I

Me llaman Blanca.

Supongo que yo soy una chica diferente. Siempre me he sentido como pez fuera del agua en mi instituto, y no sólo en mi instituto, sino en todos los sitios en los que me intentaba relacionar con la gente. Siempre hay algo por lo que no caigo bien, mi manera de pensar, mis gustos, mi apariencia física, que no es precisamente espectacular…

Soy el prototipo de chica friki de la que todo el mundo se avergonzaría si saliera con ella. Y con una autoestima por los suelos, por supuesto. E ir al instituto no me ayuda nada. Tengo una sola amiga, Rocío, que no es de las más guapas, pero tiene a unos cuantos chicos detrás. Extrañamente, ella es la única a la que puedo considerar amiga.

La parte de "friki" por mi adicción a los videojuegos. Adoro los videojuegos, sobre todo de tiros, de matanzas; vamos, todo lo que les gusta a los chicos, y que no debería gustarle a una chica, pero yo soy así. Si hubiese podido cambiarlo realmente lo hubiese hecho.

Rocío siempre se empeñaba en cambiarme para que pudiese ser más popular. Yo realmente lo intentaba, pero no tenía efecto.

Creo que no es necesario contar el lugar de dónde vengo, ni donde vivo, porque tiene poca relevancia en esta historia. Pero si os hablaré un poco de mi familia.

Mi hermana mayor se llama Sofía, la Doña Perfecta a la que siempre todos hacen caso: alta, guapa, parece mentira que sea mi hermana. De verdad.

Vivimos con papá porque mi madre siempre está de viaje de negocios.

Roberto, que así se llama mi padre, es uno de los hombres más simpáticos que probablemente conocerías. Tiene ese carisma que poca gente tiene. Carácter demoledor.

Y por si alguno o alguna está ansioso por saber cómo soy, si te tuviese en frente verías a una chica bajita, de 1'65 aproximadamente(es poco para una chica de 16 años). Nada de curvas perfectas, ojos preciosos, pelo suave y largo…lo que te encontrarías seria una chica poco desarrollada, menudita, con pelo corto, liso, y escaso (no como la melena de mi hermana). Color de pelo castaño (lo más normal del mundo), ojos color coca-cola (también lo más normal) nariz pequeña y unos labios finos de los que ninguna chica presumiría.

De personalidad tímida, pero abierta con confianza, me encanta expresar lo que quiero y lo que no quiero con palabras, al igual que lo que siento y no siento. Soy buena con las palabras, y tal vez por eso esté escribiendo esto.

Volviendo a lo de la adicción por los videojuegos, porque es en torno a eso a lo que gira esta historia, me gustan juegos tipo que no te pillen vivo, tipo Mirror's Edge o Assassin's creed, sobre todo este último, que es mi favorito. Probablemente, si estás leyendo esto, es porque hayas oído hablar del juego o sepas sobre él, así que dudo que hagan falta detalles.

Empezando con la historia, que empieza en un día normal como el que tú tuviste ayer y como el que yo tengo hoy mismo, Rocío, mi mejor amiga, pasó a buscarme por la mañana para ir juntas al instituto, del que no vivimos lejos. Hablábamos de temas que no voy a nombrar cuando, sin saber por qué, dejé de oír su voz. Veía como movía la boca, pero su voz ya no estaba. Entonces la vi pararse en seco, pero yo continúe andando. Ella hizo un gesto de confusión, y después de pánico, y oí un grito que debió de ser muy fuerte a una intensidad muy pequeña. Entonces noté un fuerte impacto en la cadera y un golpe en la cabeza.

Y todo se volvió negro.

Desperté en una habitación al aire libre, es decir, sin techo. Las paredes eran de piedra, y había una apertura en forma de puerta en una esquina. Era pequeño, había un montón de heno en la esquina contraria a la salida, y una escalera que supuse, llevaría a una especie de tejado.

Tenía la vista algo nublada y mi cabeza daba vueltas, además de oír zumbidos, pero no notaba el impacto de la cadera. A lo lejos, se oía el murmullo de mucha gente, pero no sabía si era real debido al zumbido de mi cabeza. Me senté y permanecí hasta que el zumbido pasó, pero el murmullo de la gente se hizo más fuerte.

A continuación, con mucho esfuerzo, me levanté, y me dispuse a salir del extraño callejón. Lo que me encontré me heló la sangre.

¿Tienen tus padres un pueblo al que vas en verano, de esos pequeños, antiguos, y de suelos y calzadas hechas de piedra, puertas de madera, y olor a conejo muerto? ¿No? Pues así era aquel lugar.

A parte de las casas, había puestos de gente vendiendo alfombras, carne…todo esto en la transitada calle que había a mi izquierda.

A mi derecha, una plaza con una fuente en medio, rodeada de cuatro bancos dirigidos hacia el lado contrario de la fuente. En uno de ellos, un hombre con capucha blanca estaba sentado. Se veía que era hombre por sus fuertes brazos, y por debajo de la capucha asomaban unos labios carnosos, rodeados por barba tal vez de un día, pero no más.

El hombre me miraba y me hacía gestos moviendo la cabeza, pero por ese entonces yo ya me encontraba perdida en mis pensamientos al darme cuenta de quién era.

Pero no puede ser.

Entonces alguien gritó:

- ¡Asesino!

Yo desperté de mi trance, el hombre levantó su cabeza, la gente empezó a gritar y a correr, mientras yo me quedaba inmóvil como una estatua. La chaqueta que yo llevaba era blanca, y con capucha, justo como él.

Al principio creía que los guardias iban a por él, pero iban a por mí. Pero me daba igual, porque en ese momento descubrí que todo era un sueño, porque no era posible que él estuviese allí, en frente mía.

Altaïr.


Y bien, el primer capítulo de mi primera historia de todas. Si lo leéis, poner reviews, porque casi que me hace ilusión. Me ayudará a mejorar.

¡Muchísimas gracias!