Perro Malo, Kazunari
Akashi jamás dejaría que nadie le pasara por encima. A eso súmenle alcohol, una fiesta y un Takao borracho, mil veces más ruidoso y molestoso de lo normal. ¿Pero nada podía salir mal, no? –Eres un perrito malo, Kazunari. Creo que tengo que disciplinarte. -¿¡EHH!? / AkashixTakao.
Perro Malo, Kazunari
-¡Por otra Winter-cup exitosa!
-¡SALUD!
Los gritos escandalosos de tus amigos llegaron a tus oídos, seguidos de golpes de cristal y risas e insultos. Te limitaste a chocar tu copa con los que tenías al lado, sin moverte de tu silla.
Y es que aún no lograbas entender cómo te habían obligado a estar aquí. Y es que, tú, Akashi Seijuro no eras un amante de las fiestas, ni mucho menos. Además, ¿Quién diablos querría estar en la celebración del equipo que horas antes te había vencido?
Bufaste, tomando lo que te quedaba de cerveza en el vaso. En efecto te encontrabas en la celebración de Seirin por ganar la Winter-Cup, y no solo eras tú. Tu equipo también, y el de toda la Generación de los Milagros.
-Akashi-kun. – levantaste la vista al peli celeste que te llamaba.
-Tetsuya. - El número 11 de Seirin se sentó a tu lado, ofreciéndote llenar tu vaso con más bebida; aceptaste. Luego de que el vaso se llenara, un silencio sepulcral los envolvió.
Pasaste tu vista por el lugar. Era el gimnasio de Kaijo, ya que Kise se había ofrecido a organizar aquella fiesta para su amigo Peli-celeste, y claro, su amigo.
Viste a Atushi y Himuro; el primero devorando todo lo que había en la mesa de bocadillos mientras que el pelinegro se limitaba a verlo y hablarle calmadamente, sonriendo de vez en cuando, cuando a Murasakibara se le atragantaba algo. Más alejados de ellos estaban Kise, Kiyoshi, Momoi y Kasamatsu; al parecer el rubio estaba haciéndole quedar en ridículo a su capitán, ya que este se alteraba y sonrojaba a ratos.
Tu vista se distrajo a tu acompañante de nuevo, Kuroko no había dejado de mirarte en todo el rato que observabas a los alrededores. Y entonces te percataste de algo importante.
-¿Dónde está Kagami Taiga?
-Con Aomine-kun, en los vestuarios.
-Ya veo. – contestaste. No querías saber más. – A todo esto, Tetsuya. – Tomaste un trago de bebida, y lo miraste a los ojos - ¿Qué es lo que quieres? Dudo que hubieras venido a mi lado por compañía.
Viste como el pequeño meditó sus palabras.
-Ganamos. – dijo finalmente. Una ira interna llegó a ti. Será cabrón.
-Eso lo sé, Tetsuya. Estaba ahí. – Gruñiste - ¿Solo viniste a echármelo en cara? – Viste como Kuroko sonrió levemente por tu reacción. Lo estaba disfrutando. Estaba disfrutando el hacerte rabiar.
-Claro que no Akashi-kun. – dijo con tono monótono, parándose de su asiento. – lo que quiero intentar decir es: ¿Cómo te sentiste al perder? Pienso que le debes una disculpa a Takao-kun; las palabras que le dijiste durante el juego sobraban.
-¿El de Shutoku? – ¿Ese chico ruidoso que siempre estaba con Midorima? – Yo solo le dije la verdad. Aunque ese pase que le hizo a Shintaro fue sorprendente; sus habilidades están lejos de vencerme.
-Pero fue un golpe psicológico duro, Akashi-kun. Tú mismo lo has dicho recién, el pase de Takao-kun fue sorprendente. No perderías nada con ir y al menos, decirle aquello. – caminó hasta quedar frente a ti – También creo que deberías estrechar la mano de Midorima-kun. Aunque seaís rivales, antes no lo eran.
Y como si del demonio hubieran estado hablando…
-¡TAKAO, DEJA ESO!
-¡No quiero, Shin-chan~!
-¡VEN AQUÍ!
