Mabel cruzo los brazos mientras se recargaba en el marco de la puerta.
-Vaya, vaya, vaya, miren quien está cocinando a estas horas – repuso con una voz algo forzada, intentando en vano hacer el asentó de su padre.
- Mabel – replico su gemelo intentando no soltar el recipiente que sostenía en esos momentos el cual por algunos segundos estuvo a punto de rodar en el piso.
Una ligera risa se escuchó dentro de la cocina, mientras el chico dejaba el recipiente en su lugar y miraba seriamente a su hermana - ¿Qué haces levantada a esta hora? – pregunto mientras continuaba fundiendo el chocolate junto a la mantequilla en baño María, intentando hacer el relleno de su pastel de chocolate.
-Pastel – murmuro la chica acercándose a su gemelo – de chocolate, eh – dijo con una mirada inquisidora, mientras sutilmente barría con la mirada, la barra de la cocina en búsqueda de algún indicio extra.
-Así es – enfatizó el chico mientras dejaba enfriar el relleno un momento – es para una amiga – dijo mientras revisaba el pastel sin relleno que había sacado hace algunos minutos del horno.
- Ahh – exclamo la chica, incomoda en la silla – Coraline – repuso intentando no denotar su sentimiento de envidia que empezaba a florecer dentro de su interior – o Beverly – musitó mientras involuntariamente mordisqueaba un poco de su cabello, entre sus labios.
- Es para Emily – repuso el chico con una ligera sonrisa – sabes que le encanta el chocolate, y bueno – se sonrojo el chico levemente – le debo un regalo desde que me dio ese libro sobre dragones – continuo el chico, mientras servía dos vasos de leche, y miraba el reloj de pared en forma de gato, las nueve y diez de la mañana de un domingo, incluso para madrugar no era un buen día.
- ¿Leche? – pregunto la chica mirando ambos vasos frente a ella.
- Con galletas – musito el chico con una ligera sonrisa.
El silencio era algo extraño, ambos comían envuelto en él, pero no era incomodo era como en esas ocasiones en el verano de Gravity Falls, un silencio de complicidad - ¿Y te gusta Emily? – pregunto la chica desinteresadamente.
- Bueno es muy especial para mi – respondió el chico mientras comía una de las galletas de vainilla que su madre había hecho hacia unos días.
- Ah – suspiro la chica intentando no preguntar demasiado – ojala tú le gustes – repuso intentando sonreír.
-¿Sucede algo? – pregunto Dipper dejando el vaso a medio camino de sus labios, Mabel actuaba extraño, en otras circunstancias ya lo hubiera bombardeado con mil y un preguntas respecto a sus sentimientos, esa sequia de emociones le estaban preocupando.
- No descuida – repuso la chica poniéndose de pie con un ágil salto – por cierto el chocolate – exclamo mientras hundía un dedo en el – se enfrió demasiado – comento mientras le guiñaba un ojo – buena suerte para la próxima Dippisauce - .
- Rayos no – grito el chico mientras prendía de nueva cuenta la estufa, ah ese paso le tomaría otra media hora terminar el pastel, el cual tendría que recalentar un poco para que no se secara demasiado antes de rellenarlo.
Mabel se dejó caer sobre su cama y se quedó ahí durante un largo tiempo, escuchando el ruido lejano que provenía desde la cocina, imaginando la batalla de su hermano contra el relleno de chocolate y el trabajo que le quedaba de lavar los trastes después de terminar su obra, quizás le ayudaría con eso un poco más tarde, ahora tenía otros problemas, como que era ese ligero golpeteo que su corazón había dado cuando observo a su gemelo, en la cocina, era su imaginación o se veía sexy
- No hay ningún problema – susurro para sí mordiéndose de nueva cuenta el cabello, intentando convencerse a si misma que no existía ningún problema en lo absoluto.
