Era un día normal como cualquier otro, el cielo estaba despejado con pocas nubes blancas y el sol estaba en medio, iluminando el paisaje.

Pero para cuatro alumnos del Colegio Hogwarts de Magia, no iba a ser un día normal. En los terrenos de Hogwarts se encontraban varios alumnos disfrutando de un día hermoso como ese, algunos estaban refrescándose en el lago, admirando al Calamar Gigante cuando salía, otros leían, platicando entre ellos (había grupos y/o parejas) o simplemente recostados bajo un árbol.

No muy lejos del lago hay un árbol, donde debajo de este se encontraban cuatro alumnos, para ser más específicos, tres chicos y una chica, que tienen 17 años de edad.

Uno de los chicos era alto, de pelo café chocolate un poco largo, con ojos de color miel que podían transmitir un amabilidad, confianza, seguridad y porque no, un pequeño brillo de travesura y diversión, su rostro tenia pequeñas cicatrices y se veía un poco cansado, pero no por eso deja de ser atractivo y siempre tiene una sonrisa muy dulce que le encanta a las chicas aunque él no les preste mucha atención; tiene buen cuerpo pero no tan desarrollado como el de sus amigos. El otro con cabellos color negro y largo, que le cae elegantemente hacia atrás a la altura de los hombros, ojos de un color gris, en su mirada se podía ver travesura (más que nada), diversión y una alegría como ninguna, su rostro de rasgos finos; su sonrisa, aunque también transmitía su diversión, es hermosa y dejaba a varias sin aliento; ni se diga de su cuerpo, ya que este estaba muy bien desarrollado gracias al Quidditch (el deporte mágico más famoso). El último de ellos, pero no menos importante, un poquito más bajo que el ojigris, su pelo crecía por todos lados color negro, ojos de color avellana, al igual que el ojigris, se veía travesura, diversión, alegría y un amor infinito (siempre tenía al ver a cierta chica que está al lado suyo), con unas gafas redondas; su rostro es delgado con una sonrisa traviesa y llena de felicidad, aunque era delgado no dejaba de tener un cuerpo asombroso, él también juega Quidditch. Junto al peliazabache se encuentra un chica muy hermosa, tiene el pelo rojo fuego, largo y sedoso, ojos de un verde esmeralda brillante, no muy común, en su mirada se podía ver que es amable, inteligente, cariñosa, astuta, pero más que nada amor, amor por el chico de ojos avellana; tiene una estatura más baja que el peliazabache y con un cuerpo delgado.

-Tengo hambre – dijo el ojigris, estaba acostado en el pasto, jugando con una pelotita que cambia de color a cada rato.

-¡Canuto acabamos de comer hace 10 minutos! – Respondió el ojimiel sorprendido – pero no se dé que me sorprendo, tu siempre estás comiendo – Y regreso la vista al libro que tenía en sus manos para seguir leyendo.

- Lunático ya te dije que cómo mucho para poder desarrollar bien mi hermoso cuerpo – comento Canuto.

- No tienes remedio Canuto. Madura de una vez – le reclamo Lunático.

- ¡NUNCA! Madurar es para frutas ¿verdad Cornamenta?... ¿Cornamenta?... ¡¿Cornamenta?! … ¡Hey Cornamenta! ¡Deja de besar a la pelirroja y apóyame! – dijo Canuto medio enojado medio divertido, al voltear a ver a su amigo para buscar su apoyo, vio que él estaba muy entretenido besando y haciéndole cariños a la pelirroja.

- Ay Canuto deja de molestar – dijo Cornamenta, estaba apoyado en el tronco del árbol y rodeando con su brazo derecho a la pelirroja por la cintura, esta tenía su cabeza recostada sobre el hombro de su peliazabache.

- Si Sirius, deja de molestar y defiéndete tu solito – le dijo la pelirroja, nada más para molestar un poco al ojigris.

Y parece que funciono, ya que Canuto puso cara de enojado, pero para desgracia de esté, los otros tres se empezaron a reír de él.

