PAPA POR SORPRESA

N/A: Hola no me pertenece la serie ni nada por el estilo. Hice un fic basándome en ambas partes…mezclándolas porque me dio la gana. ¡Espero que lo disfruten!

Capitulo 1: ¡Me están jodiendo!

Diego Julián de la Vega-Gómez era un adolecente de unos 14 años 'bastante' normal. No conocía a su padre como muchos chicos hoy en día además de que se había graduado recientemente del Bachillerato de números: de allí lo de bastante normal.

Uno pensaría que una madre estaría orgullosísima de que su hijo hubiese logrado tal hazaña, pero la madre del chico no era una madre cualquiera…en lugar de celebrar la hazaña de su hijo con este: le dio todos sus documentos (diplomas, DNI, pasaporte y certificado de nacimiento incluidos) y le dijo que tenia 2 horas para empacar lo que se quería llevar antes de echarlo de la casa. Diego literalmente empaco lo que él consideraba necesario junto a sus pertenencias mas preciadas: algunas mudas de ropa, el dinero que tenia guardado, fotos de su padre ya sea solo o junto a su madre, algunos mangas, sus comics de Tintín, la carpeta con todos sus documentos y algunos cuadernos con lápices.

No era la primera vez que el adolecente había sido echado por su madre de la casa, pero sabia que esta vez la cosa era definitiva: que era la ultima. Esta vez no le iba a tocar pasar unas noches en la calle y después podría volver a casa cuando a su madre se le hubiese pasado el enfado o después de haber sido hospitalizado. No esta vez estaba solo y le tocaría apañárselas como le fuera posible.

Diego no se había graduado por nada antes de tiempo: era muy listo y tenia un As guardado bajo la manga. Le había sacado a su madre la información necesaria para encontrar a su padre antes de dejar la casa. Le había costado caro, pero después de tantos años lo había conseguido: sabia donde vivía su padre.

Hace ya tres días desde que a Diego lo habían echado, pero había estado esperando hasta el viernes a la tarde para hacerle una visita a su padre: para no sorprenderlo en el trabajo se decía a sí mismo, pero en verdad era porque el joven se sentía inseguro de lo que estaba a punto de hacer.

Se había duchado y cambiado en una pensión por lo cual ahora llevaba una muda de ropa limpia (la última que le quedaba) y se veía bastante decente. Llevaba puesto: una camiseta blanca, una camisa de manga corta negra, unos vaqueros oscuros gastados y unos tenis que tenían agujeros en las suelas. (Eran el único par que tenía.)Tenía el pelo negro corto y lo llevaba peinado hacia atrás además de llevar su mochila.

Durante toda la tarde estuvo bastante tranquilo, pero ahora que se encontraba frente a la puerta del apartamento de quien se suponía era su padre estaba nervioso. Tenia la boca seca (y no solo porque hacía tiempo no tomaba) y el corazón le estaba haciendo acrobacias. Tomo dos bocanadas de aire y toco el timbre, una vez lo había tocado tenia que reunir todo el valor que poseía para no salir corriendo. Cuando ya le estaba entrando el pánico la puerta se abrió y revelo a un hombre de unos 33 años de edad en un pijama rojo a rayas al teléfono.

El hombre estaba al teléfono y se veía bastante sorprendido por lo que veía y levanto una ceja por lo cual Diego Jr. trago saliva de manera nerviosa. Su madre había tenido razón era la viva imagen del hombre que tenia frente a si excepto los ojos: los suyos eran de un verde esmeralda mientras que el hombre los tenia de un color café.

"Olarte en otro momento te llamo que estoy ocupado." Dijo el adulto de manera autoritaria a quien sea que le estuviese hablando por teléfono cortándolo sin que la otra persona tuviese tiempo de contestarle.

"¿Si? ¿Qué puedo hacer por ti?" Pregunto Diego con altanería al muchacho que tenía frente a sí.

