Summary: Esta es una historia sobre como Germania se convirtió en padre. Y Prusia en hijo. Especialmente para Tari en su cumpleaños, que fue ayer, muchas felicidades :D
Disclaimer: Nunca creímos que se podría escribir una historia sobre Prusia en la que nadie dijera la palabra "awesome" y aun así aquí está. No te enfades Himaruya, es porque no sabe hablar.
Vati
Germania mira a Prusia... acostado en el suelo, llorando como... ehm, pues un bebé que es, claro está, se pasa una mano por el pelo y se pregunta por qué demonios se tenía que meter en ese lío.
Prusia tiene las piernecitas y los bracitos encogidos porque el suelo está frio y duro, las mueve un poco mientras llora. Germania se pone en cuclillas a su lado.
—Venga yaaa que no lloreeees más, ¡no te está pasando nada! —le protesta.
Prusia lloooora y llooooora porque además la voz de Germania es dura y le regaña.
—Niño pero por dios, ¡vas a atraer a los lobos! —protesta intentando ponerle una mano en la boca para callarlo.
El bebé le toma del dedo pulgar con la manita sin dejar de llorar
—¡Por los dioses! —Germania levanta las cejas al ver que le toma el dedo y tira un poquito y mueve la mano porque a pesar de todo es la primera vez que tiene algo de convivencia con el niño. Lo ha traído hasta aquí hace muy poco tiempo, después de descubrir que... bueno, su madre claramente... ya no le podría cuidar más.
Prusia intenta no soltarse pero no lo logra porque no tiene mucha capacidad motora todavía, así que cuando se lo quita, aumenta el llanto en berrinche.
—Nein, nien... aquí está el dedo otra vez —se lo ofrece, poniéndole la otra mano en el abdomen, empezando a crisparse con el LLANTO incansable—, calla, callaaa
Y ahí va Prusia que intenta metérselo a la boca. Por un momento el adulto le deja hacer aunque vacila un poco pensando que quizás pueda morderle... si Germania, como tiene dientes. Lo que hace Prusia es mamar del dedo, cosa que a Germania le parece muy extraña... pero se ha callado un poquito.
—Ves, así está mejor... no me arranques el dedo nada más y cállate un poquito en lo que pienso qué es lo que vamos a hacer —se sienta en el suelo a su lado y suspira. Aún estaba lejos de casa... y aunque aún era temprano no iba a llegar este día hasta allá, menos aún con un niño llorón.
Solo mama tres o cuatro veces hasta que nota que no sale nada, así que le da la rabieta de nuevo.
—Aghh! Paraaaa! —protesta apretando los ojos levantándose desesperado y mirándole. ¿Qué coño podría tener? ¿Miedo? Si no había nada que temer... de hecho entre más llorara más probable era que pasara algo, y aun así, ¡ahí estaba él para protegerle!—. Hagamos un trato, ¿vale? Tú te callas... y yo... arreglo todo lo demás. Te conviene. La otra opción es que te deje aquí y te coman los lobos...
Prusia le mira con sus ojotes rojos cuando se mueve, haciendo otro puchero
Germania lo levanta del suelo con toda la poca gracia y suavidad con la que merece un niño ser levantado y Prusia intenta arrapársele como monito. De hecho es bastante milagroso que no se desnuque... pero instintivamente le atrae hacia sí y le abraza de una mejor manera de la que lo había hecho hasta llegar hasta aquí, porque lo traía enrollado en algunos trapos, tal y como lo tomó de su cuna.
El pequeño aun solloza un poco pero deja de llorar en cuanto siente el contacto humano. Germania levanta las cejas y le mira de reojo.
El albino que apenas si tiene pelo y además ni siquiera se le nota. Le pone la boca sobre la tela de la túnica del pecho buscándole para mamar... sí, esta edad y ya estamos obsesionados.
—Eh, eh... ¿qué haces? Si yo no soy una mujer que... ¡Oooh! ¡Tienes hambre! —cae en la cuenta. Brillante, Germania. Brillante. Antes pensando que tenía miedo.
Prusia sigue a su búsqueda con la boca y al cabo de no encontrar, vuelve a llorar.