Esos tres amigos se hacían llamar Los Merodeadores, cada uno tenía un apodo. El ojigris, Canuto, su nombre verdadero es Sirius Black. El ojimiel, Lunático llamado Remus Lupin y ultimo (a Peter no lo nombrare hasta el 3er libro) el peliazabache, Cornamenta conocido como James Potter. La pelirroja (como le dicen Sirius y James) Lily Evans, novia de James Potter (y futura esposa como dice James).

-Si aprovéchense del pobre perrito, yo mejor me voy a otro lado donde no me maltraten – dijo Sirius sentándose, pero en cuanto se sentó le cayó un paquete en las piernas, que una lechuza blanca como la nieve había llevado. Todos, sin excepción, se quedaron quietos viendo fijamente el paquete y encima de este tenía un sobre amarrado.

- Pero ¿Qué es esto? – dijo Remus, sacando así a todos de sus pensamientos.

- De seguro me lo mando mi "querida madre", se me olvidaron unas cosas el día que escape de SU casa – respondió Canuto con el entrecejo fruncido.

- Pero Canuto ¿tú no tenías una lechuza marrón? – pregunto Cornamenta.

- Si pero, ¿Qué tiene que ver que la lechuza de mi familia sea marrón y este paquete? – dijo Canuto extrañado por la pregunta de su amigo.

- Piensa Canuto, este paquete no te lo mando tu madre. La lechuza que trajo este paquete era blanca – comento Lunático todavía con la vista fija en el paquete.

-Pues hay que averiguar para quien es y así entregárselo a su dueño ¿no creen? – comento la pelirroja. Volteo a ver a los demás y como ninguno dio su negativa tomo el sobre para leerlo. Al voltear el sobre vio que en el frente tenía los nombres a quien iba dirigida – tiene nuestros nombres, miren – en cuanto dijo eso los tres se acercaron y leyeron:

Para Los Sres. James Potter, Remus Lupin

, Sirius Black y la Srta. Lily Evans.

-Entonces hay que leerla, ¿Qué tal que es importante? – Comento Cornamenta – pero antes – dijo al ver como Canuto le quito la carta a la pelirroja para abrirla – tenemos que verificar que no contenga magia oscura – mirando a Lunático. Él es el mejor de su generación en Defensa Contra las Artes Oscuras.

Remus entendió su mirada y pidiéndole la carta a Sirius, comenzó a revisar la carta con la varita haciendo muchos movimientos un poco extraños. Cuando termino le entrego de nuevo la carta a Lily para que la leyera.

-No contiene magia oscura – le aseguro – ahora sí, hay que leerla para ver de qué se trata todo esto.

Todos voltearon a ver a Lily, abrió el sobre saco los pergaminos y comenzó a leer en voz alta:

Queridos Lily, James, Remus y Sirius:

Les mandamos este paquete con la finalidad de que hagan lo correcto con las cosas que vienen dentro de este. Ustedes no nos conocen todavía pero nosotros a ustedes sí, ya pronto sabrán sobre nosotros no se desesperen.

Bueno volviendo a lo importante, necesitamos que ustedes, con otras personas que más adelante mencionaremos, vayan a la Sala de Los Menesteres, que se encuentra en el séptimo piso del castillo, los merodeadores deben de saber dónde se encuentra, al llegar con las demás personas pidan la siguiente sala:

"QUEREMOS UNA SALA DONDE ESTEMOS CÓMODOS, DETENIENDO EL TIEMPO DE AFUERA, NEGANDO EL PASO A PERSONAS NO DESEADAS.

Cuando entren a la sala después de 15 minutos ya nadie va a poder salir, hasta terminar lo que se llevara a cabo. Ya estando dentro de la sala aparecerá una mesa con otro sobre encima, léanla y sigan las instrucciones AL PIE DE LA LETRA.

Nos vemos luego, recuerden que los queremos.

Con cariño H.P, G.W, H.G, R.W, G.W, N.L, L.L, D.M Y A.G.

PD: En el siguiente pergamino vienen los nombres de las personas que irán a la Sala de los Menesteres. Lleven el paquete con ustedes.

