A la estudiante de primer año, Yang Xiao Long, se le daban mejor los deportes que las matemáticas, razón por la que aquella tarde decidió pasar por la librería a estudiar, habían un par de libros que su compañera de clase y mejor amiga, Blake Belladona, le había recomendado y que valía la pena probar, aunque realmente no le hacía gracia pasar la tarde de un jueves en la librería en vez de salir con amigos. Suspiro rendida mientras pasaba al siguiente estante, donde esperaba encontrar los dichosos libros.
- ¿Qué estás buscando? –Le pregunto una voz desconocida.
Yang se giró rápido por la sorpresa y se encontró con la curiosa mirada azul de una peliblanca de tez pálida, era hermosa sin duda. Sin darse cuenta, y por fijarse en los rasgos particulares de la chica, Yang tardo un poco en responderle- Matemática de refuerzo I y II
- No los encontraras aquí, genio, los libros de matemática están en la siguiente sección; no vienes seguido por aquí ¿verdad? –En ese preciso instante, Yang descarto por completo la posibilidad de haber conocido a una compañera de estudios, pero ¿Cuál era el problema de la peliblanca? Menuda actitud.
- Gracias –Dijo llana y pesadamente antes de dirigirse a la sección indicada.
Se quedó un par de horas repasando temas y resolviendo problemas, después de las cuales no tenía paciencia ni ganas de continuar. Observo el reloj, por esta hora Ruby suele regresar de su clase extracurricular de cocina, a la chica le fascinaban los postres y que beneficiara sus estudios era un gran bono. No pudo evitar sonreír, había en verdad pocas cosas que a su hermanita le gustaran más que hacer galletas, en especial si era libre de usar la receta de su madre. Luego de estudiar un par de horas tomo sus cosas, regreso los libros a los estantes y agarro camino.
Su hermanita estaba saliendo del aula para cuando estuvo cerca, desde su posición parecía que ella estaba teniendo una conversación animada con Nora y Ren, lo cual la alegro ya que Ruby no era precisamente la persona más sociable que pudieras conocer.
- ¡Hey, Ruby! –La llamó a lo lejos, saludando con la mano mientras se acercaba al grupo. Ruby se sorprendió y alegro de verla, inmediatamente se despidió de Nora y Ren para ir con su hermana, al despedirse y tomar camino rápidamente, se topó con una chica que venía de una intersección.
- ¿Qué crees que estás haciendo? –Exclamó la ya conocida chica de cabello blanco.
- ¡Lo siento! No te había visto
- ¿Qué lo sientes? Traigo un experimento de química, ¿tienes idea del daño que pudiste causar? –Le preguntaba mientras recogía los tubos de ensayo que yacían en el suelo, Ruby tomo un par en su apuro por ayudarla cuando Yang se hizo presente.
- Fue un descuido, no volverá a pasar –dijo en el lugar de su hermanita mientras metía los demás instrumentos dentro del maletín de la peliblanca, manteniendo una mirada seria para evitar que se quejara más.
La chica de ojos azules la reconoció en seguida, quiso inmediatamente responderle a la Rubia pero en su lugar decidió fruncir el ceño, tomar sus cosas y decir- Eso espero, porque gracias a ella ahora tendré que comenzar de nuevo –luego se levantó y retomó su camino.
Ruby no quería quedar mal con la peliblanca así que ofreció su ayuda, pero la chica rechazo su oferta inmediatamente.
Al día siguiente hablo con Blake sobre lo ocurrido, aun no podía creer que alguien pudiera ser tan agresivo con personas que no conocía de nada.
- Así que conociste a Weiss Schnee –dijo divertida la chica de cabello negro.
- Con que ese es su nombre, es una pesada –se cruzó de brazos- jamás conocí a alguien que pudiera ser tan rudo con Ruby.
- Es la hija de un gran empresario, dicen que siempre esta alterada por la presión de estar obligada a tener notas perfectas en cada materia, siempre se la ve apresurada con notas y tareas.
Tal parece que ese era el motivo de su amargura y mala actitud, cualquiera que deba encargarse de más asuntos de los que puede manejar tiende a ser más difícil de tratar, pensó que el caso de esta chica podría ser muy similar. Si acaso la volviera a ver, le concedería el beneficio de la duda, ya que después de todo las primeras impresiones no tenían por qué ser tan definitivas, ella misma ha sido víctima de esos tratos.