Diego observaba al muchacho y una extraña sensación lo invadía: el joven se le parecía demasiado como para ser una simple coincidencia. El chico era prácticamente su copia al carbón excepto los ojos, unos ojos color verde esmeralda hermosos que le recordaban a los de su propia madre ya difunta. Sin mencionar que el chico parecía estar a punto de entrar en pánico: Diego sentía la extraña necesidad de preguntarle si se encontraba bien, pero en lugar de eso hizo algo mucho más característico de él.

"Te pregunte: ¿Qué puedo hacer por ti? ¿Eres sordo o qué?" Pregunto mordazmente y esto parecía espabilar al joven a quien se le encendieron los ojos Diego podía ver orgullo mesclado con rabia, pero también alivio en ellos y otras emociones que no fue capaz de leer. Los ojos del joven le recordaban al mar antes de una buena tormenta, si ahora los ojos solamente fueran azules seria una comparación perfecta.

"No señor no soy sordo." Contesto Jr. de manera educada murmurando la respuesta. Su madre le había dicho siempre que él había heredado el carácter de mierda de su padre, pero este tenía peor carácter que él. Y eso que él tenía un carácter de mil demonios, si no fuera por el hecho que se suponía que el hombre fuese su padre le daría un buen puñetazo: dicen que la cárcel es la mejor escuela, pero la calle tampoco es mala escuela para un niño: sabia pelear bien ya sea que su contrincante estuviese armado con una navaja o no, mas grande o más pequeño... las primeras veces lo habían tomado por sorpresa, pero si una cosa era Jr. era buen alumno y aprendía muy rápido con o sin profesor que le enseñase.

"Bueno entonces repito mi pregunta por ultima vez y esta vez seré mas especifico por si te faltan neuronas para entender la anterior pregunta." Contesto Diego de manera burlona. "¿Qué haces aquí?" Pregunto el adulto.

"Estoy buscando al Señor Diego Julián de la Vega-Rivillas." Contesto Jr. después de tomarse unas bocanadas de aire para calmarse, Diego se apoyó contra el marco de la puerta mientras seguía observando al chico al menos es educado se dijo a sí mismo.

"¿Quién lo busca?" Pregunto Diego ya que quería saber cuánto control tenía el joven sobre sí ía visto arder el fuego en su mirada y si era quien su subconsciente le susurrara quien probablemente era no le quedaba mucha paciencia…al menos que sabia controlarse mejor que él é raro le parecía a Diego que su subconsciente se hubiese activado en ese momento ya que él mismo tenia la sensación que esa cosa lo había abandonado hacia siglos….

"Lo busca Diego Julián de la Vega-Gomez. Hijo suyo y de Amelia Gomez del Prado." Contesto Jr. tranquilamente y vio como los ojos del adulto se abrían como platos.

"¡Oye! Que yo hijos no tengo." Contesto Diego sin estar seguro de lo que decía: pues por el simple hecho de no saber que tenia no era lo mismo a no tenerlos... Además el joven se le parecía mucho. Si demasiada coincidencia. ¡Mierda, mierda, mierda! Si por una vez que el maldito subconsciente ese se pone a funcionar va a tener razón y todo. Pensó el adulto con cara de: MIERDA. Jr. se puso a reír a lo bajo ante la cara del adulto, era bonito que ahora las cartas estuvieran a su favor. "Y tampoco conozco ninguna Amelia Gomez….lo que sea esa." Trato de defenderse Diego suponiendo que si el joven era suyo la cosa era en vano: con su suerte habría heredado su tenacidad.

"A ver si me deja pasar le refresco la memoria: tengo evidencia de ser su hijo y si todavía le quedan dudas pedimos unas pruebas de ADN. Y si me lo niega siempre quedan los juzgados." Respondió Jr. de manera inocente con una sonrisa predadora sabiendo que tenía a su padre contra las cuerdas.

