Caminó por la ciudad, el frío no le afectaba. No lo sentía en realidad.

Para Mikey el dolor ya le era demasiado familiar, como un viejo y conocido amigo.


-Seria mejor si Mikey no estuviera molestando- dijo Raph

-A veces desearía que no fuera parte de la familia- dijo Donnie

-No seria mejor si el no fuese de la familia- se unió Leo


Había pasado horas. ¿Cuantas? Mikey no supo decirlo.

La noche ya reinaba en la ciudad y ni la luna ni las estrellas se notaban debido a las nubes. No sabía que era lo que iba a hacer, no tenia a donde ir.

Pero no le importaba.

¿De que serviría volver a un lugar donde nadie lo quería? ¿Donde era una carga? Decidió irse lejos, donde nadie lo molestara por ser quien era, pero había sido atacado por dos grupos del pie y estaba herido, de gravedad, y aun así continuo su camino hacia ningún lado con el solo deseo de desaparecer.

Se recostó en la fría pared del callejón al cual había bajado, estaba agotado y dolido. Tanto física como mentalmente no sabía donde iba o que esperaba pero sabía una cosa.

Tenia Miedo

Miedo de morir, miedo de que su familia lo odiase, de lo que le sucedería. Pero ¿Como podía mantener en pie a su familia cuando ni el mismo se sostenía? De inmediato supo la respuesta. Sonreír.

El sonreía aun cuando se sentía una porquería

El sonreía aun cuando sus hermanos los molestaban

El sonreía aun cuando su padre perdía la paciencia con él

Pero no era algo bueno. El nunca había dejado mostrar nada que no fuera una sonrisa falsa aún cuando ni él mismo podía.

Sintió como la pared fría en su nuca, toda la cabeza le latía, sentía la cabeza pesada y nublada, podía sentir la sangre fluyendo se sus heridas, formando un charco carmesí.

-Chicos siento ser una carga para el equipo. Se que ustedes no me extrañaran pero yo a ustedes si-susurro.

Sus ojos comenzaban a cerrarse. Su fuerza cada vez era menos, su respiración disminuía.

Su teléfono comenzó a sonar pero estaba demasiado débil como para contestar.

Los copos de nieve ya comenzaban a caer pero Mikey apenas los sentía contra su piel.

Ya no podía mantener los ojos abiertos, su visión ya era borrosa.

Antes de cerrar los ojos podría haber jurado ver una figura moviéndose entre las sombras.

Yendo hacia él