Eres mío.
Capítulo 1: La Marca.
Scot Mcall se consideraba un alfa tranquilo y amable. No usaba la violencia a menos que la ocasión lo ameritara y siempre trataba de que los daños fueran mínimos. No disfrutaba del dolor ajeno ni mucho menos de infringirlo. Entonces, no podía entender por qué haberle pegado un puñetazo en la cara a Brett Talbot le había producido tanta satisfacción.
Liam y Styles trataban de retener a Scott contra la portería de lacrosse mientras Brett, aún con los ojos amarillos, retrocedía ayudado por su hermana mientras se cubría la nariz que sangraba copiosamente. Había empezado como una riña normal. Scott lo entendía, Liam y Brett, a pesar de ser amigos, aún tenían sus roces típicos de adolescentes y podía irse de las manos en un segundo de testosterona exudada después de un largo partido. Lo que no entendía era por qué él había reaccionado así, objetivamente su beta no había estado en peligro, aunque la pelea había llegado a las manos sabía que ninguno quería hacer daño al otro realmente. Pero, entonces, mientras rodaban por el suelo, Liam le había dicho algo a Brett que no había alcanzado a oír pero que hizo fulgurar sus ojos amarillos en un destello espontáneo antes de inmovilizar a Liam contra el suelo y bajar su cabeza hasta morder su cuello con fuerza, sacando un gemido ahogado de Liam cuando sintió los dientes del otro beta marcando su piel. Un segundo más tarde, Scott levantaba a Brett con una sola mano del suelo y le asestaba un puñetazo feroz en la cara con los ojos ardiendo en rojo.
No estaba satisfecho. Algo dentro de su cabeza, su instinto de alfa, le decía que corría el riesgo de perder a Liam a manos del otro chaval, aunque este no había vuelto a hacer amago de acercarse a ellos. Pero la marca amoratada en el cuello de Liam lo provocaba, lo ponía histérico. Un nuevo gruñido salió de sus labios dispuesto a abalanzarse de nuevo sobre Talbot, pero este ya había retrocedido varios pasos más acompañado de su hermana y la que parecía otro miembro de su manada que parecían apurados por abandonar el territorio de juego lo más rápido posible. Bien, eso estaba bien, el rubio lejos de su beta.
- Scott ¿Qué narices te pasa? - La voz de Styles lo sacó de su estado de ira y le hizo girar atontado hacia ellos. La marca aún no había desaparecido del cuello de Liam y eso le hizo bufar, molesto.
- Nada, no pasa nada, Styles. ¿Estás bien? – Dijo Scott con su mejor tono autoritario. Liam respingó antes de asentir con cautela. – Bien, ve a las duchas y luego te llevaremos a casa. No quiero que vuelvas solo. –
Cuando el muchacho ya se había perdido en los vestidores, cuya puerta Scott estaba ¿custodiando?, su amigo pecoso volvió a girarse hacia él.
- Muy bien, ¿Qué ha sido eso? – Preguntó Styles con ambas cejas arqueadas. Scott se frotó los ojos y se aseguró de que Liam no estaba escuchando la conversación antes de responder.
- No tengo ni idea. Mi parte de lobo se volvió loco cuando Brett le mordió. Lo pienso y me cabreo. – Farfulló Scott.
- Solo fue un mordisquito inocente, ni si quiera sangró. Mañana no tendrá ni el recuerdo. – Repuso Styles. – Además, no es lo más grave que esos dos se han hecho. No pueden quitarse las manos de encima. – Dijo con sorna. Scott gruñó.
- Ya lo sé. No sé cómo explicártelo, pero mi lobo, el alfa, se sintió… amenazado. Como si me quisiera quitar a Liam. Como si se lo fuera a llevar. – Los inteligentes ojos marrones de Styles brillaron de manera malévola. De esa manera que a Scott le daba tan mala espina. De esa manera que decía: sé o creo que sé algo que tú no. Pero no tuvo tiempo de interrogarlo antes de que Liam saliera ya duchado de los probadores. Percibir un poco menos el olor de Brett sobre su beta lo tranquilizó un poco, pero esa maldita marca seguía ahí. Con un bufido disconforme, comenzó a caminar hacia el Jeep seguido de los otros dos.
- Tio, es alucinante. ¿Y dices que aún no se te ha borrado? – Dijo Mason con su habitual entusiasmo a las situaciones sobrenaturales de su alrededor. Liam le chistó para que bajara la voz y miró a su alrededor con preocupación por si a Scott se le ocurría aparecer justo en ese momento. Cuando se aseguró de que el alfa no estaba cerca, se bajó el cuello alto de la camiseta que llevaba ese día para mostrar la marca de los dientes de Brett, igual de clara en su piel que la noche anterior.