-¡Atrapame! ¡Ahahaha! ~
Midorima se encontraba persiguiendo al ojo de halcón, sonrojado hasta las orejas. El 10 de Shutoku corría con… ¿Una cajita de bailarina con sonidito? Ah, todo tenía sentido ahora. Luego de un par de vueltas a la mesa de los bocadillos y varios golpes accidentales contra la cabeza de Atushi el ojo de águila le tiró la cajita musical a Midorima, el cual se fue corriendo a atraparla y que no se rompa.
-Ve. – escuchaste a tu lado y suspiraste. Tomaste lo que quedaba en tu vaso y se lo diste a Kuroko, caminando hacía el pelinegro.
Kuroko solo sonreía para sí, tenía algo planeado para esa noche, y se aseguraría de que resultara.
…
-¡Oooh~! ¡Sí es Aka-chan~!
Escuchar ese sobrenombre fue como un baldazo de agua fría. Jamás permitías que alguien que no te obedecía te llamara con confianza. Pero decidiste dejarla pasar; pues nada más al acercarte un poco te diste cuenta de que el 10 de Shutoku estaba… pasado de copas.
-Kazunari. – dijiste seco, quizá con una indirecta bastaría para hacerle entender.
Oh, que equivocado estabas.
-¡Woooh! ¡Te acuerdas de mi nombre! – gritó, sonriendo y llevándose a la boca un par de frituras. – pensé que el gran el-viento-no-me-mueve-ni-un-pelo recordara mi nombre ~¡Ahahaha!
-¿Disculpa? – sentiste como si una vena saltara en tu frente. Takao rió por tu cara, y sentiste como te pegaba palmadas en la espalda, como si fueras un compañero de toda la vida.
-¡Ahahaha! ¡No te lo tomes a pecho, Sei-chan! – pasó su brazo por tu cuello. Tomaste autocontrol. No Seijuro, no; no puedes pegarle. Pensaste. - ¡AAAH! ¡Hasta eres más bajo que yo! ~ ¡Qué ternura, ahahaha!
No, Seijuro. REALMENTE no puedes pegarle… - Otra vena en tu frente. Genial.
Oh, y por si fuera poco, el escándalo del ojo de halcón ya había atraído la atención de los presentes. La mayoría tenía en la cabeza un "Pobre Takao, que en paz descanse" Ya que todos se habían dado una idea del humor del peli rojo.
Pero otros – el equipo de Akashi, por ejemplo – estaban sorprendidos de que se hubiera contenido a tales grados. Realmente o el pelinegro le caía de maravillas o era un experto en autocontrol. Midorima que observaba como Takao hacía ademanes con las manos sobre los centímetros de altura que le pasaba a Akashi se ajustó los lentes.
-Nee~ Kurokocchi, ¿Crees que Takaocchi estará bien? – habló Kise, que se hallaba a la derecha de Midorima.
-No creo que Akashi-kun le haga nada malo. – respondió la sombra de Seirin, encogiéndose de hombros. - ¿Qué piensas tú, Midorima-kun?
Las dos miradas se dirigieron al As de Shutoku; que solo chistó y miró su Lucky Ítem de hoy.
-Escorpio está en el primer puesto del Ranking de hoy.
-¡Eso no tiene nada que ver Midorimacchi!
-Kise-kun, creo que Midorima-kun trata de decir que hoy Takao-kun tendrá buena suerte; y que no piensa que le pasará algo malo. – habló Kuroko mirando fijamente como Takao ahora le revolvía el cabello al Ex Capitán de la Generación de los Milagros. – O eso espero.
-Además me tomé las molestias de dejarle su Lucky Ítem en su bolsillo. – Midorima se acomodó los lentes, comenzando a alejarse del par.
-¡Ohh! ¿Y qué era su Lucky Ítem? ¡Es pequeño comparado con el tuyo! – intentó preguntar Kise, pero el As de Shutoku se tensó, y apresuró sus pasos.
Kuroko y Ryota solo le miraron marchar. Ahora el rubio solo tenía más ganas de saber qué podría ser el objeto de la suerte de Takaocchi; y Kuroko podría jurar que Midorima se había sonrojado ante la pregunta del rubio.
