Los personajes principales de esta historia NO me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto y el personaje de Erza es propiedad de Hiro Mashima.
La historia SI es originalmente escrita por mi y es mi primer historia por lo que espero sea de su agrado.
Algunos de los personajes que aquí se presentaran son también originales y parte de mi fic.
!Disfruten la lectura!
Capítulo I
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Escape
En un palacio antiguo y alejado de cualquier poblado se logra ver una gran explosión, de entre la enorme capa de polvo que se levantó se distinguen 3 siluetas saltar en dirección al bosque.
Saliendo del palacio se logra distinguir la silueta de un hombre y detrás de este una silueta más pequeña de una chica, cuando el polvo se disipo por completo dejo ver que el hombre lleva una capa color negra cubrieron todo su cuerpo, pero aun así se nota que es un hombre con un cuerpo ancho, lleva una máscara que no deja ver ninguna facción de su rostro, la máscara es anaranjada con líneas negras que se juntan en el único orificio de la máscara dejando ver un ojo color rojo, su cabello es color negro lo tiene alborotado y corto.
La chica tiene cabello largo y color blanco, sus ojos son de color violeta, la chica usa una blusa de tirantes ajustada color negra con escote en V, un short a mediación del muslo de color negro, encima una cardigan color azul, y botas largas, llegándole arriba de las rodillas color negras de tacón alto.
- Mizuki – llamo el hombre de la masacrara, su voz denotaba furia.
- Mi señor – la chica llego a su lado y se arrodillo ante él.
- Trae de vuelta a mi querida hija… – ordeno pero al decir "hija" mostro burla en su mirada – Sadao ira contigo – dijo mientras tronaba los dedos de su mano derecha y enseguida apareció un hombre alto, de cabello gris alborotado y corto, ojos color negro y piel un poco menos clara que la de la mujer, tenía una cicatriz en la mejilla izquierda, usaba una playera azul de manga larga y un pantalón negro, sus botas eran de color negro, en su espalda cargaba con dos espadas – Sadao iras con Mizuki – sentencio el hombre.
- Por supuesto mi señor – contesto el hombre.
- Y con los otros dos ¿qué quiere que hagamos Mi señor? – cuestiono la chica mostrando curiosidad fingida.
- Esos mocosos insolentes no me interesan, si quieren mátenlos o yo que se – dijo agitando una mano restándole importancia – ahora lárguense ya – dijo sin voltear a verlos y caminando de regreso a su palacio mientras los dos se dirigirán por el camino por el que se fueron los otros tres.
Por el bosque a mitad de la noche solo se ve a tres siluetas correr a toda velocidad esquivando todo lo que se cruce por su camino, sino fuera por la luna no se distinguiría por donde corren, los tres usan capas cubriéndoles por completo no dejando ver sus rostros o complexiones, lo único que se distingue es que uno de ellos es más altos que los otros dos, al pasar por un muelle una de las 3 siluetas callo provocando que la capucha de su capa se caiga dejando ver el color de su cabello que aunque se note opaco llama la atención por su color rosa, tiene el rostro inclinado hacia abajo por ello medio rostro siendo cubierto por su cabello y respira agitada.
- Demonios Sakura, levántate casi llegamos – dijo una voz delicada sonando agitada proveniente de uno de los encapuchados hincándose a su lado y tomándola de los hombros ocasionando que levante el rostro dejando ver unos hermosos ojos color verde jade, su piel clara algo sucia y su labio inferior roto e hinchado.
- Joder que lo sé, pero mis fuerzas se acaban… – contestó la chica oyéndose cansada.
- ¡Solo un poco más Sakura-chan! – exclamó una voz varonil y agitada proveniente del encapuchado que seguía de pie.
- ¡Tienes que levantarte idiota no hemos llegado hasta aquí por nada! – dijo la encapuchada que seguía hincada poniéndole la capucha de nuevo para después tomarla de la mano y jalarla para ponerse de pie y continuar corriendo.