- No se quita y no sé por qué. Todas las demás marcas de patadas y golpes del partido se han ido, como siempre. Esta mañana ya no quedaba ninguna, excepto esta. Y no parece que haya mejorado en todo el día. – Suspiró Liam. Las clases ya habían terminado y Scott le había informado a la hora del almuerzo de que esa tarde, después de las clases, tendrían una reunión de manada en la clínica de Deaton. Todo habría sido normal si no fuera por el tono huraño de su alfa acompañado de la risita de Styles por el pasillo.
- ¿Y la reunión es por eso? ¿Es como una especie de virus o algo así? – Continuó Mason de camino al coche. Scott había insistido en la puntualidad y hoy no era el mejor día para cabrear a su alfa.
- Espero que no.-
- Pero, ¿Por qué te mordió Brett? – Siguió interrogándolo Mason. Liam suspiró, eso si que era una buena pregunta.
El partido había acabado, por una vez, dándoles la victoria sobre el equipo visitante. No era gran cosa, dado que solo era un partido amistoso de la pretemporada, pero para Liam sabía a gloria. En parte, porque Scott quería que le sucediera como capitán del equipo y empezar con una victoria no les sentaba nada mal. Y, en parte, aunque no quisiera admitirlo, por Brett. Aunque tras el lio de las quimeras su relación casi podía considerarse una amistad, la rivalidad nunca desaparecería del todo. A pesar de eso, Brett se había acercado durante el descanso a charlar con él de manera amigable.
- Hey. – Liam se había girado sorprendido al ver a Brett acercarse al banco donde bebía agua sin camiseta y con una sonrisa en la cara. Liam se sonrojó, a pesar de que él también se había quitado la camiseta para refrescarse (los hombres lobo tenían una temperatura corporal mayor que los humanos) la visión del torso ajeno le provocaba un poco de vergüenza, y algunas cosquillas en su bajo vientre que prefería ignorar. Brett tomó asiento a su lado de manera que sus hombros chocaban y podía sentir el calor corporal del otro beta. – Veo que este año habéis mejorado. –
- Si, todo el equipo se está esforzando mucho. -Liam notó que se le hinchaba el pecho de orgullo. Brett también debió de notarlo, porque soltó una risita amistosa. Liam prefirió cambiar de tema. - ¿Qué tal tú y tu hermana? –
- Es fuerte, el miedo no ha podido con ella. Hemos perdido a muchos, pero los pocos que quedamos estamos más unidos que nunca. Satomi se ha asegurado de que nos sintamos a salvo. Es una gran alfa. – Dijo Brett girándose para mirarlo a los ojos. Los ojos de Liam le respondieron con un verde suave que siempre le había parecido único, no conocía a ninguna otra persona con esos ojos. - ¿Y qué tal vosotros? El gran líder alfa no parece preocupado. –
- Scott es un gran líder alfa. – respondió Liam cuando notó la burla en los ojos ajenos. - Las cosas han estado muy tranquilas últimamente, hemos podido descansar. No sé, volver a hacer nuestras vidas después de la locura. –
- Si, mucha paz. No he vuelto a verte en Cinema, ni a tu amigo. – Soltó como quien no quiere la cosa Brett, haciendo que Liam arqueara una ceja, ¿Era su forma sutil de preguntar por Mason? Un sabor amargo subió por su garganta al pensar en ello, a pesar de saber que Brett ya no tenía ninguna posibilidad con Mason, que solo tenía ojos para Corey. - ¿Qué tal te va con la chica quimera? –
Liam se tensó en su asiento y desvió la mirada antes de responder. – Hayden. Lo hemos dejado. – Murmuró tan bajo que pensó que Brett no le había oído, pero si que debió de escuchar algo porque sus ojos centellearon un segundo antes de apoyar su mano en la espalda de Liam mandando agradables hondas de calor por todo su cuerpo.
- Ella se lo pierde. Con más razón deberías ir a Cinema a divertirte. Esta noche vamos a ir varios del equipo a celebrar nuestra victoria. Si queréis, podéis venir. – Liam frunció el ceño ante la presunción de Brett. Ganar. Eso habría que verlo, pensó enfurruñado ante la ancha sonrisa que le dirigía el rubio, sabiendo que había conseguido hacerle rabiar. Brett siempre había tenido esa habilidad.
- Quizás vayamos, pero Mason traerá a Corey, su novio. – Bufó Liam tratando de molestar al chico. Pero solo consiguió que Brett se echara a reír antes de palmearle la espalda una última vez y levantarse.
- Genial. Cuantos más, mejor. – Dijo guiñándole un ojo una última vez, haciéndolo sonrojar de nuevo.
El resto del partido Liam solo podía describirlo como… raro. Fuera a donde fuera, tuviera o no la pelota, Brett parecía estar siempre a su alrededor, acechándolo. Incluso, en un par de jugadas especialmente intensas en las que habían acabado chocando o rodando por el suelo, había creído ver cómo los ojos de Brett destelleaban dorados, con un brillo predador. Incluso después de ganar el partido, con la mayoría de jugadores retirándose, podía sentir su intensa mirada abarcando su figura desde lejos. Y, como siempre que Liam se sentía presionado o agobiado, explotó.