—Shhh! PAraaaa! —protesta Germania recargándose en un árbol y sacando la tripa de cabra curtida que ocupa como bolso para llevar siempre una poca de bebida de cebada. ¡Esto seguro le quitará el hambre al niño! Se hace unas bolas terribles con el bulto en sus brazos, casi se le cae, se le resbala un poco...
El bebé se asusta un poco con todo el movimiento brusco y estira sus manitas hacia Germania, quien cuando al fin consigue no tirarlo le mira... y no puede evitar sonreír levemente embobado. Era un niño, y uno muy bonito a pesar de los ojos rojos. Nunca había visto a nadie con piel más blanca y pelito tan increíblemente rubio. Y era suyo...
—Vamos a estar bien —le susurra tratando de tomarle la manita, pero es incómodo.
El tono de voz lo calma más y aunque aún le caen un par de grandes lagrimones, vuelve a tratar de tomarle los dedos para llevárselos a la boca.
El sajón se resbala del árbol en el que se había recargado, hasta quedar otra vez sentado en el suelo... pero ¡es que es más fácil sentados! ¡En serio! De nuevo el movimiento brusco hace que olvide lo que intentaba con los dedos y mire hacia algún lado, paralizado.
—A ver... abre la boca y vas a beber un poco de esto, ¿vale? Esto... te quita el hambre —le quita los dedos y desamarra la bolsa... y luego se piensa que no, va a ser casi imposible que beba de ahí. Mete los dedos y se moja la punta de uno con un poco de líquido. Lo saca y se lo acerca a la boca con una gotita a punto de caer —. ¡Abre, abre!
Prusia lo mira con sus ojotes humeditos sin saber qué dice ni qué quiere y Germania le mete el dedo a la boca. El pequeño se asusta pero al notar que sabe a algo empieza a chupar.
Al final le saca el dedo de la boca para ponerle más cerveza y el bebé protesta cuando se lo quita pero vuelve a metérselo unos instantes después. Ahí vuelve a chupar como si no hubiera mañana... otra cosa no, pero hijo tuyo seguro es.
Poco a poco le escurre un poco de cerveza y hace un desastre pero consigue darle una buena proporción de su bolsita y Prusia deja de llorar, ahora intentando atraparle los dedos jugando
Germania sonríe sintiéndose muy muy listo, el pequeño aun juega, sonríe cuando consigue atrapar un dedo y se mea. Yeah... Haciendo un regaderito arriba de Germania, que sonríe antes de darse cuenta... Y cuando se da cuenta...
—Ewww! Pero... Aaaagh! Neeeein!
Prusia vuelve a asustarse con los gritos y se le corta. Germania se levanta sacudiéndose con una mano y arrugando la nariz, con el niño aún en brazos.
—¡No hagas pis así! Tienes que hacer hacia... Algún lado que no sea hacia mí, mira... —le toma de espaldas de debajo de los brazos y le aleja de él —. A ver, anda... Mea.
En cuanto lo pone vertical, le vienen arcadas y empieza a llorar, vomitando la cerveza. Germania... Suelta una palabrota sin entender qué demonios es lo que pasa, levantando las cejas. Prusia llooooora y llora y aún menos entiende, créetelo. El día que le cuentes que vomitó su primera cerveza se va a morir.
—Nein, nein... Pero ¡no eches la cerveza! —le atrae hacia el otra vez mirándole desconsolado porque iban bien y ya había comido algo —. ¡¿Por qué vomitas!?
El albino sigue llorando porque no te creas que a él le gusta vomitar. Está sucio y le duele el estómago. Aprieta los ojos azules pensando que claramente esto NO está funcionando en lo absoluto.
—Necesitamos... Una mamá o algo así, verdammt. No tengo otra cosa que darte de comer... Carne seca. ¿Vas a vomitarme también la carne seca? Y estas completamente asqueroso —protesta tratando de pensar a pesar de los chillidos teniendo completamente claro que quedarse aquí no va a resolver las cosas. Recoge su bolsa del suelo apretando un poco a Prusia contra sí, toma su lanza y su escudo... Y empieza a correr, antes que nada, hacia el río.
Lo cual hace que los berridos sean peores porque remover a un niño al que le duele el estómago no es lo mejor... y además tiene frio.