- Ya me siento amargada solo de imaginarlo, ha de ser complicado estar en su lugar.
- Ni tanto, conociéndote, ya habrías sido desheredada –se burló Blake.
- Hey, yo puedo ser aplicada cuando quiero.
- Y… solo quieres cuando estas en peligro de reprobar la materia –sonrió victoriosa.
- Je, no puedo discutir contigo. Yo prefiero un estilo de vida más relajado y espontaneo, sin planes ni complicaciones innecesarias.
- ¿Sigue en pie la película de este fin de semana?
- Seguro, Ruby invito a Ren y Nora también, dijo que encontraron una película de terror tan buena que podría darnos pesadillas.
- Eso ya lo veremos.
Ya era costumbre salir con amigos los sábados, en el grupo siempre estarían las dos hermanas y Blake, aunque a veces las acompañaban Sun, Penny, Jaune, Pirrha, Nora y Ren; sin embargo, rara vez estaban todos juntos.
…
El lunes llego tan repentinamente que tomo a todos por sorpresa, en especial a una Yang muy somnolienta, quien, a pesar del cansancio, jamás admitiría que la película en verdad le había causado un par de pesadillas, en consecuencia no pudo dormir bien esa noche de sábado ni tampoco el domingo. El día de clases se sentía más largo de lo usual, tanto que decidió usar la hora del receso para recargar baterías, se dirigió al salón del coro, sabía que los chicos de la banda estudiantil no estarían ocupando el salón así que podría escabullirse para tomar una siesta allí.
Solo una siesta, escuchara la campana que indica el fin del receso en tan solo un parpadeo. Acomodo un par de cojines debajo del escritorio del profesor y se acurruco allí, seria extremadamente improbable que la encontraran. Cayó dormida casi inmediatamente.
Su mente la transporto a un mundo similar al de la película que le había negado varias horas de sueño: un mundo oscuro y sin esperanza en que las personas se ven obligadas a luchar contra monstruos mitológicos oscuros, junto con varias otras criaturas que parecían haber sido creadas con el único propósito de borrar a la humanidad del plano existencial. Un reinado entero había caído ante ella, quien era uno de los guerreros en los que recargaba la esperanza de la humanidad; había sido seriamente herida en su último encuentro con lo que solo podía ser descrito como un dragón y a su alrededor veía a sus camaradas caídos, incluso su pequeña hermana se encontraba fuera de combate y con lo que le quedaba de fuerza le rogaba a Yang que no lo enfrentara. Yang miro a la bestia de frente mientras este le rugió con todo el poderío de sus inmensos pulmones. Es entonces que escucha la voz de lo que solo podría ser descrito como un ángel, el cielo comienza a iluminarse y escucha como llegan los refuerzos en forma de helicópteros, los cuales no perdieron su tiempo y dispararon a discreción, provocando que el dragón cayera al suelo con más agujeros que un queso.
La voz parecía más cercana, más cercana a cada segundo, Yang veía en todas direcciones pero no la encontraba, era como un eco, algo que resuena en un espacio cerrado y magnifica sus notas. Fue entonces que pudo sentir como el mundo a su alrededor era consumido por la luz y se desvanecía como un espejismo.
Despertó.
Su primer instinto fue ver la hora en su teléfono, apenas había dormido poco más de 6 minutos. Luego sus oídos captaron las notas de la familiar voz que continuaban con la canción luego del corto silencio, era la misma chica, la que poseía esa voz de ensueños. Yang salió de debajo del escritorio lenta y cuidadosamente, con miedo de producir algún ruido que interrumpiera a la cantante. Cuando por fin asomo su cabeza sobre el escritorio se sorprendió de sobremanera, la chica que estaba cantando no era otra que la misma con quien se encontró en la biblioteca y que se tropezó con Ruby.
Su canción hablaba de soledad, obligaciones atadas a la herencia de sangre, temor a ser una deshonra y también hablaba de desaprobación, pero hablaba de soledad más que de cualquier otra cosa. La chica estaba de espaldas a Yang, tocando un teclado eléctrico de lado a la ventana, a través de la cual se podía ver a los demás estudiantes pasando un buen rato con amigos. La escena era demasiado triste para Yang, quien luego noto que había algo sobre el teclado que tocaba la chica: un pequeño pastelito que tenía escrito "Lo siento", sonrió al pensar que era algo que seguramente había hecho Ruby.