Diego se lo pensó un momento bastante largo: por un lado conocía y había estado con una Amelia, pero por el otro eso habría sido haría unos 14 o 15 años mientras que el chico aparentaba tener como mínimo 17 con su metro sesenta y pico además de una espalda ancha. Aunque siempre estuviese la posibilidad de que el joven aparentase ser mayor de lo que es…

Al final decidió que lo mejor era dejar que el joven pase y después echarlo si la cosa no lo convencía: cualquier cosa siempre quedaban los juzgados como 'insinuó' el joven.

"Anda pasa que no tengo toda la noche." Dijo Diego con aires de superioridad entrando al apartamento Jr. lo siguió y una vez estuvieran los dos adentro Diego cerró la puerta.

Diego observaba al chico que lo miraba de manera pasiva desde donde estaba parado. Diego lo guio hasta el salón de su apartamentazo sin darse cuenta de la cara de asombro de Jr. una vez Diego se sentó le indico a Jr. que haga lo mismo en el sofá de enfrente y este obedeció sin pensárselo dos veces: se acerco y mientras se acercaba puso la cara en blanco dejo su mochila en el suelo sentándose en el amplio sofá de cuero negro con sumo cuidado.

"A ver muéstrame esa supuesta evidencia." Ordeno Diego con chulería Jr. apretó la mandíbula, pero no mostro reacción alguna y saco las fotos que tenia guardados en su mochila.

"Creo que la primera evidencia es nuestro parecido físico, pero tengo estas por si todavía no se acuerda de mi madre." Le dijo Jr. primero señalando entre ellos para después dejar las fotos en la mesa color caoba, que probablemente era una mesita de café, frente a Diego.

Mientras Diego se dedicaba a revisar las fotos Jr. observaba el apartamento: era enorme estaba seguro de que era como mínimo tres veces el tamaño de casa de su madre. La mayoría de los muebles eran de color caoba o tonos oscuros, había una televisión de pantalla plasma, un sistema de home cinema, muchísimos libros, CD's y un piano además de una guitara acústica que adornaba la pared. Jr. reconoció esa guitara ya que tenia una foto de su padre con ella. Diego aclaro su garganta después de inspeccionar las fotos para llamar la atención del chico: la cual obtuvo rápidamente.

Le devolvió las fotos al chico: incomodo ya que esas fotos habían sido tomadas durante el periodo en el cual tuvo una relación amorosa con esa Amelia, la cual también salía en ellas. Mantuvo sus ojos sobre la mesa antes de mirar al joven y allí se dio cuenta de que este era pálido y sumamente delgado por mas que tuviese una espalda ancha para su edad. Sin darse cuenta del interés del adulto Jr. volvió a guardar las fotos con sumo cuidado antes de mirar a su supuesto padre con ansias.

"Vale ahora la recuerdo a Amelia y la razón por la cual la deje." Comento Diego en tono seco y casi sarcástico. "Pero eso no demuestra nada de lo que dices chaval." Siguió mientras su subconsciente le gritaba que si lo hacia y él le gritaba a su subconsciente que vuelva al lugar donde había estado la ultima década y pico.

"Mira que mi madre va a tener razón en una cosa al final de todo…" Comento Jr. sacando su carpeta con sus documentos para mostrarle su partida de nacimiento.

"¿Y en que sería eso?" Pregunto Diego curioso ya había oído como el chico murmuraba para si.

"Que la mala leche y lo testarudo lo herede de usted." Contesto Jr. irritado de que el adulto le hubiese oído. Diego lo fulmino con la mirada, pero Jr. le sonrió antes de seguir buscando su certificado de nacimiento. "Aquí tiene." Dijo Jr. al pasarle el certificado de nacimiento que lo nombraba a Diego claramente como su padre.