Por el mismo bosque por el que corren los encapuchados se ven a dos siluetas correr a la par para dar alcance a los encapuchados, una silueta es de mujer y la otra de hombre.
- Están cerca – dijo la ojilila mientras en su rostro aparecía una sonrisa ladina.
- Entonces démonos prisa antes de que intenten algo más – contestó él pelinegro.
- No hay prisa, esos tres no escaparán por más que corran, esto es una isla Sadao – dijo rodando los ojos como si fuese lo más obvio del mundo por lo que el pelinegro suspiró con pesadez.
- ¡Se están acercando demasiado rápido! – gritó la ojiverde volteando hacia atrás
- !Naruto! – llamó la otra encapuchada mirando al frente.
- ¡Lose pero a esta distancia la explosión podría alcanzarnos! – dijo mirando de reojo hacia atrás.
- ¡No hay tiempo es ahora o nunca, el embarque está justo adelante del muelle si nos alcanzan estamos muertos! – contestó la encapuchada.
- Erza – llamó la ojiverde por lo que la encapuchada volteo a verla de reojo – sé qué hacer pero necesito que te adelantes con Naruto...
- ¡Estás loca! – interrumpió la chica – ¡No tienes fuerza para recibir otro ataque, olvídalo! – negó rotundamente.
- ¡Los tengo imbéciles! – fue el grito de la ojilila detrás de ellos.
- ¡Naruto hazlo ya! - gritó la chica encapuchada.
Justo cuando el encapuchado se giró para aventar una bolita pequeña color negra la encapuchada sujeto más fuerte a la ojiverde preparándose para saltar del muelle justo cuando la explosión hizo colisión.
- ¡Los tengo imbéciles! – dijo la ojilila sonriendo maliciosamente.
- ¡Naruto hazlo ya! – gritó la chica encapuchada.
- ¡No servirá de nada gatito! – dijo la ojilila sonriendo de lado cuando el encapuchado giro y aventó una bolita del tamaño de una uva que atrapó en el aire – ¿Es lo mejor que tienes? ¡una uva! – preguntó incrédula la ojilila.
- ¡Mizuki no! – gritó el pelinegro justo cuando la bolita exploto mandándolos lejos a ambos por la cercanía.
Al caer al mar las ondas de la explosión provocaron olas que los arrastró hacia el fondo, el primero en salir fue el encapuchado varón que al momento de salir su capucha cayó dejando ver sus cabellos rubios pegándosele en el rostro por el agua, unos grandes ojos color azul, piel clara y una raras marcas en amabas mejillas.
- ¡Sakura-chan, Erza! – gritó el rubio mientras miraba a todos lados buscándolas.
- ¡Estamos bien! – gritó la otra encapuchada que sin capucha dejaba ver su cabello color rojo escarlata y ojos color café claro dejándose confundir con rojizo en ocasiones.
- ¿Y ahora qué? – preguntó la ojiverde.
- Ahora solo esperemos a que se acerquen – dijo la pelirroja señalando un barco.
Un barco sin ningún tipo de extravagancia se detuvo cerca de ello y de este salió lanzada una cuerda por la que subieron los tres, al estar arriba del barco era lo mismo que por fuera, muy sencillo, timoneando se encontraba un señor de edad avanzada, su cabello era de color blanco y usaba ropa de pesquero.
- ¡Yo! – dijo un hombre frente a la pelirrosa de cabello plata y ojos negros con la mitad del rostro cubierto, usaba una playera de manga larga negra con una chamarra encima de mezclilla, pantalón y botas de casquillo color negro, tenía una mano levantada y su ojo visible cerrado en señal de estar sonriendo.
- Qué demo… – la pelirrosa no pudo terminar su frase porque cayó al suelo inconsciente.
- ¡Sakura! / ¡Sakura-Chan! – gritaron los otros dos corriendo hacia ella.
- ¡Demonios Kakashi-sensei la asusto demasiado! – gritó el rubio mirando acusadoramente al peliplata que solo sonrió nervioso rascándose la nuca.