Ahora que la heredera estaba relajada, Yang pudo apreciar a la persona que es realmente, en este espacio que la chica creía propio y solitario no tenía razones para no ser ella misma. Esta versión de Weiss era infinitamente mejor que la chica a la que conoció en la librería, y ya de paso ¿Por qué no admitirlo? Su complejidad le daba curiosidad, era como un libro de misterio que se comienza a leer, tan solo quería llegar a un mejor entendimiento.
No supo que hacer, podía esconderse debajo del escritorio y quedarse a escuchar más de la chica, también podía intentar cruzar el aula hasta la salida, o también podía intentar hablar con ella aunque solo fuera para decirle lo bien que canta. Optó por salir discretamente, lo cual no debería ser difícil porque la chica esta absorta en su canción y su sonido como el del teclado llenaba el aula, no había forma de que pudiera escucharla salir.
Se encontraba bajo el marco de la puerta cuando se giró para verla una última vez, fue entonces que pudo apreciar las líneas de su perfil y como una repentina briza ondulaba su pelo ligeramente. A Weiss no le hizo mucha gracia que el viento la distrajera y pensó en levantarse para cerrar la ventana, solo cuando despego su vista de las teclas pudo regresar a la realidad y notar la presencia de Yang, quien se congelo en seguida.
- Yo, eh… Tienes mucho talento para la música y el canto –dijo Yang, como si se le hubiera preguntado que hacia allí.
- ¿Cuánto tiempo llevas allí? –Se le olvido decir "gracias" porque era fácil para ella ignorar los elogios, había recibido montones de estos a lo largo de su vida y la mayoría le parecían vacíos e innecesarios. Sin embargo, algo llamo su atención, y era que de todas las personas en la academia, jamás hubiera supuesto que la rubia tendría interés suficiente en la música como para quedarse a escucharla.
- No mucho realmente, solo pude escuchar parte de lo último que cantaste… ¿es algo que tu compusiste? – Le pregunto Yang con curiosidad, tenía el presentimiento de que podría ser una composición original pero quería estar segura. La chica de cabellos blancos procuro que no se notara lo incomoda que esto la ponía, la última canción que toco fue bastante personal y ahora solo podía preguntarse qué tanto de la letra había escuchado la rubia y que haría con esa información.
- Así es. –Le respondió llanamente, con un dejo de orgullo.
Yang desvió la mirada mientras pensaba en algo, la peliblanca la miro con curiosidad mientras que Yang sonreía, a ella misma le parecía una locura lo que estaba por proponerle a la peliblanca, pero sintió que era algo que quería intentar- ¿Sabes? Yo estuve en una banda de rock una vez, no duró mucho pero creo que aún recuerdo como tocar la guitarra, ¿te importaría si tocamos juntas una canción?
- ¿Qué?, ¿tu tocas la guitarra? –Sus ojos azules miraban a la rubia con mucho escepticismo. Yang no pudo evitar reírse.
- ¡Pues claro! Déjame mostrarte.
No perdió el tiempo, Weiss observo incrédula como Yang fue directo a tomar la primera guitarra acústica que vio, reviso que estuviera afinada, tomo una silla que luego acomodaría al lado del teclado y se sentó mostrando una de sus mejores sonrisas. Curiosidad volvió a ser expuesta en la mirada de aquellos ojos azules antes de que su dueña dijera:
- Bien, ¿Qué canciones conoces?
Yang menciono varias canciones hasta que encontraron una que ambas supieran. La canción dio comienzo con las notas de la guitarra, a las que se unieron las notas del piano y finalmente… la melodiosa y clara voz de Weiss, entonando cada nota a la perfección, sobrepasando la presencia de los instrumentos en el aula, llenando la habitación con su sonido. Yang tuvo que hacer un gran esfuerzo para recordar tocar la guitarra, pues se le hacía muy difícil mantener su concentración en el instrumento que tocaba en vez de dirigirla completa a la cantante de cabello blanco.
