Notas del Autor: Hola a todos para los que me conocen, y bienvenidos a los que leen mis escritos por primera vez.

Este es un pequeño proyecto al azar que se me ocurrió. Es el segundó fic crossover de Digimon y FSN en la web, o por lo menos que yo he encontrado. Tengo algunas ideas de cómo quiero que siga. Pero en su mayoría es espontaneo. Por lo tanto, si les interesaría ayudarme, son más que bienvenidos.

En primera, tienen que saber que la línea de tiempo está un poco alterada, ya que los acontecimientos de Fate Zero ocurrieron en 1994 y los de Digimon 01 en 1999, por lo que la sariá incompatibles. A fin de solucionar esto, he movido la línea de tiempo de Fate un poco para que se acoplara a la de Digimon.

No hay realmente mucho que decir, excepto que estaré usando partes de la versión estadounidense de Digimon, tales como que en la versión original solo habían pasado 3 años desde el final de 01 al inicio de 02, pero en la versión estadounidense, lo cambiaron a 5. Esto es más conveniente para mí y me ayuda a lidiar con los cambios.

Otra cosa que deben saber, es que voy a estar alterando bastante los acontecimientos de 02 ya que el original tiene muchos agujeros argumentales y partes que no me gustan. Esa es una de las razones por las que prefiero fics donde reescriben 02 para corregís estos.

A parte de eso, solo espero que les guste y lo disfrute.

Si tienen dudas, quejas o sugerencia, no dude en comentar o enviarme un PM. Prometo responder a todas las preguntas o dudas que surjan, ya que no tengo nada planeado excepto algunos puntos. Claro que les informare si podría ocasionar un spoiler o no.

Sin más que decir. Que comience el Show.

Prologo

Fuego. Este mundo consistía solamente de fuego en lo que al chico concernía.

No estaba seguro de cómo, pero el caso era que él se encontraba caminando en un literal infierno de llamas. A su alrededor, los escombros de lo que una vez fueron cazas y calles se encontraban por doquier.

Mientras seguía caminando, pudo ver cientos de personas moverse de un lado a otro, intentando escapar de las llamas y el humo, solo para ser consumidos por estas. Sin importar el género o la edad, el fuego los consumió implacablemente.

Por todos los derechos, lo mismo debería haberle ocurrido al niño. Sin embargo, este niño, tenía algo especial. Este niño tenía esperanza.

En el pecho del chico, una imagen de una estrella derramando luz hacia abajo se podía ver brillar con refulgente intensidad, protegiéndolo de las llamas.

Pero, no era suficiente.

A pesar de que esa luz santa lo estaba protegiendo, no era suficiente para hacerles frente a las llamas. Esto se debía a que no eran llamas normales. Estas llamas estaban siendo alimentadas por pura maldad, de la talla que el mundo no había visto en milenios.

Con cierta dificultad pero persistentemente, las llamas fueron erosionando la luz que protegía al chico. Partes de su cuerpo lucían quemaduras muy graves, pero aun así, el chico seguía caminando.

Dado que la luz no sería suficiente para protegerlo de las llamas, el chico había empezado a caminar para salir de este infierno. Pero con forme su cuerpo era consumido por el fuego y la luz perdía sus fuerzas, el chico tuvo que hacer algo para seguir adelante, ya que si se detenía, estaba seguro que moriría.

Entonces, cuando una persona normal debería haber caído al suelo y aceptado su destino, este chico hiso algo que nadie se lo esperaba.

Comenzó a dejar atrás partes de sí mismo. Él le temía a las llamas, así que abandonó el miedo. Su cuerpo estaba sufriendo por el dolor de las quemaduras, así que abandonó el dolor. La preocupación por los demás, ya sean familiares o conocidos le perturbaba, así que descartó su empatía.

Poco a poco, el joven fue canibalizando partes de su ser para seguir avanzando. Olvidó sus gustos y disgustos. Ya había olvidado todo el conocimiento sobre su familia o si siquiera tenía familia para empezar. Y con cada pedazo de sí que olvidaba, podía dar un paso más.

Sin embargo, había algunas cosas de las que no se había olvidado todavía, a pesar de que ya no podía recordarlas bien.

Había alguien quien debía protegerlo. ¿Un amigo? ¿Un padre? ¿Un hermano? Ya no podía recordarlo, por lo que decidió descartarlo también y dar un paso más. Sin embargo, a diferencia de las veces anteriores, algo se quedó atrás.

Alas blancas... Blancas alas… alas… alas… blancas… blanco… blanco…

"Shiro". Murmuró sin siquiera darse cuenta.

En su mano izquierda, algo comenzó a brillar. Parecía ser alguna especia de aparato, como un localizador o algo similar. Sin embargo, el chico ya había descartado su curiosidad, por lo que no le prestó la más mínima atención. Si lo hubiera hecho, se habría dado cuenta de que el símbolo brillante en su pecho había recuperado algo de fuerzas.

Inconsciente de esto, el chico siguió avanzando, incluso ignorando a todos los cadáveres quemados, y los que estaban en proceso de convertirse en los mismos. Sin importar cuantos le pidieron ayuda, cuantos lo maldijeron por no estar sufriendo lo mismo que ellos, o cuantos intentaban arrastrarlo con ellos, el chico no se detuvo.

