El nacimiento de un monstruo

La alarma sonaba de forma estrepitosa.

Soldados corriendo en la sala de laboratorios para detener a una amenaza que estaba destruyendo todo.

Científicos corriendo lo que podían. Entre los que estaban ilesos por suerte, otros ayudando a otros heridos, los heridos corrían por su cuenta y otros que tenían lesiones a tal grado que les impedían por su cuenta.

Pero más adelante, la misma dirección que se dirigían los soldados, había tanto destrucción como gente muerta, desde científicos y otros soldados.

Estaban desde estampados por las paredes.

Hasta personas cortadas por la mitad que se arrastraron pero sufriendo el mismo destino que los demás.

- ¡Sigan disparando a esa cosa! – grito uno de los soldados siguiendo disparando hacia el muro de fuego que estaban los soldados disparando sin cuartel, sin importar que los científicos estaban en el medio del fuego.

Y el otro lado estaba…

Eso

Una sombra humanoide era visible a través de la pared de fuego.

- ¡Ahí está el objetivo! ¡Disparen! – el capitán les ordeno y todos disparando a la sombra humanoide.

Pero seguía igual como antes.

Salió de la pared, aun recibiendo las balas de los soldados, mientras avanzaban.

Todos, al mismo tiempo, se quedaron sin balas.

Un científico, ya no escuchando la balacera, salió del cuarto que estaba escondido, no sabiendo que justo al frente estaba…

Eso

El ser agarro al científico con una especie de agarre psíquico. Lo acerco ante él ante la mirada temerosa de todos los soldados.

Cuando el hombre, exclamando piedad, llego hasta su mano derecha que sujeto su cuello. Él levanto su mano desocupada y lo que ocurrió fue…

Espantoso.

Las piernas se retorcían de tal forma que parecieran hechas de goma. Los brazos se retorcieron a tal punto de que se salieron los huesos de sus codos.

Pero no termino.

El hombre, al borde de la muerte, sintió el mayor dolor que pudiera sentir después de lo que había hecho a sus extremidades.

Su pecho se abrió de dentro hacia afuera gracias a sus costillas, como si fuesen las puertas de un bar, para después arrancarlas y utilizarlas para aprisionar los pulmones que le impedían respirar sin sentir un dolor desastroso.

Después de eso…dejo de moverse.

-¡¿D-Disparen, D-Disparen a e – el ser se teles transporto hasta el capitán, arrancándole de un solo golpe en su cuello con su mano plano haciendo rodar la cabeza en el suelo.

Tal acción fue ver un cuchillo caliente cortando mantequilla.

- ¡Corran! – varios soldados corrieron intentando alejarse del ser, intentando escapar de la zona de muerte…

Eso es la muerte.

El ser camino hacia donde los soldados, que le estaban disparándole desesperadamente, con toda tranquilidad.

Pero todos no podían hacer nada.

- ¡L-La puerta está ce-cerrada! – uno de los tantos solados grito, golpeando la puerta mientras que otro utiliza un panel transparente para que se abriese.

- ¡N-Nos bloquearon! – grito el hombre en el panel.

- ¡V-Viene! – todos alzaron las armas ante el ser y comenzaron a disparar con todo lo que tenían.

Pero no se detenía.

No paraba…

Eso…

No…

Moría…

OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

Detrás de la puerta, había un grupo de soldados, todos temblando ya que era de los pocos que pudieron salir de la zona muerta.

Tanto científicos como soldados, asustados, exclamaron que abriesen las puertas de las salidas para que pudiesen escapar, para escapar de…

Eso.

Un soldado, viendo la puerta de metal, era el único que se mostarba calmado. Estaba encima de un camión con un rifle especial.

Rifle anti-materia.

La puerta, como si nada, tuvo una abolladura de un tamaño muy familiar.

Era humana.

Una tras otra ocurría lo mismo.

Cada abolladura mostraba a los soldados que estaban atrapados detrás de esa puerta.

Horror.

Dolor.

Era lo que tenían esas caras, caras familiares para muchos de ellos.

Muertos.

En el centro de la puerta, la única que no tiene abolladura humana, se golpeó creando una gran abolladura.

Tirando la puerta.

Todos, hasta los soldados que no estaban dentro, temblaron ante lo que veía, ya que tal hazaña era imposible.

Nada ni nadie podía tumbar esa puerta, pero lo consiguió…

Eso avanzaba hacia la salida, viendo a todas las personas al frente de él.

- ¡Muere, fenómeno! – grito el que tenía el rifle anti-materia. Tenía órdenes de capturarlo con vida, pero ya le importaba un carrizo ante esa misión que, como todos sabían…

Eso sería imposible capturarlo con vida.

Disparo su arma, tenía la suficiente potencia de fuego para penetrar cinco tanques y aun así seguir avanzando.

Ningún ser vivo podía salir con vida con está arma poderosa como única, solamente había una y él lo tenía.

Ni siquiera esos seres impotentes, aunque no los mataría, si podía dejarle un daño muy importante…

Eso no lo detuvo.

Él alzo su mano y detuvo la bala.

El que disparo miro aterrorizado lo que veía, ni siquiera esa cosa podía detener esa bala ni siquiera disminuir su poder…

Eso lo detuvo como si fuese una mera pelota de béisbol.

Con un movimiento de muñeca, la bala regreso donde había disparado, destruyendo el arma.

Y partiendo en dos a su dueño.

Todos las personas, viendo su única esperanza de vida, morir sin gracia, corrieron hacia cualquier salida de este ser…

Eso no le importaba…

Eso no dejaba un solo ser vivo humano a su paso…

Eso no lo podían detener…

Eso no paraba.

Camino hacia una luz potente, donde estaba la salida, dejando detrás de él un mar de cuerpos y sangre.

Él podía escuchar, un piso debajo de él voces, pero no eran humanas.

Alzo su vista y vio algo saliendo de una especie de pequeña ventana.

Él lo iba a seguir, pero varias explosiones lo hicieron girar, viendo como un muro de fuego de gran tamaño se aproximaba hacia él.

La auto-destrucción de la base entera.

El ser fue envuelto por el fuego y una gran explosión retumbo el suelo afuera de sus instalaciones.

Eso…

Murió.