…
-Kazunari. – gruñiste entre dientes.
Estabas llegando al límite. Y el pelinegro no hacía más que seguir con sus bromas; llamándote Aka-chan o Sei-chan. Pero la gota que derramó el vaso fue cuando tocó el tema de la Winter-Cup.
-¡Y aún no puedo creer que hayas perdido contra Seirin! ¡Ahaha! Digo, ¡Cuando te enfrentaste a Shin-chan y los senpais pensé que parecías más fuerte! ~
Los que estaban cerca de la mesa de bocadillos se atragantaron con las palabras del Ojo de Halcón. ¡CABÓ SU PROPIA TUMBA! Y todos los que estaban cerca tuvieron el impulso de correr cuando Akashi agarró del mentón al pelinegro, y desenredó el brazo del mismo de su cuello poniéndolo frente a él.
-Kazunari, eres un perro desobediente. – El 10 de Shutoku te miraba con los ojos abiertos; sonreíste de medio lado al notarlo. Lo estabas poniendo nervioso. – Creo que tendré que enseñarte modales.
Lo habías notado en el partido que tuviste contra Shutoku. Takao Kazunari se ponía tenso, feliz y nervioso cuando estabas cerca de él; más allá de tenerte miedo como contrincante, te atreverías a decir que le atraías de cierta forma. Y confirmaste eso con el sonrojo que pasó por su cara.
-Entonces, adiéstrame. - ¿Qué? Realmente no esperabas que Kazunari cambiara su actitud así como así, ahora era él el que sostenía tu cara y se acercaba peligrosamente. Takao resopló sobre tus labios, más no se acercó completamente.
Sonreíste. Él… podía ser interesante.
Sin hacerte el de rogar; llevaste tus manos a sus cabellos oscuros, enredando tus dedos en ellos y estirándolos levemente. Y, sin más, lo empujaste hacía adelante.
-Mnh… - Kazunari jadeó; mordiste su labio y empujaste tu lengua dentro de la boca del otro. Jugaste con su lengua, sintiendo como Takao también jugaba con la tuya. Sentiste como el ojo de halcón estrujó tu camisa, y sus piernas flaquearon.
Dejaste sus cabellos, y con tu dedo delineaste su nuca, pasando por sus hombros, por su columna; al llegar al fin de esta, te abrazaste fuertemente a sus caderas, impidiendo que Kazunari se cayera.
-¡N-hn! – Takao se separó, mordiéndote el labio. Inconscientemente movió sus caderas, rosando sus miembros por sobre sus pantalones, haciendo que ambos jadearan. Con tus manos estrujaste el trasero del más alto, logrando que soltase un sonido lastimero.
-¿El perrito se calmó o tengo que usar la fuerza? – le susurraste en el oído, y le mordiste la oreja. Una carcajada baja, y dulce resonó en tu oído.
-¿Y si el perrito quiere jugar? – te estremeciste un poco al sentir la lengua de Takao lamer tu cuello, subiendo a tu oído; y al estar en él susurrar… - ¡Woof!
Oh, Dios. No sabes si fue por el morbo del momento, pero el calor se empezaba a sentir en el ambiente; ¿Había sido imaginación tuya o la voz de Kazunari había sonado jodidamente sexy en ese susurro? Te mordiste el labio, cerrando los ojos.
Sentiste como el más alto te agarró del brazo, y comenzó a correr entre carcajadas a un lugar más… privado. Podría ser que era una habilidad oculta de Takao, pero mientras se echaban a correr ante la mirada atónita de muchos, el entusiasmo y alegría del pelinegro te había atacado; ahora sonreías divertido con la situación.
Verdaderamente, Takao Kazunari era un sujeto digno de tu intriga. Cada acción que este realizaba, era completamente diferente a lo esperado.
No podías predecir sus movimientos; ni tampoco lo que tenía en mente.
Pero te dejaste llevar. Después de todo, era el deber de un domador entrenar y volver dócil a un animal salvaje, ¿No? Definitivamente, harías que Takao Kazunari sea el animal atrapado en tu jaula.
