Sí, he reescrito la historia.

Sí, sé que son 7 capítulos y 16.000 palabras a reescribir.

No, no me arrepiento.


Se quedó observando al techo, con la mirada perdida en alguna de las minúsculas grietas que había en este. Se giró una vez más en la cama y suspiró. Ya había amanecido y hacía varios minutos que June debería haberse puesto en pie. Y sin embargo, sus piernas y brazos no querían moverse. ¿Quizás porque era el "Gran Día"?

Finalmente, escuchó a Ace protestando en la puerta.

— ¡June! ¡Es hora de desayunar!— la llamó mientras llamaba a la puerta—. Hoy tenemos prisa así que o sales ya o...

De repente, se escuchó un estruendo y unos ronquidos desde el pasillo. June gruñó y se puso en pie, encerrándose en el baño mientras encendía la ducha.

Tras peinarse y vestirse, fijó su atención en la Vivre Card que Rayleigh le había ofrecido en Sabaody. Sonrió al pensar una vez más en él y suspiró. Al abrir la puerta, puso los ojos en blanco cuando vio a Ace todavía tumbado en el suelo, roncando. Se limitó a sortearle y a salir en dirección a la cocina.

— ¡June!— Haruta la abrazó fuertemente, sollozando en su hombro—. ¡N-No te vayas todavía! No quiero volver a ser la única chica en el barco... Excepto de Izou...

—¡Eh! ¡Cuidado con lo que dices, canija!— protestó el onnagata.

Jozu se unió al abrazo, levantándolas del suelo.

— ¡June! Voy a echarte mucho de menos...

June soltó una carcajada, devolviendo a ambos el abrazo. Debía admitirlo sí o sí. Hacía mucho que no vivía en sus carnes la sensación de tener una familia como la que había visto en el Moby Dick.

— Pero nos veremos en el Nuevo Mundo, ¿no? Luffy se dirige allí también.

La risa del capitán inundó la sala y la muchacha se volteó hacia él.

— Ese muchacho, si se vuelve Rey de los Piratas, me va a dejar claro que solo los idiotas triunfan en estos mares... ¡Es idéntico a Roger, el malnacido!

June sonrió anchamente, mientras Marco y Ace se le acercaban.

— Bueno, ¿no vas a despedirte de nosotros?— dijo Ace mientras le revolvía el pelo—. Eres mi futura cuñada, después de todo.

— Ha sido fantástico tenerte entre nosotros— Marco la acercó en un abrazo—. Ven cuando quieras, te esperaremos con los brazos abiertos.

Ace se unió al abrazo y notaron a la muchacha sollozar entre sus brazos. Hacía mucho que había perdido la esperanza de que alguien le diese la bienvenida. Y allí estaba, con 16 divisiones de piratas deseando que volviese algún día.

— L-Lo haré... Vendré a veros cuando toda esta locura acabe...

Las despedidas se alargaron más de lo que June esperaba y finalmente, tras haberse asegurado de que se había despedido de todos, partió rumbo a Sabaody.

Sin embargo, le quedaba una parada antes de llegar al Archipiélago.

El barco de Shanks era una miniatura comparado con el Moby Dick, pero June podía asegurar que era varias veces el tamaño del Going Merry. Había pasado el suficiente tiempo paseándose de un barco al otro como para saber dónde debía presentarse para encontrar al capitán. Sentado en la cofa, Shanks se acababa una botella que parecía contener algún tipo de sake que había logrado conseguir en algún mar del Norte. El hombre sonrió a June mientras la joven replegaba las alas.

— ¿Has venido a darle un besito de despedida a tío Shanks?— bromeó el pelirrojo y June bufó.

— No, gracias. Apestas. Como siempre— Shanks hizo pucheros, pero June se limitó a encogerse de hombros—. Sólo quería decirte que gracias por todo.

El mayor esbozó una ancha sonrisa.

— No ha sido gran cosa. Pero no le digas a Luffy de esto, o se lo tomará como una ofensa. No debería ayudarle a convertirse en Rey de los Piratas.

— No le ayudas. Mi intención no es ayudarle en esto. Y aún menos ser parte de su tripulación. Ya tengo mis problemas con el gigante como para andar con esto también.

El pelirrojo suspiró y se levantó, abriendo los brazos para ofrecerle un último abrazo a June. La joven aceptó y le abrazó fuertemente.

— Ha sido un placer conocerte, June— murmuró Shanks—. Entiendo ahora que tu padre estuviese tan orgulloso de sus hijos.

June sonrió y partió hacia Sabaody. Arrugó la nariz. Se le había pegado el olor a alcohol de Shanks.


Luffy miró a su alrededor. Definitivamente se había perdido. Maldita fuese su falta de orientación.

Sin embargo, seguía feliz. Luffy saltaba de alegría ante la idea de volver a ver a sus queridísimos nakamas. No había vuelto a verlos desde aquel incidente en Sabaody y no había vuelto a ver a June desde Marineford. ¿Estaría allí? Rayleigh le prometió que sí pero, ¿y si no querría volver a viajar con él? Estaba pensando demasiado en ello y, como de costumbre, pensar le daba dolor de cabeza.