"Sigo diciendo que no es prueba suficiente: tu madre solamente estuvo conmigo por mi dinero y quién sabe si no me puso los cuernos. Además me imagino que me habría comunicado el hecho de ser padre si eres mío." Dijo Diego de mala gana pues por mas que parte de él le decía que el joven probablemente fuera suyo otra parte le decía que no se encariñara ni nada ya que podía ser hijo de cualquiera.

"Mire se que dejo a mi madre una mañana sin darle explicaciones, que habían tenido una relación de aproximadamente un año y que cuando ella quiso contárselo usted la ignoraba. También se que se conocieron en el Luxury y que te 'enamoraste' o lo que sea de ella esa noche, intercambiaron números y comenzaron a salir." Dijo Jr. de manera que para sorpresa de Diego como si no le reprochara nada….además de parecer estar resignado sin mencionar que estaba en lo cierto. Pero aun así no podía creérselo ni quería hacerlo.

"Vale entonces solo nos queda hacernos los ADN." Siguió Jr. a regañadientes al ver la negativa en los ojos del adulto: su padre sí que era terriblemente tozudo.

"Hecho: ¿entonces nos vemos el lunes a la mañana?" Pregunto Diego deseando que esto solo sea un mal sueño y de que el chico desaparezca de la misma manera en la cual apareció: sorpresiva y silenciosa.

"Uhmm…Vale." Contesto Jr. bastante inseguro de lo que hacer en ese momento: después de todo tenía dinero suficiente para pagarse un motel durante el fin de semana, aunque no le gustase.

"¿Qué pasa?" Pregunto Diego con algo parecido a preocupación en contra de su propia voluntad: Jr. se sonrojo, pero decidió no mentirle a su padre. Diego se sacudió mentalmente la cabeza ante su '¿preocupación?' y decidió no darle mas vueltas.

"Pues que no tengo lugar donde quedarme esta noche." Respondió rascándose la nuca. Esto sorprendió a Diego quien frunció el ceño ante la respuesta de su supuesto hijo. ¿Quien no tiene lugar donde pasar la noche?

"¿Cómo que no tienes donde quedarte? ¿Y tu madre?" Pregunto Diego mientras los bellos de la nuca se le erizaban por alguna razón que no entendía pues su apartamento estaba bien ambientado.

"Pues digamos que con mi madre no estamos en términos como para hablarnos: mucho menos quedarme allí…vamos que me dejo de patitas en la calle." Respondió Jr. con una sonrisa radiante tratando de restarle importancia al hecho. A Diego no le gusto para nada eso: ni tan siquiera el bastardo de Francisco le había hecho eso, pero pensó que era mejor no decir nada.

"¿Y algún amigo?" Pregunto Diego igual de incómodo.

"Pues tampoco: no los tengo. No es fácil hacerse amigos si tus compañeros son mayores que tú y siendo el mejor de la clase ya lo hace difícil normalmente." Volvió a contestar Jr. con esa sonrisa medio forzada. Esta información no le sentó nada bien a Diego: de chico él tampoco tuvo amigos. "Pero no se preocupe que ya me las apaño: encontrare algún motel o algo además no seria mi primera noche en la calle." Le dijo a Diego mientras tomaba su mochila para salir de allí lo mas rápido que podía.

A Diego no le sentaba bien todo aquello de hecho le sentaba muy mal: se sentía como si alguien le hubiese echado un cubo de agua helada encima para después pisarle el pecho. Sabia por el certificado de nacimiento que el chico solo tenia 14 años y un chico de esa edad, por mas que impusiera al parecer mayor de lo que era, no debía estar en la calle de noche en una ciudad como Madrid y mucho menos pasarse la noche allí. Eso no lo iba a permitir, aunque no sabría porque, y siguiendo un impulso tomo al chico de la muñeca.

"¿Qué hace?" Pregunto Jr. sorprendido y tratando de no mostrar temor alguno ni nada parecido, pero Diego se dio cuenta de que el contacto físico lo molestaba por lo cual lo soltó.

