En esta historia nadie es famoso…
Descargo responsabilidades, los personajes no me pertenecen, pero la historia si es mía.
-Lea es hora de levantarse – se escuchaba al otro lado de la puerta.
Una morena se comenzaba a estirar, era el primer día de su último año en colegio, estaba feliz, pero su felicidad era mas grande, porque después de dos meses iba a volver a su amiga Dianna, esta se había ido a San Francisco a pasar las vacaciones con su padre y desde entonces no la había visto, habían hablado por teléfono y Skype pero igual estaba ansiosa, de seguro Dianna había llegado anoche y lo mas probable es que la estuviera esperando en la cocina con sus padres, como eran vecinas, su amiga siempre hacia eso, les gustaba llegar juntas al colegio.
Rápidamente se paro de la cama, se metió al baño, se aseo, diez minutos después ya estaba lista, agarro su mochila, bajo rápidamente a la cocina y se encontró con sus padres
L: Buenos días papá – se acercó a su padre y le dio un beso – Buenos días mamá – hizo lo mismo con su madre - ¿Y Dianna? ¿No ha llegado? – miraba por la ventana, a la casa de alado, Edith y Mark se miraron.
Ed: No hija, no ha venido, creo que la vi salir temprano - Lea frunció el ceño, Dianna nunca hacia eso.
Ma: De seguro tenia algo que hacer – le dijo su padre, mientras leía el periódico.
L: Claro, seguro fue eso – intentaba convencerse.
Ed: Ya desayuna rápido, sabes como es el trafico aquí en la mañana – le ponía un plato de frutas sobre la mesa y la morena rápidamente se sentaba.
Lea salió rápidamente de su casa, no sin antes mirar a la casa de Dianna, quiso ir a preguntar por su amiga pero desistió, a lo mejor su padre tenia razón y tuvo algo que hacer. Se metió a su auto, arranco con dirección al colegio, prendió el estéreo y comenzó a cantar.
Take me to your best friend's house
Roll around this roundabout
Oh yeah
Take me to your best friend's house
I loved you then and I love you now
Oh yeah
Don't take me tongue tied
Don't wave no goodbye
Don't Break
Estaciono el auto, rápidamente se bajo, muchos estudiantes se cruzaban en su camino, pero ella hacia de todo para esquivarlo, como pudo entro al colegio, lo primero que hizo fue buscar con la mirada a Dianna pero no la vio, suspiro, se dirigió a su casillero, lo abrió y comenzó a meter algunas cosas que necesitaría durante el año, hasta que sintió como dos personas se pararon a su alrededor.
-Hola Lea – la saludo una de las personas, la morena giro su rostro para mirarla.
L: Hola Naya, Heather – las saludo, vio que eran sus otras amigas.
H: Hola Lee, te extrañe – prácticamente se le tiro encima a la morena.
L: Yo también te extrañe – como podía se separaba del abrazo
N: ¿Y Dianna? – al parecer tampoco la había visto.
L: No lo se, creí que ya estaría aquí – frunció su ceño un poco.
N: Pues no la hemos visto, por eso te estamos preguntando, como siempre andan pegadas como siamesas – la morena rodo los ojos.
L: Pues no la he visto, me dijo que anoche llegaría, pero esta mañana no se apareció por mi casa – cerraba su casillero.
N: De seguro se canso de ser tu amiga – la molesto.
H: ¡Naya!, no seas mala – le recrimino.
N: Ay, solo estaba bromeando – se cruzo de brazos.
L: Porque mejor no vamos a ver a que Club nos inscribimos, de seguro Di ha de estar por llegar – sugirió, las otras dos asintieron y se fueron.
…
L: El club de música parece interesante – las tres estaban paradas en el mural de las inscripciones.
H: El club de baile también, ¿Nos unimos Nay? – la miro emocionada.
N: suspiro – Esta bien - como no hacerlo cuando la rubia le daba esa mirada.
-Si – dijeron Lea y Heather al mismo tiempo.
L: Pondré el nombre de Di en el club de fotografía, de seguro le gustara – anoto el nombre de su amiga.
…
N: ¿Viste a Di? – caminaba junto a Lea en un cambio de clase.
L: No, ¿Y si le paso algo? – se estaba preocupando – No me coge ni el teléfono.
N: Pues a mi tampoco – también estaba extrañada.
-Hola preciosas – alguien la piropeo.
N: ¡Ay no puede ser!, la morsa marina, se escapo de parque marino, piérdete Cory - lo miro con asco.
C: No seas mala Naya, sé que les gusta que ande atrás de ustedes – sonreía con arrogancia – En especial tu Lea – miraba lascivamente a la morena.
L: Ni que tuviera tan mal gusto – le respondió.
N: Ya la escuchaste, ahora lárgate antes de que te convierta en tocino – lo amenazo, el muchacho volvió a sonreír y miro a la morena.