- No es eso, simplemente ya no tiene fuerzas, no sabemos cuánto tiempo estuvo en ese lugar… – dijo la pelirroja con su vista fija en la ojiverde – debemos llevarla abajo, limpiaré sus heridas y le pondré ropa seca – dirigió su mirada al rubio que solo asintió.
- Quítense las capas no quiero que mojen nada más allá abajo – hablo aflojerado el peliplata mientras el rubio cargaba a la pelirrosa y caminaba en dirección a la alcoba con la pelirroja siguiéndolos.
De entre los escombros del bosque que provoco la explosión se encuentra Mizuki debajo de lo que queda de un gran árbol, Sadao quien alcanzo a esquivar un poco más el impacto solo se le ve aterrado y se acerca para sacar de entre los escombros a Mizuki.
- Demonios Mizuki, eres demasiado tonta – se quejó el pelinegro cuando quito los escombros de encima de la chica.
- No es mi culpa, eso parecía una uva – se defendió la chica mientras se levantaba, viéndose más sucia y con algunos rasguños provocados por el impacto.
- Ahora los hemos perdido y el amo no estará nada contento – dijo mientras se tocaba la frente con una mano – es mejor que volvamos – dijo volteando a verla y pasando por su lado para volver al palacio.
- Jodido gatito, esto no se quedara así, ya me las cobrare – dijo la chica mientras comenzaba a caminar de vuelta al palacio.
En una habitación completamente a oscuras donde solo se filtra la luz por una pequeña ventana, se encuentra una hermosa pelirrosa acostada en una cama en el centro de la habitación, a lado de la cama se encuentra un pequeño buro de madera teniendo una lámpara algo vieja. La habitación es modesta y por los movimientos que se pueden notar parece como si flotara.
La chica comenzó hacer muecas donde comienza a despertarse, al abrir los ojos y enfocar su vista en el buró de al lado de la cama dejo ver ese hermoso color verde jade que posee así como su desconcierto por el lugar.
- ¿Dónde estoy? – se preguntó mientras se sentaba en la cama dejando caer la sabana que la cubría dejando ver una blusa color negra de tirantes - ¡ouch! – se quejó llevándose una mano a la cabeza.
Al escuchar pasos y voces provenir de arriba levanto el rostro dejando ver unas rendijas muy pequeñas por donde se filtraba la luz, la chica se levantó de la cama dejando ver que era delgada, tenía pechos medianos, una cintura pequeña y caderas anchas, llevaba un pantalón tipo pescador color negro pero aun así se notaban sus piernas largas y torneadas, se puso los únicos zapatos que encontró a lado de la cama y camino hacia la puerta.
Afuera de esta habían una pequeñas escaleras las cuales subió, cuando le llegó de golpe la luz del sol tuvo que cerrar los ojos para poder adaptarse poco a poco, una vez que pudo observar todo mejor se dio cuenta que seguían en mar abierto ya que era lo único que se miraba por doquier: agua.
- Al fin despiertas – dijo una voz a su derecha por lo que volteo.
Ahí se encontraba la pelirroja, su largo cabello escarlata lo llevaba amarrado en una coleta alta con un mechón cayéndole de lado, dándole un aire de grandeza con sus ojos rasgados y hermosos color café claro que en ocasiones se confundían con un color rojizo, eran de la misma estatura las dos, su piel era clara, tenía pechos grandes, cintura pequeña y caderas anchas, piernas largas y torneadas, vestía una blusa de manga corta y holgada color blanca y un pantalón negro parecido al de la pelirrosa con sandalias.
- Erza… – dijo su nombre la pelirrosa viéndola fijamente – Gracias – agregó sonriéndole cálidamente.
- No seas tonta… – contestó la pelirroja mientras se acercaba a ella – Sabes que iríamos por ti hasta el fin del mundo – contestó devolviéndole la sonrisa.
- ¡Sakura-chan! – gritó una voz varonil detrás de ellas por lo que ambas dirigieron su mirada al portador de esa voz.
