Al mirar hacia el pasado y rememorar los errores cometidos, siempre me acuerdo de la equivocación más grande de toda mi vida, abandonar a mi querida.

Mi vida no fue fácil, nací el 10 de octubre de 1820 en Inglaterra. Fui querido y amado por mis padres hasta los 11 años.

Un día cualquiera, mi madre junto a mi padre zarparon a abordo de un barco, hacía la india, donde querían ampliar sus negocios comerciantes. Me dejaron custodiado por mi querida aya y un sirviente fiel a la familia.

Su expedición fue difícil y duradera, le tomo 2 años y medio volver junto a mi, su hijo.

Con un gran abrazo los recibí y me alabaron por haber crecido y que se enorgullecían por mi madurez, en ese entonces yo contaba con 13 años.

Lamentablemente no todo fue como yo creería que serian las cosas, a los pocos días mi amada madre cayo postrada en una cama, mientras mi padre intentaba llamar con desesperación a algún medico suficientemente eficiente para dejar que cuidara a aquélla mujer que me había dado la vida.

Pasaron 3 días y ella murió sin ninguna explicación lógica, quedamos devastados. Mi padre se aferró a una botella de licor, mientras yo me encerraba en mi habitación para llorar amargamente la cruel perdida de aquella maravillosa mujer, llamada Kushina.

Pasaron los meses más crueles de mi vida y llego el momento en el que cumplí 14 años, mi padre después de varios meses dejo el alcohol y en un acto egoísta me dejó su herencia y se quito la vida.

No sabia que hacer, no sabia que rumbo tomar, así que me dedique a la empresa que mis padres tanto se habían esmerado en construir.

Estuve varios años ligado a aquella fortuna heredada y poco a poco mi vida se había vuelto monótona y aburrida.

A los 19 años decidí recorrer algunos países topándome con gente de buenas intenciones que me ayudaban en mi ruta.

Conocí maravillosas ciudades y países exóticos, extraordinarios y encantadores. Cada vez que miraba un nuevo paisaje , quedaba embelesando contemplándolo de extremo a extremo.

Llego un día en el que viaje hacia Rumania, donde espectaculares historias se cernían sobre estas misteriosas tierras. Sobretodo, una de ellas captaba mi atención, la de Vlad drácula o Vlad el empalador. Que aunque fue sanguinario con sus enemigos , él era un héroe en su nación.

Estas historias se hacía muy atractivas y llamativas y fue lo que me empujo a visitar aquellas tierras.

Viaje por muchas ciudades pertenecientes a este país , hasta que un par de ojos jade me cautivaron, dejándome completamente embelesado. Sakura, era su nombre , era una gitana no muy arraigada a las costumbres de su pueblo y según algunas malas lenguas , era una deshonra ,ya que hace un corto tiempo había escapado junto a un Irlandes cuyo nombre era Sasuke. Pero varios problemas hubo entre ésta pareja , haciendo que Sakura volviese junto a su familia.

Estuve tras ella algunas semanas, hasta que aquella criatura de rosa cabellera acepto mis sentimientos no muy convencida.

Vivimos gratos momentos, hasta que su madre, una mujer que bordeaba los 30 años, se entero de que había perdido su pureza y lo más gracioso es que yo no me había acostado con ella, Sakura me había engañado con ese tal Sasuke y le dijo a su pueblo que yo había abusado de ella.

Su madre furiosa por tal deshonra, me maldijo:

-Tú, hijo de tierras lejanas . Te condeno a no envejecer .. Que el tiempo no haga efecto en ti, mientras tus queridos mueran a tu alrededor, serás un mal nacido hasta que una flor florezca dentro de otra flor, estas palabras seran tu condena y tu libertad.

Aquellas extrañas palabras nunca se me olvidaran, ya que fueron el principio de mis males.

Después de que la furiosa madre me maldijera, me fui avergonzado y humillado de Rumania y regrese a mi natal Inglaterra a los 23 años de edad, mi expedición turística había durado años y aunque algunos momentos de mi viaje no fueron agradables, intente seguir con mi vida.

Busque una esposa , pero ninguna mujer hacía despertar mis sentimientos, como lo había hecho "mi gitana".

Pasaron los años y al tener los 30 años de edad, algo curioso ocurrió, no había ninguna arruga en mi cara y ni una cana en mis cabellos. Mis amigos se burlaban, mofándose de que era un brujo ¡ja! Ojalá hubiese sido aquello, pero para mi desgracia, aquellas palabras de maldición que habían caído sobre mi cabeza, me estaban afectando en la realidad.

Mi querida aya falleció y luego el fiel sirviente de la familia, a pesar que era joven, murió con los mismos síntomas que mi santa madre.