- ¿Cuál es tu problema? – rugió Liam cuan Brett por fin se quedó rezagado de sus compañeros, vistiendo ya únicamente una camiseta verde sin el uniforme. Brett lo miró entre sorprendido y divertido.
- ¿Qué pasa Liam? – Respondió el otro con un tono normal para tratar de no llamar la atención de los pocos que quedaban a su alrededor. Para su desgracia, uno de ellos era el alfa del más bajo y eso no entraba en sus planes.
- No te hagas el idiota. No te has despegado de mí en todo el partido. Siempre estabas detrás o alrededor, o mirándome fijamente. Me pones histérico. – Brett se rio con ganas. Así que el pequeño beta no estaba tan ciego como parecía. Su risa solo consiguió poner a Liam más nervioso y se abalanzó contra el rubio tirándolo sobre la hierba.
Y, por supuesto, Brett no iba a quedarse quieto. Así empezaron una serie de patadas y golpes medio amistosos que se resumían en Liam tratando de golpear al más alto y en Brett esquivando los golpes entre risas y tratando de inmovilizarlo, sin éxito. Aparentemente Liam había aprendido a defenderse.
- ¿Es que no te cansas? – Había dicho Brett divertido cuando por fin había conseguido anclar a Liam contra el suelo quedando él encima. Liam solo gruñó. – Reserva tus energías para esta noche, aún no hemos puesto ni un pie en Cinema y ya me has hecho sudar. – Liam frunció el ceño ante la ¿broma? Del otro beta. Si no fuera porque conocía a Brett, diría que estaba tratando de flirtear con él.
- No voy a ir contigo a ninguna parte. Me voy con Scott y Styles a ver Star Wars. Me parece un plan bastante mejor. – Liam vio, por fin, como algo parecía perturbar a Brett, que frunció el ceño.
- ¿Vas a pasar la noche viendo películas viejas en lugar de venir a bailar? Deja al pobre Scott solo por una noche, no creo que le pase nada dediques unas horas a algo más importante. – Soltó Brett de manera sarcástica.
- Él es mi alfa y yo soy su beta. ¿Qué puede haber más importante? – Dijo Liam con burla. Grave error. Brett sabía que Liam lo había hecho con la intención de provocarle, que era perfectamente capaz de estar alejado del Gran Alfa Scott Mcall, pero no pudo evitar que los celos burbujearan en su estómago haciendo brillar sus ojos en dorado. Mi alfa. Su beta. ¿Qué puede haber más importante?
En ese momento, Brett perdió el control de su parte animal, esa que se había conformado durante toda la noche con observar y chocar contra Liam, sintiéndose satisfecha con notar su olor sobre el más pequeño. Pero ahora simplemente no era suficiente, necesitaba más. Bajó su boca hacía el cuello de Liam. Cuando sus labios se posaron sobre la suave piel de su garganta pudo sentir su pulso acelerado y el sabor salado de su sudor deslizándose hacia abajo. Sin pararse a pensar en lo que hacía, dio un suave lametón sobre la delicada piel de su cuello, notando satisfecho como el pulso de Liam subía ante la sensación de su lengua acariciando su garganta. Luego, permitió que sus colmillos se deslizaran desde su boca y mordió la piel que parecía llamarlo a gritos, asegurándose de dejar una marca visible en el beta.
Liam sintió una extraña mezcla de excitación y miedo cuando notó los colmillos de Brett sobre su piel. Lo siguiente que supo fue que Scott se había acercado a ellos y que arrancaba a Brett de encima suyo de un solo tirón. La reacción de su propio alfa también le resultaba un misterio, como el motivo por el que Brett le había mordido y por qué la estúpida marca no parecía querer abandonarlo.
- Tío, es muy raro. Será algo de hombres lobo. Quizás tenga que ver con la sumisión o algo así. – Dijo Mason bajando del coche frente a la clínica. Liam solo suspiró.
- Quizás. - Pero Liam no se sentía convencido. Había algo diferente. Había olido algo en Brett diferente al enfado, algo que no había sabido identificar.
Quizás nunca lo sabría, pensó Liam mientras entraban en la clínica. Quizás esa marca desaparecería en unas horas y nunca más se acordaría de que Brett Talbot había lamido y mordido su cuello en un momento de tensión. Quizás otro ser sobrenatural les atacaría esa misma noche y no volvería a pensar en esa marca que ardía agradablemente sobre la piel de su cuello.
O quizás iba a saber muy pronto qué había pasado, pensó Liam sorprendido cuando entró en la sala privada de Deaton donde le esperaba el dueño de la veterinaria, su manada al completo con un sonriente Styles y Scott mirando furibundo a la cabizbaja figura de Brett, que estaba sentado de manera sumisa en una de las sillas de plástico de la clínica acompañado de su alfa, Satomi, que parecía estar aguardando pacientemente su llegada.
Si, no había ninguna duda de que la reunión era por él.
