ¡Y ya bájame! No puedo creer que tú vivas aquí y quieras destruir Tokio, el planeta o lo que sea.

-No es para tanto. Además, no creo que vayamos a llegar a tanto.

-Bá-ja-me ¡Ahora! –Dijo Misa y vio que comenzaban a descender rápidamente.

Pronto estuvieron en el suelo y Misa se soltó tan pronto como pudo. Luego de un saltó se alejó dos metros de Dai y metió su mano en el bolsillo de su pantalón.

-Si te acercas a mi te rompo la nariz. –Le dijo.

-Oye, no tienes que ponerte así. De todos modos no tienes que preocuparte, si quieres puedo convencerlos de que te dejen en paz y así cuando terminemos puedes vivir con nosotros aquí. Hasta puedes traer a tu familia, digo, si quieres.

-¡Olvídalo! –Exclamó Misa y sacó de su bolsillo un yoyo.

-¿Qué vas a hacer con eso? –Preguntó Dai y comenzó a caminar hacia ella.

-Ya te dije que no te acercaras a mí. –Le gritó y lanzó el yoyo. Dai continuó caminando como sin nada, pero se detuvo de inmediato. ¡El yoyo tenía una cuerda de dos metros de largo!

-¡Qué diablos…!

-Este yoyo tiene una cuerda de dos metros y medio de largo, así que si intentas acercarte a mí te romperé la nariz con él.

-No creo que necesites exagerar, pero ya que estamos en esto, creo que mejor te quitaré esa cosa. –Dijo Dai y desapareció para aparecer un segundo más tarde detrás de Misa. Ella se dio cuenta de esto y lanzó el yoyo de nuevo. Esta vez consiguió golpearlo en un brazo. Luego enrolló parte de la cuerda en su antebrazo y comenzó a girar el yoyo sobre su cabeza.

-Intenta acercarte ahora, si es que puedes.

Dai tenía que admitir que ella tenía razón. No podía acercarse a ella a más de un metro y medio sin ser golpeado. Trato de agacharse, pero Misa bajó el yoyo. De verdad ella era más interesante que el resto de las chicas con las que habitualmente peleaba.

-Eres buena, pero creo que no me rendiré tan fácil así que prepárate para darme esa cosa…