El diario de una espada

Este es mi primera historia publicada con Rurouni Kenshin, y por supuesto ninguno de los personajes me pertence, si no, que pertenece a Nobuhiro Watsuki, y bueno, aunque hay algunos que si me pertenceran. Aqui la primera parte de los personajes de Rurouni Kenshin, como alumnos de diferentes univesidades y por supuesto diferentes carreras. Asi que disfrutenlo.

En la vida de la señorita Kaoru Kamiya todo era paz y tranquilidad, siempre tenía una vida rutinaria, entre: ir a la escuela, pasear con sus amigos, y convivir con sus padres, sin embargo, la dulce y linda Kaoru que todos conocían, desaparecía en las clases de kendo que tomaba como taller en su escuela, en lugar de ella, aparecía una brutal y poco femenina guerrera, la cual no tenia piedad con ninguno, esa era la vida de Kaoru, siempre, o al menos, lo era en el bachillerato, ahora una nueva aventura iniciaría, cuando ella, inicie sus estudios universitarios.

Son las 8:00 am en una casa un tanto pequeña para algunos, sin embargo, aun a su pequeñez, la casa tiene dos pisos, su pequeñez se debe, a que la mayoría del terreno que dispone la familia, es ocupado por un enorme pero bien equipado dojo, en donde se practican toda clase de artes marciales, sin embargo la especialidad del maestro de dicho dojo, es la técnica Kamiya Kasshin-Ryu, un estilo bastante diferente a los demás, dado que su lema es " la espada que protege", es decir, no se usa para lastimar, lo cual, va a sí mismo, en contra de la naturaleza de la espada, sin embargo no así el de las shinai, con la cual, la mayoría de los estudiantes de aquel dojo, practican.

-Hayyyyyyyyyyy-. Grita una voz femenina desde el interior de la cocina de la pequeña casa. – ¡Hoy es 20 de julio!, ¡es 20 de julio!- grita la misma voz, cuando se percata de la fecha, gracias a un calendario, rápidamente deja lo que estaba haciendo, y sube corriendo las escaleras, dirigiéndose a la habitación de su hija.

-¡Kaoru, Kaoru!, despierta dormilona, que hoy es 20 de julio- decía la mujer, mientras abría una puerta de madera, (lo cual era raro, dado que nos encontramos en Japón, en donde acostumbran a tener esas puertas de papel).

-Que pasa mama-. Responde una aun muy adormilada Kaoru, -porque me despiertas, déjame disfrutar de mis vacaciones-. Y diciendo esto se vuelve a acomodar y tapar con las cobijas que colgaban en su cama.

-Vamos Kaoru, ya despierta, que hoy es 20 de julio, y deberías revisar los resultados de tu examen de admisión a la universidad, que acaso ¿no me decías que querías revisarlos a primera hora?-. Decía la madre de Kaoru, jalando las cobijas de la cama de su hija, provocando que esta cayera de la cama, dada la fuerza con la que su madre insistía a que se levantara.

-¡Hayyyyyy! – se quejaba Kaoru del golpe recibido por efecto de la gravedad en la tierra, y porque no decirlo, de la brusquedad de su madre.- Que dices, que ¿hoy es 20 de julio?, a verme dicho antes eso, para que me levantara-. Decía Kaoru levantándose del suelo, y con su mano sobando la parte del cuerpo en donde ella se lastimo.

Aun cuando Kamiya Kaoru, acaba de despertar, podemos observar el gran parecido que tiene con su madre, ambas con un largo y brillante cabello negro, así mismo, su penetrante mirada de ojos azules, unas largas pestañas, finas y delineadas cejas, y ambas con un delicado y esbelto cuerpo, generado por la constante de ambas de realizar diferentes actividades físicas, la única diferencia entre ambas era la constante de la edad, la cual, en lugar de aparentar una relación madre-hija, aparentan una relación hermana mayor-hermana menor, así como la constante de la hija, de personalidad diversa y loca, lo cual dice su madre, eso lo saco de su padre.

-Es cierto, hoy es 20 de julio, iré directamente a la computadora a revisar los resultados del examen, gracias ma, por despertarme y recordarme de que era hoy el día de los resultados para la universidad-. Todo esto lo dice, dándole un beso en la mejilla a su madre, y dirigiéndose inmediatamente a la computadora, que tiene en su habitación.

-Muy bien hija, cumplido mi cometido, iré a preparar el desayuno-. Al decir esto la madre de Kaoru, sale de la habitación de su hija.