Entre la muchedumbre que había en Sabaody y la gran cantidad de piratas aglomerados por allí, Luffy seguía sin encontrar el bar de Shakkie. Siguió su camino, pero algo lo agarró de la enorme mochila que cargaba, haciéndolo caer hacia atrás y quedar indefenso, sin posibilidad de girarse. Se quitó la mochila y miró hacia la persona que le había hecho volcar. Era una mujer de cabellos rojizos y mirada dorada que logró identificar a la primera.

— ¡June!— Luffy se acercó a ella, dándole un suave beso en los labios.

— ¿Y eso?— June señaló a la enorme mochila.

— ¿Eso? Es cosa de Hancock. Creo que pensaba que no tenía suficientes provisiones o algo así y ha ido llenándola.

June ladeó la cabeza.

— ¿Debería preguntar qué relación tienes con ella?

— Oh, sólo quiere casarse conmigo.

Sólo.

— Sí, sólo— Luffy sonrió burlonamente—. ¿Estás celosa?

June apretó sus labios contra los de Luffy, mientras su lengua se abría paso entre sus labios y exploraba la lengua de Luffy.

— Puedo hacer esto— June sonrió—. No tengo nada que perder contra esa princesita.

Luffy apretó los labios y miró hacia los lados, intentando disimular el sonrojo que se había despertado en sus mejillas.

— Bueeeenooo...— farfulló—. Eso te hace ganar bastantes puntos...

June se rio y Luffy, encerrándola en un abrazo, inspiró el aroma de su cabello. Arrugó la nariz. Apestaba a alcohol, más de lo que esperaba.

— ¿Te has estado emborrachando...?

— Eso ha sido Shanks— Luffy la apartó y alzó una ceja, confuso—. Oh... Eso no podía contártelo.

— ¡¿Has estado con Shanks?! ¿Con alguien más que yo conozca?

— Tu hermano... Y todos los de la tripulación de Barbablanca.

Luffy bufó.

- ¡Es injusto! Tú con todos los majos y yo con Rayleigh, que no paraba de golpearme y gritarme...

June se echó a reír y Luffy la fulminó con la mirada. Molesto, se colocó la mochila y entrelazó sus dedos con los de la mano de June, arrastrándola por la avenida. Conversaban alegremente cuando, sin saber de dónde, June notó un aroma a sangre mezclado con flores. Un aroma demasiado familiar como para ignorarlo.

— Ahora vuelvo, tú ve yendo al bar, ¿de acuerdo?

Luffy intentó buscar una respuesta, pero June ya había salido corriendo. Siguió el aroma hasta llegar a un callejón en la otra punta del manglar. Sentado en un montón de cajas, Doflamingo leía el periódico. Vestía con ropas muy normales, comparadas con las usuales. Estaba claro que intentaba pasar desapercibido. Sus ojos, que ya no se encontraban tras las absurdas gafas de lentes violeta, le echaron una ojeada y volvieron rápidamente al periódico. Realmente parecía otra persona.

— ¿Y tus plumas?— preguntó June mientras se acercaba con zancadas a él. Miró a su alrededor. Se hallaban tras la antigua casa de subastas que, por lo que sabía había sido abandonada por el Shichibukai. Y Disco también había sufrido el mismo destino—. Poco glamuroso para ti, ¿no crees?

— Estamos tras uno de mis emporios. Como no puedo entrar más en él por culpa tuya, de tus hermanos, del muchacho ese y de Law, sólo puedo admirarlo desde la lejanía— la observó de arriba a abajo y esbozó una sonrisa torcida mientras se levantaba—. Veo que estos dos años te han sentado de lujo— alzó una mano a la mejilla de June—. Sigues tan hermosa como siempre.

— Me sienta como un insulto si viene de tus palabras.

Doflamingo se rio y se agachó, dándole un agresivo beso. June se apresuró a corresponder al beso, consciente de que era como un niño y le podía dar un berrinche si no lo hacía. Y los berrinches de Doflamingo eran de lo peor.

— ¿Quién ha jugado con mi muñeca favorita estos dos años?

— Nadie. Sabes que sólo soy tu muñeca.

Doflamingo sonrió torcidamente.

— ¿Así que... Se te ha pasado esta fase desobediente tuya?

June bajó la mirada.

— Me he empezado a aburrir de ello.

— Fufufu... Así me gusta... Por cierto, deberías echarle un vistazo a los planes de tu capitán. Parece ser que ha decidido aumentar su tripulación.

Doflamingo le entregó el periódico y se mezcló entre la muchedumbre de piratas que había en aquella zona. June observó la primera página. Un hombre enorme y bastante poco agraciado desde el punto de vista June se mostraba en la primera página, luciendo orgullosamente el nombre de Monkey D. Luffy junto a sus tripulantes, a quienes no lograba reconocer.

— Joder...— masculló cuando vio las 9 cifras que componían la nueva recompensa del hombre—. Mira quién no ha podido evitar aprovechar una desaparición.