Nota: amè demasiado estos dos. Debìa aportar a este fandom tan pequeño.
Los pómulos de Baz se hinchaban debido a los colmillos apretados, en medio de la pesadilla.
Era un campo minado de ellas, desde siempre, al igual que Simon. Así que cada uno lidiaba con ellas de la forma que mejor le parecía, sin la intervención del otro. Siempre era así, pero por algún motivo que ninguno podría entender, esa noche, en ese momento, Simon llevó su mano hasta la pálida mejilla de Baz, sin pensar; como todo lo que hacía. Solo quería tocar la suave piel, solo acariciarla y tal vez calmar a su novio.
Pero el tacto solo logró despertar al vampiro, exaltado y aturdido ante la realidad inundando su mente, demasiado a prisa como para distinguirla de su pesadilla, haciendo que reaccionara en consecuencia, a la ofensiva.
Un solo empujón de sus manos, contra el pecho del ser frente a él, lo hizo volar lejos, con una caída estrepitosa y el romper de cristales.
Todo estaba oscuro. Tan, tan oscuro como el ataúd. Tan, tan oscuro que lo hacía temer. Otra vez, encerrado. Y tal vez su captor había sido derribado. Tal vez podría huir, porque había derribado al estúpido Numpty, cuando lo iba a alimentar con el tonto vaso de sangre y la pajita…
Solo que no era un Numpty.
Solo que él no estaba en el ataúd.
Solo que esa noche, por algún motivo que no recordaba, Simon había dormido en la misma cama que él.
Simon.
¿Lo había herido?
¡¿Había matado a Simon?!
La realidad del mundo que lo rodeaba llegó demasiado a prisa, asfixiándolo cruelmente.
Él era un vampiro. Era más fuerte. Pudo matar a Snow con ese golpe. Pudo matar a su novio, que no hacía ruido, luego de caer.
—¡¿Qué ocurre?! —gritó Penny, detrás de la puerta.
Ella entraría, vería la verdad y mataría a Baz. Tal y como lo hizo con el Mago.
Ella le quitarla el peso de encima de asesinar a su amado.
Ella le haría ese favor, con suerte.
—¡Todo está bien! —gritó la voz de Simon, desde el suelo; dejando que Baz respirara nuevamente—. ¡Me caí de la cama! Vuelve a dormir, Penny.
La muchacha murmuró blasfemias, arrastrando los pies, de nuevo a su habitación. Mientras el rubio se removía para volver a la cama, tomando su lugar, de rodillas, junto al tembloroso Baz.
El vampiro apenas fue consciente de las lágrimas que empapaban su rostro en ese momento, viendo a Simon, con expresión consternada, frente a él. Veía mejor en la oscuridad, a pesar del pánico que siguiera sintiendo.
Y pareció que el rubio leyó su mente, porque estiró la mano para encender la lámpara de la mesilla del lado de Baz, devolviéndole algo de cordura al aterrado chico.
Acunó el pálido rostro entre sus manos, para secar algunas lágrimas con los pulgares y depositar un casto beso en sus labios. Solo para asegurarse que estaba en la realidad.
Luego rodeó a su novio con sus brazos. Y Baz no ajustó el abrazo con todas sus fuerzas (como hubiera deseado). Él sabía que podría herir a Simon. Así que se dejó abrazar, hundiendo el rostro en el hueco entre el hombro y el cuello, del rubio. Dejando que las lágrimas huyeran silenciosas. Ya no a causa de la oscuridad, sino del horrible miedo de poder herir a Simon.
Mientras, Simon acariciaba la espalda ajena, suave y acompasado con la respiración tranquila, intentando contagiar al otro muchacho.
Baz no lo había herido. Nunca lo haría intencionalmente. No de nuevo, al menos. Y él lo sabía.
Con ese pensamiento, depositó un beso en la sien de Baz. El beso que su madre dejó para él y nunca había recibido.
Nota: ¡Primer fic en este pequeño fandom!... Si alguien lee, le agradezco si deja alguna piniòn en la cajita de comentarios, aquì abajo. Eso ayuda mucho. Ya saben que no necesitan cuenta para hacerlo y yo respondo todo.
¡Dios, no puedo creer que vuelva a escribir! Estaba en un bloqueo horrible, hace un tiempo. Es bueno volver :3
Be free, be happy.