Para este punto, el chico había olvidado todo, incluso su nombre y su identidad.

Muchos dicen que la esperanza es lo último en morir. Ya que al chico no le quedaba nada más que consumir para seguir adelante, descartó también la esperanza.

En ese instante, varias cosas sucedieron.

El símbolo en el pecho dejó de brillar repentinamente y se escuchó un sonido de craqueo de cristal. Al mismo tiempo, el extraño aparato en su mano brilló más intensamente por unos segundos, antes de que su pantalla se llenara de estática y se apagara. Y por último, el chico se desplomó en el suelo, sin ningún tipo de fuerzas para seguir.

Lentamente, las llamas se acercaron a él como lobos hambrientos rondando una presa.

Y al igual que los carroñeros, comenzaron a atacar al joven herido. Sin embargo, este no reaccionó, ya que en estos momentos no era más que un títere con las cuerdas cortadas.

Casi como si se tratase de una coincidencia, la oscuridad que alimentaba a las llamas desapareció y estas perdieron su fuerza. Con el comienzo de la lluvia, las pocas flamas que habían comenzado a consumir el cuerpo del joven muchacho se desvanecieron en vapor, dejando la piel ligeramente quemada, ya que apenas si habían podido empezar su función natural de grabar todo a cenizas antes de que perdieran ese impulso.

Lo único notable que las llamas habían logrado hacer, había sido el derretir ligeramente una parte del aparato extraño en la mano del niño.

Este no había sido un fuego normal. En circunstancias normales y a pesar de la magnitud del incendio, habría habido varios sobrevivientes. Sin embargo, este no era un fuego natural. Era malicioso y buscaba consumir la vida, persiguiendo a cada persona como una fiera tras su presa.

Incluso ahora que ese impulso maléfico se había ido, todavía quedaban restos suficientes del aura maligna como para que cualquiera que no hubiese sido consumido por las llamas muriese de todas formas. Al igual que el joven niño, quien levantó su mano al cielo, no en busca de respuestas, ni en un último intento de salvación, sino más bien, tratando de agarrar la inmensidad del cielo, antes de resignarse a su destino y morir.

Pero, cuando su mano comenzó a caer, fue atrapada por otra mano más grande.

"Estás Vivo! Estás Vivo!". Proclamó la voz de un hombre que se cernía sobre el muchacho.

Mirando a los ojos extrañamente vacios del hombre, pero a la vez, llenos de una felicidad indescriptible. El niño se dio cuenta de que esa felicidad se debía a que el hombre había encontrado a alguien con vida. Había salvado a alguien.

"Me pregunto si yo podría ser tan feliz si salvo a alguien?". Se preguntó a sí mismo. Sin saberlo, una terrible sensación de envidia llenó el vacio interior del chico, tras a ver descartado todo lo demás.

XXXXFDSXXXX

Poco después, el niño se había desmallado y cuando se despertó, se encontraba en un hospital.

Cuando le preguntaron su nombre, no supo que responder, ya que lo único que podía recordar, era el rostro lleno de lagrimas del hombre que lo había salvado. Entonces, algo más se asomó desde el fondo de su mente. Una palabra.

"Shirou. Mi nombre es Shirou". Les dijo a las enfermeras, y lo escribió. Dado a que era un niño de apena años, no era muy bueno en hiragana y katakana. Por lo que no se lo puede culpar por escribir incorrectamente su nombre.

En lugar de escribir "Blanco", el chico termino usando los caracteres de "Personal" y "Departamento".

Cuando se le preguntó su apellido, les dijo que no lo recordaba. Teniendo en cuenta el trauma que había pasado, los doctores le dijeron que era completamente normal.

Durante un par de días, se había quedado en ese hospital, junto a varios niños que habían sido heridos por el fuego como él. Pero a diferencia de él, los niños no habían estado en ese infierno. Eran niños que habían vivido en los bordes del incendio y habían escapado.

Cada vez que la puerta del gran cuarto se abría, todos los niños miraban con esperanza, rogando porque uno de sus padres o familiares viniesen a buscarlo. Todos, menos el niño que se hacía llamar Shirou.

A diferencia del resto, no sentía absolutamente nada cuando los adultos se acercaban a él para ver si les resultaba familiar debajo de las vendas. Fue cuando ese hombre había aparecido. Era el hombre que lo había salvado de las llamas. Tenía el cabello desarmado y olía ligeramente a tabaco.

Entonces, el hombre le había preguntado si quería que lo adoptara. Después de que estuvo de acuerdo, el hombre le dijo que se llamaba Emiya Kiritsugu y comenzó a empaquetar las pertenencias de Shirou en un bolso, de manera muy desordenada que incluso un niño podría haber hecho mejor.

Mientras guardaba las cosas, Shirou notó un extraño objeto como un reloj digital o un localizador. Estaba ligeramente derretido de un lado y tenía manchas negras por haber sido quemado. Cuando les había preguntado a los doctores que era, no supieron decirle, suponiendo que era algún juguete nuevo o algo así. Al parecer, cuando Kiritsugu lo había rescatado, había estado sujetando eso en sus manos, por lo que decidieron que lo conservara.