—Bueno, llora todo lo que quieras, yo estoy intentando arreglar las cosas, ¿vale? Vamos al río —a que te dé más frío y te congeles—. A limpiarte.
No te entiende, lo siento, pero no tardan mucho en llegar... Y mira si serás bestia, Germania. Lo pone en el suelo, se quita sus pieles y sus botas quedando en taparrabos, esconde todo en el tocón de un tronco, recoge a Prusia del suelo y lo mete al agua helada.
Se llama terapia de choque. Por lo menos se mete con él... En términos generales y Prusia lloooora y llora.
Lo sentimos, Prusia, tu padre es un bestia. Seguro lo saca del agua cuando se pone morado de frío. Literal. Al menos está limpio y seguro del frío ya término de mear. Germania, ou llea, matando dos pájaros de un tiro.
Eso sí, pero llora y tiembla mucho ahora. El temblor preocupa a Germania, porque por una vez sí que entiende lo que le pasa. Lo acuesta encima de su escudo de madera, saca las pieles y botas de donde las ha escondido. Le sacude un poquito el agua de encima y lo envuelve lo mejor que puede en una de ellas.
Eso lo calma un poco, aunque aún solloza bastante
Toma la bolita de pieles, la amarra un poco con una de las cuerdas que trae para hacer trampas para que no se destape si se mueve... Y piensa en hacer un fuego y poner un campamento aquí al menos para pasar la noche. Suspira abrazando un poco a Prusia instintivamente.
El problema es que Prusia sigue teniendo hambre y le duele el estómago por eso no deja de chillar.
Ya nos imaginamos. Germania no tiene IDEA de que otra cosa pueda comer un niño pequeño si no es leche. La cerveza no funcionó, la carne seguramente menos, si el niño no tiene ni dientes. Necesitaba encontrar... una cabra, cuya leche va a caerle igual de mal... Sólo que en vez de vomitar va a darle diarrea. Genial.
Suspira optando otra vez por mejor moverse hasta encontrar lo que necesita. Con el resto de cuerdas que trae y una de las de sus botas, se amarra el bulto de Prusia al torso para poder moverse, preguntándose en serio si este niño va a callarse en algún momento... Quizás no porque se le pase el hambre, sino porque bueno, al final, debería cansarse, ¿no? Pero por lo visto sigue incansaaaaable en su llanto eterno. Tiene bastante bastante energía, Prusia. Al menos deja de temblar al cabo de un rato.
—Voy a conseguirte comida. En algún lado debe haber una mujer que te dé comida y me diga qué es lo que te pasa —anuncia decidiendo caminar por el borde del río hasta encontrar algún asentamiento donde SEGURO hay una mujer.
Como si le dijeras que vas a comértelo a él... los nietos de Odín dan mucho por culo.
—¿Sabes? Como sigas llorando van a venir los lobos y nos van a comer a los dos. De hecho no, a ti, yo voy a dejarte ahí a que te devoooren —anuncia mirando al cielo y notando que pronto va a empezar a oscurecer...
No sé qué te hace pensar que le importa un comino. En realidad creo que se está entreteniendo a sí mismo.
Unas tres horas más tarde, Germania NO ha conseguido una mujer, ni lo ha cazado un lobo, pero ha logrado robarse una cabra y esconderse debajo de una gran grieta y una enorme piedra en una ladera más o menos lejana al río, porque ha empezado a llover... Y bueno, uno no es hijo de Odín, y además el oh-gran-señor-de-estas-tierras sin saber un poco sobre supervivencia básica en esta región, así que ha conseguido prender un pequeño fuego y que la cabra NO quiera irse aterrorizada con el aullido de los lobos que se escucha a lo lejos.
Y no te creas que es tan fácil robar una cabra... y menos aún con un fardo llorón que no deja de hacer ruido, colgado del cuello pero como si Prusia pudiera saber lo que hacía su padre, se ha callado justo el tiempo suficiente
Lo que a Germania le ha hecho cierta gracia. Maldito mocoso convenenciero. Sobra decir que para cuando Germania consigue el lugar seguro y prende el fuego, no está agotado... Esta FULMINADO y ahí está el fardo dando patadas y moviéndose porque Prusia es incansable
—¡Por Odín contigo! —protesta Germania con el niño AÚN amarrado al pecho y joder, es que no le has dado de comer, grandísimo inútil, como quieres que no proteste aún. Lo que no entiende es de dónde saca fuerzas. Aunque no deja de tranquilizarle que no se haya muerto—. Ya vooooy, sólo déjame respiraaaaar unos minutos. Que además hay que ver que no venga un lobo. Veamos... —Le jala un poco la pata a la cabra acercándola a ellos dos... Y se pregunta si Prusia puede mamar de ella así como si fuera un cabritillo.