Así pasaron 4 minutos en los que el mundo se desvaneció completamente de la existencia, en los que solo existió ese momento atrapado, aislado del tiempo y que se convertiría en uno de esos recuerdos eternos, como la captura de una foto o la grabación de un video. Era algo especial que solo existía por y para ellas únicamente, el resto del mundo jamás podrá experimentar este momento, jamás podrá acudir a él en recuerdos; no, pues este maravilloso momento de ensueños les pertenecía a ellas solamente.
Al terminar la canción, Weiss dejo pasar un segundo para soltar parte del aire que le quedaba y cerrar sus ojos en un prolongado parpadeo, estaba satisfecha con su interpretación y la de Yang. Preguntándose porque la rubia no había dicho nada ya, se giró para verla y la expresión de la chica casi hace que se le escape una sonrisa: estaba estupefacta, sus ojos la veían como si de una pintura se tratara y su boca estaba ligeramente abierta, como preparándose para decir algo aunque aún no encontraba las palabras.
- Por cierto –Hablo Weiss primero, sacando a la rubia de su asombro- ¿Cuál es tu nombre?
- … Yang Xiao Long, soy hermana mayor de Ruby Rose, la chica que te preparo el pastel –Mencionó, señalando al postre que seguía sobre el teclado. Para ella había quedado claro que Ruby lo había hecho porque siempre pone una galleta con chispas de chocolate a un lado, que era algo así como una firma, además era la receta en la que había estado trabajando por semanas.- Es un gusto conocerte Weiss Schnee.
- Igualmente… espera ¿La chica con la que me tropecé el otro día es tu hermana? Pero no se parecen en nada
Yang soltó una carcajada antes de responderle. Era cierto que todo el mundo tiene esa impresión- somos medio-hermanas, nuestro padre es el mismo aunque tenemos madres diferentes.
- Ya veo, ella parece muy dulce.
- Es por todo lo dulce que come, me sorprende que no engorde.
Conversaron un rato, compartieron un par de cosas que les había pasado aunque en general no hablaron de nada en particular, la conversación las llevo de un tema a otro hasta que Weiss le ofreció la mitad del pastel a Yang, y lo comieron juntas antes de que se acabara el receso.
Ambas se despidieron cuando sonó la campana del fin del receso y fueron cada quien a sus clases.
Yang tomo asiento junto a Blake como de costumbre y dejó escapar un suspiro, su encuentro con Weiss la había renovado y le había traído una paz que no sabía de razones. La canción que tocaron juntas aún seguía en su mente, decidió entonces que quería volver a hablar con ella, quería que volvieran a tocar una canción juntas y quería saber más de ella.
- Alguien está enamorada –bromeó Blake, quien la había observado con curiosidad. Yang sonrió, su amiga de ojos amarillos la conocía muy bien, por supuesto que notaria si esta pensativa, más porque Yang es como un libro abierto, siempre expresara lo que piense y sienta; muy contrario al misterio que son Blake… o Weiss.
- Ja, ja. No, pero creo que hice una amiga.
- Oh, así que también juegas para ese equipo.
- Quien sabe, aunque nadie podrá negar que tienen buenos jugadores –le respondió con humor.
El profesor Oobleck entro en ese momento para dar su clase de historia, su hiperactividad contrastaba mucho con las ganas de dormir que causaban la materia que imparte.
…
No hubo encuentro con criaturas oscuras esa noche, pero tampoco soñó con el ángel que la había salvado de aquella pesadilla, solo tuvo un sueño apacible muy simple.
Se levantó con ánimos esa mañana, más de lo usual. Generalmente se despertaba con la segunda alarma pero hoy tenía un motivo más para querer ir a la academia.
Ruby noto como su hermana parecía tener prisa por ir a clases pero supuso que solo lo imaginaba, no la había visto tan animada desde… antes de que se mudaran a Vale. A su hermana mayor le gustaba causar problemas, era naturalmente fácil para ella ser el centro de atención, aun recordaba la noche en que provocó una pelea en un bar y salió de todo ello como si no fuera gran cosa, tan solo esa noche había noqueado como 30 tipos. Sin embargo, ella cambio progresivamente desde que se mudaron, Blake y sus nuevos amigos tuvieron mucha influencia en ella.
