Estoy desesperado...

Si, al borde de la locura...

Nunca había conocido sentimiento alguno por mis semejantes; alguna admiración insignificante, alguna comprensión razonable, eso era todo a lo que podía aspirar sentir, pero sentimientos tan profundos como el odio y el amor jamás. Es por eso que estoy desesperado.

No puedo creer que haya caído en tan bajos instintos. Mi gran victoria ha sido el despegue de mi locura, la cual me ha llevado a la ruina, a perder todo; pero creo que lo quería, quería desaparecer... ¿Qué estoy diciendo? ¡Claro que no! Pero quiero creer que aun así he ganado, me rió porque en mi derrota en lo único que se me ocurre pensar es en ti, en tus ojos azules traspasándome con ese brillo rojizo debido a la luz de las pantallas.

Sabía que desde ese día ya no habría más charlas, ni miradas bajas, ya no habría postres comidos a fuerzas solo porque me lo pedías, ya no habría otro roce de manos, ni otra pelea...

Tuve que vivir con esta desesperación… con este odio y este amor que me dejaste ¿Me creerás loco? Creo que cometí un error al matarte, ya que desde tu muerte me invadió un regocijo, un halo de arrogancia, un deje de tristeza, un no se que ¿nostalgia?

¿Recuerdas, las veces que estuvimos a punto de besarnos o cuando con pretextos nos abrazábamos? ¿Y esa tarde cuando llovía y te despediste?

Mierda...

Estoy desesperado...

Ya han pasado los 40 segundos, todo se volverá a la nada, tu moriste en mis brazos, pero yo… moriré solo con tu recuerdo en mi mente… ¿o no, L Lawliet?