-¡Vamos, vamos, aprisa computadora!, que necesito saber si entre, ¡vamos que me muero de ansias!-. Así la chica Kamiya, entra a la página electrónica de la universidad, es ahí cuando suelta un grito de emoción y alegría cuando ve su nombre en la lista de aceptados de la facultad de Arquitectura de la Universidad de Tokio.

-¡Mama, mama!, entre a la universidad, ya soy universitaria, mama.- Salta gritando de su asiento Kaoru, saliendo rápidamente de su habitación y dirigiéndose a la cocina en donde se encontraba su mama.

-Que bien linda, ¡yo nunca dude que entraras!, pero ve corriendo a decirle a tu papa, está preparándose para la clase de las 9:00 am, estoy segura que le encantara la noticia, ve anda, está en el dojo-. Diciendo todo esto a su hija, y abrazándola, así Kaoru como toda chica obediente va directamente al Dojo, a decirle a su padre, que ya es toda una universitaria. Salió de su casa corriendo, aun en pijama, y abriendo la puerta del dojo, grita entusiasmada.

-¡Papa!, entre a la universidad, ya soy universitaria, felicítame-.

Para la sorpresa de Kaoru, en el dojo, ya se encontraba la mitad de la clase, todos ellos realizando ejercicios de calentamiento, y ella, bueno, ella, recordó que estaba en pijama, inmediatamente soltó un grito, sin embargo este fue callado, por una figura delgada y alta, que se abalanzo sobre ella, dándole un abrazo, llenándola de besos, y soltando esas acostumbradas lagrimas de ríos de los animes.

-¡Mi hijita, yo nunca lo dude!, siempre supe que entrarías en la universidad, hay nenita, eres el orgullo de papa, ven aquí, para que te de miles de abrazos!-. El señor Kamiya, la llenaba de a papachos y besos, cuando implorante Kaoru, dijo –Papa suéltame, hay que vergüenza-.

-¡Que dices! , ¿Te avergüenzas de tu padre?-. Soltándola un poco para apreciar el rostro de su hija, el cual estaba completamente rojo.

-De mi padre no, pero sí de mi pijama-. Diciendo eso, el señor Kamiya soltó a su hija, y observo la pijama de su hija, el cual estaba cubierto de unos pequeños pandas, que adornaban cada espacio de su pijama.

-Hay hijita no te preocupes, nadie aquí se fija en eso-. Contesto el señor Kamiya, sin embargo, la mitad de los alumnos que estaban presentes se morían de ganas de reírse de la graciosa escena, y en especial de aquellos pandas presentes en tal escena.

Sin embargo, ni tarde ni perezosa, Kaoru, abandono la sala del dojo, tan pronto fue liberada por el poderoso abrazo de su padre.

-Nos vemos al rato pa, tu atiende a tu clase, y al rato platicamos-. Se escucho la voz de Kaoru, a lo lejos, así el señor Kamiya, se dispuso a empezar su clase.

-¡A ver vagos y perezosos, denme 200 vueltas a el dojo!-. Esto lo dijo gritando de una manera tan distinta al amoroso padre que antes había estado presente en la sala, ahora parecía que se quería comer a alguien, - "hay el maestro esta tan loco, al tener esos cambios tan bruscos de temperamento"- pensaban cada uno de los alumnos.

-A prisa, no veo a nadie correr, o que, ¿prefieren 1000 lagartijas extras a las vueltas?-. Grito más enérgico el señor Kamiya, y ante su grito, cada uno de los alumnos presentes, empezaron a correr muy aprisa, dado al temor que ocasionaba en ellos, su sensei.

Al regresar a la casa, Kaoru desayuno plácidamente en compañía de su madre, contando todo lo que haría en su nueva escuela, y subió a su habitación, a contarle a su amiga Sakura, la nueva noticia.

Levantando el teléfono de su habitación, marco el numero de la casa de su amiga -Sí que tal, hola señora Honda, ¿Cómo ha estado?, disculpe señora Honda, pero ¿no está cerca Sakura?, es que quiero contarle las nuevas, si, gracias señora Honda, es muy amable-a hola Sakura, pues quería contarte la nueva, saluda a la nueva estudiante de arquitectura de la Universidad de Tokio-. Comento Kaoru, muy alegremente.