La profesora Goodwitch asignaba a Yang y Blake juntas cada vez que tenía la oportunidad, sabía que la tranquilidad de Blake le sentaría bien a Yang y que el lado extrovertido de Yang haría de Blake una persona más abierta. Ruby recuerda esto porque un día Glynda le pidió que hablara sobre el pasado de Yang, sabía que era una chica con mucho potencial pero que va por la vida sin pensar en las consecuencias; ese día, Ruby le explico que Yang es mucho más que una rebelde sin causa, ella es una chica apasionada, con prioridades y un objetivo muy claro, tan solo ocurre que le gustan las emociones fuertes, pero por eso mismo quiere ser corredora de motocicletas y está trabajando duro para comprarse una moto deportiva.
Si, Blake y Yang se habían influenciado positivamente, ¡Yang incluso comenzó a usar palabras más sofisticadas! Pero, la sonrisa que veía ahora en su hermana era diferente, y aunque no supiera porque, tenía la impresión de que se debía a otro cambio positivo, puede que incluso se deba a alguien nuevo.
Llegaron a sus clases un par de minutos antes de lo usual, Blake ya estaba en el salón leyendo un libro para cuando Yang llego, tuvieron una conversación corta y cotidiana antes de que el profesor llegara. Cada cierto tiempo, Yang observaba el reloj de la clase, esperando con impaciencia la hora del receso. No sabía si volvería a encontrar a Weiss en el salón del coro pero quería pasar por allí si era posible, si tenía suerte podía encontrarse con ella y charlar como ayer.
La hora del receso llego, Blake pensó en pasar el rato con Yang pero tal parecía que ella tenía algo que hacer, así que no le dijo nada y dejo que se fuera. No pudo evitar sonreír, la conocía muy bien, sabía que algo o alguien habían llamado su atención.
Se supone que los alumnos no deben quedarse en los salones en la hora del receso, pero Yang logro escabullirse nuevamente hasta el aula del coro, la cual estaba vacía, como ayer. Se puso a gusto en una de las sillas y comió su almuerzo, después de terminar se puso a tocar la guitarra para desempolvar sus habilidades, luego de eso ya había pasado media hora. Suspiro, era posible que Weiss no llegara. Se preguntó si era posible que ella quisiera evitarla o si estaría haciendo otra cosa, aunque ahora que lo pensaba, no había nada que le asegurara que la encontraría aquí. Salió del salón para encontrarse con su hermanita y Blake.
Esa tarde, al salir de clases, se preguntó si sería buena idea volver a ir al salón del coro al día siguiente. Justo estaba por decidir que tal vez no valdría el esfuerzo cuando Ruby menciona a Weiss, dijo que ella la busco para agradecer el pastel y disculparse por su actitud. Yang tomo la oportunidad para preguntar sobre ella, pero era casi nada lo que su hermanita sabia de la chica.
Volvió a buscarla el día siguiente a la hora del receso como la última vez, y al igual que el día anterior: el aula estaba vacía. Se sentó cerca del teclado eléctrico y miro a través de la ventana, pensativa, preguntándose si volvería a verla pronto. Sabía que estaban cursando el mismo grado pero estaban en secciones diferentes, también sabía que Weiss hacia muchas actividades extracurriculares y que el tiempo siempre le escaseaba, así que ¿pudiera ser que encontrarla en esta aula fuera una casualidad que no volvería a repetirse?
Escuchó el sonido de unos pasos haciendo eco en el pasillo, se escondió detrás del escritorio en caso de que fuera un maestro ya que no tenía permiso para estar allí. Escuchó como alguien abría la puerta del salón, parecía tener prisa pues sus pasos eran rápidos y pisaba con furor; quien fuera esta persona no tenía la intención de ser discreto. Pudo escuchar cómo se movía una silla, después se reacomodo la silla, lo siguiente fue el sonido de una mochila que se deja caer al suelo y luego sea quien fuere este individuo se sentó… para dar rienda suelta a un sollozo.
Con un poco de temor, Yang asomó su cabeza por encima del escritorio.
Lo que vería le quitaría el aliento por un instante: era Weiss, llorando por quien sabe que motivo. Dudó en levantarse, aunque sabía perfectamente que no podía ignorar algo como esto y que la chica notaria su presencia sin importar lo que intentara. Aun así, no creía ser la persona más apropiada para ayudarla y también estaba segura de que era posiblemente la última persona con la que Weiss hablaría. Después de perder un par de segundos tomando una decisión, se levantó y avanzó cautelosamente, se acercó a la chica de cabellos blancos. Mientras pensaba cual sería la mejor manera de llamar su atención sin asustarla, sus propios pasos la delataron.
