Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece, son enteramente de Marvel (con excepción de uno que otro OC que aparecerán por ahí).
Prologo
Tenía seis años la primera vez que la vi. Estaba en el parque cerca de mi casa jugando con Ava y Richard, mis primos, mientras Helen, mi hermana, nos vigilaba de cerca. El intenso sol del medio día había logrado aturdirme, por lo que decidí sentarme en uno de los tantos columpios. Fue entonces que la vi. Sentada en una de las tantas bancas que rodeaban la sección de juegos se encontraba una mujer. Recuerdo su cabello dorado que casi rivalizaba con el sol; recuerdo su piel blanca, casi transparente; pero lo que más recuerdo son sus ojos: grises, profundos e indudablemente sobre mí. Le mantuve la mirada hasta que Helen me gritó porque ya debíamos irnos.
Cinco años después, mientras corría en camino a la escuela, olvidé ver a ambos lados de la calle. Resultado: un coche me golpeó. No recuerdo muy bien nada del incidente. A decir verdad, la primera memoria que tengo es despertar en un hospital con mi mamá al lado de mi cama con cara de no haber dormido en varias noches. Sin embargo, podría jurar que, antes de caer al suelo por el impacto, la vi de nuevo. De pie en la acera de enfrente, con una sombría mirada en sus ojos y una mueca de preocupación en su rostro.
Cuando cumplí 18 estaba con algunos "amigos" festejando. La combinación de alcohol y las mil y una drogas que tomé esa noche me causaron una sobredosis. La madre de todas las sobredosis. ¿Cómo sobreviví? Ese era un misterio que ninguno de los doctores pudo resolver y tampoco es que me interesara mucho saberlo; me contenté con saber que seguía viva. El punto importante es que, en ese diminuto momento antes de perder la consciencia, justo después de que todos me habían abandonado, huyendo para protegerse de la policía, vi su rostro, sentí sus manos acariciando mi cara, oí su voz etérea, repitiendo mi nombre y pidiéndome que no muriera.
La siguiente vez fue en medio de una batalla. Los Vengadores se encargaban de eliminar a nuestros enemigos en turno, mientras yo y Jane nos ocultábamos en lo que quedaba de un pequeño establecimiento. De repente, silencio, un profundo silencio, cortado casi al instante por un desgarrador grito que traspasó el aire. Recuerdo que el agarre de Jane contra mi brazo se acentuó; recuerdo que de la nada apareció ella, sentada frente a nosotras, recargada en la pared de enfrente, viéndome a mí, únicamente a mí; recuerdo sus labios moverse, como si recitará algo y después luz, mucha luz. Ya no sentía a Jane a mi lado. Ya no sentía el suelo. Cuando mis ojos recuperaron la capacidad de ver, deseé que jamás lo hubieran hecho. Un rostro rojo me dedicaba una cruel sonrisa impregnada de odio. "Nunca pensé que una estúpida mujer pudiera causarme tantos problemas" logré escuchar, a pesar del fuerte zumbido en mis oídos. Después, el vacio. Una caída libre que según todos los presentes fue de más de un kilometro. Cerré los ojos cuando mis pulmones ya no pudieron gritar más, cuando mi corazón dejó de latir. Lo siguiente que supe es que estaba recostada en el suelo rodeada por varios pares de ojos de los cuales sólo pude reconocer los más cercanos a mí. Verdes, relampagueantes, hipnotizantes y llenos de una emoción que conocía muy bien, miedo.
Un año más tarde, durante un sueño, un sueño nada normal debo admitir, la volví a ver. Estaba cerca de un hermoso río, cuyo color inexplicablemente cambiaba cada vez que chasqueaba la lengua. Sentí una presencia a mi lado. Era ella, tan majestuosa como siempre. "¿Quién eres?" pregunté. Una sonrisa dulce y triste se posó en sus labios. "Una vieja amiga" respondió. Nos quedamos un rato en silencio, observando el río que curiosamente se había tornado verde. "No cometas los mismos errores que yo" pidió en un tono suplicante la mujer. La miré extrañada y ella me devolvió una mirada desesperada. Acto seguido, desapareció frente a mí. Regresé mis ojos al río que ahora era rojo, un rojo tan profundo que parecía sangre.
Ahora, la veo. Está ahí, de pie, recargada en la pared cerca de la puerta, impasible. Mis oídos ya no son capaces de escuchar nada, a pesar del evidente caos que reina en la habitación; mi piel está tan congelada que tampoco puede sentir las dulces caricias del hombre delante de mí, mucho menos las pesadas lagrimas que caen sobre mi rostro; me cuesta demasiado trabajo respirar, tanto que duele; pero mis ojos pueden verla. Todo a mí alrededor se derrumba, yo misma ni siquiera sé porque sigo consciente, porque sigo viva; mas ella está ahí, tranquila, con una ligera sonrisa en la cara. Abre sus labios y, por extraño que parezca, puedo oírla. "Cierra tus ojos y descansa" me dice. ¿Y tú crees que eso no es lo que quiero? Sin embargo, no puedo. Porque sé que en el mismísimo instante en que lo haga, todo acabara, no sólo para mí, sino también para todos aquellos que quedan con vida. Sé que mi muerte sólo significará una cosa: el Ragnarok. "Todo estará bien" me asegura. Tal vez tenga razón, tal vez no. No lo sé. Lo único que sé es que cerré mis ojos, no sin antes dedicarle una última sonrisa a ese hombre que desde el primer momento que apareció en mi vida la destruyó, la reconstruyó y la perfeccionó.
¡Hola! Sinceramente no tengo ni la más remota idea de que hago aquí, pero después de pasar las últimas semanas leyendo fics de Thor simplemente no pude evitar pensar en una historia propia. No sé si sea buena, no sé si tenga sentido, tampoco si lograré mantener a todos fieles a su personaje (en especial a Loki) mas quiero intentarlo. Son libres de criticarme (ya sea negativa o positivamente).
Adiós ;)