"Ha, por cierto". Dijo Kiritsugu, llamando la atención del chico. "Hay algo que debes saber antes de que te adopte". Dándole una mirada seria, le dijo con claridad. "Soy un mago".

XXXXFDSXXXX

En Tokio, en el distrito de Odaiba. Un hombre y su hijo estaban a punto de cenar.

Si alguien viera esta escena, lo encontrarían ligeramente extraño, ya que el que estaba haciendo la cena, no era el adulto, sino el niño. Esto se debía a que ambos sabían que el padre era incapaz de cocinar para salvarse la vida, por lo que la tarea recayó sobre su hijo mucho más dotado en esta área.

Otra cosa curiosa, seria que el chico tenía el cabello rubio, a pesar que el hombre tenía un color castaño oscuro.

"Hey Matt, ¿falta mucho?". Preguntó el padre. Su nombre era Hiroaki Ishida y era un reportero de Fuji TV.

"Ya casi termino". Contesto el hijo con un tono ligeramente nasal.

Hace un par de días, tanto él como su hermano estaban por ir a visitar a una prima de su madre en la ciudad de Fuyuki. Sin embargo, Yamato, o Matt para los amigos, había contraído un terrible resfriado, por lo que tuvo que quedarse, a pesar de que se había recuperado rápidamente.

Mientras terminaba de cocinar los huevos, pensó en cómo le estaría yendo a su pequeño hermano Takeru o TK para abreviar.

Cuando ambos eran más pequeños, sus padres se habían divorciado, por lo que no se veían tan a menudo como les hubiese gustado. Sin embargo, eso no les impidió tener la más grande aventura de sus vidas en el mundo digital, donde el pequeño niño llorón que dependía de su hermano, había crecido como un joven fuerte e independiente.

Riéndose ligeramente, recordó cuando había fingido llorar frente a una pareja cuando habían visitado a su abuela de parte de su padre, para poder conseguir acceso a una computadora y ayudar a Tai e Izzy contra Diaboromon.

Sintiendo una ligera punzada de dolor al recordar a sus compañeros, sus recuerdos lo llevaron a la última reunión que tuvo con las extrañas criaturas del otro mundo. El extraño anciano que les había ayudado durante su aventura, Genai, los había llamado a todos para restaurar el balance del mundo digital, por lo que todos debieron sacrificar sus emblemas, haciendo que sea imposible para sus compañeros digimon alcanzar su etapa de Ultimate.

Sacudiendo la cabeza, decidió que no era bueno para la digestión tener tantos pensamientos en la cabeza, por lo que se centro en la cocción de los alimentos.

Fue en ese momento, que el timbre sonó en el departamento.

Quitándole el volumen al televisor, Hiroaki se levantó para ver quien llamaba a la puerta. Al abrirla, se llevó una gran sorpresa al ver a su ex esposa con ropa no adecuada para el invierno.

No le sorprendió realmente el verla a ella, ya que su ruptura había sido realmente limpia y habían quedado en buenos términos. Sin embargo, lo que realmente le sorprendió, fueron los dos ríos de lagrimas que corrían por el rostro de la rubia.

Natsuko Takaishi, quien prefería que la llamaran por su segundo nombre de Nancy, era mitad francesa por parte de su padre. Era extraño, ya que su padre tenía un apellido japonés.

Nancy era una mujer fuerte y decidida, lo que la hacía la mujer ideal para su trabajo como reportera para ciertas revistas que iban desde moda a cultura humana.

"Nancy!". Exclamó Hiroaki. "¡¿Qué ocurre?!". Preguntó ligeramente alarmado. A juzgar por la falta de abrigo en el clima frio, cualquiera que fuere la razón por la que su Ex esposa había decidido verlo, debió ser demasiado urgente como para abrigarse adecuadamente. Sabía que ella había hecho un pequeño viaje a Kyoto para una revista, aprovechando que TK estaría con su prima, pero se suponía que no iba a regresar hasta el lunes.

"T-Takeru". Comenzó a balbucear entre sollozos. "Es Takeru!".

Sin ningún tipo de aviso, la rubia se abrazó al hombre y comenzó a llorar desconsoladamente.

Abandonando la cocina por unos instantes, Matt fue a ver que era todo ese ajetreo. No hace falta decir que se sorprendió mucho ante la escena. "¿Qué está pasando?". Pregunto muy confundido.

Al oír la voz de su hijo mayor, Nancy se apartó de su ex esposo y se abrazo al chico mientras seguía llorando.

"Nancy". Exclamó Hiroaki, comenzando a sentir una enorme bola de hielo en sus entrañas. "¿Qué le pasó a Takeru?".

Ella les dijo.

El rostro de Hiroaki palideció y Matt soltó la espátula que tenia en la mano.

Esa noche, los huevos que Matt había estado cocinando se quemaron. Nadie le prestó atención a eso.

Porque Takeru Takaishi, había muerto en el gran incendio de Fuyuki.

Fin del prologo.