-Hay amiga, que emoción, muchas felicidades, y tu saluda a la nueva estudiante de Medicina de la Universidad de Hiroshima.- Respondió Sakura, con la misma alegria

-Hay amiga, felicidades también.- de pronto se escucho una voz muy aguda y molesta de hombre que grito en la bocina de teléfono, tanto que ensordeció a Kaoru, - ¡Me alegra mucho que hayas entrado a Arquitectura!, estarás en la misma escuela que yo, y créeme mi amor, que la pasaremos súper en la Universidad de Tokio.

-¡Queeeeeeeee!-. Grito Kaoru – Mitoito, ¿entraste a la universidad de Tokio?, pero, ¿Cómo?, ahí solo aceptan a los mejores, y tu, francamente eres un idiota-. Respondió Kaoru, claramente alterada.

-Yo también te estimo mucho, es más, planeo darte un beso en la boca para demostrarte cuanto te estimo, cuando nos veamos, ahora que no vas a tener al profesor de Kendo de la escuela para defenderte, por si no lo recuerdas, yo era el mejor en Kendo en la preparatoria, y bueno, ellos se enteraron de mis hazañas deportivas y claro que me dieron una beca deportiva inmediatamente.- respondió el joven de voz desagradable y orgullosa.

-¡Tú intenta algo así y yo te daré una paliza!-. Respondió muy molesta Kaoru, la verdad es que siempre le molesto compartir clase con ese pelado, pero la verdad, es que si eso era cierto, de que él iba a cursar la carrera de Arquitectura en la misma Universidad que ella, la verdad, estaba en problemas, dado que ella era muy buena en Kendo, digo, ¡ella era hija de un experto maestro de artes marciales, especialista en kendo!, pero la realidad es que, Mutaito, era extremadamente bueno en Kendo, y en las demás artes marciales había oído de que era formidable, y no le hacía ninguna gracia que la acosara, como en tantas veces había intentado durante las clase de Kendo, la cual compartían, pero en donde, sin embargo, su maestro, siempre la auxiliaba y amenazaba a ese mequetrefe, que la dejara en paz, o sería expulsado, y adiós a su magnífica carrera deportiva, sin embargo, no estaba segura de que en esta ocasión en la universidad ocurriera lo mismo.

-Pues fíjate que sí, mi amor, y esta vez, no seré tan buen chico como para dejarte escapar de mis brazos, esta vez, de una vez te advierto, serás mi novia, quieras o no-. Respondía Mutaito.

-A ver, ¡imbécil!, dame ese teléfono, que está hablando conmigo-. Decía Sakura, arrebatándole el teléfono.

-Como quieras, en fin, ella ya sabe lo que le espera en la universidad, nos vemos preciosa Kaoru-. Diciendo esto, se marcho riendo como loco, irritando a todos con su voz horrible.

-Oye Sakura-. Preguntaba Kaoru temblorosa – ¿Es verdad lo que dice?-

-Temo que si amiga, esta mañana ha recibido una carta, la cual confirma su beca deportiva y su ingreso a la Universidad de Tokio en Arquitectura, ¡hayyyyy!, ese mi primo imbécil, me irrita tanto, pero, amiga, por favor, se precavida, y ten cuidado por favor-. Decía Sakura desde el otro lado de la bocina, con un tono de voz muy preocupante.

-Claro que si Sakura, además ¡yo soy hija de un gran maestro de artes marciales diversas, no creas que soy una indefensa mujercita!-. Decía Kaoru con orgullo y seguridad.

-Bueno amiga, espero que todo eso salga bien, bueno, me tengo que ir, ya que mi madre anda molestando aquí, con que nos tenemos que preparar para salir a un paseo familiar, hay, como si a mí me interesara estar cerca del inútil e idiota de Mutaito-. Respondía Sakura.

-Está bien amiga, nos veremos después, y si, comparto tu agonía, pero ni modo amiga, es tu primo, y según hay que llevarse bien con él, aun cuando sea un idiota, como el tuyo.- Respondió alegremente Kaoru.

-Si, jajá, eso es muy cierto, bueno amiga, luego nos veremos y platicamos, que estés bien, besos y abrazos-. Respondió un poco más tranquila Sakura.

-Adiós amiga-. Y colgó el teléfono Kaoru, -Hayyyyy-. Dijo suspirando Kaoru, y dejándose caer en su cama y lanzo un suspiro mas diciendo, - y ahora ¿qué hago?, estoy en serios problemas-.

Espero pronto subir las continuaciones, asi que, esperelas pronto. Nos vemos, son aceptados los comentarios, criticas y etc, etc, etc.