Era un fantástico día soleado, todos en Arendelle se encontraban feliz bajo el sol que los iluminada y los pájaros cantando en un coro majestuoso, no había nadie que se encontraba con una cara triste excepto en el castillo donde se encontraba una reina encerrada en su habitación contemplando el sol con una mirada de aburrimiento.

- Odio el sol - se dijo la reina a ella misma cuando se escuchó unos golpes en la puerta.

- ¿Elsa? Ven vamos a jugar – Se escuchó una voz de una joven al otro lado de la puerta.

Ya habían pasado un año desde que el invierno eterno ataco el pueblo y al corazón de la reina, se suponía que ya todo iba a volver como antes sin tener las puertas cerradas y compartiendo con su hermanita, pero a Elsa sencillamente odiaba el sol, no era ella misma cuando el sol calentaba todo el lugar, se sentía más apagada y más aburrida. Pero al oír a su hermana Anna tocando a su puerta como lo había hecho durante toda la vida no pudo soportar hacer lo que siempre había querido hacer cuando ella llegaba, le abrió la puerta y le sonrió.

- Anna porque no mejor nos quedamos durmiendo en la cama – la invito entrar al cuarto.

- Elsa, sé muuuuuuyyy bien que odias el sol, por eso se me ocurrió una excelentísima idea a mi solita para que no seas la única amargada en el castillo – le dijo Anna mientras entraba saltando al cuarto de Elsa.

- Haber cuéntame de tu buenísima idea – respondió Elsa mientras cruzaba los brazos.

- Bueno te la cuento pero no creas que es una locura, aunque si lo es, solo dí que si que ya tengo todo listo para irnos –

- ¿Irnos? ¿A dónde Anna?

- Ups… jeje – sonríe Anna - ¿Te recuerdas el amigo que me hice en la fiesta en la boda de Rapunzel? – le pregunto Anna a Elsa.

- Si, el joven que Kristoff peleó– dijo Elsa mientras reia

- Bueno, nos invitó a su reino en este verano y dije que si, ya prepare nuestras maletas y el carruaje, estamos listos para irnos, y la mejor parte es que en las colonias del norte no hay sol! Solo nieve, frio, pinos y más nieve! , es perfecto para ti – dijo Anna muy contenta y casi sin respirar – y Jack me dijo que quería conocer más a la reina de las nieves – el tono de Anna cambio a una sonrisa pícara, haciendo sonrojar a Elsa.

- Anna! Estas loca, soy la reina no puedo tomarme ningunas vacaciones – dijo Elsa a la salida de Anna.

- Elsa, vamos, podemos hacer muñecos de nieve, andar en trineo y… suave… eso lo podemos hacer aquí con tus poderes pero no, yo quiero salir con mi hermanita! – dijo Anna en forma chineada haciendo sacar una dulce sonrisa a Elsa.

- ¿Y quién cuidara el reino? ¿Olaf? –dijo Elsa en tono sarcástica.

- Ay claro que no! Olaf y Kristoff lo harán – dijo Anna feliz y haciendo que Elsa hiciera un facepalm.

En ese momento cuando Elsa se disponía a contestarle que no a su hermana llego Gerda con una carta en sus manos interrumpiendo la conversación de hermanas y salvando a Elsa de la hiperactividad de Anna. Gerda le entrego la carta a su reina, y Elsa y Anna notaron que poseía el sello del reino de las Islas del Sur, Elsa abrió la carta teniendo a Anna a su lado y ambas empezaron a leerla, al terminar, Elsa suspiro y Anna solo sonrió.

- Creo que si tendremos las vacaciones que quieres Anna – dijo Elsa mientras Anna solo saltaba de emoción.

La carta decía que se realizaría el juicio en contra del príncipe Hans y que invitan a su reino a la reina y a la princesa de Arendelle para que sean las testigos en el juicio, pero más como testigos también las invitaban a pasar unos días en el castillo como muestra de arrepentimiento por las acciones del hijo menor del rey, y para nadie era un secreto que los territorios de las Islas del Sur era un paraíso tropical lo cual a Anna la hacía muy feliz pero no tanto a Elsa.

- Partimos mañana. Gerda guarde el carruaje que Anna preparo para hoy, y que nos alisten una maleta para nuestro viaje, y un barco también para nosotras – le dijo Elsa a Gerda – y Anna, podrias llamar a Kristoff que venga al palacio para indicarle las labores que tendrá en mi ausencia – Ahora se dirigía a su hermana la cual aún estaba muy feliz ya que pasaría días a sola con su hermana mayor.

Anna y Gerda salieron de la habitación de la reina, y Elsa lo único que hizo fue suspirar y dirigirse a la ventana de un cuarto mientras veía desde arriba su bello reino haciéndola sonreír.

- Seré la reina que os merecen, se los prometo –