.

Ok, antes que nada aviso que la historia será bastante fuerte, bastante perturbadora, les sugiero que se abstengan de leerla si son muy sensibles.
Bien, estáis avisados, espero que si continuas la lectura, ésta sea de tu agrado.

Los personajes no me pertenecen. La historia es mía, por favor no plagies.

Hace 8 meses regresé a México después de años en el extranjero, honestamente todavía hace un mes mi español escrito era una miseria, creo que ya he mejorado, aun así ofrezco disculpas si de repente hay errores ortográficos o gramaticales, he revisado a conciencia cada capítulo, espero haya quedado aceptable.

.

.

John sabía que Sherlock no era el mismo desde el día en que volvió de su muerte fingida, al principio creyó que eso se debía a la forma tan poco amable con que le recibió, pero ¿quién recibe con alegría a aquel que le hizo pasar por el mayor de los sufrimientos?, aceptaba que quizá, debió escuchar sus razones, pero la ira y la impotencia no lo dejaron pensar claramente y terminó por romperle la nariz.

Pero Sherlock se veía distinto, muy ansioso, le miraba intensamente y le seguía a todos lados, además, no le pasó desapercibida la mirada helada que le dedicó a Mary el día que la presentó como su prometida.

-"Tu amigo me da miedo"- Le dijo su prometida aquel día.

-"Él es así, pero no es una mala persona" –Le contestó.

Tal vez si John hubiese tomado en cuenta lo que dicen de las mujeres, eso del "sexto sentido" o su "instinto femenino", las cosas hubieran sido distintas.

Mycroft se presentó un día cualquiera en el portal de la casa que compartía con su ahora esposa, le saludo de esa forma tan fríamente impersonal de siempre, acompañada de esa hermosa sonrisa "come mierda de político" que tenía.

Más por cortesía que por otra cosa, le invitó a pasar a su hogar, Mary fue a trabajar esa mañana un turno doble en la clínica y volvería hasta el siguiente día.

Ambos se adentraron en el recinto hasta llegar a la pequeña pero acogedora salita, el pelirrojo se sentó en cuanto John lo hizo.

-Te ofrecería un té, pero creo que no es necesario decirte que tu presencia no es bienvenida- Hablo John, cortante y directo, si el mayor de los Holmes nunca fue de su agrado desde el día en que se conocieron, el hecho que éste hubiese vendido a su hermano con un psicópata que destruyo la relación amorosa que mantenían en aquel tiempo y que después le hubiera mentido sobre la muerte de Sherlock, solo empeoraba la situación.

-Sí, lo sé, por eso seré breve –Contestó sin un ápice de incomodidad –Vuelve con Sherlock.

-¿Disculpa? –John soltó una risa entre sarcástica e incrédula –Eso es el colmo del cinismo –le espetó repentinamente colérico –De entre todas las personas en el mundo, el que menos derecho tiene de opinar sobre esto eres tú, no puedes venir y dar tus "sabios consejos maternales"…

-Pero si no es un consejo, Dr. Watson, se lo estoy ordenando. –Le contesto con un gesto repentinamente serio.

John detuvo su diatriba, le miro incrédulo para después pasar a la molestia -Espero que recuerde, Sr. Holmes, que soy un soldado. –Siseó John al tiempo que se ponía de pie.

-Y yo solo tengo un "puesto menor en el gobierno", si sabe a lo que me refiero… -Le contestó con una pequeña sonrisa condescendiente.

John solo relajo el gesto, sin embargo seguía a la defensiva -No puedes ir por la vida intentando resolverle la vida a tu hermano, ya no es un niño y yo no soy un juguete – Su voz era modulada, de verdad prefería evitar un pleito con el mayor. –Estoy dispuesto a retomar una amistad con Sherlock, pero será poco a poco y eso será un tema solo entre él y yo, tú no tienes por qué estar metido en esto y mucho menos puedes venir a ordenarme cosas en mi propia casa.

-Sabe que no me refiero a su "amistad", cuando le digo que vuelva con Sherlock…

El rubio abrió los ojos sorprendido, después cerró los puños y apretó la mandíbula con repentina indignación –Estoy casado, no digas estupideces.

-Eso se puede arreglar…

-No voy a divorciarme de mi esposa –John estaba furioso -¡No voy a retomar una relación que murió cuando el imbécil que tienes por hermano decidió fingir su muerte y no decirme sus planes! ¡Él no me consultó esa decisión que tomó, así que yo no tenía por qué pedirle su opinión cuando decidí cambiar mi estado civil a "casado" y mucho menos voy a cambiarla ahora a "divorciado"!

Mycroft se levantó de su asiento y se dirigió hacia la salida con paso firme, tomo el pomo de la puerta y volteó a verlo por sobre su hombro –Yo nunca he podido negarle algo a mi hermano y no voy a comenzar ahora –Y sonrió enigmáticamente, regreso la vista al frente y abrió la puerta –Y… Dr. Watson, yo en ningún momento le pedí que cambiará su estado civil a "divorciado", yo prefiero algo más práctico, ¿"viudo" tal vez? – Y salió de la casa, dejando a John más blanco que el papel.