"Hijo mío o no: no permitiré que te quedes en la calle, ya que todavía no se ha aclarado que no seas el hijo de un cualquiera y si eres mío….pues un De La Vega no duerme en un Motel o algo parecido ni pensar en la calle." Dijo Diego de manera autoritaria sintiendo un escalofrió al pensar todo lo que le podría pasar al joven de allí al Lunes si se quedaba en la calle. "Así que no te queda otra: el finde lo pasas conmigo y después de los resultados ya vemos que se hace." Le contesto Diego de manera que no dejaba lugar a discusiones Jr. solo asintió y volvió a sentarse en el sofá.

Los dos estuvieron sentados uno frente al otro en un silencio pesado. Diego no podía entender la necesidad de cuidar del chico y de protegerlo: él no era así. No era generoso sino todo lo contrario era una persona egoísta, pero por alguna razón el joven frente a él le había encontrado el corazón o algo parecido y su corazón sentía por el joven y temía lo que el chico les estuviera ocultando. Al final fue el estómago del chico el que interrumpió el silencio rugiendo de hambre.

"¿Tienes ganas de cenar?" Pregunto Diego como tonto sin saber muy bien que otra cosa preguntar, pero sabiendo que no debería ignorar ese sonido…además élmismo tampoco había cenado todavía.

"Si no es molestia." ContestoJr. con timidez no queriendo admitir que tenia hambre.

"No lo es. ¿Te gusta la comida Japonesa?" Fue la respuesta que obtuvo de Diego mientras que este tenia el móvil en mano.

"Pues no lo se, pero siempre quise probar sushi." Contesto Jr. de manera tímida, si su padre le daría sushi de cenar cumpliría uno de sus sueños.

"Vale: hecho." Contesto Diego sorprendiendo algo a Jr. pues toda la hostilidad había desaparecido del hombre. Diego marco el número del restaurante que te lo llevaba a casa e hizo su pedido. "Muy bien ya está en media hora o 45 minutos llegara nuestra cena." Dijo Diego de manera conversacional al colgar el teléfono. "¿Tienes ganas de darte una ducha y ponerte el pijama?" Pregunto Diego y vio como el joven se volvía a poner colorado.

"Pues la verdad es que me gustaría mucho, pero no tengo mas mudas de ropa." Confeso el joven y Diego mantuvo su expresión tranquila.

"No te preocupes: tú te duchas y yo busco algo para que te pongas." Ofreció Diego.

"Bueno…." Contesto Jr.

"Muy bien eso hacemos. Tú te das una ducha: es la última puerta a la derecha de ese pasillo." Le comento Diego señalando un pasillo.

Mientras Jr. se metió en la ducha que el adulto le había indicado. Diego estaba buscando algo para que el joven se pusiera en su armario. Al final se decidió por un conjunto de camiseta y pantalones cortos de la selección española que le irían bastante bien al joven, sabiendo que no las extrañaría ya que se los había regalado Sandra y él no era muy de futbol a eso le añadió unos boxers nuevos que tenia guardados en un cajón y se puso en marcha hacia el baño. Cuando llego allí se sorprendió de no oír el agua corriendo, pero toco la puerta y espero que el chico le dijera que pase.

"Pase esta abierta." Vino solo segundos después de que golpeara la puerta por lo cual la abrió y entro.