Ahí estaba el rubio su cabello lo llevaba alborotado resaltando esos hermosos ojos color azul, era más alto que las femeninas, su color de piel era claro pero un poco menos que el de ambas chicas, su cuerpo estaba trabajado dejando ver su ancha espalda y sus brazos se miraban musculosos pero sin exagerar, usaba una playera anaranjada de manga corta que se le ceñía dejando ver sus cuadros y una pantalón negro, sus botas eran de casquillos color negras.
- ¡Naruto! – dijo mientras le sonreía – No has cambiado en nada – agrego mientras le golpeaba el hombro en un gesto juguetón.
- ¡Ahora soy más guapo dattebayo! – dijo sonriéndole juguetón – Tú también te ves más linda Sakura-chan – Elogio el rubio con una sonrisa zorruna contagiando a ambas femeninas.
- Sakura-hime – dijo una voz varonil provocando que la chica ensanche los ojos levemente mostrando sorpresa en su rostro al ver a un hombre de edad avanzada delante de ella, sorpresa que no duro mucho pues recupero la compostura.
La pelirrosa quito todo rastro de amabilidad en su rostro y lo miraba fijamente tratando de recordar si lo conocía.
- Es el mismo tipo de anoche, no el idiota de la máscara, es el anciano que timoneaba, pero no es la primera vez que lo veo… – ¿Quién eres? – preguntó mirando fríamente al hombre, los otro dos solo se miraron de reojo para regresar su vista al peliblanco que sonreía amablemente.
- Mi nombre es Okami Kai – se presentó el hombre – Soy el primer caballero de Cordelia Haruno y necesito hablar con usted de un tema de gran importancia.
Y de nuevo la impresión se abrió paso en el rostro de la chica aunque duro un poco más que la primera vez, aun así no fue por mucho tiempo.
- Nos vamos – sentencio la pelirrosa mirando al otro par para dedicarles una mirada asesina y dar media vuelta.
- ¡Espere, Sakura-hime! – el peliblanco quiso acercarse pero la fría mirada que le dedico la pelirrosa al voltear a verlo lo dejo helado.
- Dejemos claro algo, Okami – dijo mirándolo con desdén – Si sigues vivo es porque ayudaste a sacarme de ese lugar, pero no tientes tu suerte – termino de decir mientras regresaba su mirada al frente.
Sin ver como el peliblanco agachaba la cabeza, tanto pelirroja como rubio se miraron entre sí para después suspirar con pesadez y seguir a la pelirrosa.
- ¿Y a donde iremos Sakura? – pregunto la pelirroja mientras caminaba detrás de ella.
- Como que ¿a dónde? Al palacio de mi madre, por supuesto – respondió sin mirarla.
- Si bueno, sobre eso… – dijo la pelirroja sonriendo nerviosa.
Al escuchar ese tono de voz la ojiverde paro en seco y volteo a verlos con seriedad.
- ¿Sobre eso? – pregunto haciendo énfasis en las palabras antes dichas por la pelirroja.
- Veras Sakura-chan – continuo el rubio nervioso mientras se rascaba la nuca.
- ¡Hablen de una maldita vez! – grito la ojiverde viéndolos con ira contenida por lo que los otros dos se pusieron más nerviosos.
- Hace un año después del ataque a Konoha… – comenzó hablar el peliblanco por lo que todos voltearon a verlo – los líderes de las familias antiguas decidieron que el lugar más apto para refugiarse era el palacio de la Reyna Cordelia al ser un lugar puro por lo que los enemigos no pueden detectarlo – la pelirrosa lo miraba fríamente mientras la ira crecía en su interior – habían rumores de que la princesa se encontraba en ese palacio por lo que la Princesa Senju Tsunade se dirigió a solicitar refugio, pero cuando llego no encontró a nadie…
El peliblanco no puedo terminar su relato cuando la pelirrosa apareció frente a él tomándolo del cuello con fuerza y mirándolo con infinito odio. Los otros dos solo me mantenían al margen agradeciendo mentalmente no haber sido ellos quien le dijera lo que pasaba.