Odín está escandalizado contigo. ¡Uno de sus niños mamando cual animal!
Así que ahí va a desarmar al fardo, notando que antes ha hecho los nudos para amarrarle contra él, pero con lo mucho que se mueve, la cuerda casi ha quedado fundida y apunta a Odín que si tiene una idea mejor con gusto puede venir a llevarla a cabo.
Se está un buen rato hasta que obsesivamente consigue desatar los nudos sin romper la cuerda... No sé cómo Prusia no se ha desmayado de hambre.
Es lo que le ha pasado mientras la cabra, creo. Igual es especialista porculeador. Desde luego, menos mal que Austria no fue el primero porque ya estaría MUERTO.
Y ahí viene el conflicto en realidad porque tampoco sabe cómo hacer esto. Mira a la cabra y luego al niño. Le acerca la boca a la ubre... Y arruga la nariz sin estar convencido. Así que toma la ubre y la aplasta y salen un chorro de leche a la cara de Prusia que hace una mueca y lloraaa apartándola.
—Nein, Nein... A ver... Es leche. LECHE —protesta un poco desesperado sacando un chorrillo hacia su mano puesta en forma de cuenco —. Esto es lo que comes
Y vamos otra vez como hizo con la cerveza... Ahora con leche. Eso sí funciona, gracias a dios. Germania sonríe otra vez vencedor mientras Prusia mama de sus dedos como si no hubiera mañana.
—¿Ves? Sólo tenías que aguantar un poco y Germania iba a arreglarlo todo
Prusia le mira con sus ojazos, chupando y haciendo soniditos guarros. Le rodea el pulgar con su manita. Germania sonríe un poco más, pensando otra vez... "Esto es fácil". Esta vez no le quita el pulgar y con la otra mano le da unas palmaditas suaves en la cabeza.
No sé cómo puedes decir esto es fácil cuando llevas todo el día haciendo piruetas para llegar a este punto. Poco a poco, Prusia empieza a pelear consigo mismo por seguir mamando mientras se queda dormido y ahí va la voz grave de Germania a hacer un murmullo suave mirando a Prusia hacer, él mismo intentando pelear consigo mismo para no quedarse dormido... Falla miserablemente.
Prusia también... lo que pasa es que Prusia, en cuatro horas va a estar llorando otra vez y va a meterle un SUSTO a Germania porque además todo está bastante silencioso y oscuro, aún llueve, y hasta la cabra duerme... El fuego se ha consumido casi del todo y escucha lejanamente el sonido que ha oído tooodo el día.
Entreabre los ojos y tarda un poco en que le caiga que demonios es lo que está perturbando su sueño y ahí sigue... puede parecer que llora mucho, pero de verdad, no vas a ver la VERDADERA entrada al infierno hasta tu tercer hijo.
El adulto se sienta bastante adormilado recordando que sí, está bajo una piedra, a la mitad del bosque y con un bebé y puede que con estos gritos los lobos ahora sí vengan rápidamente.
—¿Qué tienes? ¿Frío? —pregunta volviendo a enrollarlo en una piel y a amarrarlo sin estar seguro de por qué no se calla. Lo levanta un poco del suelo y de lo acuesta encima.
Y ahí va Prusia a intentar buscarle el pecho otra vez. Germania lo mira atentamente... Y es que bendita madre naturaleza que da pistas a los padres inútiles.
—Ah... Más comida —y espera a que te cague las pieles, porque todo lo que entra... De hecho ahí es cuando nota el... Aroma—. Espera...
Espera y una mierda, berrea y berrea.
