Aprendiendo a vivir sin ti

Habían pasado ya más de 3 meses desde que Hermione, en un momento de enojo, le dijo que no quería regresar con ella por el momento. Ginny, ofendida por su respuesta, decidió seguir su vida sin Hermione, y empezó a salir con alguien al poco tiempo.

Las vacaciones se acercaban y Hermione temía que se alejaran más de lo que ya se habían alejado. Tener que verla con Dean no era agradable, ni soñar todas las noches en como la dejaba por él. Si tenía que admitirlo sí sabía que era su culpa. Pero saber que era su culpa sólo empeoraba la situación.

Una noche como cualquiera, después de despertar una vez más llorando al saber que la había perdido por su orgullo y estupidez, decidió escribirle una carta a Ginny, en la que intentaría recordarle por que empezaron, cómo empezaron y cuanto se amaban.

Bajo a la sala común. Se encontraba desierta, como esperaba. No podría recordar la historia que tanto le dolía sin dejar que se escaparan unas cuantas lagrimas. Alisó el pergamino antes de mojar la punta de su pluma. Escribió la fecha en el margen superior izquierdo cómo si el momento en que escribiera cambiaría algo y empezó.

"Se que terminó, y no tienes idea de cuanto lo lamento. Se que aun me amas, y tu sabes que estoy aquí muriendo por ti. Tu sabes que todo es por ti. Y hoy solo quiero regalarte un recuerdo de mi, de nosotras, que puedas conservar por siempre. No quiero que te lleves los malos ratos, ni las peleas, ni las escenas de celos (ni las tuyas ni las mías). Por eso estoy aquí…

Todavía recuerdo el primer te amo. Casi tan bien como el primer beso. Pero fue diferente, y especial.

Las vacaciones en tu cuarto siempre fueron las mejores. Pasar horas y horas hablando, contándonos todo, llorando y riendo… era extraño que después de hablar todo el dia aun nos quedara algo de qué hablar toda la noche. Pero siempre fue extraño las cosas entre tu y yo.

Creo que entendí muy pronto que te quería. Si, no fui yo quien dijo el primer te quiero. Pero tus tqm en trozos de pergamino se transformaron muy pronto en TE QUIERO MUCHO MUCHO. Sí, en mayúsculas por la importancia que les dabas… y porque casi siempre lo escribías asi. Y pronto llego el te adoro, después de un te quiero. Porque era fácil adorarte, era fácil quererte, era fácil estar a tu lado, riendo, viviendo, soñando… era tan fácil…

Y llegamos a ser como hermanas. Me preocupaba de ti como se preocupa una hermana mayor. Y llegue a preocuparme tanto por ti que hasta parecía tu madre. Sólo fue en esas ocasiones que tu madre estaba demasiado preocupada por sus otros hijos, pero estuve ahí contigo, a tu lado, cuidándote, apoyándote. Fui todo lo que quisiste que fueras.

Y un día, realmente una noche, acostadas en tu cama, con tus dedos entrelazados con los mios (seguramente en un gesto inocente, para no perderte, para no perderme) te hable sobre los diferentes tipos de cariño, de amor y aprecio. De lo que es el amor, de donde se siente. Y estuvimos de acuerdo, eran nuestras almas las que sentían, que las almas no tenían sexo ni distinguían entre la familia y los amigos. Que se podía amar con ese amor fraternal a los amigos. Y aceptaste todo lo que dije, pero no aceptamos ni dijimos que nos amábamos.

El tiempo pasaba y de vez en cuando sacábamos el tema de nuevo. El amor, que es el amor? Hasta llegué a preguntarme si esto no era amor. Amor de hermanas, de amigas. Porque por ti daba la vida… y tu dabas la tuya por mí. Eso no era amor? Después de todo, no podía preguntártelo. No quería asustarte y terminar con nuestra amistad o lo que sea en lo que se había convertido.

Y llegó el momento, en que nerviosas admitimos, que probablemente sintiéramos ese amor fraternal, de hermanos. Y el te quiero y te adoro se convirtió en el te quiero, te adoro y te amo que nos decíamos diariamente, muchas más veces de las que debíamos.

Y ahora que no dices ni un te quiero, solo recuerdo el ultimo te amo, ese día que pasé contigo y lloramos al tener que separarnos. No sabía que sería la última vez, pero debimos presentirlo. Por algo nuestros corazones lloraban con nosotros y por algo nos abrazamos con fuerza antes de regresar a nuestras rutinas.

Si admites que me quieres y que todavía te importo solo lo haces con ese tono de fastidio que usas solo al hablarme. Y es que has cambiado tanto que no sé quién eres. No te escribo a ti, le escribo a la Ginny de la que me enamore y sigo enamorada…

Empieza a amanecer… tendré que seguir en otro momento…

Te amo, niña

H.G."

Hermione dobló apresuradamente la carta, manchándose la mano con la tinta fresca, al escuchar pasos de los dormitorios de los chicos. Vio bajar a los de primer año emocionados por regresar pronto a casa y pasar un día soleado cerca del lago que seguramente resultaría tan gris para ella como lo habían sido todos los días desde que le dijo que le daría una oportunidad a alguien más.