Lily agarro el otro pergamino y leyó:

Albus Dumbledore

Minerva McGonagall

Prof. Sprout

Prof. Flitwick

Rubeus Hagrid

Severus Snape

Augusta Longbottom

Frank Longbottom

Alice White

Dorea y Charlus Potter

James Potter

John y Elizabeth Evans

Lily Evans

Sirius Black

Remus Lupin

Marlene McKinnon

Amelia Rice

Lucius Malfoy

Narcissa Black

Molly y Arthur Weasley

Fabian y Gideon Prewett

Alastor Ojoloco Moody

Xenophilius Lovegood

Kingsley Shacklebolt

Cuando Lily termino de leer todos se quedaron en silencio, hasta que Canuto rompió el silencio.

-Yo no creo nada de estas boberías, no me digas que tú si Lunático – viendo fijamente a su amigo que no movía ni un musculo y con la mirada en el pergamino.

-No lo sé Canuto, revise la carta ya lo viste, pero para asegurarnos debemos ir con Dumbledore – dijo todo esto parándose y agarrando el paquete, todavía cerrado, y la carta que dejo Lily en el dentro de su pequeño círculo.

-Yo estoy de acuerdo con Remus – comento Lily – vamos a ver al Profesor para que nos diga qué hacer con esto.

Así se pararon los demás, aunque Sirius diciendo que son puras boberías, que dejaran eso y siguieran disfrutando del día. Pero como siempre nadie le hizo caso y se fueron a hablar con el Director. Fueron caminando por los pasillos del castillo, hasta donde se encontraba una gárgola de piedra grande y realmente fea, se pararon enfrente de esta y dijeron la contraseña.

-Caramelo de Limón – dijo Lily.

Después la gárgola revivió y se hizo a un lado, dejando a la vista una escalera de caracol que iba subiendo lentamente.

-Por Merlín, siempre que vengo con Dumbledore me da mucha hambre – comento Canuto – debería de poner otro tipo de contraseñas.

-¡Sirius compórtate! esto es serio – dijo Lily un poco molesta por la actitud del pelinegro. Sirius mejor guardo silencio no quería que Lily-prefecta-perfecta-Evans lo hechizara.

Al final vieron una puerta de roble, con una aldaba de bronce en forma de grifo. Llamaron a la puerta y desde el interior se oyó una voz profunda pero amable que dijo "adelante". Los cuatro pasaron, empezaron a observar la amplia oficina del director era circular, grande y hermosa. De todas partes se oían pequeños ruidos de algunos objetos extraños que poseía el director, ni siquiera los merodeadores habían terminado de ver todos los objetos que tenía su loco profesor. Ellos se la pasaban ahí para cumplir sus castigos por las travesuras que hacían.

-Buenas tardes Profesor – dijeron los cuatro alumnos.

-Buenas tardes Sres. Potter, Black, Lupin y Srta. Evans, ¿A qué debo el honor de su maravillosa visita? – dijo Dumbledore mirando con sus ojos azules a sus cuatro alumnos, a través de sus lentes de media luna y con una sonrisa.

-Pues vera Profesor… – comenzó Lily a contarle a Dumbledore lo sucedió cuando estaban en los terrenos de Hogwarts - … y aquí estamos para pedirle de favor si podría revisar la carta y decirnos si es verdadera – termino Lily de decir con voz amable.

-Por supuesto que los ayudare Srta. Evans, si me permite Sr. Lupin la carta por favor – Dumbledore extendió su mano para que Remus le diera la carta.

Los cuatro se quedaron quietos en su lugar observando como Dumbledore examinaba la carta, como con su varita le realizaba varios hechizos no verbales y con movimientos un poco más complicados de los que había realizado Lunático. Les pareció eterno el tiempo de espera, para que Dumbledore terminara de revisar la carta. Después de lo que parecieron 10 minutos, Dumbledore levanto la vista con una sonrisa.

-Parece que todo está en orden. La carta es verdadera, pero creo que eso ya lo sabían, porque él Sr. Lupin hizo muy buen trabajo examinando este pergamino – Remus se sonrojo por el alago del Profesor – bueno pues como dice aquí – prosiguió Dumbledore – debemos llamar a las personas que están en este pergamino y esperar a las siguientes instrucciones. – Dumbledore alzo la varita, enviando un patronus a la Orden del Fénix – Bien, ahora si me hacen favor de ir al séptimo piso, esperan a que lleguen los demás. Yo voy con Minerva y le pido que mande llamar a los alumnos que faltan.

