El Copyright y la Marca Registrada del nombre y del personaje Harry Potter, de todos los demás nombres propios y personajes, así como todos los símbolos y elementos relacionados, son propiedad de Warner Bros, 2000. En esta historia son utilizados sin fines de lucro y con el simple animo de entretener.
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Adiós
Charlie suspiró. Profundo y doloroso. Sabía porque estaba aquí. Desde que se enteró, estaba seguro que tarde o temprano ella vendría a verle para contarle sobre el asunto. No para pedirle permiso, ni para transar. Simplemente a decírselo. Porque Tonks entendía que él no iba a tomar por cierto ninguno de los cotilleos (aunque lo fueran) hasta escucharlo de sus propios labios.
- Pasa.- E intentó sonreirle. Tonks pasó directo a la sala y se sentó con naturalidad en uno de los sofás, sin decir nada. Charlie se puso frente a ella y la escrutiñó con la mirada.
Esta preocupada, claro. El ex-buscador entendía a la perfección lo difícil que debía ser toda esta situación para ella. Sin embargo, sus ojos tenían una chispa que no le había visto en años. "Amor".- Pensó. Y una oleada de amargura le recorrió la médula espinal al darse cuenta de que lo él y ella tenían, hace años que no podía considerar verdadero amor. "No del que ella necesita".
- Charlie...
- Dime...
Pero Tonks no dijo nada. Weasley comprendió que quizás aún no estaba segura. Él no iba a hacerle las cosas fáciles. Podría sonar egoísta y posesivo, pero aún no se resignaba totalmente. Todavía la quería.
- ¿Quieres chocolate caliente?.- Preguntó, sabía que desde pequeña le gustaba mucho. Fue hacia la cocina, Tonks le siguió.
- Este lugar esta tal y como lo recuerdo.- Comentó, melancólica.
- Ya sabes como soy. No me gusta cambiar las cosas.
- Hace mucho que no venía...
- Nos vemos poco ultimamente.
- Sí...
- Ten.- Le tendió un vaso humeante. Apoyó la espalda en el mesón donde guardaba los cubiertos y se cruzó se brazos, mientras miraba como la auror se acercaba el chocolate a los labios.
- Ayer vi a tu mamá.
- Lo sé, me lo dije.
- ¿Sí?
- Ella me escribe todos los días, me cuenta cada detalle de lo que sucede en la madriguera... Ya la conoces.
- ¿Te cuenta todo?
- Aja... Eso incluye su plan para juntarte con Bill.- Se burló. Tonks rió, nerviosa. Charlie no quiso comentar que también sabía lo de Remus.
- Tu mamá se quedo en mis once años.
- Le pasa a menudo, ella aún cree que tengo ocho.- El ambiente se relajó. Volvieron a reír. Y por un segundo Charlie pensó que quizás ella no venía a decirle nada.
- Han pasado tantas cosas desde entonces...
- Lo sé...
- Nunca se lo dijiste a tu mamá.- El pelirrojo se encogió de hombros.
- Pensé que sabía...
- Parece que no.
- ¿Importa a esta altura?
Nymphadora negó con la cabeza y bebió otro sorbo de chocolate.
- Charlie...
- Dime, Tonks.
- Me voy a casar con Remus.
- Lo sé.- Otro de esos suspiros que quemaban.
- Lo presentía.- La esa noche castaña, desvió la mirada.
- Es... una buena noticia.- Mintió. Tonks sonrió con amargura, pero a pesar de que Charlie sabía que estaba apenada, seguía percibiendo ese brillo de vida que tenían ahora sus ojos.- Felicidades.
- Gracias.
- No, gracias a ti. Por decírmelo personalmente.
- Tenía que hacerlo.
Se sonrieron, aunque ninguno tenía ganas muestras de alegría en ese minuto. Estuvieron callados unos minutos. Y la verdad, Nymphdora hubiera deseado que el silencio se alargara hasta que resultara tan incomodo que sólo le quedara despedirse. Pero Charlie no se aguantó las palabras y lo rompió.
- Tonks... Eres feliz.- No era una pregunta. Era una afirmación. Ella asintió.- Se nota en el color de tus ojos.
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Nisaly.