C: Se que vendrás a rogarme – termino de decir y se fue.
L: EN TUS SUEÑOS – le grito – Que tipo para más imbécil – miro a su amiga.
N: Si, la grasa que tiene en el cerebro, no lo deja pensar – se echo a reír contagiando a la morena.
…
Era la hora del almuerzo y todos de dirigían a la cafetería. Lea, Naya, Heather ya estaban en la cafetería, habían elegido lo que iban a comer y con bandeja en mano buscaba una mesa para sentarse.
H: ¿No han visto a Di? – esta vez era la rubia que preguntaba,
L: No – estaba algo triste.
N: Lo más probable, es que no le haya tocado ninguna clase en la mañana con nosotras – dijo insegura.
H: Pues creo, que ya no tendremos que buscarla – la rubia miraba una mesa que estaba unos metros mas allá, las otras dos no entendieron, así que se giraron y la vieron, vieron como la rubia sonreía junto a un muchacho rubio, que la tenia agarrada de la mano.
L: ¿Quién es ese tipo? – parecía ¿molesta?.
N: Pues si tú no lo sabes, menos yo, nunca lo había visto - seguía mirando confundida a la mesa, donde estaba la rubia.
H: Sera mejor que nos acerquemos.
L: Heather no… – intento pararla pero fue demasiado tarde.
N: ¿Vamos? – miro a la morena, esta suspiro y asintió.
H: Di… Di… - sonriente se acercaba a la mesa.
D: Heather – se paro rápidamente de la mesa y abrazo a la rubia.
H: Te extrañe – hablaba en medio de abrazo.
D: Y yo a ti – sonreía, se separo del abrazo, cuando vio que Lea y Naya se acercaban – Hola chicas – se acercaba, le daba un abrazo y un beso a cada uno.
N: Hola rubia.
L: Hola Di – la saludo fría, cosa que sorprendió a Dianna.
D: Siento si no te fui a buscar esta mañana – miraba a Lea – Pero el me paso a buscar – señalo al rubio, que enseguida se paro – Chicas les presento a Sebastian, mi novio – soltó, agarrando la mano del chico.
S: Hola chicas – las saludo, tanto Naya, Heather y Lea tenían sus ojos abiertos sus ojos como platos.
L: ¿Tu novio?.
D: Si Lee, mi novio – la miro directamente a los ojos, sabia que este momento iba a suceder - ¿Quieren sentarse con nosotros? – les pregunto algo dudosa.
L: Yo… yo tengo que ir al baño – dejaba la bandeja en la mesa y prácticamente salía corriendo.
S: ¿Le pasa algo? – preguntaba.
D: No seguro no se sintió bien, voy… voy a ver que pasa, ustedes quédense aquí – rápidamente salía en busca de la morena.
Lea entro al baño, se paro frente al espejo y las lágrimas empezaron a aparecer, no podía creer lo que estaba pasando, no podía creer lo que había escuchado, no podía creer que Dianna le estuviera haciendo esto.
D: Lee – entraba al baño e intentaba acercarse a la morena.
L: Vete Dianna – rápidamente se metía a uno de los cubículos y se encerraba.
D: Lee yo…
L: ¿Por qué no me lo dijistes? ¿Por qué me haces esto? – le recriminaba llorando mas.
D: Lo siento, no… no te lo dije porque no quiera que sufrieras mas – apoyaba en la puerta.
L: Y creíste que ocultándome no sufriría mas, ¿Cuándo pensabas decírmelo?.
D: Hoy, pero no había encontrado el momento.
L: Claro, por eso estuviste evitándome…
D: No fue así…
L: CLARO QUE LO FUE… - grito.
D: Lea yo te amo, pero no de la misma manera que tú me amas a mí, por esa razón decidí irme estas vacaciones a San Francisco, no podía soportar ver como sufrías, por mis rechazos, yo no soy lesbiana, nunca lo seré.
L: No sigas…
D: Cuando me dijistes que me amabas yo… yo no sabia que hacer, incluso te trate mal, sino fuera por Naya nunca hubiéramos arreglado nuestra amistad, lo sabes, yo solo quiero que me entiendas, estoy enamorada de Sebastian, él es un buen chico, lo conocí en San Francisco, nos gustamos y decidimos hacernos novios cuando él me dijo que estudiaría acá en New York, no te quiero perder Lea, eres mi mejor amiga, por favor sale – le pedía suplicante.
L: Vete Dianna – le pidió.
D: ¿Es tu ultima palabra? – pregunto con lagrimas en los ojos.
L: ¡Vete! – le pedía con todo el dolor de su alma.
D: Esta bien, si me necesitas búscame, sabes donde vivo – resignada salió del baño, la morena se sentó en el piso, se abrazó a sus piernas y comenzó a llorar desconsoladamente.