—Ugh... Pero... Es que te... Agh! ¡Que te has cagado encima! Y ahora además me has cagado a mí y... Hombre ¡pero si esto es como agua! —protesta y protesta... Alguien va a salir a darse un chapuzón en la lluvia. Lo siento, Prusia, tu vida por ahora es imposible, te juro que cuando llegue a algún sitio donde pueda establecerse un poco mejor será más simple.
Eso, sácalo a bañarlo a las cuatro de la mañana que no acabe con hipotermia.
Germania se limpia las manos en el suelo con cara de asco pensando que todo esto es una porquería absoluta, apretando los ojos. Lo deja en el suelo y se va a mojarse un poco las mano spara limpiárselas él... Al menos tiene la decencia de pensar que no puede darle de comer con las manos llenas de caca.
Prusia se revuelve en el suelo y va a acabar lleno de tierra y de caca llorando. Germania dice que para estas alturas... Lo primero es callarlo, así que ahí se va a ponerse leche en la mano... Y luego de vuelta con Prusia a tratar que coma y ahí va de nuevo, mismo procedimiento.
Mientras come, Germania piensa que ALGO se tiene que hacer para que el niño no se cague encima, que por cierto se ha enguarrado bastante
El problema es que tampoco es que Germania tenga miles de utensilios o instrumentos ni cosas útiles para limpiar a un niño. Una vez terminado de comer toma su lanza y con la punta procede a quitarle la mayor cantidad de caca al niño de encima... Con bastante cuidado.
¿Con la lanza? Really? Que aprensivo hijo mío. Con la punta afilada... De hecho no sé si lo que esta es quitándole la caca o también los pelitos. Finalmente toma un poco de tierra limpia del suelo y le frota un poco... y con ella termina de limpiarle las piernas. Gracias. Acaba de limpiar a un cerdito. Excelente actividad que hacer a las cuatro de la mañana.
Lo que creo es que es posible que no sea una actividad tan traumática y horrible para Prusia, porque va a hacerlo con bastante cuidado porque si se calló después de comer... No quiere que llore otra vez. Sí, se calló y se durmió comiendo de nuevo y si lo despiertas le va a costar dormirse.
Esto entonces se vuelve más un proceso meticuloso. Se quita de la cintura la faja con la que trae colgada su bolsa de bebida y con esa es con la que le mal envuelve el culo haciéndole de pañal. Piensa, eso sí, que va a curtirle en cuanto pueda una piel gruesa haciendo quizás la forma de bolsa para que cuando cague se lo guarde ahí y pueda fácilmente lavarlo. Quizás necesitaría también piel suave como de conejo, menos permeable, para limpiarlo en vez de la punta de una lanza... Y mañana va a tener que bajar al río otra vez para lavarle.
Prusia tiembla un poco mientras duerme porque lo tiene desnudito y hace frio. Al final, Germania sacude un poco la piel donde Prusia se ha cagado, la limpia también con tierra en la medida de lo posible, se acuesta boca arriba sobre ella, pone a Prusia boca abajo en su estómago y echa encima su capa corta de viaje abrazando a Prusia y quedándose dormido.
Y ahí duerme Prusia con su Vati, babeándole el pecho... y meándosele encima en la mañana.
Te detesta.
Cuando amanece... Y Prusia llora otra vez... Y nota los meados y se frustra de nuevo poniéndose de mal humor. Germania toma a Prusia de una pierna, y de cabeza le lleva al río a bañarse ambos otra vez, pensando que de verdad esto no puede seguir así.
Y cuando le levanta de cabeza, mágicamente Prusia se ríe. Germania se detiene y levanta las cejas... Y a Prusia hasta poder verle cara a cara que se ríe y estira las manitas hacia él.
Germania parpadea e inclina la cabeza balanceándolo un poquito, el bebé suelta una carcajada, el adulto sonríe un poco y lo balancea más.
Prusia da patadas con el otro pie y se ríe, el rubio le toma de la otra pierna con la que está dando pataditas y le balancea de adelante a atrás con un poco más de fuerza, el pequeño se muere de la risa porque además le está bajando la sangre a la cabeza
Y por primera vez en muchas... Ahí tenemos a Prusia sacándole esa risa suave y grave a Germania.
