Hola!! Hoy les traigo esta historia, regalo de cumpleaños para rebekablack, de mi f-list de Livejournal. Espero te guste!! Y muchas gracias a Sirem por betearla.
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1.- La melancolía del verano.
Remus tiene contradictorios sentimientos con esta estación.
Por una parte, se siente feliz de volver a casa. Ver a su madre y charlar con ella acerca de los eventos que tuvieron lugar durante el curso (obviamente, omitiendo algunas cosas). Hornear pan con ella o tocar el piano para recordar mejores tiempos, mientras su madre se sienta en la mecedora y teje una nueva bufanda para él.
Siente tristeza, porque recuerda que fue una noche en un cálido verano, cuando se interno entre los árboles del bosque y se topó con un lobo que lo dejo marcado para siempre.
Pero también siente melancolía porque extraña Hogwarts. La magia del castillo y sus pasillos desiertos por las tardes. La calidez de las cocinas o el aire que circula por los jardines.
Despertar por las mañanas con el ruido de los berridos de Sirius desde la ducha o los ensayos de James frente al espejo, intentando decidir cómo pedirle a Lily si quiere salir con él.
Extraña a Lily, con sus rizos pelirrojos, sus libros interesantes, su perfume fresco y sus consejos de voz susurrante en medio de las sesiones de música.
Extraña a James, con su sonrisa traviesa, esos ojos de niño inocente, la chispa a cada instante y sus conversaciones incesantes acerca de nuevas tácticas de quidditch.
Extraña a Peter, con sus accesos de hambre, sus nuevas recetas, sus problemas con los hechizos de Transformaciones y la tarea de Pociones. Grageas y risas secretas mientras esperan que James y Sirius vuelvan de las prácticas con el equipo.
Pero a quién más extraña es a Sirius. Su risa canina y su perfume varonil, que llena todo a su paso. Su ego desmedido y sus bromas alocadas. Sus conversaciones en la sala común, mientras todos duermen. Esa cálida sensación cuando está a su lado y Sirius deja caer las máscaras y se confiesa con él. Y sobre todo, extraña esos abrazos espontáneos que Sirius le da, con esa sensación de que lo protege de todo. Y lo extraña más que nada porque Sirius se le mete bajo la piel, cada vez más y le intoxica el corazón de un amor que debería estar prohibido porque no lo deja comer ni dormir ni estar un momento sin pensar en él.
Y el verano pasa lentamente para Remus. Pero ya no se preocupa demasiado, porque sabe que los veranos no son eternos y que al terminar volverá al lugar que es como un segundo hogar para él.