- Esta bien Profesor, nos vemos en el séptimo piso – respondió James. Sin más, los cuatro salieron rumbo al séptimo piso para esperar a las demás personas.

Al llegar al séptimo piso, se sentaron un rato en unas sillas que hicieron aparecer, pensando que tardarían un poco en llegar las demás personas. Después de 5 minutos llego la primera persona. Para desgracia de los cuatro, era Severus Snape; este al verlos puso mala cara, dio un gruñido que ninguno alcanzo a oír.

-¿Que hacen ustedes aquí? – dijo Severus, viéndolos todavía con mala cara, excepto a la pelirroja.

- Cuidando este pasillo de personas grasientas como tú – respondió Canuto de mala manera. Cornamenta se contuvo de decirle algo a Severus, no quería tener problemas con Lily.

-Canuto. – le advirtió Lunático – Estamos esperando algunas las personas y tú eres una de ellas – respondiendo a la pregunta.

-En ese caso me voy más lejos, no quiero estar cerca de unos tontos arrogantes como ustedes – les mando una mirada de odio a los tres merodeadores y a Lily una de tristeza. Se dio media vuelta para alejarse de ahí.

Después de ese pequeño enfrentamiento, empezaron a llegar los demás. Primero Frank y Alice que venían tomados de la mano (son novios) y empezaron a platicar con los merodeadores y Lily. Alice y Lily son las mejores amigas desde que entraron a Hogwarts, comparten habitación. Frank con los merodeadores también son buenos amigos e igual que las chicas comparten habitación; luego llego Marlene con Amelia, comparten habitación con Lily y Alice. Después llego Xenophilius, desde su llegada veía a Amelia fijamente. Esta no se dio cuenta pero sus amigas si, se vieron unas con otras y con una sonrisa entendieron. Después aparecieron Lucius y Narcissa, al ver a Snape lejos de los demás se fueron con él. Pasaron 20 minutos más y llego la Profesora McGonagall con los Sres. Potter, Weasley, los Gemelos Prewett, Alastor Moody, Kingsley Shacklebolt, la Sra. Longbottom y los Profesores Sprout y Flitwick.

-¡Mamá! ¡Papá!/ ¡Mamá Dorea! ¡Papá Charlus! – dijeron los tres Merodeadores al ver a los Señores Potter. Remus los llamaba así porque los consideraba como sus segundos padres. En el caso de Sirius sus primeros padres.

-James, Siruis, Remus. ¿Cómo están?, ¿Saben para que nos mandó llamar Dumbledore?- pregunto la Sra. Potter – Hola Lily cariño ¿Cómo estás? – saludo a la pelirroja con una sonrisa amplia y amable.

-Hola Sra. Potter, muy bien y ¿usted? Tengo tiempo que no la veo – respondo Lily con la misma sonrisa.

-También muy bien, pero querida llámame Dorea no estoy tan vieja ¿o sí? – comento Dorea viendo a Lily y luego a su marido.

-Claro que no querida, sigues siendo igual de bella y joven cuando te conocí ¿verdad Lily?- respondió su marido Lily asintió para confirmar lo que había dicho el Sr. Potter – James – dirigiéndose a su hijo - ¿Qué hacemos aquí? Y ¿Qué hacen todas estas personas aquí? No me digas que te metiste en otro problema por tus bromas – Dorea vio severamente a su James.

-¡Claro que no hice nada papá!, pero espera a que llegue Dumbledore y explicamos todo – contesto un James nervioso por la mirada de su madre.

Continuaron hablando unos con otros en lo que esperaban a Dumbledore, el cual llego 15 min después acompañado de otras dos personas, que solo conocían Lily, James y Severus.

En cuanto se acercaron los Señores Evans, Lily junto con James fueron a saludarlos.

