Otro fic… corto pero se me ocurrió…. ;)
No me maten, soy nueva en esto de los fics. Y si hay algún horroso error ortográfico traten de traducirme …
Primer y último beso
Mary se veía realmente hermosa en ese vestido que elegimos de hecho, entre los dos. Su cabello rubio siempre me ha parecido gracioso, y su maquillaje es perfecto. La recepción después de la iglesia resultó bastante buena pero creo que esa no es la palabra que debería definir mis emociones este día.
Sin embargo: bueno, es lo correcto. No ha sido perfecto. Ni maravilloso. Ni el mejor momento de mi vida. Solo bueno. Y sospecho que ahora que lo veo tocar su violín, mientras me doy cuenta que me he casado con Mary, por fin me atrevo a aceptar lo que me ocurre.
Me he casado con alguien equivocado. Y sin embargo no puedo decir "No"; ya he mentido, ya he dicho amarla, y no hay vuelta atrás.
Aferro entre mis dedos una copa de champán. Mis manos tiemblan, otra vez. Y mi respiración es entrecortada. Mary estrecha mi mano entre sus dedos, sonriéndome alegremente. Pero yo no despego mi mirada de aquellas manos que tocan magistralmente el violín, acariciando las cuerdas. Imagino que esas cuerdas podrían ser mis dedos, y el arpa rozada finamente por su aliento, mi boca.
Sherlock ¡Maldito Sherlock! Tus ojos se posan en mí, y mis manos tiemblan tanto que la copa de champan amenaza con caer bruscamente. Consigo sostenerla, al igual que tu mirada.
Muchos a mi alrededor creerán que estoy azorado por la magnífica canción, pero son tus bucles de ébano, tu piel de alabastro y tu mirada grisácea la que envían a mi corazón contra mis costillas una y otra vez cual pulsación desesperada, como un grito sordo que jamás escapará de mis labios.
Te amo. Y nunca pude decírtelo. Quería mantener mi propia mentira, llevar una vida normal, porque desde que volví de Afganistán he creído que mi única salvación seria tener una esposa, hijos, y un trabajo común y corriente como médico.
¡Qué mentira! Jamás seré común. Aunque no extraordinario como tú, Sherlock.
No sé si seré capaz de resistir esta mentira.
Solo ahora me doy cuenta que mi constante repetir de "no soy gay" ha sido un farsa. Y me pregunto que hubiera sido de ti y de mi si uno de los dos se hubiera atrevido a hacer algo, a decir lo que sentía, a mirar a los ojo del otro y compartir un beso atrevido, una caricia robada.
Sé que me amas, me lo dices con tu melodía, con tu semblante frío pero en el fondo destrozado por mi boda. Y estoy seguro de que yo te amo.
La fiesta continúa luego de que tú terminas de tocar. La música cambia y todos bailan alocadamente, beben, e incluso Lestrade pierde el control. Yo miro hacia la nada, imaginando que tú eres quién toma mi mano, no Mary. Pero no quiero herirla, ya es mi esposa, ya no hay forma de evitarlo.
El mundo se me cae cuando veo de reojo que colocas un sobre en el podio donde tocaste la melodía. Mi alma se rompe en pedazos al ver cómo te colocas el abrigo, y disimuladamente limpias una lágrima mientras miras a toda la fiesta, a todo ese mundo al cual nunca has pertenecido. Presiento que a veces el ser extraño, diferente, excluido, te afecta.
Sales. E impulsivamente salgo tras de ti. Me odio por dejar a Mary a mitad de una frase, pero no puedo permitir que te vayas.
Atravieso la puerta principal del lugar donde celebramos la recepción de la boda, y tú estás reajustando tu abrigo, dispuesto a marcharte.
El frío cala mis huesos, y soy incapaz de acercarme más a ti. Tú notas mi presencia; permaneces quieto. Te volteas, y una corriente eléctrica apacigua mi ansiedad, tus ojos chocan con los míos.
-Felicidades- dices con tus labios carnosos que tanto he deseado, me tomas por los hombros y sonríes amargamente.
-Eso creo…-musito, perdiéndome en tu mirada, en tu aroma dulce pero adictivo.
Sin previo aviso te inclinas sobre mi rostro, deslizando una de tus manos desde mi hombro hacia mi mejilla. Tus labios atrapan lo míos. Cierro los ojos y respondo al beso que prontamente se profundiza.
Cuando me falta el aire, cuando sentir tu aliento mesclado en el mío parece poder hacerme desfallecer y revivir de las cenizas, todo en un segundo; cuando mi corazón late emocionado…tú te apartas.
-Felicidades, John.- repites apretando mi hombro- mi John. Mi querido John- susurras a mi oído. Yo permanezco pasmado, deseoso de ti, y al mismo tiempo quebrado.
Dando media vuelta te alejas entre la oscuridad y que se entremezcla con las luces moradas de la recepción. Toco mis labios…No quiero olvidar ese beso nunca.
