Disclaimer: Invasor Zim no me pertenece el es propiedad de la autoría creativa del genio caricaturista y humorista negro Johnen Vásquez. Así mismo la personificación Oc Dalia es propiedad de nuestra talentosa colega y autora Neko-Chibi1.

Referencia cultural: _ wiki/Elizabeth_Short

N/A: Este fic creepypasta estará dividido en tres capítulos. Para Neko-Chibi1 y a quien pueda interesar.

Capitulo uno

La Dalia Negra

Había seguido a Zim hasta Los Ángeles, California. ¿El motivo? Frustrar sus malignos planes por supuesto, se encontraba en medio de la carretera en una noche lluviosa y su gabardina negra apenas y podía mantenerlo seco. Vaya hora la que escogió la nave de Tak para averiarse. Había intentado localizar a su hermana para decirle que no volvería a casa en un rato y esta pareció alegrarse.

Dib Membrana estaba seguro de que algo se traía el alienígeno entre garras, había estado circundando varios estados y sembrando sondas en estos los cuales respondían a impulsos electromagnéticos solo emitidos por la tecnología Irken. Con la ayuda de la nave de Tak, ahora su vehículo personal podía interceptarlas más no decodificarlas.

Estaba jodido.

La noche era austera llena de relámpagos y el agua estaba arreciando, le arañaba la cara y enfriaba el tuétano de sus huesos, además la humedad lo hacía sentir sumamente incomodo su piel se estaba sofocando. Fue cuando un rayo ilumino una figura en la carretera que hizo al joven de quince años voltear.

—Qué extraño…juraría que…— rodo los ojos, debía estar alucinando. Vio al otro lado de la carretera de soslayo y creyó ver dos puntos pequeños de un anaranjado incandescente titilar, como los ojos de un lobo en medio de la oscuridad. Se preguntaba que podría ser y justo cuando un nuevo rayo cayó en la tierra logro ver pelaje blanco y una mandíbula abierta cual boca de serpiente. Un segundo después desapareció.

Dib se sobresalto, eso le había puesto los vellos de punta juraba que su temperatura había disminuido un par de grados.

Cuando la lluvia amaino escondió la nave de Tak tras unos arbustos y se dedico a caminar en el frio de la húmeda y austera noche sin protección, sin GPS y sin nada que le dictara a donde ir más que su sentido común y recordar que vio las luces de un condado antes de caer en picada.

A la mañana siguiente sucio y cansado el muchacho de anteojos había llegado al condado que según el sobrevoló en una nave histérica en plena batalla con la de Zim, el cual se había perdido a la vista. Por suerte dio con una estación de policía, los efectivos creían que era un indigente y más de una vez intentaron sacarlo a patadas, eso hasta que dijo su apellido.

— ¿Me podría indicar donde me encuentro? — pregunto más que hastiado e indignado.

El policía lo vio de reojo y pensó que ese muchacho quizás estuviera huyendo de casa o algo por el estilo.

—Te encuentras en Leimert Park distrito al sur de Los Ángeles— le dijo para orientación del muchacho quien ya lucia mas pálido de lo que era.

Vaya que había seguido a Zim bastante lejos de su casa.

Pero ahora que lo pensaba, uno de los casos criminales más famosos de estados unidos y del mundo se había sucintado allí mismo. Lo conocía gracias a que en la Sociedad de Los Ojos Hinchados se rumoreaba que era un asunto paranormal ya que después de todo dicho caso quedo sin resolver.

Ya que era un lugar turístico por dicho incidente se dedico a buscar alguna ferretería, tenía que reparar la nave de Tak para localizar las coordenadas de Zim y saber en donde rayos estaba y porque no dispararle en el trasero un dardo con sedante y hacerle una necropsia el mismo.

Estaba enfadado, sucio, hambriento y desorientado.

Justo cuando encontró la ferretería que estaba buscando sintió algo removerse entre sus pies al bajar la mirada noto como era una gata blanca, cuando esta alzo la vista unos ojos anaranjados y fugaces con un ligero tintinear se le quedaron viendo. Dib se vio perplejo nunca había visto ese color de ojos.

Escucho como el dueño de la ferretería le llamaba la atención por haberse quedado en medio del marco de la puerta sin decir o hacer nada y para cuando se quiso disculpar vio al suelo rápidamente.

La gata había desaparecido.

El dia entero se le fue en buscar por todo el distrito las piezas que necesitaba, mendigando que la siguiente si tuviera la última pieza que necesitaba pero ninguna contaba con tan refinados materiales.

Fue cuando se le ocurrió recortar camino por el cementerio que se sentó en una tumba a descansar, el viento comenzó a soplar de forma extraña y los arboles comenzaron a danzar de manera enloquecida

—…Ayúdame…

Escucho a sus espaldas, su cuello trono al girarse tan bruscamente y allí entre los arboles había una mujer muy pálida y cubierta en sangre, Dib estuvo a punto de gritar pero en un parpadeo ligero la mujer desapareció.

Estaba comenzando a pensar que el cansancio lo había ver cosas que en realidad no estaban allí.

Consiguió un motel barato en donde quedarse esa noche para no pasarla a la intemperie, estaba sentado en el suelo de la recamara armando una especie de sistema operativo con un destornillador en la boca y ambas manos cubiertas de grasa.

Su habitación tenía una ventana abierta por donde los insectos estaban entrando, se levanto y la cerro pues el frio de la noche también estaba entrando gélido. Decidió que era hora de dormir había sido un dia pesado. Justo cuando apago las luces una sombra se proyecto con la luz de la luna al voltear noto como esa gata blanca estaba en su ventana observándolo fijamente.

Dib estuvo a punto de acercarse pero nuevamente desapareció al parpadear. Cuando quiso prender la luz de su recamara una gota le cayo en la frente, era un liquido viscoso y negro, al prender la luz noto como era de color rojo como emulando sangre…vio al techo y se quedo congelado.

Había un mensaje escrito con ese líquido viscoso.

''Ayúdame''

Dib estaba espantado y sin saber qué hacer. No sabía si era una trampa de Zim o no pero tenía que averiguarlo.