Weiss alzo la vista como si esperara ver a alguien diferente de Yang, y por su mirada clemente se podía adivinar que ella temía que alguien la hubiera seguido, encontrado, y llegara con malas intenciones. Yang se detuvo en seco, observando una marca roja bajo el ojo izquierdo de la heredera.
- ¿Qué te paso?, ¿Quién te hizo eso? –Pregunto la rubia, con evidente cólera. Weiss dejo salir un suspiro mientras consideraba lo que diría, ya que no quería hablar de esto, pero podía ver genuina preocupación en esos ojos lila. ¿Era tan siquiera posible? Muchos encuentros que parecían genuinos resultaron haber sido calculados con mucha antelación, amistades demasiado buenas siempre terminaban en el momento que comprendían que Weiss no los ayudaría económica ni políticamente.
- No es nada de lo que debas preocuparte –respondió finalmente, borrando el rastro de sus lágrimas con el dorso de su mano. No podía entender que alguien pudiera preocuparse genuinamente de un desconocido, Yang parecía ser una chica muy directa y honesta, pero la vida le ha enseñado a desconfiar, la rubia no recibiría un trato diferente al de los que muestran falsa amistad. Decidió cambiar el tema- ¿Qué haces aquí? No creo que tengas permiso para estar en este salón a esta hora.
- Yo, eh… ¡Eso no importa! –Dijo en seguida, mientras pensaba como cambiar la situación. Tenía la impresión de que un corte como ese debió ser ocasionado a propósito, quizás por un brabucón, y si ese era el caso, entonces le mostraría al responsable lo bien que se le dan las artes marciales.
- Claro –dijo llanamente, volviendo a lo que dijo anteriormente- el maestro me deja estar aquí para ensayar, me conoce desde primaria y me confía el aula. Pero tu ¿has venido a verme?, ¿Qué es lo que quieres de mí? Porque si esperas engañarme con falsa amistad y usarme como plataforma para llegar a mi padre…
- ¡No es eso! –Le ofendía que pudiera pensar semejante cosa, podía entender porque pensaría así de cualquiera, pero no aceptaba que pensara así de ella- ¡No me importa quién sea tu padre! Solo quiero saber quién te ha hecho esa marca para presentarle al karma –declaró chocando sus puños- puede que apenas te conozca, pero no puedes pedirme que ignore algo como esto, déjame ayudarte por favor.
Weiss la veía como quien quiere creer en las buenas intenciones de un político: la experiencia le decía que no debía creerle, pero… quería darle una oportunidad. Suspiró.
- ¿Recuerdas el experimento de química?
- Si, ¿Qué con eso?
- Tuve que volver a empezar, con los químicos e instrumentos que me quedaron –pauso un momento, Yang no parecía comprender como eso la traería llorando a este lugar. Entonces aclaro su voz para no tener que repetirse- me dieron una nota de 7/10, mi madre estaba ebria esta mañana que vio la calificación. –Volvió a guardar silencio, observo a la rubia, podía ver como apretaba los puños y la mandíbula, era obvio que para ella algo como esto no tenía sentido, pero las notas perfectas lo eran todo para los jóvenes Schnee.
- Lo siento… -fue lo único que pudo decirle cuando determino que no había nada que pudiera hacer.
Weiss se puso de pie, se dio cuenta de cómo Yang quería protegerla de la misma forma que había defendido a su hermana menor, o… ¿era tan solo una buena actriz? Aun no podía decidirlo, para ello primero necesitaba saber una cosa, así que pregunto viéndola directamente a los ojos- Si no te interesa mi familia, entonces ¿Por qué viniste aquí?
Yang se volvió una estatua por un segundo, se encogió de hombros mientras pensaba que decir, no quería hacerle saber que había venido con la intención de volver a encontrarse con ella, pero también sabía que no podría engañarla. Venir aquí era la rutina de Weiss pero definitivamente no era la rutina de Yang y tampoco tenía motivos académicos que la requirieran aquí… a la hora del receso. Suspiro, relajando sus hombros y optando por decir la verdad.
