Note: No he subido nada en mucho tiempo, y no planeaba escribir esto, pero las palabras se juntaron y ya.

Disclaimer: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto.

Summary: Porque Naruto no conocía el odio sin Sasuke, y Sasuke no conocía ese sentimiento fraterno sin Naruto. Chidori y rasengan, se verían las caras por última vez.


The last breath


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Con la sangre hirviendo y burbujeante arremolinándose en la boca, espesa, metálica, el corazón latiéndole con insistencia en los nudillos ya blancos, y el aire acumulándose en su estómago ya desecho, levantó la mirada, jamás se rendiría, porque tirar la toalla era un expresión indefinida para él, aunque estuviera agonizando, desecharía automáticamente la idea de si quiera pensar en abandonar la pelea, por muy perdida que hubiese estado desde que comenzó a escribirse su historia.

—Te lo dije, Sasuke —repitió por enésima vez, con la sangre escurriéndose por la comisura de los labios resecos— vas a volver a la aldea, o vas a morir aquí, conmigo —con las manos magulladas y la piel hecha jirones, se acomodó por última vez la bandana emblema de su aldea de origen.

El Uchiha sólo resopló ante las estúpidas pero, veraces palabras del rubio, con la mirada iracunda ya entumecida y borrosa por el uso descontrolado de los ojos de su fallecido hermano.

Haciendo gala de las últimas fuerzas, ambos corrieron materializando en la final jugada todos los recuerdos, toda la larga esquela de pensamientos y de lo que nunca fue, en la extensión de sus manos; chidori y rasengan, se verían las caras por última vez.

Y ahora sería distinto, porque el quejido ahogado del tercer miembro del antiguo equipo siete no retumbaría en sus oídos por esta ocasión, el único ruido, fue el impacto, los corazones partidos, las heridas siempre abiertas y latentes que ahora se cerrarían, que ya no dolerían.

Porque ambos necesitaban del otro, un poco de obscuridad entre tanta luminosidad, y un destello entre la densa penumbra, porque Naruto no conocía el odio sin Sasuke, y Sasuke no conocía ese sentimiento fraterno sin Naruto.

Porque ya estaba escrito que ocurriese así, el destino desató lo inevitable, piezas de ajedrez, en el tablero congelado por tanto tiempo, por los años sin verse, pero a sabiendas que el encuentro un día se sucedería, y que acabaría así, uno al lado del otro, con los pulmones ardorosos llenándose del último aire, el frío intenso de la noche carcomerles los huesos y las estrellas titilar hasta la eternidad.

Aquí y en Júpiter serían rivales, amigos, compañeros, y por ello, ambos se abandonaban al descanso eterno juntos, pero no sin una pequeña pero sincera curva bosquejada en los labios, los ojos calmados y los corazones que finalmente ya no latían.