-¡Mamá! ¡Papá!/ ¡Sres. Evans! – dijeron Lily y James al mismo tiempo con una sonrisa. Los señores Evans en cuanto vieron a Lily la abrazaron. La Sra. Evans abrazo a James, mientras que el Sr. Evans lo saludo con la mano. Desde lejos había una persona que los observaba con una mirada de odio, tristeza y envidia (Snape) pero trato de disimularlo para que Lucius no le dijera nada.

-Hola cariño – dijo Elizabeth – hola James ¿Cómo estas querido? – saludo a James amablemente y con una sonrisa idéntica a la de su hija.

-Bien Sra. Evans y ¿usted? – Respondió James – Sr. Evans buenas tardes ¿Cómo se encuentra? – saludo un poco más formal a John, le tenía un poco de miedo.

-Elizabeth, James, dime Elizabeth y estoy muy bien querido gracias, pero quisiera saber porque su director nos trajo a su escuela – pregunto Elizabeth un poco confundida de porque estaba ahí.

-Buenas tardes James – dijo John – relájate muchacho no te hare nada, parece que estas un poco nervioso – le comento con una sonrisa que relajo un poco a James – pero si le haces algo a mi niña no te salvas Potter – y eso solo hizo que James se volviera a tensar y poner más nervioso. Los señores Potter, Sirius y Remus veían todo muy divertido por los gestos de James.

-¡Papá!/ ¡John! – reclamaron madre e hija con una mirada de reproche – deja a James tranquilo querido – dijo Elizabeth con una mirada asesina, la misma que tenía Lily cuando se enojaba. John vio esa mirada y no dijo nada más – no te preocupes James no te hará nada, mi marido a veces es un poco duro pero buen hombre – dándole un beso a su marido.

-No importa Sra. Evans. – comento James, tomando la mano de Lily, para que regresara junto a él – No se preocupe Sr. Evans, NUNCA dañaría a mi Lily, la cuidare más que a mi propia vida y la tratare con mucho respeto.

-Bueno ya que están todos – hablo por fin Dumbledore – pasemos a la Sala de Menesteres – todos, a excepción de los merodeadores, Lily, Alice, Frank, Marlene y Amelia, miraron al Director de forma extraña – Sr. Lupin si nos hace el favor de hacer aparecer la Sala.

Lunático se acercó al tapiz en que los trols están dándole garrotazos a Barnabás el Chiflado. Todos lo miraron atentamente, mientras pasaba tres veces frente al tapiz y pensaba:

"QUEREMOS UNA SALA DONDE ESTEMOS COMODOS, DETENIENDO EL TIEMPO DE AFUERA Y NEGANDO EL PASO A PERSONAS NO DESEADAS".

Al pasar las tres veces, apareció una puerta grande de madera en frente de todos. Los demás estaban sorprendidos, nunca habían visto esa sala. Los Señores Evans estaban maravillados, solo conocían un lugar que era mágico, el Callejón Diagon, nunca habían visto que en una pared apareciera una puerta para poder ingresar a la sala. Simplemente mágico pensaron los Señores Evans. La puerta se abrió, todos entraron y se cerró la puerta.

La Sala era amplia, contenía varios sillones, pufs, colchonetas, almohadas; había unas cuantas mesitas, en las paredes había lámparas y en el techo volaban algunas velas, como en el Gran Comedor, en el fondo había cuatro puertas, la 1ra"BAÑOS", la 2da "DORMITORIOS", la 3ra "COCINA". La 4ta no tenía letrero, pero la puerta parecía estar hecha de fierro. Pegada a una pared en el centro estaba un sillón, con una mesita y lámparas arriba del sillón, ayudando a iluminar ese espacio.

James se acercó a esta última mesita y tomo el sobre que había encima de ella. Pidió de favor atención, abrió la carta y comenzó a leer:

Hola a todos, los saludaríamos de uno por uno pero tardaríamos mucho y esto tiene que empezar lo más pronto posible. Sigamos, el paquete que traen los merodeadores con Lily vienen unos libros, 7 libros que son del futuro, donde se cuenta la historia de un joven que venció a Voldemort – algunos se estremecieron al escuchar el nombre del Innombrable –, cada uno de los años de este joven.

