Una historia en tres capítulos. Un fin de semana a solas, en circunstancias singulares, puede unir mucho a dos compañeros de trabajo.

"Esto no es lo que parece"

El día había empezado mal para Booth. Rebecca se llevaba a Parker a casa de sus padres y él no había tenido ganas de protestar, al niño también le gustaba pasar algunos días con sus abuelos. Ella le había prometido que se lo dejaría a cambio los dos fines de semana siguientes y que este año no habría discusión, la Navidad era suya.

Cuando llegó al laboratorio, respondiendo a la llamada de su compañera, le esperaba otra contrariedad. El caso parecía resuelto, pero Brennan se había empeñado en volver al lugar en que había aparecido el cadáver y comprobar los tipos de árboles de la zona, ya que entre las ropas y restos había una hoja cuya procedencia no se podía determinar por las fotografías y muestras tomadas in situ.

Según Hodgins, el árbol en cuestión era un Liriodendron Tulipifera. No es que fuera nada extraño, se encuentran en toda la costa Este desde Canadá a Florida, pero lo raro para Brennan era que apareciera una sola hoja. Había que buscar por qué estaba allí.

- "¿Has pensado en el viento? Con lo inteligentes que sois, deberíais saber que el viento mueve las hojas de los árboles y a veces las lleva leeeeejos…", empezó Booth en un tono sarcástico. "¿Quieres decir que tenemos que recorrer cien kilómetros para encontrar un árbol, cuando ya sabéis que el tío palmó de un infarto y no hay tóxicos ni otros signos de violencia en los restos?. ¿Un hombre al que nadie robó, porque conservaba con él su documentación y su cartera?". Booth estaba deseando tener un día tranquilo, dar el caso por cerrado y que no apareciera ningún otro. Quería un viernes tranquilo. Simplemente, no estaba de humor.

- "¿Tu quieres un trabajo bien hecho o sólo medio-bien?". Brennan sabía que ésa era la forma de convencerle. Booth era, a su modo, tan meticuloso y cumplidor como ella. Cuando cerraba un caso, ningún punto quedaba pendiente. Si no encontraban esa especie de árbol, quizás el cadáver había sido trasladado, y si el lugar de la muerte había sido otro habría que revisar toda la investigación. Si lo habían llevado allí, con el evidente propósito de ocultarlo, unido a que nadie hubiera denunciado su desaparición… eso convertiría el asunto en un nuevo misterio.

De modo que se habían pasado media mañana en el bosque, caminando en círculos a partir del escenario en que se encontró al desdichado hombre y finalmente sí, había un árbol de la especie que buscaban. Uno solo, casi desprovisto totalmente de hojas en aquel día último de noviembre, cada vez más frío y cerrado. En su tronco, unas fibras que parecían de la chaqueta del hombre muerto, indicando casi con seguridad que había tropezado allí, quizás ya con los síntomas del infarto, y había seguido caminando hacia el lugar en que finalmente cayó. Allí la hoja misteriosa, procedente de una de las ramas bajas, se había agarrado a su ropa. Ahora ya no había más que investigar, caso resuelto. Un hombre solitario, sin familia ni amigos, había muerto en la soledad del bosque de un infarto. Nadie le había echado de menos. Triste, pero más frecuente de lo que parece.

- "Quizás le gustaba el bosque y murió feliz en él", dijo Booth, finalmente convencido de que, después de todo, habían hecho bien con ir.

- "Puede que sí, es un lugar precioso". Contestó ella suspirando. Tropezó con una raíz y Booth la agarró por un brazo para que no cayera. Quedaron muy cerca, mientras él aún la sujetaba. De pronto se miraron. De esa forma tan especial en que se miraban a veces, los ojos de ella más transparentes que nunca, los de él, por el contrario, del más oscuro chocolate.

Brennan se ruborizó, bajando la cabeza y frotándose las manos. Booth la soltó, también frotando las suyas para quitar el frío. Llevaban dos semanas de tiempo realmente helador.

- "Bueno, es hora de volver… Creo que va a nevar. ¡Y me muero de hambre! Dijo gritando y con una mueca, para romper el delicado momento. Buena idea la de coger esos bocadillos, Huesos, ahora nos sabrán a gloria".

Como si el cielo invernal le hubiera oído, al instante empezaron a caer gruesos copos de nieve. Se miraron otra vez sonriendo. La primera nieve del año.

- "¿Sabes que los canadienses y en muchas zonas de Alaska dicen "Bon hiver" cuando caen los primeros copos? Bon hiver, Booth."

- "Bon hiver, Brennan"

Ella se quedó pensativa. Además de desear "Bon hiver", también acostumbran a abrazar y besar a quien tuvieran cerca… pero eso era mejor no comentarlo.

La nevada empezó a no ser divertida, caía tan cerrada que apenas veían el sendero que les llevaba al coche. Finalmente, llegaron. Booth se empeñó en comer los bocadillos allí y entonces, y para cuando quisieron arrancar el camino forestal era una mera sospecha. No sólo no veían nada, sino que pasaron de largo la desviación que conducía a la carretera estatal.

-"Yo creo que este camino no era tan largo, Booth"

- "Te lo parece porque vamos muy despacio por la nieve, tranquila, yo controlo".

Acababa de decirlo cuando de pronto, sin saber por qué, el coche se ladeó y, simplemente, volcó de lado, hacia el lateral del conductor. Brennan quedó colgada en su asiento, con el cinturón apenas sujetándola, en una posición muy incómoda. Todo fue tan rápido que no se dieron cuenta hasta que quedaron así, inmóviles.

- "¿Estás bien, Huesos?

- "Sí, nunca estuve más cómoda. ¿A ti qué te parece?". Intentó soltar el cinturón y de pronto cayó sobre él, agarrándose a su cuello.

Tardaron un tiempo en organizarse para poder salir, amontonados como estaban. Él la ayudó, empujándola por la ventanilla del lado del pasajero, que ahora era el techo.

- "Lo… lo siento". Booth miraba para otro lado. Ella sentía las manos de él en su trasero mientras la ayudaba, impulsándola hacia arriba para sacar el cuerpo por la ventanilla abierta. No habían podido mover la puerta, encajada por el golpe. Él salió después, comprobando que ambos estaban ilesos.

La nieve arreciaba, y ya cubría todo con un manto uniforme. Por ello había sucedido el accidente, en un lado del camino había una zanja cubierta con nieve blanda en la que las ruedas de un lado habían encontrado la trampa.

Intentaron telefonear para dar cuenta del accidente, pero el lugar era tan apartado que no tenía cobertura, quizás también debido a las condiciones atmosféricas.

- "Lo intentaremos más tarde, mientras tanto, no podemos quedarnos aquí"

Apenas se veía nada, pero de pronto, a unos cincuenta metros frente a ellos, una cabaña destacaba sobre un fondo de árboles. Delante de ella, un claro despejado.

- "Vamos, vamos, o la nieve nos cubrirá completamente". Booth empezó a andar en dirección a la cabaña. Se volvió y le tendió la mano. Los pies se les hundían, pero la sensación era estupenda. De la mano, caminando por la nieve… el silencio era increíble, sólo escuchaban su propia respiración.

Faltaban apenas diez metros cuando un extraño ruido se oyó, y apenas sin darse cuenta de qué pasaba, el suelo comenzó a hundirse bajo ellos

- "Es hielo, estábamos andando sobre hie…". No pudo acabar la frase. Ambos se hundieron, conservando aún unidas sus manos.

Continuará...