Harry Potter y el Prisionero de Hogwarts

Otro fic, últimamente tengo más ideas para publicar que para continuar las demás historias, jeje. Pero prometo no abandonarlas. Sólo que como estoy de vacaciones y no en mi casa, se me complica un poco.

Ojalá les guste, a mí me gustó escribirlo.


Capítulo 1: "Escondido"

Un Mortífago prófugo, un prisionero exiliado y un espía doble. Harry tiene más misterios que resolver y más problemas que enfrentar¿qué decisiones deberá tomar?

Estaba nervioso. Hacía ya varios minutos que los esperaba allí, agazapado y oculto entre los frondosos matorrales. En un principio había considerado subirse a la copa de un árbol, pero le saldría costoso llegar al suelo con rapidez, más en el estado en que estaba.

Su condición le impedía ver las cosas buenas y las malas, diferenciarlas siquiera. Ya todo le era igual, vivía perseguido y paranoico.

La túnica rasgada, el cabello sucio y desordenado. Estaba totalmente desalineado. Su mano izquierda, provisoriamente vendada. Varios cortes en la otra, y dos rasguños parecidos a los de un gato, en el rostro; dos largar marcas que aún no cicatrizaban, por debajo el ojo izquierdo, rasgándole el pómulo.

Ellos lo estaban siguiendo, aquellos malditos malnacidos no tenían consideración. No había forma de despegárselos de encima. En el último pueblo, iban pisándole los talones, sino fuera porque en estas semanas había logrado experiencia y astucia para ocultarse sin dejar rastros, entonces no hubiera llegando muy lejos.

Ahora sólo le restaba esperando.

Ayer lo había visto recorriendo el Callejón Diagon con toda su "familia", y desde entonces no se le había despegado ni a sol ni a sombra.

En dos ocasiones, lo embargó la desesperación, cuando lo había perdido de vista, pero a la tercera vez, descubrió que no iba muy lejos. Sólo se separaba de su grupo durante no más de dos horas, evidentemente para estar sólo.

Claro que lo entendía. Los últimos días se había dedicado a pensar en él, y analizar su vida de una manera más fría, y menos infantil, como solía hacerlo en Hogwarts.

Había llegado a la conclusión que su concepto sobre él, había cambiado drásticamente desde que era perseguido por una horda de asesinos en potencia. Claro que tampoco que ahora lo quisiera, pero ya no le parecía simplemente el estúpido niño que vivió con complejo de héroe.

Además, ahora no tenía en quien confiar, ni siquiera alguien con quien hablar. Necesitaba ayuda, pero nadie de su propio bando se la proporcionaría. Sólo le quedaba intentar pedir ayuda al bando de la luz.

Ya no había mucho que perder, su orgullo y dignidad no valía la pena cuando lo que estaba en juego era su vida. De modo que ya lo tenía decidido. Pediría ayuda a ese Gryffindor, pero si no se la daba, entonces realmente podían considerarse en guerra.

Pero las cosas que uno piensa que hará no siempre salen cómo uno cree. Añade al pedido un poco más de nervios y desesperación, y el saber que tienes no más que una única opción, entonces tendrás a un Draco Malfoy impaciente por conseguir la ayuda del único que a pesar de todo podría ayudarlo, y le creería sin problemas, Harry Potter.

Draco salió de sus cavilaciones justo a tiempo, pues acababa de divisar a un grupo peculiar que llamaba su atención desde el día anterior.

Un grupo de unos cuantos pelirrojos adolescentes, guiados y cuidados por sus padres, entre los que caminaban dos infiltrados: una chica de cabellos castaños y enmarañados, y un chico alto y delgado de oscuros cabellos que usaba lentes.

Caminaron por la vereda hasta llegar al café de la esquina, y allí comenzaron a entrar, aparentemente todos despreocupados, a excepción de los dos adultos.

Entraron con lentitud, unos tras otros, y los dos chicos que no parecían tener parentesco sanguíneo con los demás quedaron rezagados, a unos cuantos pasos por detrás.

Ese era el momento. "Es ahora o nunca", pensó Draco. Se incorporó con rapidez y mirando a ambos lados de la calle, la cruzó corriendo directo al bar.

No era demasiada la distancia desde su escondite hasta el café, pero aún así, la recorrió a rapidez. El tiempo es oro en estos momentos, de modo que no podía permitirse fallar. Sólo Potter debía estar fuera cuando él apareciera. Si alguien más lo veía, estaba perdido.

En dos zancadas ya estuvo junto a la puerta. Se acercó al muchacho de cabellos oscuros, y lo tomó por el brazo de la túnica. Ansioso, tiró de él con brusquedad, haciendo que se diera vuelta.

Y en segundos unos ojos verde esmeralda reflejaron los suyos.

¿Qué pasaría ahora?


Bien, espero les haya gustado.

¿RxR?

Espero que si, jeje.

Besos a todos y feliz 2007!!!

yop... marcia.