Disclamer: Lo de siempre, los personajes no me pertenecen (salvo… creo que los originales ¿no?), sino a su autor, Kurumada-san

About: Bueno, este fic también ha surgido por culpa de un foro donde fui invitada a participar hace poquito… Y aquí está el principio de la historia del personaje que pienso llevar allí

Como de costumbre, otro fic de Saint Seiya… Si es que soy un poco friki de ésta serie y no puedo evitarlo U

Pido disculpas por los acentos y faltas de ortografía que se me puedan escapar por el camino, o que el word no vea… ¬¬

Bien… Comencemos

Naoki Ighamura se seco la frente con el dorso de la mano con gesto cansado mientras miraba orgullosa el brillante pasillo que acababa de encerar. Todas las semanas, la tarea de limpiar el largo pasillo que conducía al interior del colegio quedaba a cargo de una de sus alumnas. Era un trabajo duro, pues había que hacerlo a la antigua usanza: de rodillas y con un paño. Además, después de limpiar tocaba encerar y revisar que hasta el mas pequeño detalle estuviera correcto.

Era mejor emplear un poco mas de tiempo, que desafiar la autoridad de la madre Marie, encargada de la sección donde estudiaba y vivía la chica desde hacia un año por decisión de su padre quien apenas paraba un instante en casa.

A pesar de lo estrictas que podían resultar las religiosas, el colegio le resultaba un lugar extrañamente agradable…

Naoki se quito el pañuelo de la cabeza sonriendo satisfecha con el resultado de su trabajo. Una lluvia de rizos color miel baño la espada del uniforme oscuro de corte marinero que vestía. El suelo, brillante como un espejo, le devolvió la mirada de sus ojos azul mar en su rostro pálido de facciones agradables y delicadas. La chica se puso en pie y comenzó a recoger todos los utensilios que había usado durante la limpieza.

Crack

Estaba segura que era el sonido de la puerta de entrada al final del pasillo abriéndose porque siempre había crujido. Sin embargo, juraría que la madre Marie la había cerrado antes de dejarla sola con la limpieza ya que, hasta el día siguiente, el colegio no recibiría mas visitas.

- ¿Hola? ¿Quién anda ahí?

Preguntó con voz insegura mientras avanzaba por el pasillo, deslizándose para no caer, y apretando con fuerza el paño que había usado para limpiar.

El crujido se vio sustituido por el sonido de unos pasos al avanzar seguros.

- No… ¡No aceptamos visitas a estas horas! ¡Vuelva mañana!- dijo tratando por todos los medias de imitar el tono firme que siempre usaba la madre con ella

Sin embargo la única respuesta que obtuvo fue la de los pasos que seguían avanzando en su dirección. Naoki se mordió los labios hasta saborear la sangre en su boca tratando de tranquilizarse en vano.

Cerró los ojos, pues juraría que su corazón se le saldría del pecho en cualquier momento sino lo había hecho ya.

Cuando los volvió a abrir enfrente suyo estaba un hombre joven y atractivo, vestido con una armadura que le resulto extraña y al mismo tiempo vagamente familiar. Como algo de hace mucho, mucho tiempo, perdido en algún lugar de su memoria.

Naoki dio un paso hacia atrás para alejarse del desconocido.

Sin embargo se olvidó de tomar las precauciones necesarias, y cayo de espaldas, golpeándose la parte posterior de la cabeza.

- Au…- se quejó con la respiración entrecortada.

El chico se colocó enfrente de ella. Naoki pensó que estaba perdida y dejó escapar un gemido

- No pretendía asustaros, mi señora Anfítrite