Irán personas del futuro para acompañarlos y aclarar algunas dudas. Algunas cosas no podrán responderlas, ya sea porque vendrán en los libros, no sepan la información o les de pena, tristeza o miedo contestarlas.

Dentro de 15 minutos se cerrara la puerta por completo y ya nadie podrá salir, por lo que les damos la opción de salir y no continuar con esto puede hacerlo, está en todo su derecho. Los que se quedan aquí, leerán los libros, comerán dormirán y harán sus necesidades dentro de esta Sala y hasta que acaben de leer TODOS los libros se abrirán de nuevo las puertas principales de esta sala. Mientras ustedes están dentro de esta Sala, el tiempo de a fuera se detendrá por completo, verificamos que no pasara nada, pueden estar tranquilos.

Bueno las salas funcionan de la siguiente manera:

Los BAÑOS está dividida para damas y caballeros tiene todo lo que se necesita y nunca se acabara.

Los DORMITORIOS están separados por chicos y chicas también por casas, o sea Gryffindor, Slytherin y Ravenclaw. Hay para las parejas casadas, por ultimo para la Sra. Longbottom, los Gemelos Prewett, los profesores y aurores.

La COCINA tiene una mesa grande donde se podrán sentar todos cómodamente y no hay necesidad de que vayan por la comida a las cocinas del castillo, se asignó a un elfo domestico a que lo haga.

La PUERTA DE FIERRO da a una sala especial pero eso ya se le explicara a la persona o personas que entraran en ella.

Necesitamos que sigan AL PIE DE LA LETRA las siguientes reglas:

No hechizar o maldecir a ninguna persona NO IMPORTA QUIEN SEA

Leer los libros en el orden que están, aunque en los libros ira apareciendo la historia conforme terminan un libro y así sucesivamente

No traten de comunicarse con alguien fuera de la sala, por carta patronus o cualquier otro medio muggle o mágico, no podrán la sala interrumpirá esa comunicación.

Nos vemos pronto, los queremos.

Con Cariño H.P, G.W, H.G, R.W, G.W, N.L, L.L, D.M Y A.G.

Todos se quedaron pensando, cuando James termino de leer, que sería lo mejor, si irse o quedarse. La mayoría quería quedarse para saber que paso con ellos, su pareja, amigos o familiares en un futuro y también sobre ese joven que derroto a Voldemort. Después de unos minutos de silencio Dumbledore lo rompió.

-Bueno como se leyó, esto es muy serio y debemos tomar una decisión – comenzó – los que gusten pueden retirase, si así lo desean – todos se quedaron dónde estaban y comenzaron a ver a los lados.

James y Lily se vieron a los ojos con decisión de quedarse ahí, querían saber que pasaba con su futuro, si se casaban, tenían hijos y vivían felices. Es lo que más deseaban, estar juntos no importaba donde, cuando, porque y como. Se tomaron de la mano. Lily se acercó más a James para sacar fuerza a lo que venía de ahora en adelante, este le dio un beso en la coronilla y la abrazo fuerte.

-Todo estará bien cariño, ya verás – le dijo James a Lily en el oído – siempre estaremos juntos no importa que pase ¿de acuerdo?

-De acuerdo – contesto – te amo James – para luego darle un pequeño beso en los labios.

-Yo también te amo preciosa.

-Como veo todos están dispuestos a quedarse, hay que esperar a que pasen los últimos 5 minutos para poder empezar a leer los libros – comento Dumbledore, sacando así a todos de sus pensamientos.

Los chicos se empezaron a acomodar en los pufs o en algunas colchonetas con almohadas para estar más cómodos y los adultos quedaron en los sillones, algunos eran individuales, otros eran de dos o tres cajones. Cuando terminaron de acomodarse, vieron que empezaba a desaparecer la puerta principal y supusieron que esa era la señal para empezar a leer, pero antes de que Albus pudiera tomar el primer libro que había en la mesa, se abrió la puerta de fierro dando paso a varias personas, algunas eran conocidas pero otras, la mayoría, no lo eran.

Al terminar de salir las 16 personas, la puerta se volvió a cerrar. Todos querían saber quiénes eran esas personas, pero no se podían ver sus rostros, la luz no alcanzaba a iluminarles el rostro.