Necesidad de ti.
By Flow
Pov Bill
Ver un reflejo de mi persona ya no me es útil cuando el sentimiento de vacío e inutilidad se apoderó de mi cuerpo, quisiera volver a comenzar una vez más, olvidando y dejando detrás todas esas imperfecciones que me hicieron lo que en la actualidad soy. Intentando retener el llanto y permitiendo que la impotencia y el dolor se apoderen de mis nervios, estoy parado en la infinidad de la nada aguardando expectante por algo que sé que jamás llegará.
Miro fijamente la puerta, aún conservo las ciegas esperanzas de verte atravesarla pero la espera y la decepción se apoderan de mi mente con rapidez, no dejo de imaginar que algo realmente malo te ocurrió. Con cierto desagrado, las primeras lágrimas comienzan a caer por mis ojos, me cristalizan la vista, pero aún así sé con certeza que tu aparición se va a hacer desear unos trágicos instantes más.
La tranquilidad y el silencio ya forman parte del ambiente, oigo el débil latir de mi corazón y veo como el fino manto de polvo y cenizas se arremolinan frente a mí. Cada segundo aumenta el dolor, la locura comienza a surgir con violencia de mis venas, te necesito a mi lado en estos momentos, mi respiración ya es penosa. Contemplo detenidamente cada detalle impreso en la madera que forma nuestro techo, recuerdo la historia como si la hubiese vivido momentos atrás; jamás había logrado imaginar la vida sin ti, pero ahora que estás tan dedicado a tus fans, puedo sentirlo en carne propia.
Aún tengo mi mirada fija en aquella puerta de roble oscuro, prefiero imaginar tu esbelta figura antes que complacer al dolor y entregarme a él. No soporto más, necesito tenerte a mi lado; requiero con desespero de tus abrazos somníferos, besos adictivos y, por sobre todo, tu cuerpo fulgurante sobre el mio. Puede parecer una idea insana, descabellada, pero nunca he notado tanto tu ausencia como ahora.
Mis piernas no reaccionan, me pregunto hace cuanto estoy aquí apoyado contra la fría pared, creo conveniente otorgarme el permiso de prepararme una taza de té y aguardar sentado a que tu presencia irrumpa en la habitación. Sumido en la oscuridad, con la mirada fija en la nada y tu pensamiento marcado a fuego en mi mente. Cada inhalación era dolorosa, tengo la constante necesidad de poder ahogarme en ti, respirar tu mismo aire y, por sobre todo, poder amarte en secreto.
La oscuridad se torna espeluznante, las sombras se apoderan de mí, la tristeza y desconfianza absorven la esencia de mi alma con placer mientras torpemente intento recurrir a los sueños para acallar mi dolor. El profundo sopor con lentitud me va guiando por el dulce sendero que tú y yo hemos construido luego de tantas noches pasadas, ya no soy conciente de mí.
Por la mañana, el caluroso rayo del Sol me pega en los ojos, siempre lo detestamos, ambos, los dos. Con pensamientos simples y sencillos, vuelvo a caer en que todavía no te encuentras a mi lado, ¿Dónde demonios estás? Con pereza pero expectante de verte, subo a tu habitación, puedo sentir como mi corazón muere por la imagen de tu cuerpo recostado en la cama con sonoros ronquidos, pero no es así, únicamente el mueble está tendido como lo habías hecho la noche anterior.
Tras hecharle una última mirada a la casa, noto que no estás. Tu presencia brilla en la oscuridad de mi alma, en mi cabeza se disputaba una nebulosa de turbios pensamientos. Por último, no tengo más que revisar, prendo la televisión y abandonando la esperanza de ver algún programa que me levante el poco humor que tengo, comienzo a escuchar sin mucha atención hasta que finalmente tu nombre es pronunciado por los labios del conductor.
Cada palabra es una daga en mí, respiro con dificultad, me niego a aceptar la cruel realidad que se me está presentando, no ahora. Tu ambición por las mujeres y el alcohol te habían enloquecido, no fuiste prudente al volver a casa y ahora te encuentras yaciendo inertemente en un cajón de madera, donde por primera vez sí estaremos separados. Eres una constante necesidad, mi salud mental requiere de tu presencia para permanecer estable, cada latido de mi corazón era por ti. No tengo razones para seguir respirando oxígeno hostíl, con delicadeza cierro la puerta que horas antes había estado observando hasta la demencia y dejo que el futuro me dé el mismo destino que a ti te tocó.
