Caminaban a tropezones hacia la cama, la ropa yacía desperdigada por la habitación de el hotel barato y las respiraciones se entrelazaban al igual que sus cuerpos que poco a poco se aperlaban de sudor, la temperatura en la recamara había subido hacia ya un rato así como hacía ya rato que su cordura se había ido de paseo y no daba luces de querer regresar.
Nunca pensaron llegar tan lejos, sabían que no era correcto pero lo prohibido se les termino antojando dulce con un ligero regusto a limón.
Todo había comenzado como una discusión para cada uno en sus respectivas casas con sus respectivas parejas un berrinche que rayaba en lo inmaduro, no querían siquiera imaginar lo que pensarían los rubios si se llegarán a enterar, solo querían despojarse del abandono en que sus novios los habían hundido.
Las manos acariciaban cada rastro de piel a disposición, Tony tomo la iniciativa colocándose entre las piernas del pelinegro, ninguno tenía problema por el rol que tomarían esta noche, las lenguas bailaban en un salvaje vals dentro de sus bocas, estaban en sus paraísos personales, lo disfrutaban a lo grande y solo se sentían un poco culpables, pero ese poco era tan mínimo que no alcanzaba a opacar el creciente placer que se reflejaba claramente en cierta parte de sus anatomías que eran atendidas con rapidez y conciencia
Tony tomo a su amigo preparándole para la intromisión. los cuerpos ya se restregaban frenéticamente cuando el castaño se introdujo dentro de él comenzando una danza. no necesitaban música para bailar
Cuando el orgasmo los alcanzo se voltearon cansados mirando al techo desde la cama.
—¿y bien? — pregunto Tony
—¿y bien que? — respondió Loki
—¿en que piensas? — ninguno de los dos apartó su mirada del techo
—estuvo genial pero... — Tony por fin volteo a verlo
—¿pero?¿Te arrepientes?-pregunto con calma
—no, estuvo genial pero... La próxima yo voy arriba — se voltearon a ver cómplices y juntaron sus labios en un beso falsamente casto
Que bien sabia lo prohibido 3
Para yolo y sus perversiónes
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