- Quería verte otra vez y pensé que tal vez te encontraría aquí… veras… sé que no lo parece pero me fascina la música y… la pase muy bien contigo.
Los ojos azules de la heredera la examinaron con severidad. Yang sostuvo su aliento por un segundo antes de relajarse; comprendió que alguien en su posición estuviera a la defensiva, ya que solo habían tenido un encuentro por casualidad y ahora la buscaba, era racional que sospechara de sus motivos, seguramente muchos han encontrado excusas mejores para intentar ganarse su amistad. Finalmente los gestos de Weiss se suavizaron y un descuido casi permite que se le escape una sonrisa, una similar a la que Yang mostro cuando comprendió que Weiss le creía.
- Y es cierto que se te da bien la guitarra. –Pronuncio con un dejo de tristeza. Un elogio, algo que Weiss obsequiaba rara vez, Yang quería alegrarse pero… era evidente que la chica procuraba no volver al tema inicial, no quería revelar más sobre su madre y el pequeño corte bajo su ojo izquierdo. Parecía que quería confiar en Yang pero también procuraba ser precavida respecto a las cosas que no conviene revelar a cualquiera.
Sin embargo, Yang había llegado con una pregunta, y no podía ignorarlo.
- Si quieres que me olvide del corte, estás perdiendo el tiempo. No lo ignorare, pero entiendo que no quieras contarme lo que paso. Tan solo… -Aquí pausó, reflexionando brevemente lo que diría- cuando menos deberías ir a la enfermería para que te lo revisen, podría infectarse o dejar cicatriz
- Eso ya lo hice –expreso con pesadez- ¿Cuántas veces debo decir que no merece la pena preocuparse por esto? –Estaba molesta.
Estaba claro que las buenas intenciones de Yang no serían bien recibidas. Los ojos lila comenzaban a observar con mucha intriga a la peliblanca, estaba claro que tenía una personalidad que fácilmente se ganaría el desprecio de muchos… pero ya antes había visto su lado amable, así que supuso que su mala actitud se debía a lo que fuere que no podía contarle, y también a su insistencia. Puede que Yang la presionara mucho y de esa forma estropeara la frágil amistad que nacía entre ambas.
- … Por supuesto. Yo… disculpa que fuera tan necia, ya no te molestare.
Yang frunció el ceño y aparto la mirada, estaba molesta consigo misma, tomo sus cosas y se marchó en el acto, sintiendo que fracaso completamente y que quizás ya podría irse despidiendo de aquella misteriosa chica.
Weiss observo como Yang salió por la puerta y en ese preciso instante temió haber cometido un error. Para ella, estaba claro que cualquiera que solo buscara ganarse su favor con falsa amistad jamás hubiera mostrado molestia como la que mostro la rubia, pues ellos habrían desistido simplemente, ellos se habrían marchado al igual que la mayoría: como cobardes que huyen cuando descubren que sus maquinaciones no tendrán resultado. Pero Yang estaba molesta, eso era síntoma de alguien que se preocupa en verdad pero se le niega ayudar.
No se equivocó cuando determino que aquella pregunta le ayudaría a saber las intenciones reales de Yang, pero fallo al olvidar que también puede haber personas buenas y desinteresadas en esta vida, y por desgracia, era posible que accidentalmente arriesgara más de la cuenta.
Pero… los Schnee deben aparentar fortaleza en los momentos en los que se encuentran más dolidos. La mejor forma de evitar que te hagan más daño o exploten tus vulnerabilidades es volviéndose frio, tan frio como Atlas, tan insensible como la gente que allí vive, tan frio como el emblema de la familia, tan carente de color como sus propios cabellos, tan fuerte como una armadura sin caballero e igual de vacía. Tal era el precio, el coste de su propia existencia, por haber nacido "privilegiada"
Sabía lo que debía hacer, arreglar las cosas era tan simple como llamarla antes de que estuviera por siempre fuera de su alcance y disculparse, pero un par de cosas mantenían sus pies anclados al suelo y su boca sellada: orgullo e inseguridad. Orgullo porque nunca se había disculpado y cada una de sus palabras estaba justificadas, cumplían un propósito y sabía que Yang lo comprendía aunque no se lo dijera. Inseguridad, porque aunque creía en Yang, experiencias pasadas le susurraban que fuera precavida, ya que su corazón fue aplastado la última vez que creyó haber encontrado un amigo autentico.