De lo primero que se dio cuenta Diego es que Jr. ya había terminado su ducha vaya si que es rápido: me supera por mucho. Pensó para sífrunciendo el ceño nadie lo había superado en eso hasta ese momento y después cuando sus ojos se hubieran acostumbrado un poco a la neblina se le seco la garganta, se congelo y se aguantó para no hacer ningún ruido: Jr. estaba de espalda con una toalla alrededor de las caderas y Diego le podía contar todas y cada una de las costillas al chico sin mencionar que tenia la espalda llena de cicatrices, muchas cicatrices: algunas viejas y blancas y otras recientes y rosadas, y moretones además que Diego podía ver que el chico se había roto la clavícula en algún punto y que esta nunca se curó como era debido. Jr. sintió los ojos del adulto sobre él y se tenso nadie solía verlo sin la camiseta puesta. Jr. se dio vuelta y miro al adulto a los ojos con la esperanza de desviar así su vista de su cuerpo, pero no fue así en cuanto se dio vuelta Diego pudo ver como por mas de estar obviamente mal nutrido el chico tenia unos abdominales y bíceps poco comunes en alguien de su edad sin mencionar que su pecho también tenia cicatrices y moretones. Jr. se cruzó de brazos y esto saco a Diego de su transe.

"Uhm…te tengo la ropa, te va a quedar un poco grande." Dijo Diego a modo de disculpa: en un principio había pensado que le quedarían como hecho a la medida, pero incomodo se dio cuenta que por lo delgado que estaba Jr. No iba a ser asi, levantándola como para explicar que hacia allí. Cuando Diego le miro a los ojos a Jr. no vio nada más que vulnerabilidad en ellos, además de que el pelo del chico se rizaba con el agua como el suyo.

"Si gracias, no importa." Contesto Jr. tomando la ropa esperando que Diego no hiciera preguntas.

"¿Qué te paso?" Pregunto Diego con mucha suavidad.

"¿Dónde?" Pregunto Jr. haciéndose el tonto.

"En la espalda y en el torso." Contesto Diego quien no se creía que Jr. no supiera del que le estuviera hablando.

"Me habré caído." Contesto Jr. levantando los hombros.

"Si y yo soy Peter Pan. Vamos: ¿Qué te sucedió?" Volvió a intentar Diego.

"Ya se lo he dicho me habré caído, soy torpe esas cosas pasan." Volvió a contestar Jr. sabiendo que Diego no se creía ni una palabra.

"Mírame a los ojos y dime que todo eso te lo hiciste cayéndote." Exigió Diego.

"No puedo." Contesto Jr. en apenas un susurro y Diego suspiro.

"¿Entonces me vas a decir quien o quienes lo hicieron?" Pregunto Diego con toda la paciencia del mundo sospechando la respuesta mientras Jr. se miraba los pies y negaba con la cabeza. "Vale esta bien, te dejo para que te cambies." Termino por decir Diego sabiendo que no le sacaría la información al chico.

Después de decir eso Diego se dio media vuelta con el estómago revuelto y el corazón pesado saliendo del baño y cerrando la puerta detrás de él. Una vez hubiese salido Diego: Jr. se relajó y comenzó a cambiarse, sabia que su padre le volvería a preguntar por sus cicatrices, pero parecía que por el momento se había dado por vencido.

En el salón Diego estaba dándole vueltas a lo que había visto: no se podía imaginar a alguien capaz de lastimar de tal manera a un niño y eso que conocía gente desagradable además de ser considerado un monstruo o la reencarnación de satanás por muchos… pero él estaba seguro de que por masque se le fuese la cabeza, como en repetidas ocasiones le sucedía, jamás seria capaz de dañar a un niño inocente. Y eso lo puso a pensar: ¿Cuánta inocencia le quedaba al chico? ¿Era capaz uno de mantener algo inocencia si había sufrido tanto? ¿Desde cuándo lo maltrataban? Y cosas por el estilo.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por la entrada de Jr. al salón era una imagen que tenia su gracia: Jr. llevaba la cabeza bien alta como todo buen de la Vega y el pelo peinado hacia atrás con gomina. Erradicaba seguridad y arrogancia no vulnerabilidad como hacia pocos minutos: parecía alguien que se encontraba en la cima del mundo, pero Diego sabia muy bien que todo aquello era tan solo una fachada. El conjunto le quedaba mejor de lo que Diego había sospechado en un principio…solo que los colores quedaban muy mal con los ojos del chico: con ojos verdes seria mejor usar tonos verdes y azules incluso algún amarillo sabia Diego gracias a haberse criado en el mundo de la moda, además de que se movía con una gracia natural que el mismo Diego no poseía.