- Por supuesto que no encontró a nadie – dijo con ironía – un año antes de que si quiera recordaran que existía el palacio de Cordelia su princesa fue capturada – escupió con veneno apretando más el agarre.
La pelirrosa miro a los otros dos que se tensaron.
- Ustedes lo sabían – no lo pregunto lo afirmo – ¡¿y aun así dejaron que se quedaran?! – grito la chica cuando vio que el rubio estaba por hablar.
- Sakura – hablo la pelirroja – nosotros volvimos hace una semana cuando descubrimos donde estabas, no hemos ido al palacio, si sabemos que hay gente ahí es porque Naruto encontró a Kai en los alrededores del reino cuando iba para averiguar si no había alguna trampa para tu regreso.
- Nosotros no confiamos en nadie Sakura-chan, lo sabes, pero él tenía esto – continuo el rubio mientras del bolsillo de su pantalón sacaba un colgante de plata con un cerezo.
La pelirrosa lo observo con detenimiento procesando lo dicho, sabía que esos dos no mentían, veía la sinceridad en sus ojos.
- Po-por-por favor... – hablo el peliblanco con mucha dificultad a lo que la pelirrosa volteo a verlo y aflojo un poco el agarre – tan solo escúchenos y después tome sus decisiones – pidió mirándola suplicante.
- Muy bien – dijo la pelirrosa soltándolo por lo que el peliblanco cayó en el suelo tosiendo – tienen una oportunidad – con su dedo índice simulo el número uno – tengan todo listo, supongo por el tiempo transcurrido, casi hemos llegado ¿no? – pregunto al rubio.
- ¡Esta noche a más tardar esteramos en el palacio dattebayo! – exclamo enérgico el rubio.
- Informare a Lady Tsunade de nuestra llegada – informo el peliblanco ya recuperado mientras se ponía de pie.
La pelirrosa camino de regreso a la pequeña habitación ignorando por completo al peliblanco siendo seguida por la pelirroja y rubio.
En un gran salón de un hermoso palacio con un candelabro de cristal en el techo, sillones blancos y una mesa de centro teniendo un florero con flores de cerezo, se encuentra una mujer mirando por uno de los grandes ventanales.
La mujer es rubia, su largo cabello lo tiene amarrado en dos coletas bajas, dejando algunos mechones caer en su rostro, ojos color miel, con un rombo pequeño en la frente de color azul, es alta, tiene pechos grandes, cintura pequeña, caderas anchas, viste una blusa de color verde con un gran escote dejando a la vista esos enorme pechos, un pantalón negro que le llega hasta los tobillos, dejando ver su piel clara y unas zapatillas negras de tacón pequeño. La puerta es tocada un par de veces por lo que la mujer voltea a esta.
- Pase – ordeno dejando escuchar su voz que es imponente pero delicada.
Por la puerta entro una pelinegra, ojos color negro, su cabello corto lo trae suelto y le llega arriba del hombro con un pequeño fleco, es de la misma estatura que la rubia, delgada pero bonita, viste una blusa negra de manga mediana con una falda negra larga con una abertura en ambos costados de las piernas y zapatillas negras de tacón pequeño.
- Lady Tsunade ha llegado un mensaje – hablo la mujer con su suave voz, extendiéndole una carta.
- Gracias Shizune – agradeció la rubia tomando la carta disponiéndose a leerla – Shizune – llamo antes de que la pelinegra saliera del salón por lo que volteo a verla curiosa – convoca una junta con todos los líderes de las familias para esta noche a las 9:00 – ordeno.
La pelinegra asintió y salió de la sala, cuando la rubia se quedó sola, regreso su mirada al ventanal para poder observar de nuevo los hermosos jardines del palacio.
- Así que la mocosa sigue con vida… – pensó mientras en su rostro se dibujaba una tierna sonrisa.
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CONTINUARA…
Aquí esta el primer capitulo, espero sea de su agrado, cualquier opinión o sugerencia estaría mas que feliz de leerla.
!GRACIAS!