Tanto pasaba por su mente mientras escuchaba como el eco de los pasos de Yang desaparecían que… no pudo hacer más que entristecerse cuando no fue capaz de ir tras ella. Se preguntaba si era muy pronto para arrepentirse de su inacción porque… aunque quería estar sola en este momento… también estaba harta de haber estado siempre sola.
Dirigió la mirada al suelo y luego, lentamente hacia el teclado eléctrico. Solo una cosa podría calmar su mente y eso era el sonido de las teclas, solo una cosa calmaría su corazón y eso era cantar. Se acercó al teclado con algo de tristeza, se sentó e inmediatamente recordó a su madre…
Esta mañana fue diferente a las mañanas de resaca más usuales, ya que esta vez su madre le había gritado como nunca antes, y de hecho la había marcado físicamente… algo que no había hecho antes porque le preocupaba la imagen que el público pudiera tener de su familia. Aun podía recordar como llego a pensar que su madre se quedaría sin voz, gritándole. Weiss esperaba que la herida sanara y fuera invisible, porque ya no necesitaba más cicatrices, suficiente tenía ya con las varias que residían en su corazón. Recordó una canción, de la época en la que su madre intento criarla. Era una canción de cuna con ritmo similar a la famosa canción de la estrellita, pero con letra diferente, está la escribió ella misma hace 12 años y fue lo único que su madre elogio.
Lleno sus pulmones de aire y lo sostuvo unos segundos antes de soltarlo en un largo suspiro, posiciono sus manos sobre las teclas y comenzó a tocar, luego lleno sus pulmones con aire una vez más y comenzó a cantar. Estaba herida, más de lo que había estado en muchos años. No había a donde escapar: ni recuerdos de tiempos mejores, tampoco ilusiones sobre posibles buenos momentos futuros, no. Lo único que poseía era este momento, en esta aula, con el sonido de este teclado combinado con su voz y toda la melancolía que dejaba expresar; estaba sola, igual que ayer, igual que antes de que se mudara a Vale, ¡Igual que siempre!
Con el paso de las notas, surgió en ella el deseo de llorar, intento contenerlo, tuvo que luchar para no dejar escapar las lágrimas… pero tanto esfuerzo no evito que se quebrara su voz. Dejo de cantar, estaba a muy poco de ceder ante el llanto.
Apago el teclado.
Apoyo su cabeza y brazos sobre el teclado, así quiso quedarse hasta que sonara el timbre. Se dejó absorber por la oscuridad en sus propios pensamientos.
Escucho algo que parecían ser pasos pero pensó que lo imaginaba, y lo ignoro hasta que sintió el cálido contacto de una mano que tímidamente se posaba sobre su hombro. Alzo su vista inmediatamente, se encontró con la preocupada mirada de Yang.
- Se me había olvidado el almuerzo –se excusó, adivinando que Weiss se preguntaba porque regreso. Luego, sin decir nada más, jalo una silla que estaba cerca y se sentó al lado para envolver a la heredera entre sus brazos.
Weiss no opuso resistencia, todas sus fuerzas aun peleaban contra el deseo de llorar que solo aumento ahora que Yang intentaba consolarla. Esto era lo que necesitaba: compasión, no palabras porque estas son engañosas, no acciones porque nada se podía hacer para cambiar las cosas. Tan solo silencio y un abrazo eran suficientes, nada podría tener el mismo efecto medicinal. Así, después de dudarlo por un momento, Weiss apretó a Yang entre sus brazos como si temiera caer en un abismo si no lo hacía; y Yang la apretó igual de fuerte, para que la sintiera, para que supiera que aquí y ahora ella no se encontraba sola.
…
A/N: ¿Qué les ha parecido este primer capítulo? Sé que ha sido muy largo, pero ya que será la primera vez que muchos se enteren de la existencia de Freezarburn (Yang x Weiss), pensé que no estaría de más unir lo que originalmente eran dos capítulos, ya que de esta forma tengo más espacio para mostrar porque no son una pareja tan descabellada… o ese era el plan…
Procurare subir un nuevo capítulo cada quincena aproximadamente. Toda opinión, critica, pregunta y/o comentario es bien recibido, ya sea a través de reviews o PM (mensaje privado).
Out with a Yang.