Jr. se sentó en el sofá donde había estado antes y le levanto una ceja interrogante a Diego quien lo miraba atentamente y este le devolvió el gesto ya que dos podían jugar ese juego sacándole una sonrisa al adolecente lo que por alguna extraña razón le saco una al adulto.

"Gracias por la ropa, me queda mejor de lo esperado, y por el dejarme quedarme: de verdad se lo agradezco." Le dijo Jr. evitando mencionar lo que ocupaba el pensamiento de ambos.

"De nada no es ningún problema." Contesto Diego y en eso sonó el timbre. "Supongo que la cena ya esta." Comento Diego levantándose.

Diego se dirigió a la puerta y tenia razón: en cuanto la abrió se encontró con el chico de las entregas al cual dejo una buena propina antes de cerrar la puerta con el pie. Cuando volvió a entrar en el salón se encontró con Jr. levantado.

"¿Dónde comemos?" Pregunto Jr. algo inseguro pues no sabia si en casa de su padre estaría permitido comer en el sofá: en la de su madre seguro que no lo estaba y ella no tenia muebles tan bonitos ni tan caros.

"Podemos cenar aquí mismo." Dijo Diego dejando el sushi de Jr. frente al chico y sentándose con el suyo.

"Gracias: que aproveche." Dijo Jr. antes de sentarse de nuevo en el sofá y cerrar los ojos tomando posición para rezar.

"Que aproveche." Contesto Diego antes de levantar la vista y mirar al chico.

Lo que vio lo dejo bastante sorprendido: no se esperaba que el chico rezara antes de la comida…él mismo no lo hacia desde la muerte de sus padres, además Jr. lo hacia a lo bajo como para no molestar a la otra persona. Diego también cerró los ojos y agudizo los sentidos para oír como Jr. le agradecía a dios por la cena y el haberlo encontrado y por lo generoso que estaba siendo, pedía que nadie pase frio ni hambre aquella noche, perdón por los errores cometidos y le rogaba que lo bendijera (a Diego padre) y le mostrara de nuevo el camino pues parecía haberse alejado de su lado. No era lo mismo que había hecho su padre al bendecir la mesa cuando Diego era niño y entendió el porqué: lo del chico le salía del alma y no era un discurso que se había aprendido de cabeza, al terminar Jr. término con el típico Amen.

"Amen." Repitió Diego en voz alta, tocado por el gesto de que el chico rezara por él.

"Disculpe." Dijo Jr. automáticamente.

"¿Por?" Pregunto Diego genuinamente confundido.

"Por rezar sin su permiso: no era mi intención ofender." Se disculpó el adolecente.

"No me ofendiste, todo lo contrario: me halagaste. Además hace demasiados años que no rezo." Contesto Diego y Jr. le sonrió honestamente antes de abrir su paquete de comida y Diego imito el gesto. "¿Eres Católico?" Pregunto Diego con curiosidad.

"No." Contesto Jr. antes de tomar un rollito con mucho cuidado con los palitos y metérselo en la boca.

"¿Evangelista?" Pregunto Diego medio inseguro, no es que tuviese algo en contra de los evangelistas, pero no sabia nada sobre ellos.

"No." Volvió a contestar Jr. negando con la cabeza.

"Judío no eres." Dijo Diego con firmeza mientras se comía él un pedazo de su sushi pensativo. "¿Protestante?" Decidió intentar Diego.

"Tampoco: en realidad no soy nada." Contesto Jr. ante la incrédula mirada del adulto. "Solo soy creyente: no estoy bautizado ni nada por el estilo." Siguió Jr. antes de comer un poco mas de sushi.

"¿Y quien te enseño a rezar?" Pregunto Diego curioso.

