Agosto, París.
James caminaba tambaleándose hacia su departamento en Paris, en una de las zonas más caras de la ciudad... James no lo escogió por el lujo, sino por que estaba a pocas cuadras de la zona de antros y discos más famosos de París.., su casa debía de estar cerca de la diversión nocturna, que era su hogar.
Venía tan mal que se cayó en la banqueta. Se rió amargamente...quien lo diría, el niño prodigio, el semi-dios adolescente iba acabar prefiriendo el mundo nocturno muggle , despertando en las discos en la mañana, por que en la noche se había desmayado de estar tan borracho, el que iba acabar siendo cliente asiduo de los dealers...el que casi se había olvidado de que pertenecía el mundo mágico, a no ser por que, ya en Francia, era el objeto de deseo de todas las chicas de Beaux-Batons, (y el, por supuesto, se dejaba querer) el que sentía que no llegaría ni a los 25 años, por que sentía que moriría de una sobredosis antes.
Y ahora empezaba a comportarse peor...la noche, las drogas y las chicas ya no le daban el placer que sentía al pelearse con cualquiera en los bares, los antros... sentir esa adrenalina de poder pelear limpiamente, sin usar magia, sentir sus puños en la cara de otro, saborear su propia sangre cuando empezaba a perder una pelea...
La adolescencia de James nunca fue normal, y tan pronto se deslindó del mundo mágico y todas las complicaciones que le acarreaba, quiso probarlo todo, absolutamente todo, la violencia, el alcohol, las fiestas, las drogas, las chicas, todo lo que no pudo disfrutar, y que aún tenía una oportunidad de saber que se sentía, pues apenas tenía 18 años...
El mundo podía joderse, el ya había hecho demasiado por el mundo, el ya había pensado demasiado en los demás, le tocaba el turno de pensar en él, en él y solo en él.
Ya había llegado al vestíbulo del edificio donde vivía, su mano entorpecida por las pastillas y el alcohol tardó mucho en poder abrir la puerta, se encaminó a las escaleras, que subió a gatas pues ya no aguantaba su peso. Haciendo un esfuerzo sobrehumano logró introducir la llave en la puerta de su departamento, tan pronto se abrió, se dejó caer sobre la puerta, cayéndose estrepitosamente en el suelo y ya sobre su alfombra, fue arrastrándose hasta la sala...no tenía fuerzas para regresar a cerrar la puerta...cerró los ojos.
Quizás moría esa misma noche...
Y nadie se enteraría.
En ese momento se sentía una suerte de James Dean, Sid Vicious, Jim Morrison pero en la versión mas patética de cualquiera de ellos.
"Live fast. Love strong. Leave a beautiful corpse"
Harry se sonrió mentalmente...vaya que iba a dejar un cadáver bello.
Cuando encontraran su cadáver, el portero seguramente le dirían a la policía o a los de la ambulancia: "Era un chico muy frívolo, se creía estrella de cine... le gustaba mucho salir y traer muchachas aquí...Estoy completamente seguro de que era alcohólico y creo que también consumía drogas... Rayos...mírelo, verdad que es un niño?"
Sintió que el piso vibraba, sintió que seguía en el club y la música hacía vibrar las paredes, el suelo y las ventanas. Veía luces de colores en su cara, aunque tenía los ojos cerrados...podía oler su colonia y también el perfume de Madeleine, sintió naúseas...
Quería llorar pero ni siquiera eso podía hacer su intoxicado cuerpo...Se resignó a su destino y cerró los ojos aún mas fuerte...y al parecer se durmió.