Ahora sólo contaba con mis amigos que poco a poco iban cayendo postrados a una cama y luego fallecían en las mismas circunstancias.

En 1854 Filippo Pacini descubrió la extraña enfermedad que nos acecho por más de un par de décadas, la cólera. Esta enfermedad causo la muerte de muchos de mis queridos, tal como lo había dicho la gitana en su maldición.

Los años pasaron volando y la gente que habitaba a mi alrededor siempre se alejaba de mi por el hecho de no envejecer como un ser humano normal.

Tuve que recurrir a hacer identificaciones falsas y todo ese jaleo llego a fastidiarme más de una vez.

Recurrí al suicidio innumerables veces, pero siempre al otro día después de atentar contra mi vida, despertaba con jaqueca y completamente sano.

Tuve que adaptarme a mi nueva vida y me dedique a gozar de los beneficios de ser un inmortal. Disfrute de las compañías de hermosas damiselas, compre casas por donde se me diera la gana, fui a innumerables guerras en las que moría y luego revivía.

Todo parecía no afectarme, era el amo y señor del tiempo.

Llego un momento en que los cambios se avecinaron uno tras otro, los aviones, teléfonos celulares, televisiones, cámaras fotográficas, toda la tecnología llegaba a marearme, era agotador notar que cuando se construía algo impensado, otra cosa realmente loca lo superaba.

Pase años estando bajo las sombras siendo un desconocido, hasta que me aburrí de dedicar mi tiempo a la nada.

Escribí libros y los publique bajo diferentes seudónimos. Esto produjo que gente se conmoviera y sintiera a flor de piel las melancólicas historias que narraba sobre amores y desamores.

Por lo menos había hecho algo bien en mi vida...

Una tarde de otoñal, en la cual llovía a cantaros, decidí dar un paseo, para que las gotas traslucidas llenaran de inspiración mi cabeza.

Con un abrigo marrón y un pequeño paraguas en mi mano, partí a realizar mi paseo.

Las calles que horas antes estaban abarrotadas de gente, ahora se hallaban vacías y de música de fondo se escuchaba la dulce melodía de las gotas chocar contra el suelo.

Todo estaba sereno hasta que un sollozo interrumpió mis pensamientos, era una chiquilla de 16 años que se abrazaba hacia sí misma, para intentar apaciguar el dolor que embargaba su ser.

Su larga cabellera negra-azulada llamó mi atención, decidí acercarme a ella y platicar un poco. Logre calmar sus penas y me gane su confianza.

Era hermosa he de admitir, su sonrisa tierna e inocencia a flor de piel era algo que prendía una vela cálida en mi interior

Esa tarde otoñal de 2006, en la cual llovía a cantaros, conocí a mi querida...

Paso el tiempo y a pesar que ella me gustaba , luego la empecé a querer y luego a amar.

Intentamos construir una relación ante la graves quejas de su familia, que pretendía buscar un mejor novio para mi querida Hime. Todo resulto de maravilla hasta que el fantasma de mi gitana apareció, una chica , mismos ojos jade, mismos cabellos rosas, mismas intenciones engañosas.

No caí ante las tentaciones que me ofrecía, sólo reavivo las palabras del conjuro que me mantenían amarrado a mi eterna juventud.

"Tú, hijo de tierras lejanas . Te condeno a no envejecer .. Que el tiempo no haga efecto en ti, mientras tus queridos mueran a tu alrededor, serás un mal nacido hasta que una flor florezca dentro de otra flor, estas palabras serán tu condena y tu libertad."

Hinata ya tenía 19 años y no era la joven de 16 que era inmadura e inocente en todos los aspectos. Yo mantendría mi estado actual mientras ella con los años envejecería y moriría.

No podría aguantar el dolor de perderla y sólo una opción me quedaba...dejarla ir.

Ahora me encuentro encerrado en una pequeña habitación de la cual no pretendo salir vivo, algo me dice que esta será la ultima vez que vea este mundo , pretendo dormir y nunca más despertar.

Cierro los ojos intentando imaginar la dulce sonrisa de mi Hime y dejo la sangre correr.

Sí ojalá hubiese descubierto la paradoja de mi maldición estaría libre.

¿Quizás hubiese sido feliz al lado de mi querida Hinata...?


Momento depre. :(

Esta historia simplemente no sé si dejarla como One-shot o poner un capitulo más, que explique las cosas desde otro punto de vista y quizás arreglar el final triste.

¿Que me dicen?

Bueno ojalá que les haya gustado y si les pareció triste , esa era la idea.

Gracias a los que se han tomado el tiempo de leer los disparates que escribo.

Matta Ne y cuídense!