"Cuando era pequeño solía pasar bastante tiempo en una catedral: el Padre Javier me dejo estudiar la biblia y me dijo que siempre rezara desde el corazón." Resumió Jr. sin decirle por qué pasaba tiempo en ese lugar.

"Creo que debería empezar a hacer eso." Comento Diego pensando en voz alta y preguntándose si el Padre Javier sobre el cual hablaba el chico era el mismo que dirigía el corro donde él cantaba de niño y con quien era monaguillo de pequeño.

"¿Hacer que?" Pregunto Jr.

"Volver a leer la biblia: jamás la termine y también eso de rezar desde el corazón parece buena idea." Comento el adulto antes de seguir con su cena.

Jr. asintió y también siguió comiendo su sushi. El resto de la cena la pasaron en silencio, pero no era uno pesado ni desagradable como el anterior. Este era mas uno de esos silencios que se producen cuando uno sabe que no tiene por qué hablar y donde puede pensar tranquilamente. Cada uno estaba sumergido en sus propios pensamientos mientras terminaban de cenar.

Al finalizar la cena Diego se dio cuenta que su acompañante se encontraba cansado por lo cual lo guio a un cuarto para huéspedes (ninguno de esos cuartos eran usados y menos el que Diego le otorgó al joven) que se encontraba frente su propia habitación. Después de eso le pidió las mudas de ropa sucias para lavarlas y Jr. con algo de vergüenza se las dio.

Una vez solo en la habitación Jr. se asombró por el tamaño de esta además de por los muebles que la adornaban. Había: una cama de dos plazas contra la pared, una lámpara, un armario, unas estanterías con arte moderno y un espejo de cuerpo entero sin mencionar que la habitación estaba pintada de un verde bosque que combinaba muy bien con los colores oscuros de los muebles y las sabanas. Jr. dejo su mochila en un rincón antes de estirarse y abrir la cama, rezo sus plegarias y se metió entre las sabanas. Se asombró por lo cómoda que era la cama, por lo suave aunque a la vez sólida que estaba el almohadón donde apoyaba la cabeza y por la extraña tela (para él) de la cual estaban hechas las sabanas: frías al tacto, pero calentitas una vez uno se metía adentro. El adolescente estaba agotado y su ultimo pensamiento antes de que el sueño se lo llevara y lo abrazara fuertemente contra su pecho fue: esta cama esta mucho mejor que el colchón en el suelo con unas cuantas mantas que tenía en lo de má o que las camas en las pensiones o los bancos de los parques…Esa noche el joven dormiría plácidamente sin enterarse de lo que pasaba a su alrededor y sin pesadilla alguna.

Mientras Jr. dormía plácidamente en la habitación de invitados Diego estaba lavándole la ropa: la muda que Jr. había llevado esa noche la había recogido del baño y con ella encontró los tenis del joven. Le entristeció ver los agujeros en la suela de los zapatos que aparentemente se habían usado para caminar demasiados kilómetros…

Mientras la lavadora hacia su trabajo Diego se tomaba un buen té y su cabeza le daba vueltas al asunto: entendía que era terriblemente probable que él fuera el padre del joven y sin quererlo le había tomado algo parecido a cariño. Metiendo la ropa del joven en la secadora se dio cuenta que no podría esperar hasta el lunes para saber si Diego Julián de la Vega-Gómez era hijo suyo o no sin volverse loco, por lo cual hizo varias llamadas telefónicas. Diego fue hasta la habitación de invitados donde había dejado al joven y se lo encontró dormido plácidamente: en ese momento sabía que esa noche había tomado la decisión correcta. Y con eso en la cabeza se fue a dormir también.

N/A: Les agradezco a aquellos que se tomaron el tiempo para leer el fic y os agradecería mucho mas se me dejasen su opinión. Así sabré si seguirlo o no.

PD: EL ESPAÑOL NO ES MI PRIMER IDIOMA!