—Quizás no deje que te coman los lobos después de todo —sentencia caminando ahora si al rio y así... A mitad del frío baño, era que Germania había decidido que lo que necesitaba era una mujer que entendiera algunas cosas mierderas del niño... Como esto de la comida o el que se cagara la ropa... Mientras que él le enseñaría a Prusia las cosas fantásticas de la vida, como nadar o andar de cabeza o cazar o como tener unas tierras.
En cuanto lo mete al agua helada vuelve a llorar ¿Ven? Es por eso que lo decide. A alguien que sepa callarlo y ahí empieza la cuestión de ensayo y error. A ver qué cosas podrían gustarle... Empezamos con hundir la cabeza.
Los gritos y lloros aumentan.
Vale vale, no más hundimientos... Le abraza un poco y le levanta afuera del agua. Germania hace FRÍO, joder, el aire es helado.
Prusia tiembla contra él.
—Preusseeen... Tienes que acostumbrarte al frío —le acuna un poco. ¡Es un BEBE! Germania.
No importa, tiembla igual, estornuda y así es como Prusia se murió de pulmonía.
Cuando OOOTRA vez empieza a ponerse morado, decide que vale, que luego aprenderá a nadar. Saliendo del río y secándolo con sus propios calzoncillos, metiéndolo dentro de una de sus botas antes de llevarse las pieles a lavar el río. Se pregunta sinceramente, cómo coño hacen las mujeres para hacer todas las cosas a la vez... Bañar al niño y lavar la ropa y conseguir que nadie se ahogue.
De hecho igual me imagino que en una de esas Prusia se le resbala como jabón... Se le hunde en el río y Germania le recoge tres brazadas más adelante, niño llorando y tosiendo a la vez.
¡Fuerza Prusiaaaaa! Pero ahora sí está enfermo.
Al final consigue tener todo mojado... Y limpio eso sí, sin enterarse aún de la enfermedad del niño. Le recoge del suelo tan feliz pensando que hoy se encaminaran a casa pero Prusia está ardiendo de fiebre así que llora un poco pero de forma diferente, como si fuera a quedarse dormido.
Es que además malditos niños que se enferman así. Un minuto todo bien... Siguiente minuto, se está muriendo. Germania se sienta debajo de su piedra a volver a amarrar Prusia en las pieles húmedas... Y mirándole ahí es cuando se da cuenta de que el niño no parece estar del todo normal.
Prusia tose y moquea mucho con los lloriqueos, hecho bolita. Vati Germania y su desorden obsesivo compulsivo le limpia la nariz de mocos.
—¿Ahora tienes tos? ¿Es el agua aún? —le da unas palmaditas en la espalda.
El bebé sigue temblando y lloriqueando. Y... Bueno, una es que Germania no haya tenido antes a un niño y otra diferente es que no haya nunca estado enfermo y con fiebre. Nota con cierta facilidad que el pequeñito arde en fiebre
—Yo sabía que los niños eran calientitos... Pero esto... ¿Estás enfermándote? —pregunta/protesta porque no tiene IDEA de qué coño hacer con un niño de este tamaño enfermo. Se toma unos segundos para pensarlo. Claro que se iba a enfermar, estaban en pleno bosque ayer se moría de frío... Hoy también. Y la noche había sido eterna con tanto llanto.
Prusia no responde, claro y sigue lloriqueando.
¡¿Y si se le moría?! Es decir... No que quisiera propiamente un niño a su cargo, pero... Es que era SU HIJO. ¡No se le podía morir su hijo! ¡SI ERA NIETO DE ODIN! Le aprieta contra si con resolución. Si se había enfermado así taaaan rápido, tenía raaaapidamente que hacer algo para arreglarlo. Se humedece los labios pensando en la curandera de su pueblo... Y en que tiene que apurarse si pretende llegar pronto. Recoge las cosas, vuelve a hacer un hatillo con el bebé, saca un poco de leche e intenta dársela.
Pero no quiere comer, los ojos azules le miran preocupados volviendo a amarrarlo contra sí, pensando que si además no come... Suspira pensando y cayendo repentinamente en algo importante. Había otra alternativa.
Pues ahí están la dificultades de los padres primerizos. La semana que viene el sábado más.
Para Tari: ya sabemos que los Ancient no son tus favoritos pero... pensamos que Germania y Baby!Prusia podrían ganarse tu corazoncito alemán. Ojalá te haya gustado.
